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Hot City

Acción Después de muchos años, John Bookman regresa a Indiana y se encuentra con una ciudad tomada por las bandas callejeras. Cuando su padre es asaltado por una de ellas, decide localizar a los que crearon la banda y dar una lección a los delincuentes. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
18 de abril de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de acción callejera, sobre la vida en una ciudad en Estados Unidos, la vuelta de un antiguo habitante que se marcho, tuvo éxito, vuelve a su ciudad, las cosas han cambiado y decide poner orden. Por la imagen y acción parece una película ochentera en muchos momentos. La actriz quizá más conocida sea Pam Grier. Si has visto la película de "El sustituto" en la que aparece Tom Berenguer o "El rector" en la que actúa James Belushi esta también te gustará. He de decir que la película me resultó más entretenida que muchas que he visto en el cine.
filmcriticwriter
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12 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una Blaxploitation de mediados de los noventa. La verdad, es entretenida pero no aporta gran cosa, salvo la actuación de la gran Pam Grier, la musa del Blaxploitation de los setenta. Esta espléndida en su papel, y aún conserva la belleza que tenía de joven. Solo por verla merece la pena. La película narra la historia de unas bandas callejeras que asolan a una ciudad. Es entonces cuando unos maduros personajes se toman la justicia por su mano y deciden acabar con la delincuencia que las bandas siembran. Una película de acción que se deja ver. Pero, repito, lo mejor de la película es Pam Grier.
Mario Ferrer
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18 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Violenta película ambientada en la NorteAmérica profunda castigada por los ajustes salvajes de capitalismo reaganiano, en una ciudad de Indiana, espejo del Bronx neoyorquino, con mucho negrata, mucho basket, rap, violencia ochentera a raudales y el típico justiciero (también nigger) a lo Chuck Norris, pero morenito y bigotudo él...
Bastante mal interpretada por unos actores amateurs, incluso el prota Fred Williamson parece contagiarse de la mediocridad reinante. Las escenas se acción, para partirse, en ocasiones me recuerdan a las de Bud Spencer... jajaja...
Sólo se salva la imponente Pam Grier, por su atractivo físico.
Garcilento
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24 de febrero de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay mucho negro malo suelto en Gary, y la ciudad se está yendo al Infierno, o más bien, ya es un infierno.
Los únicos que pueden lidiar con este problema son sus protectores de antaño. Se reúne la vieja guardia, los viejos hermanos...

Poco antes de que Quentin Tarantino usara la novela de Elmore Leonard "Rum Punch" para hacer su propio homenaje al "blaxploitation" (aunque relacionar esto con "Jackie Brown" no es en absoluto acertado), se produjo un pequeño milagro a mitad de los '90 que sí podría ser considerado un verdadero intento de resurrección. Porque en ese momento ya no quedaba ni rastro de lo que en su día fueron aquellas ultraviolentas, coloridas, comprometidas y reivindicativas aventuras callejeras protagonizadas casi en su totalidad por elencos negros.
Entonces Fred Williamson, que ha vuelto al ojo del espectador medio gracias a "Abierto Hasta el Amanecer", contacta con Larry Cohen (de los principales reyes del subgénero junto a Gordon Parks, Jack Hill y Arthur Marks) para colaborar, tras décadas separados, en un proyecto muy personal del primero, que una vez más financia bajo su firma Po' Boy Productions y desea realizar en su propia ciudad natal, Gary. Esto dio como resultado grandes problemas, desde meter a pandillas reales en el casting a las trifulcas entre los anteriores debido a los costes de producción, muy elevados para lo que estaba acostumbrado Williamson...

