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Los tallos amargos

Cine negro La película trata sobre un crimen perfecto y los remordimientos de su autor. Al protagonista, un periodista, le ofrecen hacer un negocio que le dejará dinero fácil estafando gente por correspondencia, en un principio todo parece de ensueño, pero luego comenzarán las sospechas. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
8 de marzo de 2017
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un periodista frustrado con su profesión, conoce a Paar un barman húngaro, que le propone un negocio, inventar una supuesta academia de periodismo por correspondencia, y estafar incautos, el negocio funciona, pero él que lo hizo más que todo para satisfacer su necesidad de "hacer el bien" que en este caso sería traer a la familia de su socio, que siguen en Hungría, todo cambiara cuando Alfredo crea que la familia de Paar, es en realidad un invento suyo.
Interesante policial negro, de corte clásico, puedo decir sin temor a equivocarme que es una de las últimas películas de este género con un tratamiento de este tipo, ya luego los policiales tendrían otro estilo, manejo de cámaras, etc, pero Los tallos amargos se rige por el estilo que se había impuesto desde 40, resulta curioso que Ayala luego de dirigir esta propuesta realizara El jefe, una de las películas disruptivas con el cine industrial argentino, cuando antes se había formado y empezado su carrera como director en ese estilo.
Volviendo a la película, la historia es muy potente, llena de ironía y tragedia, sin dejar ningún cabo suelto, como todo buen noir, con un protagonista atormentado, que toma una decisión peor que la anterior, muy bien interpretado por Carlos Cores.
Manuel
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23 de diciembre de 2017
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el inicio se advierte la esencia del cine negro: la ciudad viva, el inexorable misterio, el personaje atormentado que mediante "flashbacks" nos cuenta sus cuitas y el abismo de la existencia. Un ejercicio de estilo muy pulcro, con una fotografía excelente (considerada por la revista "American Cinematographer" entre las cien mejores de la historia) que nos lleva con sus juegos de sombras a presenciar la narrativa de una forma un tanto diferente. Escenas bien logradas que se desenvuelven al ritmo de un guion inteligente, la historia nunca decae; al contrario, crece. Una gran película que yo situaría junto con "Rosaura a las diez" (1958) como las mejores cintas argentinas en cuanto a cine negro de esa época. Cine a la par de cualquier película de Hollywood, con el aliciente de la originalidad, otro idioma, metáforas frescas y la distinta idiosincrasia. Fernando Ayala firma un ejercicio sorprendente, de autor de vanguardia para lo que se acostumbraba a filmar en aquel contexto. Sin desvelar nada, al chasquido de unos dedos y su onomatopeya de: !Paf!, les recomiendo que la vean de ya.
Orlak
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18 de abril de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
EXTRAORDINARIA PELÍCULA. El planteo de la novela homónima en la que este notable film se basa tiende a poner sobre el tapete un estremecedor interrogante ¿Hacia dónde puede conducir a un individuo sertirse burlado, "utilizado" al servicio de otro, engañado y finalmente traicionado?. Dos hombres diametralmente opuestos en costrumbres y vivencias aunan voluntades y esfuerzos tras el objetivo de ganar el dinero que escasea en sus bolsillos a través de un ingenioso artificio embauca-incautos. Todo marcha de perlas hasta que la desconfianza entre ellos se entromete, va creciendo y en una escena fantástica -que no revelaré para que los amigos de este espacio se sorprendan y admiren, tanto como me sucedió cuando vi este film- se gestará un sentimiento amargo con impredecibles consecuencias. Si bien la obra, magistralmente dirigida por FERNANDO AYALA hacedor de numerosas y grandes películas argentinas tiene argumento y diálogos memorables, soberbia y luminosa fotografía, a mi modesto juicio, las actuaciones de CARLOS CORES y el polifacético VASSILI LAMBRINOS . con sus muy creíbles y destacadas interpretaciones en sus respectivos roles aportan el brillo que me induce a puntuar con un DIEZ SOBRESALIENTE. Realmente el señor CARLOS CORES ha sido protagonista de magníficas películas y merece ser valorado como prestigioso artista del CINE ARGENTINO.
wilfredo
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4 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nacionalidad chilena, Ricardo Younis (1918-2011), se inició como fotógrafo al lado de su padre de origen libanés. Tiempo después, consiguió vincularse a la productora Chilefilms, y allí tuvo la primera oportunidad de ser director de fotografía de la película, “Nada más que amor” (Patricio Kaulen, 1942). Tras haber estudiado, nada menos que con el cinematografista, Gregg Toland, mundialmente reconocido por sus innovaciones en la iluminación y en la composición de imágenes, labor que le daría créditos tan importantes como, “The Dark Angel” (Sidney Franklin, 1935), “The Grapes of Wrath” (John Ford, 1940), y entre muchas otras, la celebrada, “Citizen Kane” (Orson Welles, 1941), a Younis se le abrieron las puertas de par en par y siguió trabajando sucesivamente en dos, tres y hasta seis películas por año. Entre sus muchos trabajos, se contaron títulos como, “Amarga verdad”, “Morir en su ley”, “Filomena Marturano”… hasta conocer al director, Fernando Ayala, el cual lo contrató para su opera prima, “Ayer fue primavera” (1955), y a continuación lo llamó para, <<LOS TALLOS AMARGOS>>, filme en el que pesa tanto su labor como cinematografista, como en, “Citizen Kane”, pesara la labor de Toland.

