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La ciudad del miedo: Nueva York contra la mafia (Miniserie de TV)

Serie de TV. Documental Cinco familias mafiosas gobernaban Nueva York con mano de hierro en los años 70 y 80. Hasta que un grupo de federales intentó algo inimaginable: acabar con ellos.
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
23 de julio de 2020
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL nuevo documental de Netflix estrenado ayer, "La ciudad del miedo: Nueva York contra la mafia" narra en 3 capítulos la lucha de los federales contra las cinco familias neoyorkinas que gobernaban la ciudad y el funcionamiento de estas organizaciones criminales.

Mediante los testimonios de los auténticos protagonistas de estos hechos (federales y mafiosos), se narra con pulso firme y enérgicamente la historia del crimen organizado en el oscuro Nueva York de los años setenta. Todos aquellos que disfrutaron con "Uno de los nuestros", "Casino", "El Irlandés", la trilogía de "El padrino", o la obra televisiva por excelencia "The Wire", encontraran en esta radiografía del mundo del hampa un intenso y fascinante relato de corrupción, violencia e investigación. El excelente montaje, las recreaciones y las imágenes de archivo enriquecen el documental y otorgan un vigoroso ritmo. Es impresionante todo lo revelado y las múltiples cintas, inéditas hasta el momento, que muestran las conversaciones entre los capos más importantes. Así mismo, los diversos narradores del documental, todos ellos protagonistas de los sucesos, aportan una información precisa y detallada de lo ocurrido. Si con las numerosas películas del género ya nos habíamos hecho una idea del poder de la mafia en los diferentes ámbitos sociales (El control del juego en "Casino", la influencia en la política y en la iglesia en "El Padrino", el poder en los sindicatos en "El Irlandés"...) aquí tomamos una visión más amplia que nos permite ver todos los estratos dentro de las organizaciones y el verdadero alcance de las acciones de la mafia que controla prácticamente todo, aquello legitimo e ilegitimo. Las escuchas, tema muy explorado en “The wire” se muestran como algo fundamental en la captura de estos gangsters, siendo estas la principal arma de los federales en una compleja persecución a unos hombres que hacían un trabajo ruidoso pero silenciado ante el brazo de la ley.

En conclusión, Netflix con este "La ciudad del miedo: Nueva York contra la mafia" nos otorga uno de los mejores documentales de la plataforma hasta la fecha y es sin lugar a dudas un entretenimiento de calidad.
UpdateCinema
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28 de julio de 2020
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubiera sido una obra maestra, sin duda, es su género y las historias en las que mejor se desenvuelve.

Como Marty parece que no está por la labor, tenemos a cambio este aburrido documental serializado de Netflix. De las casi tres horas en total de duración, un gran porcentaje se dedican a insulsas recreaciones de los momentos quizás menos interesantes de la historia real, y otra gran parte a ver a gente sentada escuchando grabaciones de los mafiosos. Y precisamente estos, que son los protagonistas, son los que menos presentes están. Tenemos dos sucedáneos de baratillo de estos grandes mafiosos que dominaron NY, y un montón de funcionarios de las fuerzas del orden contándonos su historia, que por muy admirable que sea, sin duda es la parte aburrida.

Me faltan mafiosos, me falta imágenes de la época, testimonios de los protagonistas, y me sobran demasiadas cosas. Hubo un tiempo en el que los documentales se identificaban con aburrimiento, ese tiempo pasó, ¿o no?
Hellscout
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24 de julio de 2020
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas veces se destaca a Netflix por sus series y películas en exclusiva, pero creo que uno de sus puntos más fuertes está en los documentales, ya sea a modo de películas o miniseries, como es el caso que nos ocupa. Y es que últimamente no dejan de dar en la diana, gracias a propuestas tan interesantes como entretenidas. Yo no me suelo perder una.

Es por ello que tenía apuntado ver esta miniserie documental de tres episodios sobre la historia de la mafia en los años 80, y como la fiscalía y el FBI trabajaron conjuntamente para acabar con ella, en una trama que daría para una serie o película de ficción, ya que se presentan los suficientes elementos para saber que estamos ante algo grande.

