Manhattan sin salida

Si se analiza por partes, casi todo en ella es correcto, incluso bueno. Solvente factura técnica, buenos actores, un guión poco original pero potable, una fotografía poderosa, por momentos deslumbrante, con unos excelentes planos cenitales de la ciudad de New York. Pero en su conjunto no logra brillar, como si las distintas partes que la componen nunca se hubieran fundido, como si se miraran con recelo unas a otras. Igual que los personajes, que resultan superficiales. Hablan pero no se relacionan, van de una escena de un crimen a otra como si fueran los figurantes en lugar de los protagonistas, sin apenas emociones. Hay mucha acción, pero la tensión sólo aparece en momentos determinados, más como una visita que cómo si viviera dentro del metraje. Eso sí, por momentos es vibrante.

Da la sensación de que todo es un collage, un corta y pega de muchas películas, un inconcreto plagio para modernizar lo de siempre. Es un poco como las respuestas de los políticos: son profusas y bien hilvanadas, pero ni contestan a lo que les preguntan ni hablan de lo que te interesa.

En definitiva, parece que el thriller estadounidense lleva unos cuantos años estancando, esperando que alguien le señale nuevos caminos, que le insuflen oxigenados aires, un renovado espíritu. Algo que en esta más que correcta cinta brilla por su ausencia.
Pero con todo, resulta bastante entretenida y consigue mantener el interés del espectador.

Tras las cámaras de esta película y dirigiendo la función nos encontramos a Brian Kirk, un director sobre todo conocido en el mundo de las series como Penny Dreadful, Juego de Tronos o Los Tudor por mencionar algunas. Siendo esta tras "Middletown" su segunda incursión en el mundo del cine.

La historia se centra en el personaje de Andre Davis (Chadwick Boseman), un policía de Nueva york al que le encargan la investigación del asesinato de varios policías. Durante la búsqueda contrarreloj de los responsables, en la que se cierran por primera vez en la historia de Manhattan todos los puentes que acceden a ella, el detective descubre una conspiración en la que tendrá que discernir entre aquellos a los que caza y los sospechosos que están tratando de cazarle a él.

Con esta premisa el guión de Matthew Carnahan y Adam Mervis sabe bien como imprimirle el suficiente interés a la historia para que el público siempre se mantenga atento e interesado por lo que se cuenta, si bien, debo confesar que también peca de resultar un tanto previsible.

La dirección de Brian Kirk me ha gustado, ha sabido rodar una película "a la antigua usanza", con una historia como las de antes y de esas que ya pocas veces se ve en una sala de cine. Recupera mucho del cine policiaco de los 70 y los 80 y eso hace que en su conjunto la película se muestre como si no fuera de esta época. Además se hace uso de efectos artesanales y reales y esto consigue darle un mayor realismo al film como por ejemplo en sus escenas de tiroteos.

Chadwick Boseman famoso por interpretar a Pantera Negra en el universo cinematográfico de Marvel da vida al personaje principal de esta historia, un policia que sin quererlo ni beberlo se verá envuelto en un caso que pondrá patas arriba todo aquello en lo que confiaba obligado de este modo a debatir y poner a prueba sus creencias y principios. Acompañandole tenemos también a Sienna Miller en un papel bastante importante y al gran J.K. Simmons volviendo a demostrar lo buen y polifacético actor que es. El resto del reparto cumple.

La música de Alex Belcher y Henry Jackman sin sobresalir acompaña bastante bien a las distintas escenas y la fotografía de Paul Cameron sirve para mostrarnos de la mejor manera posible esos rincones que se nos muestran de Manhattan.

En definitiva, nos encontramos ante un tipo de cine que ya no se hace y que parece pertenecer a otra época, es por ello que creo le puede costar encontrar un hueco en la cartelera actual, sin embargo aquellos que quieran disfrutar de un buen thriller policiaco pueden encontrar en Manhattan sin Salida un apetecible y entretenido pasatiempos.

Lo mejor: Arriesgar haciendo un tipo de cine que parece no pertenecer a esta época.

Lo peor: Demasiado previsible en determinados giros de guión.

Mi nota final es de un 7 sobre 10.

Thriller que aporta poca novedad al género pero debo decir que resulta altamente entretenido lo que de cierta manera compensa su falta de originalidad. La trama nos cuenta como un policía se ve involucrado en un robo de drogas y a medida que avanza en la investigación comienza a adentrarse en un mundo de corrupción, mentiras y muertes. Para intentar atrapar a los asaltantes decide cortar todas las comunicaciones con Manhattan incluido los 21 puentes (de ahí el titulo original), aunque esto casi no esta desarrollado en el film y ni siquiera aprovechado. Chadwick Boseman actúa correctamente como figura principal, acompañado por una aburrida Sienna Miller. Si bien todo lo que podemos imaginar ocurre, las escenas de acción y persecución constantes permiten pasar un rato divertido.

Hay que decir que el largo está escrito, dirigido e interpretado con solvencia casi intachable en bastantes aspectos.

