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Código del hampa

Cine negro. Intriga Dos asesinos reciben el encargo de acabar con la vida de un antiguo piloto de carreras. Ejecutado el trabajo, uno de ellos, intrigado, decide averiguar por qué la víctima ni siquiera intentó defenderse o huir. La investigación lo lleva hasta uno de los jefes del crimen organizado. Ésta es la segunda adaptación del relato corto "The Killers" de Ernest Hemingway. La primera ("Forajidos", 1946), indiscutible obra maestra del cine negro, ... [+]
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
22 de marzo de 2008
54 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Don Siegel. El guión, de Gene L. Coon, adapta libremente el relato "The Killers" (1927), de Hemingway. Se rueda en exteriores de California (Riverside Raceway, Toluka Lake...) y en Universal Studios (Universal City, CA). Gana un BAFTA (actor extranjero, Marvin). Producida por Siegel, se estrena el 7-VII-1964 (EEUU).

La acción principal tiene lugar en Miami, Nueva Orleans y California, entre 1959 y 1963. Dos matones, Charlie Strom (Marvin) y Lee (Gaulager), asesinan a un antiguo piloto de carreras, Johnny North (Cassavetes) por cuenta de un interesado que no saben quién es. La pasividad de la víctima ante la muerte mueve la curiosidad de Charlie, que decide investigar.

El film suma los géneros de drama, crimen e intriga. Es la tercera adaptación de "The Killers", relato breve publicado en la antología "Men Without Women", de Ernest Hemingway. La primera fue la de "Forajidos" (Siodmak, 1946) y la segunda, el corto de 19 minutos de Andrei Tarkovsky, realizado como ejercicio de carrera. Siegel se había interesado en realizar la versión de 1946. La cinta se concibe como un film destinado a ser emitido por TV, pero una vez concluido, se considera que su nivel de violencia es desaconsejable para TV.

La película capta la atención y entretiene. Hace uso de una narración seca, contundente, concisa y rica en sugerencias y elipsis. El ritmo es ágil y rápido. Incorpora tres "flashbacks", que explican hechos del pasado al tiempo que plantean incógnitas y dudas que alimentan la intriga, administrada en un hábil crescendo. Los "flashbacks" reflejan el punto de vista de los personajes que los protagonizan, que manifiestan ideas, sentimientos e intereses diferentes. El primero traspira añoranza y tristeza, el segundo elude responsabilidades y el tercero las asume.

La violencia, abundante y diversa, incorpora manifestaciones físicas (golpes, empujones...), morales (amenazas, intimidaciones...), sádicas, misóginas y asesinatos (cinco). El clima de violencia se ve subrayado por el recurso al vértigo: el de la velocidad (dentro y fuera del circuito) y el de la altura. La obra reproduce las principales referencias del cine negro clásico, al que rinde homenaje: narración en "flashback", mujer fatal, personajes perversos y negativos, etc. Dedica un guiño de simpatía a "Atraco perfecto" (Kubrick, 1956). Con su intervención, Reagan se despide del cine para dedicarse a la política. Es el film nº 21 de Siegel. Es recordado, sobre todo, por la bofetada de Jack (Reagan) a Sheila (Dickinson).

La música, de John Williams ("Star Wars"), ofrece una partitura original intensa y vibrante, que se torna frenética en los momentos álgidos. Añade la sensual canción "Too Little Time", de Mancini. La fotografía, de Richard L. Rawlings, presenta encuadres oblícuos, fragmentados y torcidos. Añade inquietantes figuras triangulares y trapezoidales. Destaca el dibujo del perfil de los personajes y contrasta las imágenes. Gran película de acción y suspense.
Miquel
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16 de octubre de 2006
42 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la obra epónima en su titulación original en inglés "The Killers", del novelista y periodista norteamericano Ernest Hemingway, un relato corto publicado en 1927 dentro de una obra mayor con más historias cortas titulada "Men Without Women" ...

En dicho relato, protagonizado por uno de sus personajes habituales de relatos cortos, Nick Adams, se narra la historia de dos asesinos encargados de matar a un boxeador por razones desconocidas...

La primera vez que se llevó a la gran pantalla fue en 1946 por el cineasta norteamericano semita y de origen germano Robert Siodmak, con Burt Lancaster como protagonista...posteriormente sería el cineasta, director de orquesta, escritor y actor ruso Andrei Tarkovsky quien crearía una especie de corto de 19 minutos sobre la obra..., antes de que en 1964, el cineasta de "El seductor" y "La invasión de los ladrones de cuerpos", Don siegel, la volviera a retomar para la gran pantalla con un guión distinto al de su antecesora de Siodmak...

