Adiós pequeña

Inusual thriller en el que el panorama industrial de Vizcaya tiene papel protagonista. La película en sí no se desarrolla con el dinamismo requerido para una producción de este tipo; sin embargo, la elección de espacios de rodaje, zonas industriales que en aquella época estaban a punto de desaparecer, da a la película un valor de documento gráfico impagable para cualquier vizcaíno. Destaco como basauritarra los planos grabados en el barrio basauritarra de Áriz, junto a la desaparecida fábrica de cartonajes.

A pesar de esta falta de dinamismo, es de agradecer que directores como Imanol Uribe hayan hecho una carrera preocupada por hacer películas necesarias y que crean cine español, y no abracadabrantes blockbusters adolescentes llenos de sexo, drogas y estupidez rampante. Ojalá se hicieran más películas como ésta. Y ojalá muchos directores y productores se animaran a filmar películas y series de TV más allá de Madrid o BCN.

Lamento de todos modos que la película no termine de arrancar; a pesar de ello, la recomiendo a cualquier amante del thriller y a cualquier vizcaíno que quiera recordar las desaparecidas imágenes de nuestra industriosa Vizcaya.

Pues es verdad que los actores no están creíbles. Yo, como tengo debilidad por Fabio Testi, me quedé a verla sobre todo por él. Ana Belén es una de mis preferidas pero queda como una niña bien bastante tonta, que va de un hombre a otro sin notarse para nada ese aire de independencia que quiere darse.

Lo que más me ha gustado ha sido la ambientación. Precisamente a finales de 1985 yo visité Bilbo y ver esta película me ha devuelto mi experiencia con las pintadas en euskera, los días grises y la terrible imagen de las empresas siderúrgicas desmanteladas al otro lado de la ría.
A pesar de los actores, creo que la peli no está mal del todo: me gusta el guión, con los malos mezclados con los buenos y me gusta el vestuario y esa manera de pasar de unas escenas a otras a través del paisaje.

Prefiero esta película mediocre de aquí que todas las malas de allende los mares.

Ricardo Franco en el guión, Alberto Iglesias en la música, un director con oficio, más de uno (y de dos) buenos actores... y acaban pariendo entre todos una peli mala-mala-mala.

¿Qué fue lo que falló? Probablemente, creo, que ningún actor "pegaba" con su personaje, y eso inmediatamente motivaba que ni ellos mismos se los acabaran creyendo, lo cual lo advierte enseguida el espectador.

Ni Ana Belén da el pego como en su personaje de abogada, ni Fabio Testi en el suyo, ni Cervino, ni Echanove (pasadísimo de rosca e in-cre-í-ble como discapacitado), ni na de na.

Y no se acaba aquí la cosa: los giros argumentales son realmente absurdos; las persecuciones, pésimas [cojones con el saltito del coche en el puente de Bilbao] y el doblaje de los actores canta ópera.

Pero nos queda lo mejor, amigos, que dejamos para el final: esta peli contiene el que sin ninguna duda es... ¡EL POLVO PEOR RODADO DE LA HISTORIA DEL CINE! En serio, hay que verlo para creerlo (no tomen esto al pie de la letra, hagan el favor; quiero decir... no vean la película sólo para presenciar semejante despropósito).

La propaganda, que fue más que insistente y pesada cuando el estreno (sobre todo con el saltito antes mencionado), decía algo así como que la peli contenía los mejores ingredientes del cine negro. Ya. Y yo soy Leonardo di Caprio, ntj.

Desde luego, el batacazo de taquilla, de los que hacen época, fue merecido. Merecidísimo.

Lo mejor de la peli: los decorados.
No porque destacasen (de hecho, un decorado no debe destacar); ni porque fuesen de Oscar.
Lo mejor de los decorados es que...yo participé en ellos. Fue una buena experiencia, y lucrativa también.
Ahora, en serio. la película no es buena la mires como la mires. Destaco, como dice Capitán, su valor documental del Bilbao y alrededores, pero con la peli en sí te puedes aburrir bastante.
La famosa escena del puente de Deusto costó mucho grabarla, y al final no quedó ni medio bien. De hecho, en el guión original el coche tenía que romper una barrera, que hicimos los de decoración y luego no se usó.

Aunque coincido con luguca en que es tan mala como pueden serlo cualquiera de los bodrios norteamericanos que tragamos en TV.