Cryptozoo

Ganadora de la mejor película de animación en Sitges, esta película hará las delicias de los amantes de los bichos mitológicos y las situaciones WTF y animación estilo South Park.

Mezcla de viaje lisérgico de los 60s/70s y película de espías, bajo su extravagante y a la vez convencional argumento encierra, no a demasiada profundidad, su dosis de crítica social.

Gustará a: parasómnicos, Ellie Sattler, tarotistas
No gustará a: Merry y Pippin, unicornios, Profesor X

El segundo largometraje de animación de Dash Shaw, ganador en los festivales de Sundance y Berlín, nos lleva a los años 60, una época de unión y de numerosos movimientos de rebelión, es decir, un contexto de convulsión social y apertura donde, partiendo de la muerte de la inocencia que plantean dos hippies cuando se topan con un unicornio, el relato nos cuenta la historia de Lauren (Lake Bell), una veterinaria e investigadora que inicia una intrépida aventura para rescatar a baku (al cual le ponen el nombre de Mariko), una mezcla de elefante-cerdo de la mitología japonesa que se alimenta de los sueños de las personas. Mariko le cambió la vida cuando era niña al comerse sus pesadillas y en agradecimiento, Lauren a modo de criptozoóloga, trata de rescatar a todos los cryptidos (animales extintos o mitológicos) que pueda con la finalidad de llevarlos al santuario Cryptozoo -único lugar en el mundo que se dedica al cuidado de dichas criaturas-, que más que un santuario parece un parque temático dirigido por Joan (Grace Zabriskie), anciana idealista que defenderá sus intereses financieros por encima de todo. El objetivo principal es salvar a estas criaturas, para lo cual va a ser ayudada por la gorgona Phoebe, pero la tarea se complicará cuando los cazadores del ejército de Estados Unidos, dirigidos por el militar Mathew y ayudados por el fauno embustero Gustav (Peter Stomare) también traten de darles caza a los cryptidos con el objetivo de usar sus poderes como armas de guerra, sobre todo los de baku, con la finalidad de borrar los sueños de los jóvenes revolucionarios y suprimir así las crecientes protestas de la contracultura, controlando la población y sus mentes.

Este utópico cuento para adultos cuyo proceso de realización duró unos cinco años cuenta con un estilo de animación inusual que combina el dibujo a lápiz mediante un trazo fino con unos fondos de manchas de color complementario mediante acuarela. El dibujo de los personajes principales no es estilizado pero sí detallado, diferenciándose así de los fondos mediante un delineado muy marcado se distingue del diseño del de los cryptidos, los cuales se van a convertir en el objeto de deseo de algunos, o bien de búsqueda para su protección de otros, y cuentan con una textura propia. Una estética que parte del dibujo de cuentos infantiles y de ilustraciones setenteras y utiliza los recortes bidimensionales para otorgar perspectiva y profundidad a las escenas. Además, cabe señalar el paso de una escena o secuencia a otra, encontrando un movimiento entrecortado en estas que bien nos puede recordar a los cómics y que se lleva a cabo mediante el paso de una capa a otra como si se imitara la técnica de stop motion donde los personajes se superponen y son modificados constantemente, reformulando el propio espacio cinematográfico.

Si bien en un primer momento parezca que nos encontramos en una obra de carácter surrealista, Cryptozoo se aleja de estos derroteros pictoricistas dejándose influenciar por el expresionismo proveniente del arte primitivo para convertirse en una historia que parte de lo imaginario para plantear un tema muy real, una obra de contrastes animada a mano que también destaca por la música con tintes primitivos de John Carroll Kirby. También hay que apreciar el cambio en el ritmo de la película que, pareciendo partir de la aleatoriedad y el sosiego, el ensueño poco a poco se torda desordenado y convulso, sobre todo a partir de la segunda mitad de la obra.

Una de las propuestas más originales y compactas del cine de animación contemporáneo que el mismo autor resume “como si vieras una gran película de aventuras y te quedases dormido, y al despertar tuvieses el recuerdo de un sueño febril sobre una película de Hollywood”. Cryptozoo termina como una ventana abierta al mundo para una audiencia de autor, una mirada veraz y reflexiva, no solo por su estética visual sino por los planteamientos filosóficos que plantea. Y es que si bien el ser humano erra a veces de superioridad ante lo diferente, nosotros mismos somos los cryptidos, esos seres “diferentes” que viven en un mundo plagado de espectáculo.

Enlace: https://paradigmamedia.org/cryptozoo-las-utopias-nunca-funcionan/

Lo primero que llama la atención de Cryptozoo es la estética y ambientación de la escena inicial, que parecen propias de la época jipi. A partir de estos primeros compases, ese tono se mantendrá durante toda la película, resultando realmente hipnótico.

La historia gira en torno a la situación de seres mitológicos o fantásticos, que son marginados, perseguidos, protegidos, explotados o manipulados a partes iguales. A partir de aquí, cada uno que le ponga a estos seres la etiqueta real que quiera. Así pues, Cryptozoo nos habla de marginación, de explotación, de minorías, de diversidad, de solidaridad, de integración, de mestizaje, de guerra y de paz... todo ello disfrazado de viaje espiritual bajo los efectos de la ayahuasca.

