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Contratiempo

Intriga. Romance Alex (Art Garfunkel) es un psicoanalista y profesor universitario norteamericano en Viena. Allí conoce y se enamora de Milena (Theresa Russell), una hermosa joven, también norteamericana, con quien inicia una apasionada relación. Pero Milena no desea sentirse atada a un solo hombre, y sus infidelidades van en aumento a la vez que crece en Alex un sentimiento posesivo por la joven. Meses después, en el hospital, Milena se debate entre la ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
25 de octubre de 2005
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nicolas Roeg es un director polivalente, que se mueve con soltura en los géneros cinematográficos más dispares: ya sea en la ciencia ficción (“The Man Who...”), el drama (la propia “Bad Timing”), en la inclasificable “Walkabout”, etc. Lo que lo engrandece es que mantiene sus señas de identidad y desarrolla un cine profundamente personal. Esto se hace evidente en su peculiar y refinada mirada artística, que impregna a sus films de una belleza única, gracias a su delicada fotografía, sugerentes bandas sonoras y un magistral uso de los recursos de la narración cinematográfica (especialmente el flashback y la alinealidad).

La trama de “Bad Timing” se desarrolla en torno a una relación apasionada y desgarradora entre un hombre maduro y una joven impetuosa e irreflexiva.

Sin duda este es uno de los films donde mejor se emplea el flashback y la narración fragmentada. Pese a la complejidad con que Roeg lo aplica en “Bad Timing”, en ningún momento resulta confuso o brusco. Por el contrario, se acopla perfectamente a las exigencias del guión, y sumerge al espectador en la convulsa historia, desgranando sus aspectos más oscuros de forma simultánea al desarrollo de la investigación policial que tiene lugar en el film. De esta manera, Roeg logra que la percepción del espectador se desdoble y asimile la historia en toda su profundidad.

Recuerda en algunos aspectos “Bad Timing” a la pasional “Betty Blue”, de Jean Jaques-Beneix (de 1980 y 1981, respectivamente). En ambas se analizan las relaciones humanas desde su lado más oscuro y destructivo. Y en ambas ella es una mujer inestable, irreflexiva y trastornada, una suerte de femme fatal que conducirá inconscientemente a la pareja hacia su trágico destino. El amor y el deseo se presentan como un sentimiento incontrolable, capaz de destruir a los que lo padecen. Sin embargo, en “Bad Timing” son los celos, el ansia de posesión y el deseo sexual la perdición de sus protagonistas, que entran en una espiral de destrucción en la que ninguno de los dos está dispuesto a ceder.

Una película sobrecogedora.
ThrashJazzAssassin
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27 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claramente no sería un guion que pasara el visto bueno en estos tiempos, porque es una película machista, misógina y llena de clichés. Me parece entretenida e insolente (por todo el patetismo que rezuma en los personajes) precisamente porque contiene todos los estereotipos de las películas de aquella época con pretencioso tinte pseudo intelectual.

A mí en especial me gusta ver este tipo de pelis de vez en cuando; la maravillosa mirada masculina pollavieja en todas las cosas, porque envejece mal, porque huele como a añejo y deja a los hombres orangutanes reducidos a clichés machistas agotados y sombríos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Begoña
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21 de mayo de 2020
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La posición privilegiada del narrador

Que grandiosa perspectiva encuentra Nicolas Roeg al fundamentar su narrativa en la precisión de las miradas individuales a la hora de transformar a los otros. Sus personajes son diseñados y desarrollados en un diálogo interno que revela ese afán del ser humano por transformar a la persona ajena.

Hablemos de lo formal en Contratiempo (Bad Timing), puesto que la narrativa se construye de manera fragmentada, una decisión significativa a la hora de analizar el relato. La trama inicia con Milena (Theresa Russell) en una ambulancia al borde de la muerte, desde este escenario iremos avanzando en su recuperación y en la investigación del Inspector Netusil (Harvey Keitel) sobre lo sucedido, pero principalmente seremos testigos de una mirada hacia los hechos del pasado, un viaje en reversa donde es pertinente cuestionarnos ¿Quién rebobina las acciones?

Este punto es esencial, de manera sutil Roeg nos hace saber que quien posee la voz, posee el poder de contar los hechos a su manera, con sus prejuicios como mediadores narrativos. Así pues, en medio de su lucha por sobrevivir, la figura de Milena desaparece como narradora, accediendo tan sólo en un par de ocasiones a este privilegio, por otra parte, Alex (Art Garfunkel) como sujeto consciente y protagonista se adueña y domina el relato para escudriñar y modificar todo lo posible a su compañera frente a la cámara y, fiel a su filosofía de observador, desequilibra la balanza a su favor aferrándose a su perspectiva.

