Contrabando (The Lineup)

La incorporación de la televisión al escenario de las historias cinematográficas marcó, sin duda, un antes y un después. "The Line-up" reconduce hacia la pantalla grande una serie radiofónica y televisiva de los 50, y la reconduce de la mano de Don Siegel, director del episodio piloto "The Paisley Gang", contando además con la participación de los policías principales de la serie, Warner Anderson y Marshall Reed. Sin embargo el verdadero protagonista de la serie es el gran Eli Wallach en uno de esos papeles de psicópata a los que estuvo abonado durante mucho tiempo.

La pregunta es ¿Acudían los espectadores a las salas de cine para ver aquellas historias que tenían a su disposición en sus televisores? En estos últimos años la televisión no ha sido obstáculo para el cine, pero entonces... No estoy tan seguro. Lo cierto es que la película no ha quedado entre lo mejor de Don Siegel a pesar de sus innegables valores y de haber sido rodada en las calles de San Francisco (entiéndase la referencia cruzada a otra serie televisiva algo posterior).

"The Line-up", que podríamos traducir por "La rueda de identificación" es un ejemplo del cine de Siegel, absolutamente urbano y con personajes de trazo grueso. Si recordamos su personaje por excelencia: Harry (Clint Eastwood) vemos que este Dancer (Eli Wallach) como psicópata estilo Tommy Udo -la conexión con El beso de la muerte de Henry Hathaway es evidente- estando en el otro lado del espectro de la ley, es igual de visceral y contundente que aquel Harry llamado el Sucio. Dancer es el matón encargado de recuperar los alijos de heroina pasados de contrabando por pardillos máximos utilizados al efecto. Sus expeditivos métodos tal vez no hubiesen encajado en los seriales domésticos, de ahí que el cine parezca el lugar natural para una actuación magistral que se extralimita hasta el vértice justo de la locura. De hecho, aunque la película tiene un inicio mas que interesante y que pone en alerta al espectador, luego decae entre rutinas policiales más o menos predecibles, hasta que aparece Eli Wallach con su libro de gramática en la mano. Las "ventajas" del "si yo fuere tu" frente al "si yo fuese tu" nos ponen en guardia del talante rarillo del individuo así como de su mentor y compañero Julian (Robert Keith). Avisados quedamos.

El resto del film se desarrolla en tono thriller con visos de "noir" con sus buenas dosis de acción y suspense. San Francisco como referencia, sus calles pendientes, sus autopistas y el Golden Gate modelan un paisaje donde Siegel se mueve como pez en el agua. Y el resultado es un film bastante interesante que podría completarse con alguna de las de Harry e incluso con Bullitt (también en San Francisco) en una sesión más que aceptable.

The Lineup de Don Siegel se deja ver con interés pero no comparto ese entusiasmo general por ella. Durante los primeros veinte minutos cuando se centra en la investigación policial, resulta demasiado rutinaria y monótona donde toda la intervención de los policias es muy explicativa. Noto una falta de climax y atmósfera que apenas consigue atrapar con fuerza exceptuando los últimos diez minutos. Aquí, Siegel demuestra su habilidad para las secuencias de acción y las persecuciones con especial violencia (fuertes amenazas a una madre e hija). También, es preciso considerarla como una de las primeras películas americanas valientes a la hora de tratar temas de tráfico de drogas como la heroína.

Me pareció un tanto pasado el personaje de Eli Wallach como asesino psicópata. Me quedo antes con un brillante Robert Keith como el compañero dialogante pero sin escrúpulos con las mujeres (Hay una frase suya demoledora en donde el sexo femenino no tiene cabida en nuestra sociedad).

El estilo general es austero presentando enorme sequedad con los personajes (unos policias desganados) y sirve como precedente a sus futuros y superiores Código del hampa o Brigada homicida. Siegel no figura entre mis directores favoritos del género (a falta de visionar Motín en el Pabellón 11 e Infierno 36). Eso sí, me gusta bastante La gran estafa con Walter Matthau, un notable policiaco de los setenta que destacaba por su austeridad y contundencia.

La llamada “Generación de la violencia”, que alcanzó un gran peso dentro de la industria de Hollywood en la década de los cincuenta, tuvo a uno de sus representantes en la figura de Don Siegel, que había comenzado en la Warner veinte años antes como ayudante de montaje y luego montador de films de Raoul Walsh y Michael Curtiz. Más tarde, se convirtió en un interesante director en cuya filmografía abundan numerosos films en el marco de la “Serie B”, es decir, películas de bajo presupuesto, pero que dotaban de más libertad al cineasta, de lo que normalmente concedía el Estudio.

En esta ocasión rueda para la Columbia “The Lineup”, un thriller seco, áspero y conciso, sin divagaciones vacuas, contando con el protagonismo de un villano gélido y calculador encarnado por Eli Wallach. El actor, acababa de rodar “Baby Doll” para Elia Kazan, una película escandalosa para la época por la relación insinuada entre un adulto y una adolescente. Según contaba Siegel sobre su película claramente adherida al género negro, a pesar de recrear una luminosa ciudad como San Francisco, que lo que más le interesó de la trama fue la descripción de los villanos más que los detectives que siguen su pista.