Era difícil que no saliese algo digno de mención de todo esto. Desafortunadamente, así ha sido, ya que estamos ante un documental algo fallido e intrascendente, que llega a hacerse pesado y donde los impactantes sucesos que nos relatan no impiden que acabe siendo uno más del montón, no estando a la altura de otras recientes propuestas.

Técnicamente no se le puede reprochar nada a la serie, ya que está muy cuidada, combinando con sabiduría las grabaciones realizadas a los mafiosos (sin su permiso) y las imágenes de archivo con las entrevistas a los protagonistas y las recreaciones de lo que vivieron con actores. Se nota que han hecho los deberes en ese aspecto, pero el problema es otro. 

Y es que todo es demasiado superficial y metódico en el documental, dando la información de forma detallada pero con frialdad, sin indagar bajo la superficie. Al final no queda claro si realmente el problema ha sido hacer la miniserie en tan sólo tres episodios o sí podría haber sido una película de hora y media.

Entiendo que la producción quiera relatar los hechos con exactitud, dejando que el espectador saque sus propias conclusiones, pero he visto documentales mucho más inspirados y redondos, ya que la historia que nos ocupa daba para mucho más (de hecho Scorsese haría oro puro con ella), quedándose en un quiero y no puedo.

Lo que es seguro es que hay un exceso de información y cuesta seguir el hilo. Demasiados personajes y sucesos, y aunque se nota un esfuerzo por parte de los responsables para que nos involucremos en la historia, es casi imposible no desconectar en según que momentos, debido a lo caótico de la propuesta. Quizás tendrían que haber puesto un poco el freno y eliminar aspectos que realmente no interesan, como los testimonios de los dos mafiosos.

Sin que sirva de precedente, son mucho más interesantes los testimonios de los agentes federales y de los fiscales, así como del ex-alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, que no de los mafiosos, ya que apenas aportan nada al documental y sus comentarios se quedan en tierra de nadie. Al final resulta mucho más interesante ver y escuchar como les atraparon que no saber lo que hacía la mafia en esos años. Por cierto, curioso que no haya atisbo alguno de arrepentimientos en ninguno de ellos. Ahí lo dejo.

Finalmente, asistimos a tres episodios de casi una hora cada uno, y en donde solamente se consigue dar en la diana en el último, a pesar de su excesiva duración (es el más largo de los tres), siendo una miniserie que prometía demasiado, con una historia atractiva y absorbente, pero que no ha sido bien ejecutada, a pesar de los medios con los que contaba. 

Se deja ver y seguramente sea un documento imprescindible para los amantes de las buenas historias de mafiosos, pero a mí me ha dejado una sensación agridulce, ya que esperaba mucho más y acabado siendo una propuesta muy decepcionante. Lo que podría haber salido de aquí... Una lástima.

Una última cosa... ¿Por qué siempre que se habla de mafia y Nueva York aparece Donald Trump? Preguntas sin respuesta...

Más críticas: ocioworld.net
Javi McClane
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24 de julio de 2020
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Las cinco familias

En La ciudad del miedo: Nueva York contra la mafia, abordan a las conocidas como 5 familias, las principales familias de la Mafia italoamericana de Nueva York, y que conformaron La Comisión, una especie de Comité ejecutivo de la mafia, formado por las mismas 5 familias (y una familia de Chicago), en el que se estipulaban condiciones que se debían cumplir en el seno común de las familias. Para el FBI fue importante la existencia de La Comisión, ya que de esta manera podían acusar conjuntamente a las 5 familias, y no a cada una por separado, lo que habría sido una tarea imposible.

Estas 5 familias estaban conformadas por la Bonanno, Colombo, Gambino, Genovese y Lucchese.

De hecho, la familia Genovese era la más importante del país, con Tony Salerno a la cabeza, al que comparan con el personaje de Vito Corleone en El Padrino.