Sus claro-oscuros, sus ángulos de cámara, su creativa forma de entrelazar una escena con la otra relacionándola con el pensamiento… y hasta su manera de recrear la sensación de angustia o de pesadilla, dan a la película un valor estético del más alto nivel, y uno comienza a sentir que está ante un film noir jamás realizado con tanta eficacia en América Latina.

La historia parte de la novela homónima de Adolfo Gasca, ganadora del premio Emecé, y con un guion escrito por Sergio Leonardo, se propone contar la trágica existencia de un periodista llamado, Alfredo Gasper, quien, inconforme con su labor en el periódico, “La Voz”, se deja tentar por, Paar Liudas (ojo con éste apellido) un barman de origen húngaro que, prometiéndole hacer fortuna, lo convence de crear una academia de periodismo por suscripción, para estafar a incautos.

Empero, la historia se me hace un tanto increíble porque, la personalidad de Gasper revela a un hombre de carácter, bien formado y experimentado… y que, seguidamente, caiga en la suerte de cosas que van empañando su vida, resulta muy difícil de creer.

(A partir de aquí tendré que citar escenas claves)

En ese eficiente estilo narrativo de recrear cada tanto los pensamientos del periodista, sentimos a un hombre calculador y meticuloso, permitiéndonos inferir que estamos ante un tipo con una inteligencia por encima de la media. Sin embargo, Gasper accede a llevar adelante todo el plan tal y como lo propone el húngaro, sin notar que lo pone a dar siempre la cara, mientras que, éste, con el tibio argumento de no tener documentos de ciudadanía (hecho que nunca se comprueba), permanece siempre a la sombra sin inculparse con nada. Después, ante la reiterada palabrería de amor por su esposa y sus dos hijos, a quienes desea traer a la Argentina, Gasper termina trabajando en exceso para que, su buen amigo, pueda lograr tal propósito. Sin embargo, y contra éste derroche de buena amistad, basta un llamado de atención de su pareja Susana, (bellísima, Julia Sandoval), para que en Gasper entre la gran duda, y luego, una frase que escucha de los labios de su amigo -para la que no pide explicaciones, ni indaga por su cuenta como haría cualquier hombre sensato- lo lleva a tomar una decisión completamente absurda e irracional al sentir a, Liudas, como una suerte de Judas.

Nada de esto conseguí asimilarlo. Para el caso, hubiera sido más creíble invertir los roles, puesto que, es mucho más fuerte la personalidad de Gasper que la de, Liudas, en todo momento; y tampoco es atinado el chico al que se le asigna el rol de Jarvis, ya que resulta inverosímil que hable con acento argentino y en perfecto español, habiendo vivido siempre en Hungría.

Para recordar, los aspectos formales de, <<LOS TALLOS AMARGOS>>, pues, es lo que esencialmente explica que, como filme, haya dejado huella.
Luis Guillermo Cardona
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