El hombre que se quiso matar

Entretenida y muy divertida película, que aparte de la historia del profesor que decide suicidarse, es un retrato esperpéntico de la España de la época. Tony Leblanc compone una de sus mejores interpretaciones, consiguiendo que te identifiques en todo momento con él, con sus malos rollos y con el pícaro que, ante los aprovechados que pretenden sacar partido a su situación, los utiliza en su beneficio. Cuenta con una buena fotografía, mostrándonos Segovia y su acueducto resplandecientes, como de postal turística.

En el fino humor de Wenceslao Frenández Flórez no solía haber lugar para las puntadas sin hilo y, en esta ocasión, Rafael Gil le sigue la corriente para dirigir una soberbia adaptación cinematográfica, que es remake de la que él mismo había liderado una treintena de años atrás.
Entre lo trascendente y lo consuetudinario, la acción se desliza en clave de comedia transida de habilidad descriptiva, de sutil caracterización psicológica, de dinamismo narrativo, de un permanente nivel altísimo de ironía y desparpajo y de una memorable interpretación.

Por desgracia a veces no se concede a una parte importante de la filmografía española el mérito a que es acreedor por su calidad.
Es una cuestión de prejuicio.
Pero hay películas que sólo se pueden apreciar en toda su grandeza si quien ocupa su asiento en el patio de butacas asume el compromiso de despojarse de la venda.
Si asume el sincero compromiso de despojarse de la venda de sus ojos.

Remake del propio Rafael Gil y con guion de Wenceslao Fernández Flores, esta película bien llevada por Tony Leblanc nos mete en la España de los sesenta, a caballo entre Madrid y Segovia (sobre todo Segovia), y nos muestra las ensoñaciones de un mindundi cuya novia le apura para casarse tras siete años y en cuyo trabajo no le dan la subida de sueldo deseada. Marginado a causa de su carácter sumiso, malvive y repta por la vida sostenido por sus sueños, aquellos que cada vez son más difíciles de cumplir. De la noche a la mañana, pierde todo (lo poco que tenía) y decide acabar con tanto sufrimiento. Pero el suicidio no le resultará fácil.

Gran comedia negra de Rafael Gil en la que se destila también un drama humano. De agradecer la buena fotografía de Segovia (memorable escena en el Acueducto) y las caracterizaciones de Tony Leblanc (como poeta no tiene desperdicio). Recomendable y olvidada película.

- ¿Te vas a matar?
- Esta noche no, me duele mucho la cabeza.

De las mejores películas que he visto en mi vida.Un excepcional Tony Leblanc que sabe perfectamente interpretar los 2 roles de un mismo personaje.
Un crítica a la sociedad,a la democracia y al mundo en general.
Véase si se quiere disfrutar y reflexionar.

Esta película del gran Rafael Gil con un insuperable Tony Leblanc, es una excelente comedia negra con una espléndida realización del ya lejano 1970, que nos cuenta una increible historia que nos hace verla del tirón la película por su calidad.
La verdad que me sorprendió esta película tan olvidada por su calidad con algunas escenas muy buenas y cautivantes gracias al brillante director Sr. Gil.
Es un remake de una película de 1942 de también Rafael Gil, que la quiso actualizar, con muy buenos resultados.
Es muy interesante y te hace reflexionar en algunos momentos por lo que cuenta en tono de humor para hacer de esta historia, con un trasfondo durísimo, eso si... DIGERIBLE.
Espléndido el guión de Rafael J. Salvia, otro veterano del cine español.