En La ciudad del miedo: Nueva York contra la mafia hacen hincapié en la propia estructura jerárquica de las distintas familias mafiosas, algo imprescindible para entender cómo funcionaban estos grupos criminales, y porque era tan difícil cazarlos. Desde el jefe, el máximo exponente, hasta los asociados y soldados, que eran los de más bajo rango. Toda una estructura icónica y pragmática, que en este documental se encargan de desmoronar.

*El poder en la ciudad del miedo

El poder de la familia en Nueva York en aquellos años 70 era enorme. Controlaban la ciudad en su totalidad. Los principales sindicatos estaban bajo su control y dominaban muchos fondos de pensiones. Llegaban incluso a introducir a jueces en los juzgados.

Uno de los detonantes del final de La Comisión y del reinado de las principales familias fue la intromisión en la industria de la construcción, la cual reportaba inmensos ingresos a la mafia. El FBI a través de Ralph Scopo, un mafioso de los Colombo, que tenía un papel importante en el sindicato del cemento, consiguió poco a poco encajar las piezas que relacionaban a las 5 familias en torno a una actividad delictiva.

En el seno de la mafia nadie cantaba sus fechorías. Implantaron una ley del silencio y una ley del terror que iban al unísono, y por la que nadie se atrevía a tocar a la familia mafiosa. Y si no cooperamos con ellos, tú final probablemente estaba escrito. Todo esto ya lo sabemos, gracias a las innumerables piezas cinematográficas que han colmado nuestros cines. Porque son historias y personajes de película.

*La escucha

El método que con más frecuencia se cita en La ciudad del miedo: Nueva York contra la mafia, y el que más emplearon los federales, fue la escucha, mediante micrófonos de escucha escondidos en casas, automóviles, restaurantes… donde se podía rastrear fácilmente a los jerarcas mafiosos.

Con estas pruebas y la acusación de asesinato a Carmine Galante, quien fuera jefe de la familia Bonanno, todo se empezó a encaminar. Y no solo eso, ya que después de tomar distintas fotos de los jefes de la mafia reunidos tras una Junta, los federales pudieron desmantelar La Comisión.

La ciudad del miedo: Nueva York contra la mafia, plantea rendir homenaje a todas aquellas mujeres y hombres del Estado, que se jugaron el cuello contra la mafia y la consiguieron derrotar. Tipos como Rudolph Giuliani, el que llegará a ser considerado el Alcalde de EEUU.

Aun así, en la miniserie no solo aportan el punto de vista de las víctimas y verdugos de estos grupos criminales, si no que también dan la palabra a antiguos miembros y cómplices de la mafia. O incluso a los abogados defensores de los jerarcas mafiosos.

*La Ley Rico como solución

Lo que finalmente acabó por derrotar a las distintas familias, fue la aplicación de la Ley Rico, que en un principio se dictó ya para combatir el crimen organizado de las diversas familias de la mafia. Y que tras 10 años de impasse, en los que no se supo cómo aplicar la Ley con garantías, acabó por ser la herramienta más útil para combatir al crimen organizado italoamericano. Y la que consiguió, entre otras cosas, condenar en el 87 a más de 100 años de prisión a Tony Salerno, jefe de la Familia Genovese.

*Conclusión

Estimulante estreno de Netflix, que presenta la historia de las 1000 caras de una forma liviana y atractiva, atrapándonos al instante con su formidable narrativa. Como espectador crítico de Netflix, me contento sobremanera al ver estrenos de esta calidad. Y espero alegrarme a su vez de que estrenos así obtengan la repercusión y notoriedad que merecen.

Escrito por Diego Gómez Ortega
Cinemagavia
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2 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ciudad del miedo: Nueva York vs. la mafia - Fear City: New York vs. the Mafia

