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Bahía negra

Aventuras. Drama Año 1946. Convencidos de la existencia de petróleo en el fondo de una bahía, un emprendedor ingeniero y su socio llegan a Louisiana para construir la primera plataforma petrolífera marina. Allí, entre otros problemas, deberán enfrentarse a los pescadores, que ven peligrar su único medio de vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
5 de mayo de 2007
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de aventuras realizada por Anthony Mann. Se basa en un argumento de John Michael Hayes, inspirado en una idea de George W. George y George F. Slavin. Se rueda en Morgan City (Louisiana, EEUU). Producida por Aaron Rosemberg ("Winchester 73", 1950), se proyecta en "première" el 21-V-1953 (EEUU).

La acción tiene lugar en la localidad imaginaria de Puerto Felicidad (Louisiana) y alrededores, en julio de 1946. Al lugar llegan dos antiguos marines licenciados tras la finalización de la IIGM. Steve Martin (James Stewart), ingeniero, y Johnny Gambi (Dan Duryea) desen hacer fortuna con el petróleo que sueñan encontrar en el subsuelo del mar.

Es una de las ocho colaboraciones de Mann y James Stewart y la primera de las tres en obras que no son "westerns". Combina los recursos propios de "western" y del thriller para obtener un resultado singular. Los buscadores de petróleo hacen las veces de los antiguos ganaderos enfrentados a los granjeros, base argumental de muchos "westerns". Unos simbolizan el progreso y los otros la tradición, las viejas costumbres, el apego a las rutinas del pasado y a las dimensiones de un mundo organizado a escala humana, pero con problemas de competitividad. Mann imprime al relato un nivel sostenido de tensión, que cautiva la atención del espectador y le proporciona un grato entretenimiento. Se sirve de elementos naturales (tormenta), intentos de sabotaje, limitaciones de tiempo, insuficiencia de efectivo, prejuicios, oportunismos, malentendidos, celos, deseos de venganza, ambiciones, rivalidades, idealismo y otros, para dotar a la obra de una densa y variada riqueza narrativa. Los efectos especiales se presentan muy elaborados y provistos del encanto propio de su factura artesanal. El espíritu aventurero de los protagonistas, especialmente de Steve Martin, está desarrollado con convicción y habilidad. Las escenas de acción están rodadas y montadas con fervor. La ambigua propuesta del film sobre la compatibilidad de las dos actividades, la tradicional y la que se postula en nombre del progreso, resulta ingenua, vista con los ojos de hoy. El concepto de progreso del film no coincide con el que es de aceptación mayoritaria en la actualidad. Los personajes exhiben un acertado y sugerente nivel de ambigüedad.

La música, de Frank Skinner ("Horizontes lejanos", 1952), es de orquesta de cuerdas, percusión y metal. El "Main Tittle" ofrece la melodía central y un resumen de los pasajes idílicos (flautas), románticos (violines), de acción (trompetas), dramáticos (bajos de metal) y de lucha (percusión) que se desarrollan en los temas de "Stella", "Francesca", "Stella y Steve", "Tormenta", etc. La fotografía, de William H. Daniels ("Ninotchka", 1939), el director de fotografía preferido de Greta Garbo, hace uso de un technicolor no saturado, de tonos intermedios, de armonias neutras y contrastes de un potente claroscuro. Asocia primeros planos con perspectivas amplias de gran profundidad.
Miquel
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11 de abril de 2008
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ficción encuentra en el cine un medio para expresarse. En el cine fantástico y de ficción encuentran su alojamiento, circunstancias y situaciones que no se sostendrían en otros géneros cinematográficos. Pero, cuando nos movemos dentro de las fronteras de la realidad las reglas de juego deben ajustarse a una cierta lógica. Y eso es lo que aquí no sucede.

En primer lugar se trata de una película real sobre conflictos de intereses, petrolíferos y agropecuarios. Pero curiosa e increíblemente los pescadores de la bahía, descendientes de generaciones de pescadores no se aprendieron muy bien las técnicas de pesca del langostino y tuvieron que llegar los petroleros para enseñarles. Ficción pura, sí señor.

En segundo lugar los cambios de carácter son dignos de estudio: Un pescador veterano, pacífico toda su vida, es capaz en menos que canta un gallo de convertirse en agitador de masas, liderar motines y estar incluso dispuesto a colgar a cualquiera con tal de defender el honor, la honra y por supuesto el langostino de oro. Y si esto no fuese bastante, al día siguiente, aquí no ha pasado nada y tan amigos.

