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España España · Córdoba
Críticas de Nati Serena
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
Cortar por la línea de puntos (Miniserie de TV)
MiniserieAnimación
Italia2021
8,1
8.031
9
17 de enero de 2022
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix una vez más nos sorprende con sus series de animación para adultos con esta transducción abierta del relato La profecía del armadillo (2011), obra del autor de novelas gráficas Michele Rech (cuyo seudónimo es Zerolcare) que, ahora en el papel de director, lleva a cabo esta profunda obra audiovisual. En ella mediante una reflexión vital presenciamos la vida del egocéntrico Zero en la Roma de los noventa, un joven de 37 años que, mediante numerosos flashbacks y anécdotas, va a recordar cómo conoció a Alice cuando tenían 17 años, su amiga y quizá primer amor y cómo ha llegado a ser quien es hoy en día, un dibujante de cómic frustrado que viaja en tren hacia Biella con sus dos mejores amigos de la infancia, Sarah y Secco, siendo esta el vehículo para llevar a cabo una profunda crítica social.

Considerada como una de las mejores series italiana de todos los tiempos y encontrándose en el puesto número dos a mejor serie de 2021 según Filmaffinity, en Cortar por la línea de puntos no solo acudimos al viaje de autodescubrimiento y de madurez de Zero sino que este lo hace en una estupenda compañía, ya que cada personaje tiene una descripción psicológica alejada de los arquetipos clásicos. Otro de los personajes a destacar se trata de un armadillo con aspecto antropomórfico que solo el protagonista puede ver y que actúa como su subconsciente, planteando cierta introspección psicológica a modo de co-narrador de la historia.

Usando unos hechos tan cotidianos como elegir una pizza en un restaurante, Zero nos hace reflexionar sobre el patetismo de la vida tragicómica y sobre cómo funciona esta mediante unos diálogos crudos sin que por ello pierdan el toque de humor, negro y costumbrista, por supuesto, ya que a veces hay que reírse de nuestras desgracias por lo que el director consigue arrancar la risa del espectador a pesar del desacomodo del tema. Así, a modo de retrato generacional -de la frustrada, “incompleta” y “fracasada” generación millennial-, acudimos a un sinfín de reflexiones como son el tema de la masculinidad frágil, el amor no correspondido, el caos de la independización, la ansiedad social, la falta de responsabilidad emocional o la búsqueda de empleo, entre otras, mediante un ritmo enérgico planteado sin transiciones, de forma descarnada sin que por ello deje de resaltar la transición entre lo racional y lo irracional, sobre todo en los momentos en los que Zero o el propio Armadillo interrumpe los flashback para tratar de justificar, o incluso, criticar alguna de su decisiones.

También cabe señalar que, aunque menciona ciertos elementos propios de la sociedad italiana, la mayoría de sus reflexiones nos harán identificarnos por completo. Una visión rompedora y de fácil lectura sobre la vida moderna y las expectativas rotas de la generación millennial que se ha plasmado en la pantalla en pocas ocasiones (The Midnight Gospel, Pendleton Ward y Duncan Trussell, 200) y que no renuncia a hacerlo mediante la emotividad proveniente del humor.

La obra producida por la compañía Movimenti Production en colaboración con Bao Publishing tuvo un estreno mundial de sus dos primeros episodios en el Festival de Cine de Roma el 18 de octubre y se trata de la primera experiencia de Zerolcare en el mundo de la animación más allá de algún vídeo musical como el señalado con Gian Cane y los cortometrajes -utilizados a modo de marketing como preludio- que realizó el artista durante la cuarentena pandémica. También cabe indicar que no solo es el guionista y director de la obra sino que en la versión original también ejerce de actor de doblaje de todos los personajes menos del Armadillo (Valerio Mastandrea).

