Magic, Magic

A diferencia de su compatriota chileno Nicolás López, Sebastián Silva si parece tener talento en sus venas. No puedo decirlo basándome en su filmografía completa pero sí en "Magic Magic", una producción que si bien tampoco es nada del otro mundo al menos se toma la molestia de crear una atmósfera opresiva que en todo momento contribuye a enrarecer una propuesta que podría equipararse a la de (la bastante superior) "Martha Marcy May Marlene", en la forma en que un personaje femenino intenta integrarse en un entorno que le es ajeno.

Aquí la trama nos habla de una joven que va a visitar a una amiga a Chile, sin contar con que la segunda iba a tener que alejarse de la ciudad. La protagonista se queda así al cuidado de la familia de su amiga, un grupo de personas con unas costumbres muy particulares que ella no acaba de entender, como cierta frialdad a la hora de tratar con los animales. Juno Temple borda el papel principal, para variar, en uno de esos personajes que le van como anillo al dedo: inadaptada con brotes psicóticos rarunos y cara descompuesta. El resto del reparto se limita a pasar por ahí, con la salvedad de Michael Cera que dan ganas de darle dos hostias y volverlo listo.

Lo mejor de "Magic Magic" es cómo Silva filma estos escenarios con cierto regusto onírico, algo a lo que ayuda la fotografía de Christopher Doyle (conocido por su trabajo con Wong Kar-Wai o en "La joven del agua" de M. Night Shyamalan) llena de contrastes y filtros muy particulares, con un vestuario repleto de tonos vivos (en el caso de Temple, como ese chubasquero amarillo) para contrastar con el resto de elementos. Muy cuidada a este nivel, con un final seco y cortante, es una pena que la película no sepa a más, porque ingredientes los tenía para conseguir ir lejos. Sobre decir, no obstante, que es un tipo de cine muy particular y que puede gustar más o menos dependiendo sobre todo del momento en que se ve, del estado de ánimo y de otros factores que tienen que ver con la conexión emocional que se pueda establecer con los personajes y las situaciones. Yo -aún dándole la nota que le doy- la recomiendo, no es ningún bodrio.

Tras aprender las nuevas reglas de juego para los medios de comunicación acreditados en el Festival, nos dispusimos recién llegados a Sitges a disfrutar de la primera película (de veinte) de una larga semana repleta de títulos.
Una película en mi juicio, poco apropiada para uno de los días con mayor afluencia de espectadores. Una cinta que se adentra en la oscura mente de quien padece un problema (por el que yo mismo he pasado) llamado insomnio.
Superada ya esa etapa, no puedo más que sentirme identificado con algunas de las vivencias que sufre la joven protagonista. Una Juno Temple extraordinaria, y un más que merecido premio a la mejor interpretación femenina en el palmarés final.
Producción chilena rodada en un paisaje extraordinario, película de difícil visionado en algunas de sus escenas, pero que deja satisfecho en su conjunto. Sin duda el haberla visto la primera, le beneficia, si me hubiera cogido algo más cansado, quizás mi valoración hubiera sido otra.
Y un personaje, el de Michael Cera, que sacará a más de uno de sus casillas (impagable en versión original mezclando inglés y español).
No es una cinta de terror, ni mucho menos un thriller psicológico (tal y como vende el tráiler) es un profundo análisis sobre cómo se deforma la realidad a tu alrededor cuando sufres un insomnio severo.
No es redonda, y tiene poco de fantástico (salvo quizás por la brujería final). Sinceramente, no sé que hacía esta película en este festival. Pero me ha dejado satisfecho.

Lo mejor de Magic Magic es que es un terror tan sutil que no te das cuenta, pero cuando te miras ves que tienes la piel de gallina, la actriz Juno Temple borda una actuación digna de mención, brutal el recorrido que está teniendo, a cada película mejora notablemente. También es difícil reconocer el terror en este film ya que juega un poco al despiste. Empieza como una comedia dramática, luego se va tornando hacia el thriller para acabar con el terror. Increíble mezcla de géneros que puede no gustar a todos, pero el director sale bastante airoso de este ejercicio entrelazando géneros.

Alicia, su prima y unos amigos de esta, van a una casa de campo situada en una isla para pasar un agradable fin de semana. Pero Alicia empieza a sentirse desplazada en el grupo cuando su prima de repente se tiene que marchar unos días para realizar un examen. Todo el grupo habla español a excepción de ella y sin su prima allí empieza a derrumbarse su mundo. Una espiral de locura se cernirá sobre la protagonista cuando empiece a ver actuar de manera extraña y salvaje al resto del grupo.

Escrita y dirigida por el director chileno Sebastián Silva, cuenta con la fotografía del siempre genial Christopher Doyle. La historia que nos propone es interesante, pero cuando no avanza lenta se pierde en sí misma. Salvándola de su ritmo pésimo, tiene un final esclarecedor e impactante.

