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Hombre libre (TV)

Drama Narra la historia de dos convictos condenados a cadena perpetua, una de ellos descubre sus posibilidades de correr la milla de world-class consiguiendo así la posibilidad de formar parte del equipo olímpico. El otro, por el deseo de conocer a su hija recién nacida, se ve obligado a comprometerse con el médico de la prisión en el tráfico de heroína... (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
21 de junio de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Mann, se había iniciado como director de comerciales y documentales en Inglaterra, a donde había marchado para estudiar en la Escuela de Cine de Londres. Después de ganar un premio en Cannes por su corto “Janpuri”, Mann regresó a los EE.UU., donde hizo un nuevo documental y comenzó a escribir para diversas series de televisión. Entonces, tuvo la idea de hacer su propio telefilme y con un guion que había escrito con, Patrick J. Nolan, se embarcó en la magnífica aventura de, <<THE JERICHO MILE>> (“Hombre libre” en España), un ejercicio de cine aleccionador y poético, que fue tan bien recibido por los críticos de entonces que, en numerosos países de Latinoamérica y el mundo, se vendió para las salas de cine. Fue ganador de tres premios Emmy y, Michael Mann, obtuvo el premio de la DGA como mejor director. Tras su exhibición, le llovieron las ofertas y fue así como pudo realizar, “Thief”, considerado su primer largometraje.

<<HOMBRE LIBRE>>, fue rodado íntegramente en la penitenciaría Folsom de California, contando con la participación de algunos actores profesionales y numerosos reclusos que colaboraron con el mayor respeto ante el equipo técnico... aunque no faltaron entre ellos las reyertas y algún interno resultó asesinado.

Michael Mann, ha hecho un filme que podría verse como una perfecta metáfora de la sociedad que padecemos. Los internos de la cárcel se dividen en tres bandos: La hermandad negra, Las minorías raciales y La fiesta blanca. Como es de esperar, marcan su territorio, apenas se acercan para ocasionales beneficios comunes, y de resto son enemigos dispuestos a pelear por la menor falta. Pero, de tanto en tanto, surgen hombres sensatos que comprenden el absurdo de las barreras raciales, y es así como, Larry “Rain” Murphy, un hombre blanco, tiene a, R. C. Stiles, un negro, como su mejor amigo. Ambos están condenados a cadena perpetua, pero para Stiles, su mayor ilusión es poder conseguir un encuentro con su esposa y con su hija recién nacida. En cambio, Murphy, corre y corre cada día alrededor del patio de la penitenciaría, sin esperar otra cosa de la vida porque considera justo pagar por su delito... hasta que llega el día en que alguien se da cuenta de que éste recluso es una promesa del atletismo… y así comienza una tarea que motivará grandes cambios, despertará conciencias, y dejará abierto un camino de esperanza para la nueva sociedad.

En algún momento de la historia, alguien regala a Murphy una medalla con la inscripción, “La milla de Jericó”. Para entender lo que ésto significa, hay que leer tres cortos textos de la biblia: Mateo 20:29-34, Marcos 10:46-52 y Lucas 18:35-43... y luego conocer la explicación que han dado los teólogos acerca de este caso. La relación con lo que sucede en el filme, no podía ser más precisa.

Ésta es la suerte de historias que me llegan al alma.

Título para Latinoamérica: CARRERA FINAL
Luis Guillermo Cardona
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15 de julio de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película que nos ocupa no es nada del otro mundo (quizá porque es un telefilme -MUY solvente, pero un telefilme-), pero resulta curiosa por venir de Michael Mann.

Pese a distar bastante del resultado de sus futuras obras maestras, "Jericho Mile" ya apuntaba ciertas maneras: momentos visualmente estilizados, protagonistas solitarios y profesionales, cierta cortante contundencia narrativa propia de Walter Hill, detallismo visual en algunos puntos...