Centrándonos en el tipo de animación en 2D de corte sencillo cabe resaltar que pese a ello encontramos ciertos momentos de espectacularidad, no solo mediante el uso de infinidad de gags, sino en los momentos en los que el propio Zero se dirige a la cámara, rompiendo la cuarta pared y aludiendo al espectador activo. Por otro lado, también cabe incidir en la banda sonora, encontrando composiciones a piano abigarradas con sonidos propios de los ochenta o del punk a través de autores como Tiziano Ferro, Jonathan Lloyd & Clif Norrell, M83, Apparat, Manu Chao, Max Brodie, Gli Ultimi, Klaxon, Band of Horses, Fauve, Billy Idol y los Generation X y sobre todo, a través de Gian Cane (con el cual ya trabajó el director en 2018 para el videoclip de Ipochondria), el cual consigue contar la historia mediante sus letras que, al igual que el universo audiovisual, te harán reír y reflexionar.

Cabe señalar que en los dos primeros capítulos encontramos cierto debilitamiento del guion pero a partir del tercero descubrimos una transformación brutal que nos atrapa y nos deja con ganas de más -pese a su estupendo cierre-, adquiriendo sentido progresivamente la continua metáfora de “cortar por la línea de puntos” que da título a esta miniserie y que nos hace plantearnos unas expectativas irreales en la vida sin contemplar las distintas posibilidades.

Enlace blog: https://paradigmamedia.org/cortar-por-la-linea-de-puntos-retrato-generacional-de-frustracion/
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Nati Serena
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9
19 de septiembre de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filme documental se centra en el foco en la fosa común Pico reja, una de las 707 fosas andaluzas donde se estima encontrar más de 2.000 cadáveres de represaliados por el franquismo y que ha sido exhumada recientemente en 2020 en uno de los cementerios sevillanos. Así, asistimos a una necesaria obra audiovisual que, desvinculándose de lecturas políticas, pone en valor la Memoria Democrática no solo sevillana, sino de una España en deuda con las víctimas de estos abusos.

Este filme lo pude ver gracias al Ciclo `Memoria en 24fps´ que organizó la Cátedra de Memoria Democrática de la Universidad de Córdoba en colaboración con la Diputación de Córdoba -Delegación de Memoria Democrática- y con la Asociación cultural CineCercano el pasado miércoles 14 de septiembre. Estuvieron presentes en el debate posterior a la proyección los directores de la obra Remedios Malvárez -Alalá (2016) y Menese (2019)- y Arturo Andújar -guionista y productor de Alalá junto a Malvárez y productor y montador de Menese- junto a Antonio Manuel -escritor, poeta y compositor- y Rocío Márquez -cantaora-. En primer lugar, Pico Reja se podría resumir diciendo que se trata de una obra audiovisual, “una reconstrucción del recuerdo que trata de crear un espacio para la reflexión, que analiza el pasado y las claves para comprender el presente”, tal y como indican los propios directores.

En Pico Reja, Malvárez y Andújar se centran en la fosa común homónima, la mayor abierta -700m2- en Europa occidental desde Srebrenica -Bosnia Herzegovina-. Va a ser a través de los huesos de estos cruelmente asesinados mediante los que se trate de coser un poco de las heridas que dejó el periodo franquista y es que “abrir la fosa de Pico Reja es una deuda pendiente con la memoria de los represaliados y con la propia historia de este país” como señala Andújar.
Una obra documental que no por ello deja de lado la narración y estética cinematográfica, encontrando, por ejemplo, un uso de imágenes encadenadas de cierto modo poético -secuencias en las que se deja reflexionar al espectador y la espectadora- o un formato de narración que va a seguir los diferentes testimonios orales que nos vamos a encontrar no solo de los familiares de las víctimas, sino de diferentes expertos -historiadores, arqueólogos y forenses, entre otros-. Asimismo, se va a utilizar el material archivístico -fotográfico, videográfico y radiofónico- no como elemento principal sino como complemento, encontrando que la auténtica protagonista de la historia es Pico Reja. La fosa es, por tanto, la auténtica protagonista de esta película, y desarrolla su propio relato, incluso descubriendo nuevos hechos que no estaban documentados a través de este material de archivo.
La información que se nos va transmitiendo a lo largo de la obra no solo nos habla de las fosas comunes como pruebas del exterminio franquista -recordemos que las fosas del Cementerio Municipal sevillano cuentan con más de 14.000 cuerpos de los cuales más de 4.500 son represaliados del Régimen-, sino también de los diferentes campos de concentración como el Parque de Corchuela donde se sometía a estos `libertos´ -esclavo liberado-. Libertos se ofrecían a trabajar en las nuevas obras del Régimen para el conocido como `Canal de los presos del bajo Guadalquivir´ con tal de respirar un poco de aire puro durante unas horas y no morir de hambre en la cárcel.

