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Vida en sombras

Drama Carlos es un joven que tiene desde niño fijación por el cine. Ahora, casado con Ana, ha conseguido convertir su afición en un medio de vida al convertirse en reportero gráfico. Pero el mismo día que comienza la Guerra Civil ocurre algo que le hace renegar de las cámaras para siempre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2011
54 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película independiente, poco convencional en su época, ya que encima se atrevió a tocar el mismísimo tema del cine dentro del cine. Así el protagonista principal, Fernando Fernán Gómez, es un joven cineasta que ya desde niño se apasiona por este arte, luego se hace crítico de cine, filmador de reportajes y acaba haciendo una famosa película. En medio de todo ello, está la escena donde él va a una sala de cine a ver "Rebeca", la película que Alfred Hitchcock estrenó en 1940, o sea siete años antes. ¿Por qué Lorenzo Llobet-Gracia usa esa película en concreto y no otra para formar parte relevante de su filme? Porque el argumento de "Rebeca" es parecido al de "Vida en sombras", es decir, también trata sobre un hombre que pierde a su amada esposa y queda tan afectado por esta pérdida que no logra superarlo hasta que...

Incluso la narración está realizada con gran peculiaridad: sigue la simbología del movimiento existencial circular, donde se parte por ejemplo de un punto y avanzando hacia adelante se acaba sin embargo arribando a ese mismo punto o lugar.

Imantadora la interpretación matrimonial que hacen Fernando Fernán Gómez y María Dolores Praderas, algo que quizás tuvo que ver conque ambos se casaron ese mismo año 1947 en que se rodó el filme y por lo mismo se les percibe muy naturales, muy conectados en las escenas ya de noviazgo ya de casados que llevan a cabo, con la chispa propia de aquéllos que en verdad estaban viviendo el enamoramiento que interpretaban. Por cierto muy bella y sutilísima la escena en la que ambos van al cine como amigos, sin ser aún ni siquiera novios, y estando sentados ante la pantalla se desarrolla el siguiente diálogo:

—¿Y a ti nadie te hace el amor?— pregunta Fernando.
—Algunos lo han intentado— contesta María Dolores.
—¿Y han tenido suerte?— insiste Fernando.
—Hasta ahora nadie— responde ella zanjando las dudas de él al respecto (*).

En definitiva, estamos ante una película prácticamente asesinada en su nacimiento, que sin embargo después de un tiempo ha resucitado, y con ella el honor y la consideración que en su día se debieron otorgar a su director Lorenzo Llobet-Gracia, a quien le cabe la gloria del fracasado cuyo fracaso es un triunfo, pues los verdaderos triunfadores son aquellos que hacen lo que los fracasados de verdad tienen miedo de hacer.

Fej Delvahe
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fej Delvahe
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30 de mayo de 2009
53 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llorenç Llobet-Gràcia era un loco del cine de Sabadell, esto me suena ;), que invirtió vida y hacienda en esta película en tiempos difíciles, y al margen del régimen.

El film es una rareza metacinematográfica con referencias autobiográficas. Se nota que está hecha con cuatro duros, pero tiene algunas escenas geniales. Por ejemplo una secuencia de un tiroteo en Barcelona durante la Guerra Civil, en la que el protagonista manipula lo que está rodando para darle un toque artístico.

"Vida en sombras" está considerado un film de culto del cine español. Ayuda que Llobet-Gràcia pudo contar con un desconocido Fernando Fernán Gómez y su reciente mujer de entonces Mª Dolores Pradera. Pero lo importante es lo novedosa que es para la época, tanto que fue un fracaso absoluto de crítica y público, y hasta los años ochenta no se pudo restaurar una copia, que no es muy buena además.

Fue la única película de Llorenç Llobet-Gràcia. El director tarraconense Joan Bosch cuenta en la biografía que hicieron de él: "Llobet-Gràcia havia perdut un fill, quan tot just acabava de realitzar 'Vida en sombras', la pel.licula dels seus somnis que l'havia de portar a la ruïna, al descrèdit i a un pas de l'extraviament mental."
Gilbert
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30 de octubre de 2012
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de volver a ver esta película en el Cine Doré de Madrid, proyectada en una nueva versión restaurada, en un programa doble con el documental "Bajo el signo de las sombras" (1984), de Ferrán Alberich (el lector puede ver mi crítica sobre este documental también en Filmaffinity). Sin lugar a dudas es una película insólita para la época en que se hizo, en primer lugar por su visión honesta de la Guerra Civil española, visión en la que los fascistas sublevados son los malos, los rebeldes al orden establecido, y en la que se habla catalán en la radio, como es lógico si la acción transcurre en la Barcelona del 36. Pero, además de lo anterior, es un film insólito para su época por su rabiosa y apasionada cinefilia, por la identificación absoluta, apasionada y visceral, entre cine y vida, entre el "ver" (en la pantalla del cine, o bien a través del objetivo de la cámara de cine) y el "vivir", como queda patente cuando Fernando Fernán-Gómez filma a María Dolores Pradera en la cubierta de un barco, en el viaje de novios.