¿Por dónde cojea la cosa? Pues desde origen -- y es que, pese a lo bien acabado que está todo, tienes un montón de lugares y tropos de las pelis de polis de los últimos años made in USA -- ¿dónde está el proverbial "dame lo mismo, pero diferente" del que se habla tanto en Hollywood? En niguna parte. Mucho de lo que aquí se presencia se ha presenciado en largos policiales con gravitas de principios del 21 y en millares de procedurals televisivos que nos han llovido por todo tipo de canales. Así que no se aporta nada. Hasta el punto de que posiblemente ni merezca colocar algo así en salas de adultos - hay demasiada HBO y demasiado Netflix ahora. Lamentablemente, no estamos en 1997. Por lo que el elemento déjá vú es constante.

Pero claro - es que el problema es endémico del cine actual comercial. Todo está más visto que el TBO y resulta muy difícil aportar algo desde el PDV de la escritura. ¿Cómo escapar a eso? Ni idea, oigan.

Un largo solvente que no llamará la atención. Además - en el mundo actual donde el poder de los actores para atraer a audiencias (más allá de un Cruise o un Pitt esporádicos) es inexistente. Hemsworth sin Marvel se estrella, por ejemplo. Incluso el maldito Downey. Así que suponer que Boseman no tendrá éxito comercial fuera de Pantera Negra es casi de suponer. Lástima.

*Buena presentación con una ejemplar fotografía nocturna

Si en Underwater lo primero que llamaba la atención era su pésima fotografía nocturna, en Manhattan sin salida nos encontramos ante una especie de redención con la perfecta iluminación nocturna llevada a cabo por Paul Cameron.

La ciudad de Nueva York o mejor dicho, la noche neoyorkina queda recogida en la Grand Central Station, en Chinatown o en los puentes de Brooklyn y Manhattan.

Otro aspecto interesante del diseño de producción de Manhattan sin salida han sido la recreación de un callejón en Chinatown. El mismo está repleto de letreros de neón, contenedores de basura, alambres, graffitis, y un depósito de carne en Kissin Meats.

*Entrando en acción

La película comienza de una manera trepidante cuando el agente Davis espeta literalmente: «Hay 21 puentes para entrar y salir de Manhattan. Cerradlos. Tres ríos. Cerradlos. Cuatro túneles. Bloqueadlos. Detened todos los trenes que salgan de la isla. Y revisad los metros. Luego, inundaremos la isla con policías».

Con este diálogo el guionista ya ha cumplido la función de crear una premisa sencilla y fácil de entender con la que enganchar al espectador. Buena presentación, buena fotografía…pero, ¿hay película?

Como diría mi padre, Manhattan sin salida es una película de tiros. De muchos tiros diría yo. El caso es que la clásica premisa del gato en busca del ratón sigue funcionando. Más si cabe en una urbe tan cinematográfica como es Nueva York. En el filme se cumple a la perfección la definición de «ciudad narrativa» como nos explicaba la profesora Gloria Camarero en Cinemagavia.

*¿Qué es eso de la ciudad narrativa?

Es aquella cuyas calles, plazas, puentes y edificaciones más o menos reconocidas y reconocibles no sólo aparecen en el filme, sino que se integran en el relato cinematográfico. Es decir, se convierten en un personaje más de la trama para ser signo y significado de la acción.

Por eso, aunque Manhattan sin salida no sea en ningún caso una gran película -más bien es mediocre o predecible en su narrativa- es ejemplar en cuanto a su puesta en escena.

Para todos aquellos que hemos investigado sobre los espacios urbanos en relación con la escenografía en el cine el filme es icónico. Y para los estudiantes de cine su visionado debería ser de obligado cumplimiento. El espectador, por su parte, disfrutará con las localizaciones que se integran en la trama.

*Un gran Chadwick Boseman encabeza el reparto

Tras su éxito con Black Panther, el actor estadounidense Chadwick Boseman carga con el mayor peso del reparto en una interpretación seca pero brillante. Recuerda de alguna manera a Denzel Whasington y podría asumir su relevo entre los actores más cotizados de raza negra.

Su personaje se centra en la línea, a veces delgada, que existe entre la policía y el delincuente, que cobra vida mediante personajes con matices no lineales. Davis comienza su búsqueda imparable en modo cazador, pero a medida que se acerca a sus víctimas comienza a comprender el contexto de sus acciones.

Le acompaña en el reparto una inexpresiva Sienna Miller que no está a la altura de Boseman. Pienso que uno de los errores de Manhattan sin salida es tanto su interpretación como lo predecible de su personaje.

Por último, mencionar a Taylor Kitsch y a Stephan James que interpretan, respectivamente, a Ray y Michael. Ellos, son dos ladrones de poca monta cuyo último atraco desencadena la persecución y el cierre de Manhattan que da título al filme.

*Conclusión

Manhattan sin salida me ha parecido un filme aceptable pero que no consigue la emoción necesaria para acabar de involucrar al espectador en su desarrollo. En el fondo de la historia subyace esa idea o esa lucha entre el bien y el mal en la que el cineasta si acierta. Ahí es donde encuentra una escala de grises morales que se acomoda mejor con lo que sucede en la vida real de las personas. Con ello, Brian Kirk otorga un punto de credibilidad a la narrativa expuesta.

Escrito por Miguel Pina