Y es que, cabe recordar que, solo en Andalucía encontramos 45.566 víctimas por fusilamientos -un tercio de las víctimas españolas-, en un lugar en el que la guerra civil no llegó de primera mano pero sí el exterminio. Es de todos conocido la masacre que provocó la dictadura argentina o la chilena pero en España no nos quedamos atrás, siendo en este sitio, Andalucía, donde más de 100.000 desaparecidos dejó la represión franquista, más incluso que la dictadura chilena y la argentina juntas, un dato escalofriante.
Cabe hacer hincapié en que este ensañamiento no solo era ejercido ante los hombres, sino ante las mujeres -madres, esposas y/o hermanas de las víctimas-, encontrando, por ejemplo, el caso de Angustias contado por Javier Delmás Infante, nieto de Blas Infante -conocido ideólogo del andalucismo fusilado por las tropas de Queipo de Llano-, la cual fue condenada tres años después de la muerte de Blas a pagar 2000 pesetas de multa.
En este sentido cabe señalar que, tal y como recordó Malvárez en el debate posterior a la proyección del filme, recientemente el pasado 3 de junio, gracias a la labor de personas como Fernando Serrulla -antropólogo forense- y Juan Miguel Baquero -documentalista y periodista especializado en Memoria Histórica y Derechos Humanos-, se ha hallado en algunos cuerpos presentes en Pico Reja, restos de metales pesados que han servido para demostrar que se tratan de cadáveres de la famosa `Columna Minera´, un cuerpo de voluntarios onubenses que acudió a Sevilla el 18 de julio de 1936 para defender la II República y que fueron masacrados a manos de las tropas de Queipo de Llano.

“El miedo genera silencio y el silencio genera olvido”. Esto es lo que nos señala Antonio Manuel mientras conforma una Nana a medias junto a Rocío Márquez; una nana que no solo se va a convertir en la canción principal del documental, sino que vamos a poder vivir un proceso de creación y de reflexión a través de ella, siendo “una nana para despertar en lugar de para dormir […] despertar la memoria es presente el recuerdo es pasado, sobre lo que pudo ser y no fue”.

Leer spoiler:

Artículo en: https://paradigmamedia.org/pico-reja-deuda-pendiente/
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Nati Serena
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5
9 de diciembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un mes en la gran pantalla, acumulando un total de 662.348 euros, quedando la número 11 en el ranking de películas españolas más taquilleras de 2021 y acumulando 106.244 espectadores llegó el 22 de noviembre a Netflix Las leyes de la frontera para recordarnos la herida sin cerrar del cine quinqui que plantea.

