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El último safari

Aventuras Casey, un joven millonario americano, contrata al cazador Gilchrist para que le sirva de guía, pero éste lo abandona a su suerte para ir en busca del elefante que mató a su mejor amigo. Casey, fascinado con Gilchrist, decide seguirlo allá donde vaya. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
14 de febrero de 2013
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de cazadores en África o de safaris ofrecían unos ingredientes inmejorables para las aventuras: paisajes exóticos, vida salvaje y tribus indómitas, en un continente donde el hombre blanco era un extraño, amenazado por peligros que le obligaban a estar al acecho.

El título del largometraje refleja a las claras que es el final de un género de películas, que no seguirá el arquetipo de sus predecesoras, o al menos es lo que pretendía Hathaway al que los estudios Paramount cambiaron los tintes de la historia. Hathaway nos presenta un viejo cazador, encarnado por Stewart Granger, arisco, antipático, dispuesto a saldar una cuenta pendiente con su pasado, una lucha interna que debe decidirse en la caza de un elefante. La elección del propio Granger es una declaración de intenciones puesto que 17 años antes protagonizaría “Las Minas del Rey Salomón” con gran éxito poniendo de moda las películas de safaris.

En “El Último Safari” el protagonista es un antihéroe que sabe que ya no tiene sitio en la actual África y decide embarcarse en su propia aventura sin más compañía que la de su rifle. En contraposición llega un chico rico que busca aventuras en África y que piensa en que la aventura de Gilchrist (Stewart Granger) es idónea para divertirse. Los estudios conocedores del éxito de “Hatari!” de Hawks unos años antes metieron en la película humor e imágenes simpáticas de animales que la historia no podía aguantar, por lo que la primera mitad del film sufre una lucha entre la "verdadera" historia y los absurdos añadidos. La película es golpeada con un estilo que va en contra de su esencia y la hace vulnerable ante la comparativa con la entretenidísima cinta de Howard Hawks repleta de humor, camaradería, acción y algo de romance. Características de las que “El Último Safari” está desierta por mucho que intenten engañarnos. No son películas comparables, dejando a un lado su calidad, “El Último Safari” podría haber sido una gran película, más árida, más intimista, más reflexiva, más seria. Nada que ver con “Hatari!”, pero se confundieron.

Merece ver el tramo final de la película, olvidando la primera media hora.
Silver Cravat
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23 de julio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos hombres se enfrentan en las sabanas de Kenia. Uno joven y el otro mayor, el joven presume como triunfador y guaperas y quiere adquirir lo antes posible la experiencia del cazador mayor. Lo que con el dinero no se puede comprar. La veteranía es un grado. Miles (Stewart Granger) inicia el safari como el rastreador jefe y aquí la película presenta una aventura con rutinarios puntos de apoyo siendo el principal la acompañante, Gabriella Licudi, la mujer que pondrá la nota discordante obligada, y pondrá también sensatez, belleza y colorido. En cualquier buen safari que se precie, el papel de la mujer es primordial. Aquí, su participación es desde luego loable, seductor y atrayente. Y en el baile lo demuestra.

Alguien dirá que el joven (Kaz Garas) es insoportable, pero es que ese es su cometido y como lo interpreta así, se le hace insoportable al señor Miles. El avance se justifica en cazar una gran pieza, un elefante que tiene cuentas que saldar con el señor Miles. Aparición igualmente obligada de nativos, más otras incidencias en el camino que dan juego a la aventura. Los hombres siguen tras la pista de los elefantes, animales de los que desconfían los nativos porque les creen con un espíritu muy vengativo si a alguien se les ocurre molestarlos.

Stewart Granger es un actor de perfil aventurero del que pensaron todavía podía rendir como explorador en sabanas o desiertos, y no será en estas líneas donde se diga lo contrario o se critique a Henry Hathaway. Fue un actor de buena planta y gran clase; tiene el status ganado. La película combina perfectamente el mundo de los nativos en sus tierras con el avance de los exploradores. En ningún momento adolece de retroceso en el ritmo. La película finalmente cierra con acierto. Una obra muy digna y entretenida.
floïd blue
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15 de noviembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La redención de un pelele sanguinario, de un perfecto imbécil, la transformación de un capullo integral en... un hombre o algo más o menos parecido supuestamente divertido que nunca volveré a hacer en lo que me quede de larga y dura vida.
Con Stewart Granger Clark Gable de fondo de cuerpo especialmente pendiente presente de sienes plateadas por las nieves del tiempo y tan bronceado como de tez marbellí de puerto banús del ladrillo salvaje especulación que por ahí anduvo también el gran escocés Connery y no la Gabriella Licudi más de Gibraltar que se pasa, con toda la razón del mundo más que un santo enmascarado, toda la película insultando cagándose en los muertos del mequetrefe petimetre con dinero tonto con algún llevadero remedio cuando se pone a ello esperemos confíemos.
Es pobre pero honesta, bien traída con ritmo de metrónomo, te aburre a muerte pero no te miente solo a sangre fría te asesina, no tiene arritmias ni descompensaciones a mayores de la bolsa grandes fluctuaciones, es el cha cha cha del tren que mantiene el tran tran con donosura y elegancia zombi, trabajo artesanal decente e interés ínfimo, pero sin nada que realmente te altere o moleste o perturbe el sueño de los justos que es el que tú únicamente conoces o hasta disfrutas, si la hora le pides te la da tan educadamente, buenos días, buenas noches, una obra en definitiva y casi por antonomasia tan olvidable como poco criticable, y mira que lo intento y ni modo, un orfidal poco más o menos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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10 de junio de 2023
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La idea es buena, de alguna u otra manera inspirado en Hatarí (Howard Hawks, 1962), aunque peor película, con total seguridad.
La elección de Stewart Granger es acertada. A pesar de lo poco que me gusta, seguramente en un prejuicio irracional, porque es buen actor, tiene su juego. Siempre que le veo me acuerdo de Los Contrabandistas de Moofling, de Lang. Tiene algo que me perturba, es, por así decirlo, excesivamente guapo, no me imagino a Cary Grant haciendo este papel, sí a Robert Michum o a John Wayne. Hay papeles que casan bien con sus propósitos, otros no. Y este actor no me ha cuadrado nunca, no creo que sea un buen actor, aunque seguramente sea sólo mi punto de vista y esté alejado de la realidad.
Del director no voy a decir nada, creo que si alguien sigue este blog, que lo dudo mucho, sabran que constituye para mi una debilidad. Me parece un director magnífico, pocas películas suyas podrían considerarse obras de arte, pero si puede optar a colocar veinte y treinta entre las quinientas mejores de toda la historia del cine.
El resto del reparto es el siguiente: Kaz Garas es el rito americano que va en busca de aventuras a África a cazar y se enamora del ambiente, todo muy Hemingway. La chica es Gabriella Licudi. Johnny Sekka es el sirviente negro del cazador.
ÁAD
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