En ese amor absoluto por el cine, en ese vivir a través del cine, en ese recordar, re-vivir y re-nacer a través del cine del protagonista, "Vida en sombras" es un film muy adelantado a su tiempo -tanto en el cine español como en el cine mundial de los años 40-, y de ahí el fracaso de público en su día, su olvido, su posterior redescubrimiento a partir de los años 80, cuando nuevas generaciones de cinéfilos lo rescataron del olvido, lo redescubrieron, y lo convirtieron en el film de culto que es hoy. Aunque...con la diferencia de que, para los cinéfilos de la generación de Llobet-Gracia, el amor al cine se basaba en la idea de que el cine se entendía como Verdad, mientras que para los cinéfilos posteriores el cine se entiende más bien como Artificio.

"Vida en sombras" es un film hecho con amor, con un amor al cine desmesurado, y que traspasa al otro lado de la pantalla esa desmesura, ese amor. De ahí que se le puedan perdonar algunas debilidades, como el esquematismo de la historia; de ahí que sus virtudes - los elegantes movimientos de la cámara, el expresionismo en la iluminación y la fotografía, la idea de alterar la realidad para dotarla de un mayor valor cinematográfico, que es lo que hace Carlos Durán (Fernán-Gómez) al rodar noticiarios durante la Guerra Civil- se valoren más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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13 de noviembre de 2013
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘’Vida en sombras’’ es un largometraje español de 1948 dirigido por el realizador catalán Lorenzo Llobet-Gràcia. Narra la historia de Carlos, un niño que siempre estuvo fascinado por el cine pero sufre una pérdida que le hace separarse de éste, aunque finalmente logra sobreponerse y termina siendo director de cine. La historia tiene tintes autobiográficos del propio Llobet-Gràcia. Esta y otras características hacen de esta una obra personalísima, de una gran creatividad e innovación, podríamos hablar incluso de cine de autor, porque además estamos ante una película independiente realizada con poco presupuesto. Sufrió numerosos problemas de crédito durante la producción, por lo que el propio Llobet-Gràcia y su familia tuvieron que invertir una cantidad considerable de dinero, lo que los dejó prácticamente en la ruina. Además la película fue censurada por el régimen y no se estrenó hasta la 1953, exhibiéndose en muy pocos cines y siendo un total fracaso de crítica y público. Esto hizo que tanto la productora, P.C. Castilla Films; como el director Llobet-Gràcia no volvieran a realizar una película jamás.

Asistimos primero a la niñez de Carlos, donde aparece junto a su mejor amigo en el cine del barrio. Conocemos también a Ana, que es una niña amiga de los dos.
En estas primeras escenas ya podemos darnos cuenta de los sutiles movimientos de cámara, los planos adelantados a su época, el mimo que pone el director es tal que nos hace sentir también a nosotros esa pasión por el cine que siente Carlos e, intuimos, el propio Llobet-Gràcia, pues desde pequeño éste también estuvo maravillado por el séptimo arte.

Llega la república, lo que se nos muestra con un sencillo pero efectivo plano metafórico en que una mano retira un crucifijo de la pared para colgar en su lugar el famoso cuadro de la República junto al león sosteniendo la balanza de la justicia, con la bandera tricolor de fondo. Pasamos de aquí a una escena con Carlos y Ana, ya adultos, en el cine. Carlos se le declara a Ana mientras ven ‘’Romeo y Julieta’’, por lo que de nuevo el cine está presente, como en todos los momentos clave de la película.
Se casan, y vemos luego que Carlos ha seguido interesándose por el cine y es reportero gráfico. Estalla la Guerra Civil española, de lo cual nos enteramos por unas escenas en las que Carlos y Ana escuchan la radio en su casa. Lo que era una cena feliz entre los dos se convierte de pronto en una situación tensa. Cabe destacar que en la radio se habla catalán, lo que era algo muy mal visto en una dictadura que fue marcadamente anticatalanista. Además hablan de golpe de estado y de sublevación en lugar de ‘’glorioso alzamiento’’, una de las cosas que explica la severidad de los censores con este film.