Por tanto la visión que lanza el film sobre dicho escenario es la suya: nostálgica, melancólica y áspera, soñando con un tiempo que definitivamente fue mejor. La Gary de 1.996 sucumbe a una violencia salvaje, la sumisión de los buenos habitantes, el exilio de la mayoría de éstos a lugares mejores, el desentendimiento por parte de las autoridades; donde antes había una humilde población de trabajadores del acero ahora sólo un agujero de cadáveres andantes y dictadores callejeros del terror, que lo despliegan sin concesiones nada más empezar la historia sobre dos familias, asesinando al hijo de una y maltratando al padre de otra.
Brutalidad entre el desasosiego, la inseguridad y la incompetencia de unos agentes que ni se atreven ni tienen ganas de atreverse a solucionar nada, de ahí que la aparición de Robert Forster extrañe a algunos (su tiempo en pantalla es tan efímero como el poder de su personaje, un detective en mitad del caso, y entiende perfectamente que no es su película). Durante estos primeros minutos ya apreciamos que el característico humor negro de Cohen se halla fuera de combate; es el sello y la crudeza de Williamson lo imperante, y más aún al hacer acto de presencia, cual soldado de regreso al hogar.

Cuando esto sucede está más que claro a favor de quién se va a inclinar la balanza. No tarda el viejo icono de la acción en ejercer de aquello que el público desea ver en esta película y que la emparenta directamente con otro tipo de cine muy anclado en los '70 y los '80 y en el íntimo círculo del "grindhouse": el de justicieros. Si hacemos memoria el espíritu reaccionario, la venganza y la violencia por bandera, la amarga crítica social y la reparación del sistema a base de quebrar su espina dorsal era lo que lo distinguía, ¿verdad? Pues en "Original Gangstas" se siguen esos conceptos a pies juntillas.
Una fábula setentera/ochentera realizada, con todo lo que conlleva, a mitad de los '90 (pero en lugar de "funky" suena "hip-hop"); Williamson y Cohen quieren que el público se horrorice con el salvajismo, se ponga de parte de unos buenos muy buenos, ansíe que se retuerzan en el asfalto esos malos tan malos y, sobre todo, poder soñar con participar en el ajusticiamiento como el primero y los demás personajes, quienes están encarnados (y ese es el gran atractivo del proyecto) por otras tantas leyendas del "blax", haciendo las delicias del nostálgico fan. Vendrán a unir sus fuerzas nada menos que Jim Brown, Richard Roundtree, Paul Winfield, Ron O'Neal y, por si fuera poco, la diosa Pam Grier, convincente en su dramático papel.

Y ni que decir tiene que las ganas de verles sacudiendo las vértebras de esos indeseables que día sí, día también, doblegan el espíritu de los pobres ciudadanos son inevitables, aun dándose en un guión plagado de incoherencias, elementos auxiliares (el niñato que negocia con todos), acciones y reacciones excesivas y disparatadas (la destrucción de la avenida con cócteles molotov) y una profundización en los protagonistas que no se desvía, como la historia, de lo tópico (Brown como el boxeador fracasado que abandonó a su familia...). Pero queremos seguir ahí, en el centro del peligro.
Sobre todo porque la premisa se basa en que aquellos que abrieron las primeras heridas en el entorno social las vuelvan a cerrar empleando los mismos métodos que sus herederos, más violentos y deshumanizados (esos Rebelds ignorantes de la amenaza que les acecha al atentar contra el pasado de su propia banda...y el pasado siempre vuelve para vengarse). Pese a un rodaje intenso debido a temperaturas insoportables, accidentes varios durante las secuencias de acción, el miedo a los delincuentes locales y las incomprensibles decisiones de Williamson (despedir a Brown antes de finalizar o su negativa a gastar más de lo necesario...), la sensación que deja "Original Gangstas" es de placer y júbilo por medio de la fuerza bruta.

¿Qué mejor que contemplar a este quinteto de vigilantes (suprimimos a Winfield pues al final no tiene cabida aquí) eliminando los males de su sociedad cuando no hay políticos que defiendan las leyes ni agentes que protejan a los desvalidos? Así deberíamos hacer, por mucho que el mensaje esté hoy día desfasado y mal visto (que ya lo estaba en 1.996): armarnos con lo que pudiésemos y lanzarnos a por las lacras sociales que a cada instante nos amenazan, desde fuera o desde dentro.
¿Es un atentado contra los derechos humanos pensarán algunos? No si esas mismas lacras han atentado contra los nuestros, responderían Williamson y compañía, y yo les apoyo de manera incondicional.
Chris Jiménez
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