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Su propio infierno

Drama Adaptación de una novela de William Inge sobre el romance entre una mujer madura (Eva Marie Saint) y un joven (Warren Beatty) que está estrechamente ligado a su hermano pequeño (Brandon de Wilde). (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
12 de octubre de 2007
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En algunas filmografías de Frankenheimer consultadas en Internet ni siquiera aparece esta película, lo cual resulta extraño porque, sin ser una maravilla cinematográfica, puede calificarse como mínimo de digna.

Las interpretaciones de Angela Lansbury y Karl Malden están muy en consonancia con la calidad artística y profesional de estos dos actores. Warren Beatty no es que lo haga mal pero es que el papel parece no irle de ninguna de las maneras y eso es un handicap que la película acusa.

Si bien el tono medio de la cinta es aceptable, el desarrollo es algo irregular, y compagina momentos donde lo insulso es el color predominante con otros en los que la tensión (más que el suspense) consigue la calificación de aprobado.

A Eve Marie Saint, quien por cierto me conquistó desde Con la muerte en los talones y La ley del silencio, le ocurre algo similar a lo de Beatty, le falta credibilidad. Y ya son muchos lastres para una película que se deja ver, que tiene momentos interesantes e incluso duros (éntrese a valorar sino las relaciones materno-filiales ó la diferencia de caracteres del matrimonio Lansbury-Malden) pero que, en su conjunto, defrauda algo.

No obstante, es injusto tanto olvido y algunas páginas cinematográficas deberían ser más cuidadosos con lo que publican e informarse algo mejor.
FATHER CAPRIO
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7 de enero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo el esquema de historia de "pérdida de la inocencia" (sea lo que sea lo que se suponga que sea la "inocencia", es un modelo bastante típico de construir historias), la del descubrimiento por parte de un joven del verdadero carácter de su idolatrado hermano mayor, "Su propio infierno" va un punto más allá en desencanto al retratar en toda su sordidez el interior de una familia llena de miserias y odios larvados. "All fall down", dice el título original de esta adaptación de una obra de James Leo Herlihy (igual de explícito, pero menos explicativo y moralista que el "Su propio infierno" con que se tradujo aquí), escritor (y también actor) de homosexualidad declarada, cuya obra más conocida es sin duda Cowboy de medianoche.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MrRipley
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8 de mayo de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clinton Willart (Brandon De Wilde) es un adolescente que adora a su hermano mayor Berry-Berry (Warren Beaty), y que cruza media América para encontrarle y ayudarle. Pero en realidad, encuentra a un vago y atractivo tipo que, según él “me dejo llevar por la brisa y vivo para divertirme”. De esta forma pulula errante seduciendo a las féminas y buscándose problemas con la ley. Si el mismo actor cuando era un niño de nombre Joy, sentía una especial fascinación por el pistolero solitario Shane (Alan Ladd) en el wéstern “Raíces profundas”, aquí se podría decir que es la historia de una decepción que sufre el adolescente Clinton cuando comprende el comportamiento y las motivaciones de su hermano mayor al que había idolatrado. Tan sólo nueve años habían pasado entre el film de George Stevens, que ya era todo un clásico y el film de John Frankenheimer.

Película basada en la primera novela de James Leo Herlihi “All Fall Down”, autor que alcanzaría una gran notoriedad con la publicación de “Cowboy de medianoche” y su éxito en la adaptación a la pantalla. El guión está escrito por el no menos aclamado Willian Inge (Picnic, Esplendor en la hierba), gozando de un espléndido casting en el que destaca un excelente Karl Malden, como un marido pusilánime y una poco valorada Angela Lansbury, excelente como madre castradora, junto a Eva Marie Saint, tímida e ingenua, de belleza singular. Su trama es una pequeña pieza de cámara y se centra casi exclusivamente en cinco personajes, los cuatro de la familia Willart y una muchacha hija de una amiga de la madre de Clinton y Berry-Berry, que pasa temporadas en casa de esta peculiar familia donde anida la incomprensión, los conflictos sentimentales y la intolerancia entre su componentes.

El itinerario moral del film se vive a través de la mirada del adolescente, es la destrucción de la inocencia, con el que asistimos a su progresivo desconcierto, en ocasiones casi un espía en busca de una identidad que le gustaría fuese parecida a la que erróneamente anhela, pero que los acontecimientos le mostrarán la verdadera y decepcionante verdad. Una reflexión sobre los mitos de la juventud, la banalidad dañina de algunas relaciones innobles y el desprecio a la responsabilidad que esconde una triste cobardía. Película con estética de telefilm, de ritmo dramático muy definido y filmada en un estupendo blanco y negro. No está a la altura de “El tren” o “7 días de Mayo”, pero se deja ver bien gracias a un Warren Beaty, hermano de Shirley MacLane, que comenzaba a postularse como el joven más apetecible de Hollywood, dicen que llegó a pasar por las camas de las más interesantes actrices del cine de los sesenta.
Antonio Morales
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29 de diciembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque poco conocida, tal vez por ser una de las producciones más tempranas de Frankenheimer, merece verdaderamente la pena disfrutar de este drama, de evidente raigambre teatral, que cuenta con un excelente guion de William Inge, autor de otros conocidos guiones como “Esplendor en la hierba” (1961), por el que obtuvo un Oscar, o “Picnic” (1956)

Frankenheimer fue uno de los más brillantes representantes –junto a Sidney Lumet, posiblemente el mejor- de la generación de cineastas surgidos de la televisión que aportaron al cine nuevos temas con tratamientos mucho más atrevidos como este retrato de una familia disfuncional con unas relaciones algo enfermizas.