En este filme en un primer momento se nos presenta un personaje esperando en la sala de visitas de una cárcel. Saca una carta donde gracias al destinatario descubrimos que el protagonista se trata de Ignacio Cañas (Marcos Ruíz) pese a que en el interior -donde encontramos numerosas faltas ortotipográficas- ponga “querido gafitas”. La cámara nos devuelve su rostro compungido y la música nos induce cierta nostalgia pero esta cesa de repente cuando un niño, también presente en la sala, está a punto de ahogarse, lo cual interpela el recuerdo en el protagonista y nos devuelve la imagen de una Gerona en 1978, justo en el momento en el que unos matones tratan de ahogarlo en la piscina. De esta manera se nos presenta Nacho, un noble e introvertido chico de 17 años que sufre un acoso escolar continuo, hasta que, en uno de los sitios que usa como refugio, los recreativos Vilaró, conoce a Zarco (Chechu Salgado) y Tere (Begoña Vargas), dos jóvenes delincuentes de poca monta con los que va a encontrar una entablar amistad -y cierto triángulo amoroso-, llegando a pertenecer a su banda, encontrando en ellos ese grupo de amigos que se le había negado y entrando en una espiral de atracos, drogas y adrenalina, un mundo atractivo plagado de peligros que poco a poco se va a torcer.

Película ambientada en la época de la Transición, un importante momento de cambio y de esperanza de futuro que subyace a todos los niveles pero no centrándose en ello, usando el ambiente quinqui que surge en este contexto español a finales de los 70 y principios de los 80, que supuso una confluencia de filmes que escenificaban un nuevo modelo identitario y de subgénero, basado en la visibilidad de los sectores sociales empobrecidos y emergentes, así como de ambientes marginales, donde las drogas causaban estragos y destrozaban familias. Así, Las leyes de la frontera (2021) supone la vuelta de Daniel Monzón a los thrillers de acción y drama, tras su filme El Niño (2014), pudiendo comprobar cómo Monzón realiza obras donde, explorando los márgenes de la sociedad, nos presenta aventuras agridulces que les ocurren a unos personajes con aires de inocencia con los que el espectador va a conectar fácilmente.

Resulta indiscutible la hibridación de las diferentes vetas creativas de la tradición artístico-cultural española: costumbrismo populista, la comedia folklórica, la “españolada” y el sainete cinematográfico. Así, nos encontramos en la obra de Monzón, al igual que en artistas actuales como Derby Motoreta's Burrito Kachimba -grupo sevillano indie que pone banda sonora al filme a través de su “kinkidelia”- o en C. Tangana, como ha sido capaz de aunar y posmodernizar una serie de características identitarias de esa subcultura urbana quinqui de la que estamos hablando, adaptándola a unos nuevos tiempos. Es decir, Las leyes de la frontera no se trata de cine quinqui como el que podíamos ver en autores como Eloy de la Iglesia (Navajeros, 1980 o Colegas, 1982), Francisco Lara Polop (La patria del rata, 1980), Carlos Saura (Deprisa, deprisa, 1981), Vicente Aranda (El lute: Camina o revienta, 1987), José Antonio de la Loma (Yo, el vaquilla, 1985) o Ventura Pons (Puta misèria!, 1989); sino que, dentro de este contexto, es una revisión de este género, aferrándose a este mediante el recuerdo. Así, podemos ver que el director no utiliza delincuentes reales -a modo de docuficción- como ocurría estas películas, ni rueda en formato cuadrado -sino en scope-, sino que hace un ejercicio de estilización del género a través de la forma, utilizando la ambientación, las escenas de persecución en coche y los policías como personajes secundarios propios del cine quinqui, además del uso de la banda sonora como transmisión de esta cultura con canciones como Te estoy amando locamente de Las Grecas, La Grifa de El Pelos o Yo te encontré de Lin Cortés.

En este punto del análisis cabe señalar que estos personajes protagonistas de la obra se inspiran en figuras reales como Juan José Moreno Cuenca, más conocido como “El Vaquilla”, o José Luis Manzano, actor fetiche -conocido como el James Dean español- de Eloy de La Iglesia. Es así como por ejemplo, la personalidad de Jaro en Navajeros se asemejaría más a la de Zarco, un capo; mientras que la de José en Colegas, se correspondería a la de Nacho (“Gafitas”): un lumbreras súper tímido y enamorado de Tere que acaba formando parte del grupo de Zarco. También, personajes como “Drácula”, interpretado por el actor Víctor Manuel Pajares, que recuerda a Antonio Flores en la película de Colegas, el andaluz gracioso del grupo.