En el verano del 75 volé de México a Nueva York acompañado de mi esposa y mi pequeña hija de apenas dos años con la intención de pasar unos días antes de continuar nuestro viaje a Barcelona. Nos hospedamos en el hotel Taft -hoy The Michelangelo- en la calle 51, muy cerca de Central Park. Una tarde, hacia las siete, regresamos al hotel. Al entrar en el lobby, recuerdo muy bien, se abrió uno de los ascensores que estaban frente a las puertas giratorias de la entrada. De él salió un hombre de unos 60 años, regordete y no muy alto, descalzo, vestido con un pantalón de pijama y una camiseta blanca ensangrentada. Se dirigió tambaleante hacia uno de los sofás del gran vestíbulo, cayó derrengado como una marioneta y allí, ante a nosotros, murió sin que nadie se le acercara. Esa misma noche, ya en nuestra habitación, los noticieros anunciaban el caso como un episodio más relacionado con el mundo de la mafia.
Me viene a la memoria tan escalofriante experiencia al ver en Netflix el terrorífico documental: “La ciudad del miedo: Nueva York contra la mafia”, condensada en tres formidables episodios. Porque, aunque yo no fuera muy consciente entonces, lo que presencié en aquellos años no era un hecho excepcional sino algo asombrosamente cotidiano en una de las metrópolis más inseguras del mundo. Los buses turísticos no entraban en Harlem, ya no digo en el Bronx, territorios hostiles y herméticamente cerrados en los que el consumo de las drogas hacía estragos y la violencia extrema había adquirido carta de naturalidad. Y Manhattan, al caer la noche, se convertía en un lugar lóbrego y deshabitado de aspecto fantasmal. Cinco familias, los Lucchese, Bonanno, Colombo, Genovese y Gambino, con ramificaciones en todo el país, se habían convertido, mediante la extorsión, la amenaza y el crimen, en una siniestra y poderosísima organización que manejaba los grandes sindicatos, la distribución de la droga y extendía sus tentáculos a un sinfín de negocios de todo tipo.
Unos años después, la firme determinación del Fiscal del Estado Rudolph Giuliani, más adelante alcalde de la ciudad entre 1994 y 2001, junto a un equipo de jóvenes audaces e inteligentes agentes del FBI, se propusieron poner fin a esta monstruosa excrecencia social.
Gracias a un sofisticado sistema de escuchas llegaron a entender el funcionamiento de la organización, su entramado y estructura, condición indispensable para descabezar a la bestia en lugar de -como había ocurrido hasta ahora- detener a miembros de su organismo fácilmente reemplazables.
Así descubrieron la existencia de una “Comisión” desde la que se decidía absolutamente todo. Y resultó que este inaccesible y alto tribunal asambleario estaba constituido por los jefes de las cinco familias antes mencionadas. Providencialmente, alguien reparó en la utilidad de la ley RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act), semiarrinconada desde hacía tiempo, la cual permitía acusar a un grupo de ciudadanos por complicidad o encubrimiento de un crimen sin ser necesariamente el brazo ejecutor. Con ella, y apoyados en las pruebas aportadas por miles de horas de grabación, pudieron llevar ante el juez a los cinco cabecillas detenidos en su totalidad tras una apasionante, brillante y delicada operación policial.
Los doce miembros del jurado tardaron varios días en alcanzar un veredicto. Mientras tanto, el pulso del país, como la aguja de una brújula inservible, quedó paralizado ante una espera que se hizo interminable. Cuando, finalmente, la portavoz del jurado pronunció la palabra “culpables”, el país entero explotó de alegría al vislumbrar el comienzo de un nuevo orden y el final de una horrible pesadilla. Fueron condenados, cada uno de ellos, a cien años de prisión.
No esperen contemplar aquí la imagen dulcificada, elevada en ocasiones, a condición de héroes, que el cine nos ha mostrado infinidad de veces. No, el documental nos revela una realidad mucho más cruel e insoportable. Una agrupación de animales sin escrúpulos, paradójicamente tan ignorantes y rudimentarios como el pensamiento de un rumiante, capaces de perpetrar los crímenes más horrendos sin pestañear e incapaces de sentir la más mínima compasión o empatía por sus semejantes, ni siquiera con los suyos, a los que masacraban con idéntica frialdad ante la más leve sospecha de deslealtad al clan.
Y no es necesario apuntar lo necesitados que estamos de Giulianis, de un ejército de Gulianis, en un mundo que, mucho me temo, ha perdido la ruta de su destino y navega sin rumbo por un océano desconocido.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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