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Willaq Pirqa. El cine de mi pueblo

Drama. Comedia Sistu y su pequeña comunidad en los Andes descubren la magia del cine. Este encuentro causa un gran revuelo pero además los confronta con su cultura y pone en evidencia las limitaciones de la comunidad para entender y leer castellano. Como solución eligen a Sistu para que todas las semanas vaya al pueblo a ver una película y la cuente a todos en la plaza. Un día encuentra vacío el canchón, el cine se ha ido… La ilusión de Sistu por ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
12 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Navidad fuimos al cine, como en aquellos tiempos cuando los hijos estaban chicos. Ha sido uno de los más hermosos regalos que nos hayamos podido dar. Willaq Pirqa nos ha emocionado y hemos sumado nuestros aplausos a los que el público espontáneamente brindó cuando la película llegó a su fin.

Es que Cesar Galindo ha hecho una verdadera joya que entretiene y sorprende. Con impecable factura visual, una música inspiradora, un guion que demuestra que la sencillez es la ruta más eficaz (y difícil) para la maestría.

Con actuaciones encantadoras (Víctor Acurio como el niño Sistu, Hermelinda Luján como mama Simona serán inolvidables), esta película no solo es una de las mejores del cine peruano en este siglo. Es también un homenaje a los rapsodas de las culturas orales, a la ancestral tradición de contar historias, a la aspiración de las gentes de verse representadas y acceder a aquellas en su propia lengua.

Es un tributo al cine, por supuesto, de múltiples géneros, incluyendo el meta cine. Pero también al mundo andino (bien aprovechado para una fotografía soberbia): a su delicioso color, a su sentido del humor, al pensamiento mágico que eligen sus gentes para entender poéticamente el mundo, a la ternura, a la inocencia de sus niños y a la capacidad de las narraciones artísticas que pueden perfectamente, como lo hace Sistu al final, ajustar la vida para que duela menos y sea un poquito mejor.
Percy Encinas
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20 de diciembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perú es un país multilingüe, si bien la lengua más extendida y usada es el castellano (o español), existen otras lenguas que forman parte de la identidad nacional. Una de ella, es sin duda, es el quechua (en realidad el quechua es una familia de idiomas) que fue la lengua oficial del imperio Inca. Y, como en todo proceso de sincretismo, las palabras de esa familia lingüística han pasado al castellano, verbigracia: papa, carpa, cancha, etc. A pesar de su importancia, la producción cultural en esas lenguas ha sido exigua, y el cine, lamentablemente, no es la excepción. Si bien el cine peruano puede presumir que cuenta con joyas como «Wiñaypacha», filme en lengua aimara (otra lengua prehispánica), o «Retablo» (que intercala el quechua con el castellano), la producción en otras lenguas distintas al castellano es muy limitada.
En ese panorama aparece «Willaq Pirqa, el cine de mi pueblo», dirigida por César Galindo. Este hermoso filme, la podemos resumir con la siguiente frase: «carta de amor al cine»; entendemos que esta frase puede resultar cliché, empero debido a la forma y el fondo planteado en el largometraje podemos afirmar que dicho enunciado le cabe como anillo al dedo. La trama es sencilla: en una comunidad campesina un niño, Sitsu, descubre la magia del cine; sin embargo, encuentra oposición de su comunidad: debido a que muchos no entienden este arte, o que no comprenden el castellano (las películas están dobladas en esa lengua). La solución, propuesta por Mamá Simona, es que Sitsu vea cada semana una película y él las cuente a su comunidad. De esta manera, este párvulo, resume clásicos del cine a su comunidad; él narra películas de Bruce Lee, de Chaplin, King Kong, etc. Así logra construir puentes que une tanto el mundo occidental como el andino.
El mensaje va más allá de como un niño y una comunidad descubren el cine, trasciende lo del efecto transformador que puede ser el arte; porque plantea la interrogante si es posible producir un filme en quechua (o en otras lenguas no comerciales), propone lo que mencionó Bong Joon-ho: «borrar la barrera de los subtítulos», e invita a conocer otras culturas y realidades que a veces el ombliguismo de residir en grandes urbes nos obnubila e imposibilita apreciar y conocer otras historias que puedan encandilar a nuestros sentidos.
Sin duda, un mensaje que va más allá de lo superficial y nos invita a cogitar sobre la envergadura implícita del arte en esta sociedad denominada como postmoderna.

IG: @sinbutaca
sinbutaca
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30 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El color de la tradición

Willaq Pirqa es el descubrimiento del cine en el mundo andino a través de los ojos de un niño, Sistu, que trata de convencer a su pequeña comunidad de la magia del cinematógrafo; una metáfora para abrir los ojos a nuevas experiencias, para aceptar lo foráneo e incorporarlo. Pero no sólo eso, sino que César Galindo juega con la idea de poner el destino en manos de un pueblo, que pueda él mismo escribir su historia y contarla en su propio idioma, presentándola en el tono y matiz en que ellos la viven.

La cinta está rodada entre Maras y Moray, dos pintorescos pueblos andinos, con personajes autóctonos que habitan las montañas. Con una impecable fotografía de Juan Durán, Willaq Pirqa es una sucesión de postales panorámicas muy expresiva. La imagen se sirve de altos contrastes y un estilo bastante contemplativo, sin dejar por ello de ser fiel a la realidad. Sin embargo, esta imagen idílica que rodea a Sistu esconde en segundo término la dureza de sus vidas. Así, observamos cómo se repite la negativa del padre a dar la bienvenida a cualquier elemento extranjero, o la preocupación constante por la hermana de Sistu, que se vio obligada a irse a Lima para trabajar.

*El cine también se cuenta

El director utiliza el quechua para revalorizar un idioma que es muy importante en Perú, tanto cultural como socialmente. El país andino es plurilingüe, de una riqueza que podría exportarse, pero que de momento se encuentra desestimada. El protagonista de Willaq Pirqa es Sistu y su familia, unos humildes pastores que viven en mitad de los Andes. Hasta que a Sistu y a todo su entorno les cambia la vida cuando el chico descubre el cinematógrafo y, a través de él, a Bruce Lee, King Kong y Drácula.

Para conseguir rodar y obtener un resultado tan magnífico, César Galindo estuvo grabando durante 5 años junto al pueblo, un gran riego por su parte; en una época en la que reinan los efectos visuales y se ha impuesto un ritmo narrativo acelerado —gracias a las redes sociales—, Willaq Pirqa huye de ese consumo rápido y se toma el tiempo necesario para relacionarse con el medio, no sólo con los personajes.

*Conclusiones

Mientras que Cinema Paradiso era una oda de amor al cine, Willaq Pirqa es, además, una crítica a la pérdida de identidad. La comunidad de un pequeño pueblo pide historias, cuentos que les sirvan para identificarse y Sistu será el encargado de hacérselos llegar. Sin dejar de lado la crítica social, el filme llega a ser tremendamente conmovedor. Es una obra hecha sin celeridad que presume de calidad visual pese a ese particular ritmo tranquilo y a su falta de conflictos internos.

Escrito por Soraya Unión Álvarez
Cinemagavia
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