Las leyes de la frontera plantea cierto aire de nostalgia de las ansías de libertad y rebeldía los 70 y un homenaje no solo al género -ya olvidado-, sino a las historias de juventud de Monzón pero desde el filtro de lo comercial, buscando un equilibrio sin llegar a ser una obra de añoranza de un mundo que ya no existe para una generación, con la finalidad de conectar con un target más amplio, planteando cierta mirada de bizarría a la novela de Cercas, siendo un filme entre la fábula y el realismo pero con ciertos aires de idealismo; un acercamiento al cine quinqui desde el siglo XXI que podíamos ver años atrás en obras como Volando voy (Miguel Albaladejo, 2006) o 7 vírgenes (Alberto Rodriguez, 2007).

Enlace blog: https://paradigmamedia.org/las-leyes-de-la-frontera-herida-sin-cerrar-del-cine-quinqui/
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Nati Serena
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10
22 de noviembre de 2021
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva serie de Netflix que ha pasado desapercibida por el boom de El juego del calamar (Hwang Dong-hyuk, 2021), nos hace testigos directos de la vida de Alex, una joven de 25 años que sale junto a su hija de dos años, Maddy, de una relación de control, aislamiento, abuso y maltrato psicológico por parte de su pareja alcohólica, Sean. Se trata pues, de un relato íntimo de curación y autodescubrimiento que empieza con una huida en mitad de la noche de la caravana donde viven a duras penas. Alex coge a su hija, los 18 dólares que tiene en el bolsillo y huye en su coche sin tener un plan fijo ni apenas un sitio donde pasar la noche. Desde el primer momento, ni sus propios amigos ni su madre la creen, solo piensan que está exagerando y que debe volver junto a Sean, pero Alex no da su brazo a torcer y trata de sobrevivir por su hija, el motor que la ayuda a seguir adelante. Es así como esta historia nos va formando un nudo en el estómago por su cercanía con la realidad, tomando ciertos aires de documental al estar basada en la desgarradora vida de Stephanie Land, autora de “Maid: Hard Work, Low Pay, and a Mother’s Will to Survive” (2019).

La lucha continua de Alex por conseguir un lugar donde vivir la lleva a un refugio para mujeres maltratadas y es, gracias a esto cómo nos damos cuenta de la dejadez de un sistema infradotado que solo presenta trabas burocráticas para ayudar a la gente sin recursos, demostrando una vez más que las redes de salvamento son necesarias, hecho que la historia de Alex, una historia de mujeres que dan la mano a otras mujeres, nos muestra. Pero esta injusticia social no se queda ahí, sino que también se presenta no solo en el hecho de la poca ayuda que cuenta en base a los problemas de salud mental que presenta su madre, sino en cómo debe demostrar que es una madre competente y que tiene recursos para poder conseguir la custodia frente a Sean, el cual reclama bajo un buen abogado pagado por su familia que Alex no se puede permitir. En este punto también podemos comprobar como legalmente la violencia psicológica no está condenada.