Un trabajo menor.
metabaron
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1 de septiembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
284/35(29/08/22) Interesante telefilm que he visto por indagar en los inicios del gran realizador Michael Mann, director de obras como “El último mohicano”, “Heat”, “El dilema” o “Collateral”. Mann, se había iniciado como director de comerciales y documentales en Inglaterra, donde había marchado para estudiar en la Escuela de Cine de Londres. Después de ganar un premio en Cannes por su corto “Janpuri”, regresó a los EE.UU., donde hizo un nuevo documental y comenzó a escribir para diversas series de televisión. Entonces, tuvo la idea de hacer su propio telefilme y con un guion que había escrito con Patrick J. Nolan, se embarcó en “The Jericho Mile”, indicaba muchas de las marcas posteriores del cineasta de Chicago, con elementos buenos que apuntaban lo que estaba por llegar. Siendo un éxito de crítica tan grande que en muchos países se estrenó en cines. Además de ganador de tres premios Emmy y Michael Mann ganó el Emmy a mejor guion. Tras su exhibición, le llovieron las ofertas y fue así como pudo realizar, “Thief”, considerado su primer largometraje de cine. Film este rodado íntegramente en la penitenciaría Folsom de California (penitenciaria que nombra el protagonista de encarnado por De Niro en “Heat” como la que estuvo recluido y a la que jamás volvería), contando con la participación de algunos actores profesionales y numerosos reclusos colaboraron con el mayor respeto ante el equipo técnico. Esto entronca con el co-protagonista que es el presidio, Mann lo retrata de forma naturalista, sin efectismo de motines, violaciones, intentos de huida, o guardias corruptos, es realista en este sentido, con algunas rencillas, apuñalamientos y tensiones de violencia latente. Componiendo el microcosmos ambiental las bandas raciales, con las clásicas supremacistas blancas, la banda de negros y los latinos, con un lenguaje de jerga penitenciaria que rezuma verité.

Estando en el centro ‘Rain’ Murphy, ejemplo de los protagonistas que están por llegar en el cine de Mann, seres nobles, íntegros, orgullosos, con un código de comportamiento estricto en sus principios morales. En este caso un preso de cadena perpetua por asesinato que asume su culpa con estoicismo, ser solitario, no se adscribe a programa de reinserción alguno, ni se apega a las bandas, va por libre, solo tiene la afición de durante el tiempo libre en el patio de correr, cual modo de mientras lo hace no estar allí dentro. Solo tiene un amigo, su vecino de celda, tipo negro, RC Stiles (buen Richard Lawson), amargado por su situación, de tener a su esposa e hija recién nacida sin haberla visto fuera. Murphy es encarnado por Peter Strauss (el eterno Rudy Jordache de la serie “Hombre Rico, Hombre Pobre”) en su probablemente, mejor papel, comprometido con su rol ya desde el esculpido físico que tiene, fibroso muscularmente, con una gran fisicidad en las carreras, y sobre todo derrochando intensidad en varios tramos de la cinta, donde su mesura termina explotando en ira y con ello haciéndonos sentir su tormentoso mundo interior, como cuando habla con el psicólogo de la prisión Dr. Bill Janowski (buen Geoffrey Lewis), donde cuenta el porqué está allí recluido, o en el clímax del enfrentamiento de la comisión deportiva. Actuación que le valió un Emmy a Mejor Actor a Strauss.

Mann inicia su película mostrando el microcosmos de la prisión, una alegoría del exterior en como se fraccionan los guetos por razas, con las consiguientes tensiones étnicas, vemos las rutinas de la reclusión, ello mediante el recurso de unas entrevistas en el patio de la prisión, ello bajo los acordes (coitus interruptus) de una versión instrumental sesgada de "Sympathy for the Devil" de los Rolling Stones, leit-motive del film (esto es bueno y malo a la vez, pues este rítmico tema aporta nervio y energía constante, pero también te quedas con una sensación de no llegar al clímax cuando nunca termina de arrancar y se corta). Y en este crisol de razas surge ‘Rain’ Murphy, alguien contracorriente que por su trabajado Don de la velocidad puede remover esta división. Mientras asistimos a este inframundo de corrupción que son las interioridades de la cárcel, donde si quieres algo, debes pagarlo, aunque para ello debas aliarte con el demonio, y esto le pasa a Stiles, tenido sus consecuencias.

Mann imprime un ritmo ágil, donde la tensión es efervescente en todo momento, con momentos donde la explosión es cercana, construyendo secuencias de notable valor, ejemplo la de ‘Rain’ quemando algo crucial en medio del patio con el dueño de esto observando encolerizado; o la paliza que le dan por defender el nombre de su amigo; o cuando en el comedor van pasando al lado suya para cederle parte de su comida varios presos en señal de respeto hacia çél, y para que se alimente bien para la carrera; Filmando de forma vigorosa las carreras, con una labor de cámara (Rexford L. Metz) y edición (Arthur Schmidt: “Forrest Gump” o “Piratas del caribe”) bien trabajado para proyectar el atractivo de la galopada de la milla. Todo para desembocar en un clímax cargado de romanticismo y a la vez nihilismo con ‘Rain’ corriendo contra sí mismo.

Cabe destacar entre los secundarios al gran Brian Dennehy como el amenazante líder de los supremacistas blancos Dr. D, actuación carismática, cargada de nervio, de sutilidad en su modo sibilino de hablar, de gesticular, de sonreír, hasta tiene su arrollador momento de implosión, muy bueno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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