En tercero, El enamoramiento suele alcanzar velocidades elevadas, pero en el caso de Bahía negra son supersónicas. Y además en muchos casos se pasa del odio a la pasión más absorbente en un plis-plas. En el camino del barquito a la taberna. Somos novios, nos queremos. Manzanero, cien por cien.

El tema de fondo es interesante y nada malo, el conflicto petrolero-ecológico, pero el guión tiene muchísimos cabos flojos. Y gracias a que James Stewart es uno de los grandes, que Anthony Mann es un director muy interesante y que Dan Duryea por fin me ha gustado en un papel no convencional de malo con ganas, la película se salva.
FATHER CAPRIO
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14 de junio de 2011
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Destacaría primero en esta película dos tipos de bigote. El del langostino de oro y el bigotito de Gilbert Roland. Puede que me olvide de alguno pero a los 3 tíos del cine que mejor les queda el bigote son: Gilbert Roland, Errol Flynn y Tom Selleck. Gilbert Roland el primero sin duda. En la bahía negra, Roland estaba en su mejor momento como estrella cinematográfica, que debió serlo si no lo fue. Tiene aire de español, de madrileño listillo... Un tío majete, sí señor. Y ésta, en el papel más agradecido o de los mejores de su carrera.

Luego tienes a Dan Duryea, gran mafioso del cine negro, inolvidable actor. Joanne Dru y a su hermana, son esas muchachas ávidas de conocer mundo, escapar del pueblo y su rutinaria vida.

Y por supuesto, un consagrado James Stewart, de jefazo, con la indumentaria de Indiana Jones, a falta del látigo y del sombrero. El látigo lo saca con Joanne. Toda la película es una movida selecta, de gran estilo, muy cuidada, que anda por un camino de gran valor, que anima a continuar adelante expectante. Una aventura de hombres con espíritu de negocios, arriesgándolo todo, en un clima perfecto de enfrentamiento entre pescadores contra la primera plataforma petrolífera submarina.
floïd blue
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10 de febrero de 2008
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
A. Mann fue un cineasta que, aunque reivindicado básicamente por sus clásicos westerns, también supo manejarse con soltura en géneros como el bélico, el épico o el cine negro. Una de las muchas pruebas de la heterogeneidad temática de su filmografía es Bahía negra, una cinta de aventuras que aborda la cuestión de las perforaciones petroleras en las zonas costeras y en la que J. Stewart, en un papel similar al del pionero emprendedor del lejano oeste, ejercerá de paladín del progreso frente a la hostilidad de casi todos los vecinos de un pueblo pesquero, gentes ignorantes pero con buen fondo de las que el director se vale para reproducir de manera simplista la disyuntiva campo-ciudad que Ibsen ya planteó en sus dramas más críticos.
FERNANDO BERMEJO
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29 de noviembre de 2012
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos aventureros (Stewart y Duryea) llegan a un pueblo costero de Louisiana a fin de explotar la riqueza petrolífera que puede haber en el fondo del oceáno. Contarán desde un principio con la férrea y concienzuda oposición del pueblo, que ve en esta operación una clara amenaza sobre su maltrecho y díficil modo de vida: la pesca de gambas.
Considerado como un film menor en la imprescindible colaboración Mann-Stewart, sirve como claro ejemplo de hasta qué punto un film inicialmente menor acaba por ser una obra maestra. Y "Bahía negra" es una pieza magistral fácilmente justificable por varias razones: si la entendemos por cine de espectáculo y entretenimiento, el film lo ofrece con un estilo y un oficio admirables; si por cine entendemos la suma de los sentimientos esenciales de la vida plasmados en imágenes, "Bahía negra" ofrece un sobresaliente conjunto de amor, acción, emoción, aventuras, lucha por la tierra propia y alegría, maravillosamente fotografiado además por William Daniels. Y si al cine se va por ver al actor/actriz de moda, Stewart está formidable y a su lado en perfecta armonía lo arropan un conjunto de secundarios insuperablemente eficaces, que hacen de la película un film memorable, resuelto para más solidez de lo aquí expuesto, a la mejor manera clásica. Deliciosa y la confirmación de que un Mann menor es superior al 90% de "obras mayores" de tanto aprendiz de cineasta.
kafka
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