La canción de mi padre

La canción de mi padre, (I can only imagine, título en versión original) acumuló 83 millones de dólares en el lanzamiento de Estados Unidos y abrió como la tercera opción más vista en su primer fin de semana. Seguramente, el éxito fue debido a la canción a la que hace referencia. I can only imagine es un hit de finales de los 90 que ha seguido inspirado a miles de personas de todo el mundo. El argumento se basa en todo lo que le sucedió al compositor (Bart Millard) hasta crear esta pieza musical en tan solo diez minutos, con una letra que habla de una vida entera.

A la película hay que reconocerle dos grandes aciertos. El primero es el trabajo de Dennis Quaid. El actor aparece en uno de los papeles más desgastados de su carrera. Y es que no interpreta simplemente a Arthur Millard, el padre de Bart, sino que transmite mucho más de lo que muestra. Y aquí viene el segundo acierto. Los directores Andrew Erwin y Jon Erwin apuestan por una trama dura sin que apenas aparezca violencia de género. Saben hablar más allá de lo que enseñan las imágenes.

Por todo ello, La canción de mi padre se convierte en un film familiar que puede aportar temas para debatir, como el amor filial y la capacidad de perdón. Sin embargo, y hay que mencionarlo, estamos ante una obra muy americana y para nada “maestra”.

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En el año 2001 se conoció una canción titulada “I Can Only Imagine”, interpretada por la banda MercyMe, que se convirtió en la canción de rock pop cristiano más exitosa de la historia, esta película narra la historia de esa canción.

La canción fue compuesta por Bart Millard (J. Michael Finley), y la película se centra narrando la biografía de él, desde su atormentada niñez ante el abandono de su madre a consecuencia de su violento padre, un desubicado Dennis Quaid.

Así, la película irá narrando desde la infancia/adolescencia de Bart, su encuentro con la música cristiana siendo niño, su forzado paso por el fútbol americano ante la presión de su padre, y su posterior liberación, al abandonar su casa para ir en busca de su sueño musical.

Dirigida por los hermanos Erwin, la película es un convencional relato que siempre busca la manera de llevar al espectador por un camino preestablecido por el guionista, ya sea en las escenas de violencia familiar, en las románticas, o en donde Bart empieza a ver el fruto de su trabajo en la música.

Pero todo mínimo logro es echado a perder ante la insistencia de tratar de evangelizar a través del último acto de la película, donde cualquier sutileza respecto al tema religioso es dejada de lado, remarcando su mensaje aleccionador y subrayando las bondades de seguir el camino que ellos proponen.

Así, lo que pretendía ser la historia de una canción termina siendo una convencional biopic con poco para rescatar (el personaje del manager), con personajes acartonados, el peor el interpretado por Quaid, diálogos rimbombantes y un mensaje aleccionador con el único fin de reclutar fieles más que espectadores.

http://tantocine.com/si-solo-pudiera-imaginar-de-andrew-erwin-y-jon-erwin/

He visto las críticas de los expertos y de otros usuarios, pero no estoy de acuerdo con ellos. Me parece una buena película, hecha de una forma seria y respetuosa. La película cumple a la perfección con su cometido, la imagen está cuidada, y aunque no haya acción o efectos especiales, no por ello es una mala película. Es la historia del cómo y porqué, una persona llegó a escribir una canción evángelica, que ha llegado a ser la más escuchada de todos los tiempos. Personalmente a mi me ha gustado y recomiendo a todo el mundo que la vea, porque creo que ver películas de este tipo nos ayuda, en cierto modo, a ser mejores personas.

Los hermanos Andrew y Jon Erwin nos presentan este historia biográfica sobre la infancia, adolescencia y etapa adulta de Bart Millard, el actual líder de la banda MercyMe, y reconocido hace una década como el mejor vocalista de música cristiana. La película cuenta con un buen reparto encabezado por
J. Michael Finley en el papel del protagonista de adulto, y que lo hace bastante bien pese a su inexperiencia, y sobre todo la presencia de dos secundarios de lujo, Dennis Quaid como el padre de Bart, y Trace Adkins en el de Brickell, el mánager de la banda. La película tiene un buen inicio en 1985 y sus mejores escenas son las del adolescente Bart de 12 años en el seno familiar, y el reflejo de los malos tratos de un padre déspota que pegaba a su mujer y su hijo. Esos momentos y las situaciones en el campamento Glorieta al que obligan a ir al protagonista, y en el que conocerá a la que será la mujer de su vida, Shannon ( interpretada por Taegen Burns en la etapa adolescente y Madeleine Carroll, curiosamente se llama igual que una de las actrices de los años 30 y 40 ).

Pero con el paso de los minutos la película se hace monótona y lo que hasta ese momento parecían virtudes, termina siendo situaciones repetitivas, tanto en el guion como en su banda sonora.
Resulta curiosa la transformación del padre, y en la parte final la película vuelve a tener alguna situación interesante, sobre todo cuando vuelve a cobrar protagonismo Dennis Quaid, que tiene varias escenas con una gran carga dramática y un cambio de registro del inicio al final de la película.
Pero sus cerca de dos horas pesan bastante para lo que termina contando y salvo esas escenas aisladas, las canciones y el reparto que en general está bastante bien, la película no deja de ser un biopic bastante convencional, que en muchos momentos podría pasar por una Tv-Movie alargada en exceso.
Únicamente la recomiendo a los que sean muy religiosos, y a los que quieran conocer algo más del personaje y del éxito de la canción "I can only imagine".

LO MEJOR: La actuación de Dennis Quaid y las canciones.
LO PEOR: Su excesivo metraje y ser demasiado convencional.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net