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Noche de pesadilla

Drama La banda del batería Johnny Cousin (Patrick McGoohan) necesita que la cantante de jazz Delia Lane (Marti Stevens) forme parte del grupo para que los contraten. Pero resulta que ella abandonó su carrera al casarse con Rex, un gran pianista (Paul Harris). En la fiesta de aniversario de la pareja, Cousin intenta despertar los celos de Rex para acabar con su matrimonio y recuperar a la cantante. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
17 de mayo de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi rendida admiración por el cine de Basil Dearden no me impide reconocer la fallida propuesta que nos ofrece esta película, abrumado tal vez por el impresionante conjunto de figuras del jazz haciendo dedos –Dave Brubeck, Charly Mingus and so on-, desarrollada en una sola noche de jam sessions, en una suerte de libérrima adaptación del Otelo de Shakespeare, sobre las cansinas y manipuladoras artimañas de un batería – interpretado por un Patrick McGoohan, un poco pasado de vueltas- por recuperar para su banda a una cantante ahora retirada, provocando los celos de su marido. Entre abundantes -excesivos pese a su excelencia- números de jazz, Dearden no consigue acercarse al alto nivel de su abundante y muy interesante producción y trastabilla desubicado en una historia que no consigue hacer en ningún momento suya ni engancharnos. Se le ven demasiado las costuras y las situaciones forzadas al guión de Nel King y Paul Jarrico como para hacerlo creíble. La presencia de Betsy Blair en un descolorido papel o de Richard Attenborough no consiguen mejorar este fracaso mondo y lirondo del gran Dearden. Prescindible.
Gould
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15 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota la tradición teatral británica en Noche de pesadilla. De hecho la cinta es una obra de teatro en las que las cámaras, dirigidas por Basil Dearden, se sitúan en la platea con encuadres nada aventurados en la más pura escuela de la BBC y el peso de la obra recae sobre actores curtidos en los escenarios. Todos ellos hacen un gran trabajo. Patrick McGoohan, ayudado por un agradecido papel de malvado cínico del que el espectador es cómplice de su hipocresía, destaca en su interpretación.
La historia, desarrollada en un tiempo limitado, trata temas tan universales como la confianza, los celos, el amor, la ambición que explotan en una fiesta modernista donde actúan Dave Bubreck y Charles Mingus, con unas apariciones impagables e históricas.
La banda sonora es el fabuloso bebop, excepto dos temas cantados que bajan mucho el nivel de la selección de temas bebop. No hace falta ser un fanático de este estilo musical y me refiero al exclusivo bebop y no al jazz, acepción que ha perdido su sentido por la asociación a cualquier estilo para darle una pátina de intelectualidad que no esconde su superficialidad, como en un momento de la cinta afirma uno de los atormentados personajes que ese estilo musical solo gusta a músicos, adolescentes e intelectuales tirándole las palabras a un representante, como decía cualquiera puede deleitarse con el film sin ser un aficionado, adolescente, músico o intelectual.
Pasa desapercibido, en la abierta Europa, las relaciones personales de diversas culturas que recoge la película, algo irrelevante si pretendían provocar alguna reacción como al otro lado del Atlántico consiguió con Mira quien viene a cenar esta noche unos años después.
Atentos al gran final (y no desvelo nada) que consigue resumir con un solo redoble de batería todo el ambiente de tensión y sucia intriga de este Otelo moderno en la película.
José Miguel
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3 de enero de 2018
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Curiosa y finalmente más que aceptable "modernización" de la mítica obra de William Shakespeare "Otello".
Y de esto, si comienzas a ver el film sin saber nada de él, te das cuenta bien desarrollada la historia. Digamos que en su segunda mitad, cuando el clímax comienza a ser insoportable, al menos para los diversos personajes de la película (quizás no tanto para el espectador).
Está bien la cinta, vaya esto por delante, sobre todo por su buen conjuntado elenco interpretativo y sus excelentes músicos de jazz, todo/as ello/as de primer orden en el momento del rodaje.
Las escenas entre dramáticas llenas de intriga y los números musicales, no rechinan y ambas se pueden degustar, aunque haya algún número y, sobre todo, canción, un poquillo más largos de lo que habría sido menester, sobre todo por aquello de no quitar tiempo a lo que realmente es lo más interesante, cual es la evolución de los desaguisados desesperados del Yago de turno, soberbiamente interpretado por un Patrick McGoohan en uno, si no el mejor, papel de su carrera cinematográfica (en la tele siempre será recordado por su mítica serie "El prisionero"). También la inolvidable Betsy Blair está perfecta en su difícil papel de esposa abnegada, sabedora de todo pero infelizmente enamorada
Es cierto que, entre los notables trabajos del estupendo realizador británico Basil Dearden quizás este no esté entre los mejores, pero va de menos a más, es cierto que cuesta un poquito en entrar en ella pero al final te deja un buen sabor de boca.

https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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