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Idrissa, crónica de una muerte cualquiera

Documental Xavier Artigas (Ciutat morta, 2013), pone el foco en otro caso real para un nuevo trabajo de denuncia: 'Idrissa, crónica de una muerte cualquiera' recupera el caso de un joven inmigrante africano, que murió en el Centre d'Internament d'Estrangers de Barcelona en enero de 2012, intentando reconstruir qué sucedió, y retratando el drama de la realidad de quienes llegan a otro país en busca de un futuro mejor.
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
15 de noviembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un caso desestimado. Un nicho anónimo. Un informe policial dudoso. Un sistema legal desinteresado. Estas fueron, más que dificultades, las motivaciones para que Xavier Artigas y Chapo Ortega crearan el documental Idrissa, crónica de una muerte cualquiera. El largometraje compite por ser nominado en la 12ª edición de los Premis Gaudí que entrega la Acadèmia de Cinema Català.

Sin apenas fotos del joven guineano ni testimonios de la noche en la que murió, los cineastas recurren a fuentes alternativas que enriquecen la investigación como su hermano mayor, una artista guineana o especialistas en las zonas más conflictivas de flujos migratorios.

Ya en su primer documental juntos, Ciutat morta (2014), demostraron lo que eran capaces de hacer con los formatos audiovisuales: exploran con la forma y con los recursos cinematográficos para hacer poesía visual. Con Idrissa, los directores combinan una perfecta investigación periodística con los elementos más tradicionales del cine como el story road o el suspense.

Con contradicciones, la colocación de las fuentes o los silencios, se descubre que la esencia del documental es una denuncia hacia el estado español y de cómo se desentiende cuando muere un inmigrante. Además, el documental alaba la labor de las organizaciones que luchan por cambiar esta realidad. Sin ellas, el cuerpo de Idrissa seguiría en una tumba sin placa en un cementerio de Barcelona.

Ciutat morta provocó un gran revuelo social y mediático por desenmascarar uno de los peores casos de corrupción policial en Barcelona. En Idrissa, crónica de una muerte cualquiera se mantiene viva la misma llama de hacer reaccionar a la sociedad y de sacar a la luz las irregularidades del sistema judicial español.

www.contraste.info
Revista Contraste
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17 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tercer largometraje documental dirigido por Xavier Artigas, Xapo Ortega (el primero tiene otro trabajo anterior en solitario) vuelve a ser un proyecto de denuncia, al igual que en sus trabajos anteriores, y que pone su punto de mira en el caso real de la muerte de Idrissa Diallo en el CIES de Barcelona, y que la investigación policial y la justicia han determinado que fue de causa natural, aunque los cineastas quieren demostrar que no fue así, y al mismo tiempo denunciar el trato recibido por los migrantes internados en esos centros de detención, y las dificultades de esas personas para llegar a un supuesto país en donde vivirán mejor, arriesgando su vida en condiciones infrahumanas, y por otro lado la situación real que se encuentran una vez que consiguen entrar en territorio español.

El proyecto se presentó en el Festival de Sevilla de 2018, y también formó parte de la programación del Atlántida Film Fest y del DocumentaMadrid de 2019, y es serio candidato a lograr la nominación en los premios Gaudí 2020 en el apartado de largometraje documental, y no descartaría una candidatura en los Goya.
El documental, al igual que "Ciutat morta (2014)", el más conocido de los trabajos de los cineastas, con el que lograron el premio al mejor documental de ese año en el Festival de cine de Málaga, y una gran repercusión dentro del ámbito del cine social de denuncia, tiene cosas positivas y otras negativas.
Entre los aspectos destacados se encuentran la dirección y el montaje, ya que cada uno de los planos presentados son de una gran calidad, y además saben mezclar información y datos con un ritmo bastante elevado. Además hay que alabar la implicación personal de ambos en los casos que intentan denunciar y su insistencia en lograr esas pruebas que puedan mostrar su teoría sobre la injusticia social.

El principal defecto del documental es que cuando terminamos de verlo esas pruebas no aparecen, y aunque el camino recorrido y los diferentes comentarios pueden hacernos pensar que tienen razón en sus postulados hay algo, y en este caso es lo fundamental que no se ofrece en este documental, aunque en el texto previo a los títulos de crédito finales se indica que no han podido lograr los testimonios de los compañeros de habitación de Idrissa en el CIES, que supuestamente sabrían la verdad sobre lo que sucedió.
Pero lo que si tiene el proyecto es ser meticulosos a la hora de contarnos lo que sí tienen claro, y es enseñarlos de manera detallada a través de un mapa y de una recreación muy bien trabajada del recorrido de Idrissa desde Guinea hasta llegar a España. Además de que los minutos finales son muy destacables, con las imágenes del entierro de Idrissa Diallo en Tindila, a la que tuvieron acceso Xavier y Xapo gracias a la invitación a filmar por parte de la familia del fallecido y la Comunidad Wassolon de Tindila, a la que agradecen al final del documental.