En este orden de ideas, analizar la posición privilegiada de Alex dentro de Contratiempo (Bad Timing), nos permite develar cómo la cinta es un espacio para desarmarle y estudiarle. En este proceso, se evidencia que este hombre se autoproclama intrínsecamente salvador y corrector de maneras, espacios y emociones de la “errática” Milena. Al mismo tiempo, a través de la mujer, Alex aprende a ver su violencia, y no es que ella le influya a ser agresivo, sino que viendo su comportamiento “libertino” se otorga a sí mismo la tarea de encarrilarla en una manera de existir más púdica, obligándola a desarrollarse en lo que él considera cómodo y sano.

*Un mesías constructor

Esta figura mesiánica que Alex se confiere también es un espacio para generar un discurso sobre la admiración/obsesión del ser humano por inmiscuirse y resolver laberintos emocionales de otros individuos; Contratiempo (Bad Timing) deja ver cómo el críptico actuar de la otra persona es un llamativo cuestionario que debe ser resuelto a toda costa. Evidentemente, Alex no está tratando con un examen teórico de matemáticas, sino con una persona, pero él no parece entenderlo, puesto que se concibe en una posición de poder gracias a su presuntuoso conocimiento académico. Se trata de leer, descifrar y posteriormente reescribir proyectando la individualidad hasta el punto de imponer la creación de un nuevo ser, moldeado con obsesivo detalle.

Pero esas respuestas que Alex cree conocer, devienen de su interpretación con respecto a lo que sabe de la vida de Milena (o al menos, los fragmentos que él elige recordar), Roeg se plantea de esta manera cómo el relato de la vida privada es una especie de terreno cedido del emisor al receptor, dónde este último podrá sembrar con libertad sus propias conclusiones.

Contratiempo (Bad Timing) muestra el malestar que las dinámicas ‘viciosas e impúdicas’ de la mujer generan en Alex, con lo que, al estar en una posición de admirador disgustado ante un ser humano errático, surge la enfermiza necesidad de pasar a una postura activa y esculpir en ella a su estatua ideal, objetivo que requiere la deshumanización y represión. Así plantea la cosificación Nicolas Roeg, a través de la obligación interna del protagonista por materializar una concepción ideológica en su pareja.

Roeg cubre con su obra un extenso rango sobre las relaciones humanas, puesto que se permite además explorar la idea del vínculo enfermizo entre dos personas, vínculo tan desfigurado que se hace capaz de engendrar una suerte de esquizofrénica bestia para atormentar la cordura de Alex y Milena.

*El tercer hombre y el espectador

Sin embargo, el director inglés añade una tercera mirada, otro patrono en la sucesión de imágenes del relato, otro hombre, que no se avala a sí mismo en sus conocimientos académicos, sino en el hecho de representar a la ley, estamos refiriéndonos, por supuesto, al personaje del Inspector Netusil.

Este tercer personaje se agrega a la narrativa con la obligación de resolver lo sucedido a nivel legal, al ser el único de los protagonistas que no tiene una verdad personal en la historia, se convierte en una representación de lo incierto y enigmático.

Sin embargo, a medida que aparecen evidencias, se tejen en su cabeza una serie de escenarios que se complementan con imágenes puestas por su propia perversión. Netusil es un voyerista de los escenarios, una mirada que pone piezas a su antojo, llegando incluso a disfrutar de su artificial narrativa imaginaria, tal y cómo aquellos que nos plantamos frente a la pantalla a complementar obras con nuestro propio guión.

*Conclusión

Contratiempo (Bad Timing) es una película grandiosa que juega desde su forma a jerarquizar el poder en las relaciones humanas. Roeg permite a su relato viajar del pasado al presente en un macabro juego de recuerdos, invenciones y prejuicios con respecto al estilo de vida de la pareja del protagonista. Un clásico infravalorado, pero imprescindible para el camino de toda persona que quiera acercarse a narrativas incómodas y miradas que se construyan junto con la historia.

