Filigrana

“Ojos verdes, verdes como la albahaca....” Por oír cantar a Concha Piquer esta copla clásica y otras merece ser vista esta película. “Arrieros somos y tarde o temprano en el camino nos encontraremos”.”El día que tú te mueras voy a poner por Sevilla luminarias y banderas”. Hay una nana maravillosa: “Duérmete mi lunita sol de los soles y te haré una cunita de caracoles“.
Y hay dos tandas de sevillanas cantando la historia de Filigrana. Y bailadas como se bailaban entonces, más auténticas y directas.
Es la historia de un desamor y de amor a la vez.
Como en este tipo de películas, el argumento, casi de telenovela, sirve para que se luzca la cantante. Pero históricamente también tiene valor. Sale un momento un bailaor que me gustaría saber quién era. Y sale Carmen Sevilla cuando se llamaba Carmelita y tenía 18 años.Los interiores en algún palacio de Sevilla, que como se sabe los tiene muy buenos. Aquí como era en 1949. Hay alusiones a la Exposición Iberoamericana de 1929, de la que aún se conservan más de veinte edificios.
El lirismo de las canciones, de Rafael de León, se traslada a los diálogos. Y hay buenos golpes: “¿Usted es gitana? ¿Qué voy a ser, mecanógrafa?”
Luis Marquina dirige con mucho oficio, aunque lo demostraría más en otras películas.
También es muy buena la fotografía de Alfredo Fraile, en un radiante blanco y negro.

El valor de esta desconocida joya del cine español es más grande de lo que aparenta. Aparte de tener un guion excelente, unos planos preciosos y una historia muy bien llevada y contada, contiene elementos que la transforman en un verdadero tesoro. Uno de esos elementos es la interpretación de Concha Piquer, Valenciana de nacimiento en la piel de una sevillana sin parecer excesivamente forzada. Debido a su temprana retirada, Concha no dejó mucho material audiovisual de sus actuaciones, por lo cual, una de las formas de entender que su nombre esté considerado como el más importante de la canción española es viendo las actuaciones que realiza en esta película. Tiene momentos muy entrañables, el personaje protagonista es una mujer bastante adelantada y liberal para lo establecido en las películas de la época, tiene un halo de frescrua a su alrededor pese a ser una película tan antigua, la historia te mantiene enganchado (a pesar de algunos momentos más lentos) y tiene drama, humor y buenas canciones. Destacar a una jovencísima Carmen Sevilla, brillante y fresca en su interpretación, unos efectos visuales más que asombrosos para la época en la que se rodó y una vez más, la presencia imponente y soberbia de la enorme Concha Piquer, que pese a no ser mejor actriz que cantante, llena la pantalla con su elegancia y su poderío.

Filigrana, para el "Diccionario" de la Academia un "adorno hecho con hilos de oro o plata que, entrelazados, forman un dibujo parecido a un encaje".
Filigrana en la cinta no tiene nada de adorno, es una gitana (Piquer) que canta como los propios ángeles alrededor de la cual se mueven, marmolillos, los hombres que la pretenden. Una auténtica mujer, un virtuoso encaje de oro y plata.
Sevilla 1927. El conde de Montepalma (Granada), un señorito andaluz la seduce y la abandona. Mágico instante cuando canta ella, "Miénteme por caridad, que me quieres con delirio como si fuera verdad". Frase parecida que años después "Johnny Guitar" (1954) dirigirá a Vienna: "Dime que me quieres todavía como yo te quiero".
El resto son amores y desamores en un drama musical que gira en todo momento alrededor de Concha Piquer. El centro de la obra.
Maravillosas interpretaciones con unos "Ojos verdes" antológicos de esta "Gitanilla canastera piedra de todos los caminos". Excelente ballet flamenco que desgrana la historia de Filigrana en unas sevillanas antológicas.
Buenos Aires, alusiones a la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929) y vuelta definitiva a Sevilla en 1943.
La historia es bastante convencional aunque presenta a una mujer decidida y de carácter que sabe lo que quiere y no se deja manipular por los moscones que la rodean.
El guion presenta un drama musical con discretos toques cómicos. La realización se ocupa más de los números musicales que de perfilar bien los personajes, con excepción de Filigrana, por supuesto. El ritmo es constante, sin grandes altibajos, con un final demasiado convencional pero que nos permite conocer a una jovencísima Carmelita Sevilla que parece tomar la alternativa ante la diva.
Lo mejor sin duda la interpretación de Concha, por cierto una mujer que dirigió siempre con mano de hierro su propia compañía artística, valenciana, hija de un modesto albañil de Gátova (Castellón).
Imprescindible para los estudiosos del cine español y de la copla. Recomendable a quienes deseen pasar un buen rato escuchando piezas clásicas en la voz de una de las mejores artistas españolas de todos los tiempos.