Una película de una facturación impecable, elegante en sus formas, y que como curiosidad anecdótica fue durante un tiempo publicitada como la última obra del ex-presidente norteamericano Ronald Reagan..., por primera vez haciendo de chico malo...Cuenta la leyenda, y más que ésta la autobiografía de Kirk Douglas titulada "The Ragman's Son", que fue con todos sus incuestionables méritos artísticos una obra denostada por el propio Reagan debido al tremendo bofetón que por imperativos del guión endilgó a su querida Sheila Farr(Angie Dickinson) dejándole señalados los cinco dedos de su mano en el bellísimo rostro de la actriz...

...actriz que..., y siguiendo con las leyendas sobre la cinta, se enteró del asesinato de su amante por aquel entonces, John Fitzgerald Kennedy, durante el rodaje de la misma...

Con una correcta banda sonora a cargo del mítico y premiadísimo John Williams, fue sin embargo la canción "Too little time" de Henry Mancini y Don Raye cantada por Nancy Wilson quien se llevó el gato al agua... con una brillante fotografía en color de Richard L. Rawlings, resaltando las rudas siluetas de los protagonistas...y el mundo de las carreras de automóviles...

Un poderosísimo y chulesco Lee Marvin con sus perennes gafas de sol, bordando con su vozarrón el papel de asesino a sueldo, Charlie Strom...

Un John Cassavets metido de lleno en el mundo de las carreras..."...sólo soy un mecánico con buenos reflejos, con grasa en las uñas y ni un sólo centavo en el bolsillo..., ni siquiera tengo para la entrada de una casa...".

Y esa guapísima mujer fatal Angie Dickinson como Sheila Farr, una de las divas más hermosas del celuloide compinchada con su novio, el mafioso Jack Browning (Ronald Reagan)...


E S P E C T A C U L A R
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
burton
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2 de marzo de 2011
37 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Penúltima interpretación de Ronald Reagan, antes del papel de su vida como presidente de los Estados Unidos en la superproducción de los 80 "La guerra de las galaxias". Paradojas del destino, lo que en principio era una buena noticia para el buen gusto cinéfilo —su despedida de la industria—, se acabó convirtiendo en una mala película de suspense sobre misiles y armamento nuclear, demostrando que la realidad siempre supera la ficción.

Aún así, hay que reconocerle su buen hacer en este film —quizás lo mejor que legó al séptimo arte— facilitado tal vez porqué su acción más destacada es propinar un bofetón a Angie Dickinson que deja el de Glenn Ford a Gilda en una suave caricia de gatito.

Como se sabe, hay dos factores que condicionan la aproximación a esta obra. El primero es que se trata de un remake de un clásico negro, "Forajidos", de Siodmak, a partir de un relato de Heminway. Pese a que la primera versión, más reputada, se nutre de mitos por defecto inimitables, como Ava Gardner o Burt Lancaster, casi diría que prefiero la de Siegel; por un lado, debido a la presencia de un imponente Lee Marvin y, por otro, a causa de una ligera variación en la construcción del guión: partiendo de una misma base argumental —la reconstrucción mediante flashbacks de una historia que explique porqué alguien, en la primera escena, prefiere dejarse matar— es en la primera versión un personaje externo a todo lo acaecido antes —un agente de una compañía de seguros— quien trata de averiguar qué pasó, mientras que en la segunda son los propios asesinos quienes lo hacen, con lo que "todo queda en casa". Esta variación, como decía, me parece más atractiva y sugerente que el recurso más tópico de su antecesora. Debe reconocerse, eso sí, que los flashbacks no siempre respetan el punto de vista del personaje que los narra —un hecho, por cierto, bastante habitual—, y a menudo vemos acciones dónde ellos no estaban presentes.

El segundo factor a tener en cuenta es que, aunque después exhibido en cines, se trata de un producto para la televisión. Ello repercute, inevitablemente, en una planificación pensada para ser óptima en ese medio (más simplificada y con la preeminencia de planos medios y primeros planos) y con las carencias técnicas de la época (penosas transparencias en escenas con coches de carreras, por ejemplo). Resaltan, no obstante, el extraordinario sentido del ritmo de Siegel, curtido en la concisión narrativa de la serie B, la eficacia de la intrincada trama, con un persuasivo suspense y un final antológico, una fotografía muy pop llena de colores vivos y la banda sonora de un joven John Williams.

