La vida alrededor

Este filme es otro ejemplo de lo extraordinario autor y director que es Fernando Fernán Gómez. Con un comienzo excelente donde el abogado centro de la historia defiende paternalistamente al landrozuelo de poca monta pero nada más acabado el juicio, yendo por la calle, otro raterillo de parecido perfil sociológico le roba a su esposa el bolso y entonces el comprensivo abogado corre tras el delincuente, lo prende y retiene, tornándose acusador inmisericorde y usando las mismas palabras duras que hace unos momentos el fiscal había pronunciado contra su defendido.

Y hay más ejemplos de la excelencia crítica que conlleva este filme, en una época en la que la censura franquista «dicen» que era muy activa; por ejemplo la escena donde Antonio (F.F.Gómez) va hablando con su esposa (Analía Gadé), que sólo piensa en que él gane más dinero para comprar y comprar más cachivaches, ropas, zapatos, electrodomésticos, etc., y que le anima porque defendiendo a ladrones siempre ganará dinero, a lo que el agobiado marido responde: «¡Los ladrones son pobres, mujer, no ganaremos dinero hasta que defendamos delitos de la gente honrada!»; o también la escena donde la citada pareja pasea por las calles de Madrid y se paran a ver a un hipnotizador callejero, el cual se anuncia diciendo que va a hipnotizar a una muchacha a su lado, a la que obligará a decir la verdad: «Esa verdad que ninguno nos atrevemos a decir jamás porque nos puede acarrear la enemistad, el odio de los seres queridos, la persecusión, ¡¡¡el exilio!!!» —como puede verse, la crítica es fortisísima y con mayúscula hacia la realidad española de mitad del siglo XX—. Por tanto, este filme es no sólo cómico e interesante sino muy valiente.

Los créditos que aparecen a los pocos minutos del inicio de la película son también de enorme originalidad, pues los nombres del director, de los actores y de todo el equipo y compendio del film van saliendo como recuadros noticias de las páginas del diario madrileño "Arriba", el periódico oficial del Régimen Franquista, lo cual tiene bastante ¡coña!, pues luego la agudeza crítica del contenido de la película pasa, quizás por esto, como desapercibida ante la censura del mismo Régimen.

Por último decir que la canción que también lleva el título de la película, «La vida alrededor», está cantada melódicamente por «Los tres de Castilla» y se trata de una canción bastante pegadiza cuya letra hace pensar: «La vida es breve, pero lenta/ la vida es dura, pero frágil / la vida es corta, pero ancha». Y ciertamente es así, y así es como plantea el quid filosófico de su obra, el pensador Fernando Fernán Gómez.

Fej Delvahe

Fernán Gómez hizo con esta película una especie de continuación de su mítica "La vida por delante". De nuevo con Analía Gadé de pareja de reparto -creo que lo de Maite Blasco está equivocado-, es la historia de un matrimonio acomodado que ve trastocada su vida cotidiana con el nacimiento de un hijo, surgiendo a partir de entonces todo tipo de gastos y vicisitudes...
Una comedia sociocostumbrista llena de acerado espíritu crítico y de sobresaliente sentido de la observación, que hacen que no se parezca en nada al cine español de la época tal es su incisivo carácter, su tono inteligentemente subversivo, su vivo ritmo y sus más que destacables diálogos, así como una construcción "sui generis" para el cine español de la época.
"La vida alrededor" es, hoy, oro para el cine español, y Fernán Gómez tiene una mina incorrupta que siempre quedará viva de ello, un clásico que engalana nuestra filmografía (por esas fechas en un momento dulce con Berlanga, Bardem y compañía, aunque en general un cine infectado de rancio patrioterismo y obras de alcanfor desteñido) y supone una de las grandes obras de su autor, amén de una película inequívoca e irrevocablemente magnífica.

