Pollock: La vida de un creador

1) Desde adolescente, Jackson Pollock (1912-1956) tuvo una relación turbulenta con el alcohol. Con ayuda de terapia jungiana y medicación homeopática consiguió sacar adelante su obra, hasta el punto de ser tratado por la revista LIFE prácticamente como un héroe americano, ya que con sus espectaculares cuadros puso el expresionismo abstracto a la altura de las vanguardias europeas. Pero una vez alcanzada la cima de su carrera, el alcohol seguía allí, aguardándole.

2) El plano inicial muestra un ejemplar de LIFE abierto por el triunfal reportaje dedicado al pintor. En medio de una multitudinaria inauguración, una admiradora le pide un autógrafo sobre esas páginas. La cámara asciende ralentizada al rostro del artista, que no puede estar más lleno de consternación.
La película retrocede unos años, al origen de la cadena de hechos que desemboca en tan chocante amalgama de éxito y aflicción: Pollock sube a rastras las escaleras, con una trompa de campeonato, maldiciendo a Picasso. Malvive en el apartamento de un hermano, trabaja en imprentas y museos mientras tramita una beca federal y digiere las influencias de Gorky, Miró, Sequeiros, Picasso y los surrealistas. Está a punto de entrar en su vida la pintora Lee Krasner, quien lo cuidará y conducirá a su destino artístico.

3) Ed Harris cuenta con la ventaja del parecido, pero además se adentra en el personaje y lo encarna intensamente. Transmite la pugna entre pasión creadora e impulsos violentos, a menudo autodestructivos. Harris eligió a una buena entrenadora para imitar la forma de pintar de Pollock: el ‘dripping’ (‘goteo’), que combinaba con brochazos y chorros de fluida pintura industrial: botes de esmaltes sintéticos que vaciaba por los cuatro lados de la tela puesta en el suelo, moviéndose alrededor con rapidez y ritmo, como en danza o en trance. En tal tejido de líneas sin principio ni fin afloraba una energía inconsciente explorada en la terapia jungiana y en los tanteos surrealistas, pero también la memoria de las pinturas indias conocidas durante la infancia en California, pinturas navajas hechas en el suelo con arenas de colores.

La dirección es sobria, ceñida a los hechos esenciales, con diálogos espaciados y breves. Subraya el peso decisivo de mecenazgo (Peggy Guggenheim) y veredicto de críticos en el auge de los movimientos artísticos, y cómo con su éxito Pollock abrió senda a los demás expresionistas abstractos: De Kooning, Still o Motherwell.

En estos importantes aspectos, la película es veraz y seria, muy notable.

4) Hay que objetar, sin embargo, la flojedad del pulso narrativo en el tercio final, dedicado a un Pollock sin inspiración, inflado y abúlico, alejado de los pinceles e incapaz de convivir con el personaje célebre en que se había convertido de golpe. Aunque la interpretación de Harris sigue sobresaliendo, la película no ahonda en esa crisis y se limita a hilvanar algunos síntomas. Y, por lo mismo, desaprovecha la participación de Jennifer Connelly.

Notable biografía sobre Paul Jackson Pollock (1912 - 1956), probablemente el pintor estadounidense más célebre y un referente en el movimiento del expresionismo abstracto. Y sobre todo notable interpretación y dirección de Ed Harris.

La cinta es importante pues se ve como en esta vida el éxito muchas veces depende de las conexiones humanas que uno logra tener, no de la calidad o no calidad de lo que crea o realiza. El arte pictórico que hacía Pollock derramando pintura sobre grandes lienzos en el suelo y luego rematando la faena con cierto estilo de colorido y acabado, lo puede hacer cualquiera y sin necesidad de estudiar Bellas Artes. De hecho Pollock habría muerto muchos años antes de lo que murió, como un indigente borracho en cualquier calle de New York, si no es porque se le cruzó en su vida una mujer, que lo adoraba, que lo acicateaba, que lo amaba, que creía como nadie en su arte y que se fajó hasta la extenuación con galerías, críticos, medios de comunicación, etc., porque este artista y más tarde esposo, P.J.Pollock, pintase asiduamente, no se hundiera en el fracaso de su alcoholismo y porque sus cuadros fuesen expuestos y conocidos por gente importante del mundo del arte. En verdad que si no es por esta mujer, a Pollock hoy no lo conocería nadie. Llegó a ser un famoso pintor del expresionismo abstracto en el s. XX, gracias a su esposa; toda su fama se la debe a ella, que hizo las conexiones debidas para que él recibiese consideración y atención en el mundo del arte.