Con un excelente guión de Stirling Silliphant, especialista en este tipo de argumentos y que más tarde escribió para películas catastróficas, “The Lineup” se enmarca en un tipo de thriller semi-documental, heredado del cine negro de la Fox a finales de los cuarenta. El film pone el acento en el carácter rutinario del trabajo de policía, variante temática que se prodigó en films posteriores, alcanzando su cenit en la excelente “Brigada homicida” (Madigan, 1968) del propio Siegel, un thriller de aroma clásico que presenta la pareja de polis patrullando que luego sería imitada hasta la saciedad. “Contrabando” divide la acción entre policías y delincuentes, mostrando una minuciosa descripción de la investigación, para algo más tarde presentar a los dos villanos del delito. Persiguen un alijo de heroína introducida en la ciudad del Golden Gate, valiéndose de la involuntaria ayuda de ciudadanos que hacen de correo.

Siegel presenta los hechos mediante una planificación fría, mediante abundante planos generales y medios que relacionan a los personajes con el entorno urbano, cotidiano, donde transcurre la acción. Llama la atención el curioso “modus operandi” de los matones Dancer y Julian, los excelentes Eli Walach y Robert Keith, el primero es el que mata, y le gusta hacerlo, el segundo es el que da las órdenes y se cuida de que no se exceda su compañero. La persecución automovilista ha pasado a la historia por su tensión y la magistral forma en que está filmada y montada. Un thriller muy recomendable narrado en poco más de 80 minutos, algo imposible de ver ahora, pues la mayoría de las películas se exceden en el metraje por la torpeza en el pulso narrativo.

Excelente fim policiaco, dirigido magnificamente por Don Siegel en su primera etapa, aquella en la que todavía no se conocía en Europa ya que sus películas todavía no se estrenaban en España. Más tarde, con su unión con, por ejemplo, Clint Eastwood, consiguió gran fama en todo el mundo.
Aquí demuestra su vigor y sentido del ritmo desde el primer al último minuto, con tensión narrativa constante, soberbias interpretaciones (magníficos Elli Wallach y Robert Keit, ambos psicópatas de libro, uno el cerebro (Keith), el otro el ejecutor).
Preciosa fotografía en blanco y negro, estimable banda sonora y escenas de violencia con gran suspense y espectacularidad, como la que tiene lugar en la pista de hielo.
Una gran cinta, enormemente entretenida, que gusta mucho. A todo ello ayuda un rico guión del gran Stirling Silliphant, sin duda uno de los mejores en su campo.

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“The Lineup” ―literalmente “La rueda de reconocimiento”, y no el grosero “Contrabando” que en su día le endilgara el licencioso traductor de turno― es una estupenda película de acción, por momentos brillante, y en cualquier caso sumamente entretenida.
Don Siegel resulta especialmente conocido por su fecunda colaboración con Clint Eastwood, alumbrando títulos tan célebres ―y celebrados, qué duda cabe― como “Dirty Harry” (Harry el sucio, 1971) o “Escape from Alcatraz” (Fuga de Alcatraz, 1979). No en vano éste siempre lo ha considerado, junto a Sergio Leone, su mayor mentor cinematográfico ―así lo evidencia la escueta y sin embargo emotiva frase que cierra los créditos de “Unforgiven” (Sin perdón, 1992): “Dedicated to Sergio and Don”.
Pero es con pulps tan meritorios como el que nos ocupa que comenzara a cobrar cierta notoriedad. En “The Lineup” adapta a la gran pantalla un serial de éxito, radiofónico primero y televisivo después, centrado en las peripecias de una pareja de policías de San Francisco. El vibrante planteamiento, sencillamente magistral, es sólo un aviso de la vigorosa cadencia que alienta en una trama a caballo entre el thriller y el noir. Si bien es cierto que presenta más elementos del primero, no lo es menos que la sequedad dialógica y escenográfica son hijos del segundo.
No obstante, llega un momento en que la historia amenaza con decaer, ahogada en la recreación, en exceso minuciosa, del reglamentista procedimiento policial. Es entonces cuando entra en escena el impagable matón interpretado por Eli Wallach. Como siempre, mugre y carisma a partes iguales. El psicópata en cuya sudorosa piel se mete como quien se pone cómodo al llegar a casa hace a la película remontar el vuelo… qué “remontar el vuelo” ¡si la pone en órbita! Su irrupción, llamémosla filológica, es de antología. La preocupación que manifiesta por los usos del subjuntivo debería exhibirse en las aulas de todos nuestros colegios y, sobre todo, academias de idiomas.
La singularidad del personaje no acaba ahí, ni mucho menos. No recuerdo ―no creo que lo haya, de hecho― ningún asesino de entre los miles que transitan la historia del cine que cuente con el asesoramiento de un gurú ―o un coach, al gusto de ustedes; un apoderado incluso, hablando en términos taurinos―. Éste, encarnado por un atildado Robert Keith ―padre del también actor Brian Keith―, es, asimismo, para darle de comer aparte; con esa entusiasta compilación suya de las últimas palabras pronunciadas por las víctimas de su prohijado.
Para terminar, una mención a la persecución con que se resuelve la película. Espejo en el que, es indudable, se miraría posteriormente la, en mi opinión ―y mal que me pese reconocerlo, siendo Peckinpah uno de mis directores de cabecera―, sobrevalorada “Bullitt” (ídem, 1968); estamos ante un prodigio técnico no ya para la época, como es público y notorio, sino incluso para las infinitas posibilidades que ofrece hoy día la informática. Todavía más si tenemos en cuenta las estrecheces presupuestarias de un producto de su pelaje, genuina serie B. Sólo por eso “The Lineup” bien merece un vistazo. Lo bueno, como creo haber explicitado a lo largo de la reseña, es que ofrece unas cuantas razones más para su disfrute. Con que, “si yo fuera” ustedes… no lo dudaría ni por un instante.