Foto de familia

Quien me haya leído un poco sabrá que me encanta el cine francés, es uno de mis favoritos y siempre que puedo me gusta disfrutar de este cine en versión original. Creo que hay muy buenos directores, guionistas y actores en él y es muy normal que el propio director escriba sus historias.

En esta ocasión vuelve a ocurrir, tenemos una pequeña película, sencilla, adorable, bien escrita y dirigida por una directora llamada Cécilia Rouaud, hija de documentalista. Se trata de su segundo trabajo detrás de las cámaras donde vuelve a contar para dar vida a una de sus protagonista con la actriz, modelo y cantante Vanessa Paradis, ex del actor Johnny Depp y madre de sus dos hijos.

Rouaud nos trae una historia que te puede estar ocurriendo en este momento, cercana, la historia de tres hermanos que quieren cumplir el último deseo de su abuela de morir en su pueblo natal. Vanessa Paradis está adorable como la hermana mayor, Camille Cottin, que es mi favorita, es una actriz más que interesante que ha trabajado en el cine americano y que interpreta a la hermana mediana y un atractivo Pierre Deladonchamps es el pequeño del trío y está perfecto. A él le había descubierto antes en una delicia de película canadiense llamada "El hijo de Jean".

De los veteranos destacar a un ya enfermo Jean-Pierre Bacri como el padre de familia, actor más que solvente que fallecería hace poco de cáncer, una elegante Chantal Lauby como la madre de familia y una adorable Claudette Walker como la abuela.
La recomiendo, más que interesante.
Un saludo,
Tess

Foto de familia es el segundo largometraje de Cécilia Rouaud. En él dirige y escribe una historia agridulce, de corte costumbrista y nostálgico, que consigue involucrar a la audiencia por su cercanía en fondo y forma.

A partir del entierro y funeral del abuelo, se despliega la descripción de una familia desestructurada tras el temprano divorcio de los padres. Los tres hermanos se vieron separados: ellas con Pierre, el padre, y él con Claudine, la madre, y solo se juntaban en verano, en casa de sus abuelos en Saint Julien. Crecieron respondiendo de diferente modo al dolor de la separación, intentando superar el resentimiento y borrando de su mente el recuerdo de Saint Julien, convertido en un utópico paradigma de la felicidad de la familia.

El descubrimiento de una foto de aquellos años y el deber autoimpuesto de cuidar de la abuela, que ya no puede vivir sola, se convierten en el acertado detonante y vehículo para desarrollar la crisis existencial que surge en todos ellos.

Cécilia Rouaud muestra con sincera naturalidad el día a día de todos los protagonistas. Los tres hermanos, sus padres, su abuela, la nueva mujer de su padre, el jefe de Mao, el hijo de Gabrielle o el marido de Elsa se mueven por la pantalla en un caos espontáneo que fuerza al espectador a integrarse entre ellos para no perderse detalle. La desubicación vital –que les caracteriza tanto en el ámbito profesional o familiar– se origina, tal como se trasluce de sus entradas y salidas, en el hecho de pensar solo en uno mismo; quizá no tanto por egoísmo, como por cierto instinto de supervivencia al tener que manejarse en un mundo al que se han lanzado sin cobertura familiar.

En este sentido, la preocupación por la abuela funciona como catalizador de su cambio de visión. Mirar su desamparo les hace replantearse su manera de ver la vida y cristaliza –no desvelo nada– en la escena en la que Elsa, emocionada de pie sobre el pedestal donde su hermana trabaja de estatua humana, le dice a Gabrielle: “nunca me había dado cuenta de lo que tú veías desde aquí”.

Esta apertura a los demás es mostrada por Rouaud como una natural y lógica propuesta vital, sin caer en dogmatismos ni sentimentalismos. Si bien es cierto que, con el giro final, consigue emocionar y terminar con una sonrisa ilusionante.

Cabe destacar que nada en Foto de familia funcionaría sin el trabajo de todo el elenco comandado por los conocidos y veteranos Jean Pierre Bacri y Chantal Lauby.

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Otra típica comedia francesa con toques sentimentales. Me llama la atención., en la trama, que de los tres matrimonios que salen, el del padre y el de dos hijas todos hayan fracasado. ¿Tan raro resultaría que un matrimonio funcionase bien? Es verdad que hay mucho divorcio, pero no el 100%.
Y los tres hermanos, las dos chicas y el chico, son raros. Pero lo que parece descubrir esta Cecilia Rouaud es el amor fraterno. Es lo único que me ha gustado de esta comedia, por lo demás rodada con cierto esmero y que, a su modo, fluye bien.
Cuando acabas de verla te das cuenta de que en la mente del guionista y de la directora falta profundidad y sobra mucho políticamente correcto, O sea, ni fu ni fa.