Fej Delvahe

Es típico oír que "todos somos especiales en algo", realmente yo así lo creo, y dentro de la gran variedad que dibujamos sobre el planeta existe una faceta que nos distingue a todos; la capacidad de transmitir nuestros pensamientos, nuestras sensaciones, nuestros miedos y frustraciones, ... Hay gente con una asombrosa verborrea -que a veces hipnoticia y a veces cansa-, con la cual nos informan de toda clase de acontecimientos. También existe una parte en el mundo formada por personas más calladas, pero no por ello sin opinión, éstas disfrutan sobre todo del arte de escuchar. Otro grupo, bastante numeroso, son denominados como artistas, que se expresan de multitud de maneras físicas, psíquicas, melódicas,... y sobre uno de los representantes de este grupo nos habla la película.
Ya desde un primer momento se nos muestra un personaje lleno de complejos e inseguridades que no desaparecen con el paso de los años. Frustración, miedo, incomprensión, dolor acompañan a Pollock durante una existencia donde sus únicas vías de escape eran la pintura, el alcohol y un apoyo fundamental construído por su mujer.
Considero que realizar una biografía sobre un personaje siempre tiene el riesgo de lo subjetivo; no nos llegamos a conocer a nosotros mismos o en el mejor de los casos nos lleva toda una vida, como para que una persona ajena a nuestros pensamientos más profundos pueda decir por qué sucedió así y no de otra manera. Supongo que ésto tiene que ver con que la película se deslice superficialmente sobre la vida de Jackson Pollock y en segundo plano sobre su mujer, Lee Krasner. Nos muestra los efectos de la personalidad del pintor y no las causas, tema éste muy controvertido.
Lo más destacable, la actuación de los dos personajes principales, Ed Harris se mete profundamente dentro de la piel del pintor (es el director de esta película cuyo proceso de maduración se extendió durante diez años) y Marcia Gay Harden se encarga de mostrarnos el otro gran tema de la película; el amor que siente Lee por el pintor y su obra.

Flojita, con planteamiento tanto visual como cinematográfico muy trillado. Siempre he creído que un actor cumpliendo funciones de director no debe asumir el papel principal de la película que dirige. Los resultados finales suelen ser, o en exceso histriónicos, o por el contrario carentes de garra pues el actor - director suele centrar sus esfuerzos en una de sus dos facetas, desatendiendo la otra.

Ed Harris al que considero gran profesional, no salió favorecido en este trabajo un tanto oscuro y a mi parecer desacertado. La película rueda a saltos, confundiendo al espectador con escenas arrebatadas, seguidas de otras que nada añaden a la narrativa del film.

Ed Harris la condujo, Ed Harris la actuó. Pollock narra la vida de un pintor prestigioso que estuvo a punto de llegar a ser algo grande, pero se quedó en ese lugar donde duermen los anónimos. De todas maneras, la vida de Pollock es trasladada con gran sobriedad a la pantalla, aunque se nota una cierta falta de ritmo en la conducción.

Se sabe, ya sea por ley cuasi general o por convención social que la vida de los artistas es...tormentosa. Por su parte, Jackson no es una excepción a la regla: proveniente de una familia cerrada, en muchos aspectos asfixiante, este pintor optó por los cuadros para salir de su propia neurosis y como un medio para expresar sus ansias de libertad. Inadaptado, atávico en sus costumbres, misántropo en algún punto Pollock va armando su vida con cada pincelada. Junto a su primera esposa logra desarrollar esas muletas para solventar sus propias carencias, y de paso refina su estilo como pintor hasta llegar a captar la atención de sus coetáneos. El declive de este pintor afamado cobra un giro radical cuando empieza a percibir que su ciclo como artista está alcanzando el crepúsculo.

Pollock es una obra interesante, bien narrada y con una bella fotografía, si bien que se aletarga en determinados pasajes puesto que la vida de Jackson es compleja, pero no particularmente abundante en hechos a resaltar.