Carlos sale a filmar la guerra. Vemos mediante un muy bien llevado a cabo plano-secuencia (algo inusual en ese lugar y época, donde los planos secuencia solían ser fijos o con movimientos mínimos de cámara) cómo Ana lo despide preocupada en la ventana.
Llobet-Gràcia nos muestra la guerra en una secuencia en la que se produce un tiroteo. Una vez terminada la lucha, Carlos filma el campo de batalla, dramatizando la grabación al filmar detalles líricos como un barril agujereado por las balas que se ‘’desangra’’; y no duda incluso en modificar el escenario para hacerlo más ‘’cinematográfico’’, extendiendo una alfombra sobre el suelo donde se encuentran los caídos. Carlos está ‘’rodando’’ una película y edita los elementos igual que lo haría un director de cine, en lugar de limitarse simplemente a documentar visualmente lo ocurrido.

Al llegar a casa se encuentra con un panorama desolador: Ana ha muerto. Desde entonces la personalidad de Carlos cambia totalmente, se vuelve más taciturno y solitario y abandona su cámara. Se siente culpable de la muerte de su mujer y esto le origina un trauma que lo mantiene alejado tanto del cine como de cualquier forma de audiovisual. Y si bien desde que se sustituye el crucifijo por el cuadro de la república todas las cosas van bien para Carlos y Ana hasta que ella muere, ahora lo que suena es el himno actual de España (el mismo que durante el franquismo), en una escena en la que Carlos aparece compungido mientras visita la tumba de Ana.
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Pakilo
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16 de febrero de 2013
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vida en sombras empieza en tono menor, como una comedia costumbrista que describe el nacimiento del protagonista con el cine, y luego el nacimiento de su pasión por él, y resulta en principio bastante pasada de moda: uno se teme lo peor. Poco a poco, primero a través de pequeños detalles y algunas imágenes aisladas, y luego de modo contundente, cuando la Historia irrumpe en la trama y aplasta la nostálgica autosatisfacción cinéfila, la película va levantando el vuelo.

Se trata, sí, de la guerra civil, pero esta vez no narrada desde la comodidad de la distancia, como en tantas películas españolas posteriores, sino en plena posguerra, y con la sensación de que quien lo cuenta lo acaba de vivir. Unos minutos antes, y valga como muestra de la capacidad de síntesis de Llobet-Gràcia, hemos visto un primer plano de un crucifijo, mientras se escuchan unos niños recitando la tabla de multiplicar, y de pronto el crucifijo es retirado y sustituido por un cuadro de la República, con su clásica representación art nouveau como mujer con espada, balanza, león y bandera.

No es el único caso en que los objetos actúan como metáforas de algo implícito que quizá no puede decirse: como el deseo (en ese punto aún inconcreto e imaginario) que siente el protagonista, Carlos, por Ana, evocado en la figura femenina desnuda que baila sobre el gramófono casero y que aparece en segundo plano cuando el personaje de Luis, amigo de la infancia de Carlos, le pregunta: “por cierto, ¿qué ha sido de Ana?”; o más adelante, el reloj de pie que resume la última noche de la pareja antes del estallido de la guerra, tras el alzamiento militar.

El director consigue marcar los momentos de clímax de la estructura narrativa a través de las imágenes: el mejor ejemplo es el llamativo plano-secuencia centrado en el personaje de Ana, cuando el protagonista se despide para ir a hacer un reportaje del inicio de la guerra en Barcelona, y luego ella enciende cuatro velas en torno a la imagen de la virgen de Montserrat que tienen sobre un aparador y, precedida por un movimiento de cámara elegante y preciso, se asoma a la ventana para lanzar una última mirada sobre su marido -pero la cámara se queda en esa ventana.

La siguiente secuencia muestra una escena de batalla callejera, con una interesante visión (especialmente si se considera la época en que está hecha) del trabajo del reportero de guerra: vemos cómo Carlos embellece la sórdida realidad filmando el goteo de un barril agujereado por las balas, o echando a rodar un rollo de papel calle abajo.

La película acaba resultando conmovedora por su mezcla de inocencia y arrojo, sin que los aspectos francamente desfasados (voces lánguidas, frases inverosímiles, momentos de afectación y gazmoñería), empañen la modernidad y acierto de otros. Retrato de una doble pasión hecho desde la pasión, Vida en sombras se sostiene, aparte de por su belleza visual, en su visión dialéctica del amor por el cine: primero ingenuo, luego destructivo (por lo que implica de alejamiento de la realidad), finalmente liberador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
el pastor de la polvorosa
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