Como punto a favor, Dash Shaw consigue lo que pretende, pero centrándose en la acción de la película, que termina por convertirse en una película de acción alejándose de una película sesuda y somnífera. Sin embargo precisamente por eso también puede resultar un pastiche que no termina de destacar ni como una cosa ni como otra.

Una animación rudimentaria pero muy atractiva termina por lograr que no dejes de mirar la pantalla, como hipnotizado, pensando que es el viaje astral que más barato te ha salido.

LO MEJOR: Se agradece una animación alternativa a los Disney, Pixar y Dreamworks y que no sea infumable.
LO PEOR: El guión quizá flojea un poco flojo. Que no repartan de lo que se metieron para idearla.

Existe un tipo de películas más bien malas que cuesta terminar de ver pero que luego te alegras de haberlas visto... porque son originales, raras y suponen pequeños acontecimientos nada trascendentales pero que se sitúan fuera de la tontería habitual. 'Cryptozoo' es una de ellas. Adolece de una animación indigesta, elaborada artesanalmente durante cinco años, basada en dibujos a lápiz y acuarelas que parece como un South Park sin gracia ni agilidad. Pero el argumento es atrevido e intelectual (ah, los mitos griegos, qué olvidados están) y al final todo parece sacado de un colocón de ácido de 20 animadores con varios años sin nada que hacer. Bienvenido sea, pues, pero solo por esta vez. La próxima vez, que cambien la decoración del estudio, pero que no hagan una película. Por favor.

*Cryptidos

Cryptos es una palabra de origen griego que significaba "oculto", así, los cryptidos son animales extintos o mitológicos.

Sería el zoólogo Bernard Heuvelmans quien definió la criptología como el estudio de animales sin una clara evidencia de su existencia. Para ello debe tratarse con rigor científico pero también con una actitud abierta a las tradiciones y creencias populares sobre estas criaturas.

En este grupo estarían los pulpos gigantes o kraken, sirenas, leviatán o dragones, los ningen o gigantes humanoides sin cabeza, con el rostro en el torso, unicornios, hombres lobo y un largo etcétera.

En Cryptozoo, una de las protagonistas es una heroína que tratará de ayudar a la veterinaria que va en busca de Mariko. Esta última es un ser que absorbe los malos pensamientos con su trompa de elefante y su cuerpo de cerdo. La mitológica medusa, con los cabellos en forma de serpientes, es quien arriesga su vida para ayudar a la humana.

*La utopía de la tolerancia

Cryptozoo se trata en realidad de un cuento para adultos en el cual, mostrando a estos seres fantásticos, se podrían comparar a cualquiera de las numerosas minorías étnicas o personas que por diferentes comportamientos, son consideradas diferentes a la mayoría.

Todos estos seres extraños serán llevados a una especie de zoo donde puedan vivir seguros y ser estudiados. Se podría decir a un gueto apartado del resto de los seres normales.

Sin embargo, la extravagante idea, no exenta de buenas intenciones porque en realidad se trata de protegerlos, tropezará con serias dificultades.

La anciana y soñadora mujer de esta utopía sobre un mundo más tolerante, expresa frases tan relevantes como: "Sólo podemos aceptar lo extraño e inusual con amor. Si les mostramos amor, ellos responderán con amor". Bien podría ser también la filosofía hippy de los 60, la del amor, la de hacer el amor y no la guerra.

*Codicia disfrazada de patriotismo

Cuando alguien, sea persona o institución, no le importa los medios para conseguir sus ambiciones en nombre del bienestar para el mundo, amenazará cualquier buena causa.

Cryptozoo tiene escenas que recuerdan a la película Parque Jurásico. Gigantescas alambradas cercando el perímetro del zoo, jaulas con extraños seres encerrados, laboratorios y una torre desde donde se puede controlar todo.

Su desenlace también podría simbolizar la Guerra de Vietnam. La intervención de las fuerzas militares podría significar el poder de autoridad, de las armas y de la intolerancia.

Se podría resumir diciendo que los "malos" de la película, como en otras ocasiones, son personas que se justifican deseando el "bien del mundo". Estudiar a esas extrañas criaturas en beneficio del resto de la humanidad, aprovechar sus habilidades con un claro motivo altruista.

Nada más lejos de la realidad. Poseerlas les proporcionaría una posición ventajosa, el monopolio de innumerables capacidades que se podrían vender al mejor postor.

*Conclusión

Para los amantes de las películas de animación y de los comics, Cryptozoo es una ingeniosa obra, donde fantasía y mitología van unidas para defender la tolerancia. Tolerancia hacia minorías, hacía todo lo que se considere extraño o diferente.

Sus peculiares seres podrían tratarse de los ancestros de los personajes de Marvel, por ejemplo. Personajes con extraños poderes, genuinos y sin estar adaptados todavía a los tiempos modernos.

Su variado colorido y las infantiles facciones de los humanos, se asemejan a los cuentos cuando éramos niños. Aunque sus repetidas escenas de sexo y el consumo de "marihuana", no la hacen apta para todos los públicos.

Escrito por Irene Abecia Navarro