LO MEJOR: La acertada dirección de Artigas y Ortega. El tercio final.
LO PEOR: Me hubiera gustado conocer algo más sobre el tema central del documental.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
WILLY74
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10 de octubre de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último proyecto documental de la productora independiente barcelonesa Metromuster recoge la historia de Idrissa, un joven guineano fallecido en un Centro de Internamiento de Extranjeros, y cuyo cuerpo permaneció en paradero desconocido desde que sucedieron los hechos, sin ejecutarse la repatriación ni informar de manera adecuada a las familias. Dirigido por Xavier Artigas y Xapo Ortega, "Idrissa, crónica de una muerte cualquiera" expone la investigación de los realizadores sobre el caso, la búsqueda del cuerpo y la resolución de los trámites que llevan finalmente a que el joven pueda ser enterrado en su pueblo natal de Guinea. Por el camino asistimos a una fuerte crítica y exposición de la burocracia estatal, de sus graves negligencias y de los prejuicios postcoloniales que persisten frente a los inmigrantes de países africanos.

Como pieza que documenta el caso de Idrissa, proporciona la información suficiente para entender la dificultad de sacar a la luz su expediente en una muestra clara de la opacidad del sistema, pero lo hace hasta breve y esquemático, en la medida en que sirve para construir un relato de los hechos. Al fin y al cabo, esto es lo que pretende y lo que constantemente nos resalta a través de su narrativa, de sus testimonios y hasta de su representación visual, conformando un tono de denuncia que desde el principio deja muy claras sus intenciones, así como su posicionamiento.

Y pese a que lo logra, y que el caso del joven con las implicaciones familiares, sociales, políticas y culturales que emanan de éste queda bien reflejado, lo cierto es que no ofrece mucho más. Está rodado con eficiencia discreta, más allá de extravagancias más o menos afortunadas —curioso el momento Google Maps— que no llegan a otorgar una personalidad muy marcada al documental. Parece, en resumen, algo completamente secundario frente al mensaje, por lo que apenas ofrece alicientes por esa vía, confiando en su labor de visibilización y protesta para dar valor a la experiencia.

En ese sentido, el gran problema de la cinta es que en mi opinión carece de la contundencia necesaria para una reivindicación de estas características. Los hechos que se narran me parecen escandalosos, la forma que tiene esta película de contarlos se me hace prescindible y olvidable, en particular por lo fragmentado que está el proceso que se narra. Hay escenas potentes, emotivas y llenas de significado, pero en cierto modo siento que lo son a pesar de, por sus implicaciones y su trasfondo antes que por la forma de capturarlas frente a la cámara. Por poner un ejemplo, el manifiesto anticolonialista que lee un hombre en cierto punto de la cinta es emotivo y esclarecedor, pero lo es por sí mismo y no por cómo lo filman Artigas y Ortega ni por cómo lo emplazan en la narrativa global.

De hecho, a nivel de mensaje no tengo ni un reproche que hacer al filme. Como exposición de las cosas que funcionan mal en el país, a la corrupción y/o negligencia de sus autoridades y estamentos y el desamparo cuando no se dispone de recursos para afrontar sus injusticias, creo que cumple de sobra sus objetivos. A través de esta historia personal se van hilando muestras de una estructura administrativa deficitaria e incompetente que perpetúa la carga sobre sectores desfavorecidos de la sociedad, en este caso sobre jóvenes inmigrantes que teóricamente están bajo tutela estatal pero el Estado no responde adecuadamente por ellos, y en último término se señala como la causa última a la condescendencia colonialista que persiste, si no de manera explícita, sí en un entorno de aceptación colectiva que acepta esta desigualdad como algo normal.

Es por eso que, si me tengo que quedar con algo de "Idrissa, crónica de una muerte cualquiera", no es en la forma sino en el fondo. Es decir, en la denuncia y visibilización de una realidad terrible, no tanto por el hecho en sí, que también, como por estar enterrada de esta manera en la normalidad burocrática de este país. Y eso tal vez sea suficiente. En mi caso, echo de menos que además me hubiese cautivado por la forma de contarlo, pero lamentablemente no creo que este documental vaya a permanecer por mucho tiempo en mi memoria.

Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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