Finalmente, como se ha comentado muchas veces, tanto la estética de los sicarios (trajes y gafas de sol), así como algunas escenas inusuales en el cine de género de esos años (momentos donde hablan de asuntos cotidianos mientras comen o viajan) y la alta impresión de violencia suscitada en el espectador, influyeron mucho en el primer Tarantino y allegados.
Quim Casals
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9 de mayo de 2009
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Remake de la película del mismo título (original, claro) de 1946. Por lo visto hay otro, un mediometraje de Tarkovsky que va a ver su tía la de Cuenca.

No está mal, y se ve con bastante interés. Es más, si no se ha visto la otra antes seguro que gusta bastante porque el argumento sigue siendo bueno.

Los cambios más destacables son:

• La escena inicial de la de Siodmak es insuperable. Aún así no es mala la de ésta.

• Ava Gardner da más el pego de mujer fatal que Angie Dickinson. Esta última parece más vulnerable. Sin embargo a mí me pone más Angie que el bellezón de Ava. Cuestión de gustos supongo.

• John Cassavetes no tiene nada que hacer en comparación con Burt Lancaster.

• En vez del boxeo, está ambientada en carreras de coches. Creo que va mejor con los sesenta, y es una buena elección.

• La investigación de lo sucedido, en vez del inspector de seguros la hacen los mismos asesinos. Eso está bien porque Lee Marvin está estupendo siempre, pero pierde la fuerza de la segunda aparición de éstos en la de 1946.

• Es la última interpretación, en el cine, de Ronald Reagan. Y quizá su mejor actuación, en el cine recalco. El bofetón que le da a la Dickinson es tremendo. Gol de Ronaldo en el último minuto.
Gilbert
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14 de febrero de 2012
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mujer puede ser el arma más peligrosa que existe sobre la Tierra. Si se lo propone puede convertirse en un impredecible y embaucador demonio con apariencia de diosa, capaz de arrastrarte hasta sus intereses cual lava volcánica descendiendo sobre las laderas de su víctima, impresionando con su exclusividad y desplegando todo su poder destructivo. El dolor que puede causar puede ser comparable al del iluso que se encuentra frente a ese río de lava, que atónito por la belleza de ese espectáculo natural se queda inmóvil para jugárselo todo a una carta e intentar demostrarse a sí mismo que lo que está viviendo no es un sueño, que los sueños han despertado. Y es lo que pasa en “Código del hampa”, película repleta de hombres pero dominada por una sola mujer, una ‘femme fatale’ que aún brillando con la fuerza de una estrella no se hace con todo el universo de esta cinta, pues la obra de Don Siegel (“La jungla humana“, 1968) está tan bien hecha que siempre mantiene equilibrada la balanza de todos sus perfectos personajes.

Basada en el relato que Ernest Hemingway publicó en 1927 en la Scribner’s Magazine (“The Killers”, que dio otra adaptación al cine con “Forajidos”, 1946), la película comienza después de unos brillantes títulos de crédito acompañados por la misma melodía que años atrás compuso Henry Mancini para “Sed de mal” (1958), y que dan paso a un inolvidable recurso para dar el pistoletazo de salida a esta historia (la transición de créditos-inicio de película a través de unas gafas de sol). Charlie Strom (Lee Marvin) y Lee (Clu Gulager) son dos matones a sueldo que tras ejecutar a un hombre quedan llenos de dudas sobre la actitud de su víctima en el momento del asesinato: no se defendió, parecía no importarle lo que pudiera pasarle. Estas sospechas llevan a los dos protagonistas a iniciar sus pesquisas sobre lo que pudiera esconderse detrás, llevándoles la trama hasta varios flashbacks sobre el asesinado, Johnny North (John Cassavetes), que van narrándoles las diversas personas a las que interrogan con no mucha amabilidad.

Los nombres de una impresionante mujer llamada Sheila Farr (Angie Dickinson) y el imponente Jack Browning (Ronald Reagan) salen a la luz junto a una cifra de miles de dólares. Es entonces cuando nos involucramos en una espiral llena de preguntas y respuestas, peligros y desconfianza, que fluye sobre una inteligente estructura en la que la intriga se erige como principal protagonista, dividiéndose la trama en varios frentes que combinan una relación de amor casi imposible, un apasionante enredo planificado para cometer un robo en la línea de “Atraco perfecto” (1956) y el emocionante desarrollo de la investigación sobre los hechos que realizan los dos matones.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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