Finalizada la posguerra y tomando perspectiva del hiriente pasado, del tiempo dejado atrás, la sociedad se asomaba a la España del desarrollismo, una nueva esperanza llena de ilusiones y proyectos, que Fernán-Gómez traslada de forma intuitiva con gran habilidad a la pantalla, creando un estilo irreductible de costumbrismo, literatura y teatro. Un crisol de situaciones jocosas que sufren los personajes que les hacen atisbar con resignación las jugarretas que el destino les depara en lo cotidiano. Como los buenos clásicos, su lectura es sencilla y aparentemente simple, pero en realidad su estructura está muy elaborada y oculta una gran complejidad.

Una comedia costumbrista del polifacético maestro, que recrea las tribulaciones de un matrimonio de clase media en Madrid. La prolongación de su anterior película “La vida por delante” que tras tener problemas de exhibición, consiguió estrenarla con gran éxito de público que le garantizó esta continuación del matrimonio entre Antonio y Josefina (Fernando Fernán-Gómez y su entonces pareja sentimental Analía Gadé, ambos espléndidos con su naturalidad), convirtiéndose ambas películas en un acertado díptico social de los años cincuenta (concebido así, desde el principio del proyecto). Aquí retoma los personajes de su anterior película, ella doctora, el abogado, intentando abrirse camino y labrarse el futuro. El argumento sigue mostrando las dificultades de la pareja que esperan un hijo, planteando una comedia más aguda y punzante que la anterior.

La trama, amena e inteligente, aunque aparentemente ingenua, esconde una singular mirada sobre los entresijos del mundo de la familia según el cineasta. Con un sobrado dominio técnico de la puesta en escena, heredado de su aprendizaje en anteriores películas menos logradas que le sirvieron de formación cinematográfica. La familia le sirve al cineasta para dar rienda suelta a sus digresiones totalmente alejadas de una imagen idílica. Una película sincera y realista desde un planteamiento bastante moderno y adelantado a su época. Una certera diatriba contra la hipocresía social, fruto del régimen político y social imperante. Muy destacable, me parece el hecho de que los personajes, en cierto momento interpelan al espectador, como método de implicar emocionalmente al público.

Un film entrañable con escenas antológicas, creadas desde el talento innato de este gran cineasta. Todo ello gracias a unos secundarios muy cuidados por el autor, cómicos inolvidables del cine español, Manolo Morán, Paco Camoiras, Rafaela Aparicio y tantos otros. “La vida por delante” y “La vida alrededor” constituyen, como decía anteriormente un díptico, una obra perfecta que refleja una época, que describe una sociedad, mucho mejor que un libro de historia y todo ello con más mérito si tenemos en cuenta a la temible censura con sus tijeras implacables.

Otra gran comedia de Fernán Gómez, que tendría que batallar con la censura de la época.
Crítica con casi todo y con gran sentido del humor, con toques incluso "grouchianos".
Con el gran Fernando hablándonos directamente a los espectadores para relatarnos situaciones. Gran recurso que sustituye a la voz en off.

Fernando Fernán Gómez plantea, en tono de comedia, los problemas que una familia de la clase media española de los años 50 tiene para salir adelante tras tener un hijo.
Se muestra, por ejemplo, el pluriempleo -el personaje de Fernán Gómez trabaja de oficinista por la mañana y en los más variopintos oficios por la tarde-.
Una vez sentadas las bases de la narración, acontece en la vida del protagonista un suceso de gran relevancia: se le ofrece hacerse cargo de unos asuntos de tipo criminal -es abogado-, desfilando a partir de ese momento por la pantalla diversos ladrones que con su conducta dan lugar a situaciones hilarantes. Una de ellas, que merece ser mencionada, es aquella en la cual discuten el modo de atracar una casa de forma que la pena que se les imponga resulte la menor posible.
Reseñables son también los soliloquios de los personajes, que quedan cara a cara con el espectador para contarle sus confidencias.
En la trama juega un papel importante (y desternillante) la hipnosis. Tanto es así que Fernán Gómez deberá acudir a un juicio para defender a un ex ladrón pudiendo decir "la Verdad, solo la Verdad, y nada más que la Verdad".
Un guión excelente que, en boca de magníficos actores, provoca situaciones muy divertidas, retratando a la vez las miserias y alegrías de la España de la dictadura.