Quien está realmente inconmensurable es la actriz Juno Temple. Ella es sin duda Magic Magic. En cuanto al resto del reparto tenemos a un Michael Cera haciendo de Brink, aunque algo más canalla que de costumbre y soltando alguna que otra frase en castellano, lo cual resulta bastante cómico. Y por último una secundaria de lujo Emily Browning, que no lo hace mal pero queda eclipsada por su compañera de reparto.

Es difícil encajarla en un solo género, ya que como decía antes, a lo largo del film pasa por varias etapas. Lo que sí es seguro es que vale la pena verla por la gran actuación de Juno Temple y ese final increíble. Que no os engañe su inicio, va mejorando a medida que los minutos pasan.

http://www.terrorweekend.com/2013/05/magic-magic-review.html

El viaje adquiere entusiasmo por su desconocimiento y la avalancha del devenir en espera. Pone en cuestionamiento y la preparación del viajero sobre sus capacidades. Por ello, me referiré en primera instancia a la protagonista de esta historia, Alicia, cuyo nombre ya nos remite otro viaje imaginado por Lewis Carroll.

Alicia (Juno Temple) posee uno de esos rostros idóneos para concentrar en sus facciones emociones disimuladas y a la larga desfiguradas, pasiones que guarda y carga libremente como si de un camello se tratara. ¿Qué relación paradójica entonces habrá entre el incipiente y tumultuoso movimiento del alma de Alicia y el escenario en donde brota la tranquilidad y el equilibrio de la naturaleza, animales pastando y la luz de la luna llena? ¿Qué se esconde bajo la apariencia del sosiego y la tranquilidad? El complejo mundo de la protagonista, profundizado, que por su mirada y talante se nota ha entrado en contacto con el gran problema, posee sin embargo un olor a moho, a fracaso predestinado y decadencia, asediada por animales, también aborrecerá la pasividad, el sueño, la fatal y marcada figura constante del cordero.

Sobre los demás personajes presenciamos la dilatación, la desperdigación, la aridez y la amenaza, el escenario bilingüe e ignorante de lo que pasa entre bambalinas, más fructífero y profundo tal vez que la reconcentración etérea y volátil de la protagonista. Quizá a este personaje le faltó decir SÍ a todo el conocimiento que viniese y reír en su bella altura, reír en su soledad con alegre maldad de la inagotable y sana estupidez, y no esa malsana debilidad de principiante. La escena del cunnilingus fue esencial, pagó en ella su resignación con las misma moneda la incapacidad general, cuya venganza concreta se presentó en el sentimiento compasivo de sus compañeros y, tanto mejor, de ustedes espectadores. Se destaca la actuación de Michael Cera con el personaje de Brink, cuya cualidad ambigua y sin sentido destapó los sesos de Alicia; la terca habilidad hipnótica de Agustín (Agustín Silva) y la apatía de Bárbara (Catalina Sandino).

Film de bellas fotografías, planos y colores, trama que favorece las cualidades y el alejamiento de Alicia y el temor por la naturaleza salvaje, la película, desde el título, nos deja el gusto a un cuento de hadas de monstruos adormecidos, cuya única solución en ese ambiente es la muerte salvadora.

Parece seguir vivo en el espíritu de una generación de directores que rozan el surrealismo con valentía y vigor, caso de "Magic, Magic", del brillante director de drama Sebastian Silva y regulero en la comedia, que se interna por vez primera en lo que se podría definir como "terror surrealista" con esta suerte de Alicia en el país de las pesadillas que no tiene un solo defecto.
Un grupo de amigos formado por Sarah, una estupenda Emily Browning que a su edad ya está curtida en esto del terror, su novio Agustín y su hermana, la cada vez mejor Catalina Sandino y un colega estúpido y repelente, Michael Cera, firme candidato a interpretar al Sr. Burns de los Simpson el día menos pensado, deciden dejar Santiago y hacer una excursión al sur de Chile, a una idílica cabaña alejada de la civilización. Al viaje se apunta Alicia, prima de Sarah, interpretada por Juno Temple en uno de los mejores personajes que he visto en los últimos tiempos, que poco a poco va perdiendo la cordura víctima de una enajenación brutal que la hace dudar de todo y alucinar con todo lo que sucede.
A esa enajenación no ayuda mucho el uso de los animales que el brillante Silva y el cámara Christopher Doyle, premiable por completo, hacen a lo largo de hora y tres cuartos.
Un descenso a los infiernos de la locura como pocas veces se ha visto, con un reparto brillante-casualmente ninguno de ellos es americano-y que difícilmente dejará tibio a nadie.
Lo mejor: Juno Temple, simplemente perfecta, en un papel difícil, chungo y bastante complejo.
Lo peor: Pues que no nos llegará como se merece.
Le tengo mucha manía a Michael Cera, pero ya, después de esta peli, pasa a mi lista de insoportables.
La banda sonora, llena de clasicazos, suma puntos.