Escrito por Andrés Tejada
Cinemagavia
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13 de julio de 2021
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En los años ochenta bien habría podido ver esta película por la TV abierta, y sin duda me hubiera fascinado, como tantas otras que hube de ver así en esa época donde el gran cine se prodigaba generosamente por los medios televisivos, a veces en distinguidos ciclos semanales. Hoy ni en el servicio pago de TV por cable tienen el decoro de pasar un film visualizable, decente. Pero tampoco se hace ya ese tipo de cine deslumbrante como el propio del director Nicolas Roeg.

Lo cierto es que sólo en estos días he tenido la oportunidad de ver Bad Timing, e inmediatamente me deparó un dejavú de aquellos pasados y buenos tiempos, me condujo a un viaje hacia deliciosas sensaciones -hoy en gran parte olvidadas- que me embargaba el visionado de ese cine grande y misterioso, lleno de contenido y datos de la realidad y la vida que todavía debía descubrir por entonces. Y en esta vena debo decir que seguí el film con interés y real disfrute, pese a los defectos de que adolece.

Posiblemente el goce resultó primariamente visual. La fotografía, los ambientes y escenarios que nos son dados recorrer de la mano de Nicolas Roeg son irresistibles. La historia, que discurre en Viena y ocasionalmente en otros parajes, es la de un romance, un encuentro con mucho de desencuentro entre los personajes encarnados por Theresa Russell (Milena) y Art Garfunkel (Alex), cuyas performances están a tono con la exquisitez del conjunto. Con formato de thriller psicológico y policíaco el film nos introduce en el conflicto desesperante entre el académico Alex, que aspira a una relación formal y una franca entrega, y la extrovertida e impredecible Milena que reclama para sí el derecho a una porción de individualidad, libertad y misterio. El subsecuente avance de los consabidos celos, desconfianza, presiones y sospechas termina hundiendo de más en más en una espiral de violencia a los infortunados amantes.

Pero el estilo narrativo que impone el director me pareció más bien desacertado, por el uso y abuso de saltos temporales que tornan el relato demasiado fragmentario y por momentos hasta confuso. Es ésta un arma de doble filo, porque tiene ciertamente su encanto, aunque siempre que se observe una justa medida. La dinámica frenética de escenas cortas que van y vienen en el tiempo -superponiéndose a veces las de unos personajes con las de otros- no sólo es por momentos confusa sino que impide al espectador el tiempo necesario para llegar a empatizar con los personajes y compenetrarse de su difícil relación. Se sacrifica el desarrollo de los mismos en aras de un abigarrado puzzle de situaciones triviales muchas veces repetitivas. Lo anacdótico asfixia lo esencial, el ritmo suprime la profundidad. El film pudo así haber dado mucho más, y creo que esta no muy feliz elección del director determinó su suerte un tanto opaca.

Con todo, podría volver a ver esta cinta -incluso para captar algún que otro detalle que bien pudo habérseme escapado entre tanto flashback- y esto de por sí le otorga para mí cierto mérito, aunque esté lejos de ser perfecta. Quedará para cada quien el arriesgar un visionado, sea para sorpresa o decepción, o quizás para una mezcla de ambas como lo fue en mi caso.
Danivtar
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10 de septiembre de 2023
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Una historia contada de forma diferente, en la que te cuesta entrar en ella.Sabes de qué va y te cuenta la historia de manera retrospectiva, con flases hacia atrás y realidad en el tiempo presente. Por momentos es confusa y algo complicada, pero es entretenida.
El reparto es peculiar. Un cantante de moda: Art Garfunkel, una chica guapa (luego pareja del director): Theresa Russell, y un Harvey Keitel tan enigmático como siempre, rudo y seco, pero perspicaz, inteligente y muy profesional.
Art es muy plano, le falta potencia y gallardía para llevar el personaje adelante, no parece sentir emociones, ni impone matices. Es residual, algo simple y muy previsible. Theresa es otra cosa, desde el primer momento sabes que estás en presencia de una actriz decente, sobra pero con energía, capaz de conseguir lo que pretende haciendo un papel difícil, de alcohólica y alocada mujer al que le brota algún tipo de enfermedad mental. Keitel es todo maestría, pero mi juicio está viciado porque es uno de mis actores favoritos.
La lentitud en algunos momentos lastra su frescura y la técnica de los continuos retrocesos hacia atrás no me parecen que estén del todo bien resueltos. Sobre todo porque son demasiado constantes y tan a menudo que la historia carece de corporeidad en el tiempo real.
Genera más expectativas de las que finalmente satisface.
ÁAD
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