El adolescente Clinton Willart va en busca de su hermano Berry-Berry que abandonó su ciudad natal en de Cleveland, Ohio. Berry-Berry es un guaperas buscavidas, una bala perdida bastante repelente al que su familia, especialmente sus padres adoran como a un dios ausente. Para su joven hermano que le idolatra es el modelo a seguir, aunque el retrato que se va haciendo en la película de él muestra todo lo contrario.

La película se reduce a un par de escenarios y unos escasos personajes, pero Frankenheimer consigue rodar con un estilo muy cinematográfico, que no recuerda en nada su origen televisivo con un gran uso de la profundidad de campo, un uso muy expresivo del travelling y un dramatismo sugerido o acentuado por unos encuadres, con abundantes contrapicados que aportan gran expresividad y dramatismo a la trama.

Desarrollada casi exclusivamente en interiores, fundamentalmente en la casa de los padres, la película contrasta los diferentes caracteres de los personajes: el joven, bondadoso e inocente -excelente Brandon De Wilde-, al que se le irá desvelando el cínico egoísmo de su idolatrado hermano o la frágil prima –notable Eva Marie Saint-. Sin embargo, la parte más débil es el trabajo de Warren Beauty como rebelde sin causa, autodestructivo y existencialista, cuya actuación inexpresiva y gélida, llena de gestitos superfluos resulta ligeramente irritante –siempre me ha parecido un actor de segunda-. A cambio, lo mejor de la película es la exhibición de los padres encarnados por una inconmensurable Angela Landsury como obsesiva madre, entre la felicidad, la neurosis y la desesperación, o un prodigioso Karl Malden, más allá del bien y del mal, refugiado en su botellita de wiski.

Muy recomendable
Gould
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24 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La gente que crece en los pueblos pequeños, sabe mucho más acerca de las demás personas que quienes crecen en grandes ciudades”, decía alguna vez el dramaturgo y guionista William Inge (1913-1973), y esto lo demostró en sus significativas obras (“The Dark at the Top of the Stairs”, “Come back, little Sheba”, “Picnic” y otras), y en los casos en que su labor fue la de guionista, ocuparse de historias pueblerinas fue también su preferencia y la psicología de sus personajes fluye vigorosa y profunda.

“All Fall Down” (1960), fue la primera de tres novelas que escribiera James Leo Herlihy, autor mejor conocido por “Midnight Cowboy” (1965), y en versión libre, William Inge la adaptó a guion, el cual fue elegido por el director, John Frankenheimer, cuando el productor, John Houseman, le dio tres opciones para que escogiera. Hacia rato que, Frankenheimer, deseaba trabajar junto al dramaturgo estadounidense y la oportunidad le llegaba como caída del cielo.

Tiempo atrás, William Inge, había admitido a Warren Beatty en la representación de su obra, ‘A Loss of Roses’, y fue también quien lo recomendó con su amigo, Tennessee Williams, para interpretar la adaptación cinematográfica de “The Roman Spring of Mrs. Stone”. A nadie extrañó, pues, que ahora lo recomendara a John Frankenheimer, para que asumiera ese rol que le venía como anillo al dedo, del joven desadaptado que explota a las mujeres a las cuales parece odiar profundamente.

La novela en su totalidad, y en parte la película, toman sin embargo el punto de vista del joven hermano de Berry-Berry (Beatty), llamado Clinton (Brandon de Wilde), un chico que admira profundamente a su hermano mayor, pero, éste, al irse de casa y dedicarse a vivir sirviendo de compañero de viaje a mujeres adineradas, no le da muy buen ejemplo… y el chico, con ésta y otras experiencias, va a conocer ese lado oscuro de la vida que tantos necesitan para poder madurar.

De manera casi hermética -por las restricciones de la época-, Frankenheimer se atreverá a abordar temas tan “escabrosos” como el suicidio y el incesto, y también se referirá a las contradicciones políticas que pueden darse en una misma familia… y en general, la historia –de avanzada en el año 1962-, se desarrolla con un buen balance en la construcción de personajes de amplio espectro emocional, y la familia deja de nuevo al desnudo esa serie de situaciones que las vuelven disfuncionales y caóticas.

“Me encantó hacer esta película”, diría años después el director que luego nos diera: “The Birdman of Alcatraz”, “The Train” y “The Fixer”, entre otras joyas. A mí me gustó también haber visto el cuadro psicológico y político que la película nos ofrece, y las estructuras dramáticas de William Inge son, definitivamente, un verdadero placer.

Reconocimiento al profesionalismo interpretativo de Angela Lansbury (Annabel), por enésima vez representando personajes mayores que ella; Karl Malden (Ralph) quien siempre asegura autenticidad en sus personajes; y Brandon De Wilde (Clint), el inolvidable chico de “Shane”, “Good-bye my Lady” y “Hud”, cuya valiosa carrera se interrumpió al perder la vida en un accidente automovilístico, cuando se dirigía a visitar a su esposa que se hallaba hospitalizada. Había cumplido 30 años.

Título para Latinoamérica: A CADA CUAL SU PROPIO INFIERNO
Luis Guillermo Cardona
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