Enlace blog: https://paradigmamedia.org/maid-resurgir-entre-las-grietas/
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Nati Serena
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8
7 de marzo de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Javier Marco es conocido desde 2011 por la realización de cortometrajes tan conocidos como La soledad de la Luna (2011), El vestido (2017), Muero por volver (2019), Amianto (2020) o A la cara (ganador del Goya 2021) pero ahora, se ha lanzado junto a su guionista Belén Sánchez-Arévalo a dirigir su primer largometraje, Josefina, el cual, no pasa desapercibido, no solo estando nominado a los Goya al Mejor Director Novel, sino formando parte de la Semana Internacional de Cine de Valladolid y del 69 Festival de Cine de San Sebastián. En este filme nos encontramos a Juan (Roberto Álamo), un solitario funcionario de prisiones, y a Berta (Emma Suárez), una madre que va a ver asiduamente a su hijo Sergio (Miguel Bernardeau) a la cárcel. No sabemos mucho de estos tres personajes -ni al inicio ni al final de la trama- ya que Marco no va a contarnos quiénes, sino que es el propio espectador de forma activa el que va a tener que descubrirlo a través de los silencios, de las miradas y de las mentiras ya que compartiendo sus silencios acabas entendiendo a los personajes. Es así cómo el espectador va por delante de los personajes -o eso piensa- ya que nos encontramos con un excelente y desconcertante final que nos lleva a sopesar la verdad de las mentiras.

Un pretexto idóneo para mostrar la salvación a través de la sencillez de guion, de la humanidad y de la compañía flemática que, nos cuenta una historia de personajes que, pudiendo parecer banal y cotidiana, cala por dentro al mostrarnos una problemática tan importante como lo son las carencias emocionales y afectivas (comunicación, soledad…), el derecho a volver a ser feliz a través de la redención y la impotencia por no poder ayudar a nuestros seres más queridos. Para mostrar todo esto es imprescindible la fotografía de Santiago Racaj que no solo nos muestra acciones tan cotidianas como cenar un trozo de tortilla recalentado en la cocina, esperar al autobús o pasear al perro -actividades tan banales pero necesarias para describir psicológicamente a los personajes- sino que lo hace a través del color desteñido y mediante el uso de la cámara estática donde enmarca a los personajes en habitaciones tan vacías como su interior, pudiendo comprobar así cómo los propios espacios engullen en ciertas ocasiones a los personajes que se encuentran perdidos. Aunque, hay que indicar que si bien Josefina parece un filme completamente triste, encontramos ciertas pinceladas de humor que acaban de completar la historia de esta película producida por White Leaf Producciones en coproducción con Hoja en blanco AIE y en asociación con Featurent y distribuida en España por Super8.

Un filme donde, al carecer de los numerosos diálogos a los que estamos acostumbrados -en esta ocasión dicen más las miradas e incluso los objetos- y contar con tantos espacios argumentales y ausentes de información, necesita de unos actores transparentes y creíbles y en ese aspecto Josefina lo borda. Para ello cuenta con unas interpretaciones contenidas, pudiendo encontrar la propia evolución de los personajes gracias al uso de los primeros planos en su forma de mirar -y de mirarse- en una historia de amor volátil y con subtítulos donde las emociones traspasan la pantalla y dejan reflexionando al espectador.
Una obra catártica donde dos almas solitarias se van a unir para curar sus heridas a través del silencio y de una banda sonora basada en la obra del compositor Johann Sebastián Bach, la cual actúa como signo catalizador emocional del relato. En este punto hay que indicar que, pese a presentarse una trama contenida y un ritmo pausado al no contar con giros drásticos ni sobresaltos, Marco introduce diversos detalles que presentan cierta ambigüedad e incluso, surrealismo, dejando así que sea el propio espectador el que concluya ciertas situaciones que no se ven pero se intuyen en la pantalla y ahora, fuera de ella -hecho característico en algunas de sus obras- ya que la semilla de la duda sobre lo que el director nos cuenta se siembra en los primeras secuencias de la película y nos deja con ganas de más, haciendo que vuele nuestra imaginación. Abnegación a través de la sencillez de la `verdad´ que reflexiona, a través del vacío existencial del silencio, sobre la soledad en la que están inmersas muchas personas hoy día y donde la cárcel, lo cual se representa perfectamente mediante la metáfora de la cárcel.

Blog: https://paradigmamedia.org/josefina-una-historia-de-vacios-y-fuera-de-campo/
Nati Serena
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