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Mi hija, mi hermana

Drama En una inmensa pradera, al este de Francia, se reúne un grupo de amantes del estilo de vida country del lejano oeste americano. Alain baila con su hija Kelly, de 16 años, mientras su esposa y Kid, su hijo pequeño, los miran. Ese mismo día Kelly desaparece, y Alain la busca desesperadamente, recorriendo lugares siniestros e inquietantes. Sólo cuenta con la ayuda de Kid, dispuestos ambos a entregarse en cuerpo y alma a una misión que ... [+]
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
26 de octubre de 2015
25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película de un debutante Thomas Bidegain.
Desde el inicio juega con el equívoco: estamos en una feria de música country, con los participantes disfrazados de cawboys, con las bandera de las barras y de las estrellas ondeando al viento... Pero los aficionados al country hablan francés. Y en breve se inicia el drama, un drama tremendo, la hija de uno de los participantes ha desaparecido siguiendo los pasos de un novio yihadista.
A partir de aquí el padre, preocupado y finalmente obsesionado inicia una búsqueda sin cuartel por Francia, Bélgica, Holanda. Las relaciones con su pareja, con su trabajo y su entrono se deterioran irremediablemente. El padre es un macho alfa y encara la situación como tal... y casi siempre de forma equivocada.
En un extraordinario cambio de escena, observamos que han pasado varios años y que el padre continúa la búsqueda de su hija acompañado por su hijo, que en el inicio del film era un niño y ahora es un joven.
Si hasta aquí parece que nos encontramos ante un Centauros del desierto (The searchers) contemporáneo, el director da un giro de tuerca bastante lógico, y es el hijo, el hermano de la desaparecida, quien continúa la búsqueda.
Un gran guion pleno de giros lógicos, con personajes poderosos, cercanos, comprensibles, y una conclusión final que va más allá de la que aportó el guion de Centauros, propia de un género que nos hablaba de un territorio mítico en el que movían héroes míticos.
Cawboys habla de un mundo real y cinematográfico desmitificado
GonzaloyGracias
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30 de junio de 2016
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendente porque maravilla que el guionista Thomas Bidegain debute como director con una película tan bien construida, tan magníficamente realizada y tan cuidada en todos los detalles. Y desconcertante por varios motivos. El primero es más que evidente: No es políticamente correcta. El mundo árabe queda muy mal parado, tanto en EE.UU como en Europa, con una historia de raptos, talibanes y desastres familiares donde prácticamente no hay musulmán bueno. Bidegain se inspiró en 'Centauros del desierto' del maestro John Ford y, sobre todo, en la ya bastante dudosa 'Hardcore, un mundo oculto' de Paul Schraeder para rodar una historia tan actual que es imposible mantenerse al margen. En estos terribles tiempos, a cualquier padre puede sucederle (su hija se enamora de un árabe y éste la rapta y se la lleva a Pakistán), no nos engañemos. Ocurre. Y Bidegain lo ha contado. Eso sí, con muchas referencias cinéfilas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ojka
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6 de julio de 2016
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi hija, mi hermana

Durante 114 minutos de metraje, hipnóticamente inmovilizado, literalmente amarrado al respaldo de mi butaca, vi esta estremecedora opera prima que firma como guionista y director el francés Thomas Bidegain. Porque "Mi hija, mi hermana" ("Les cowboys" en el original) -hasta hoy me ha sido imposible desentrañar quién o quiénes forman esa pandilla de irresponsables majaderos encargados de endosar estrafalarios títulos en español a las películas extranjeras-, es una auténtico mandoble, un doloroso golpe al hígado dirigido a nuestras adormecidas y bienpensantes conciencias occidentales.
Si sabemos que Bidegain ha sido tradicionalmente el guionista del excelente Jacques Audiard en maravillas como "Un profeta", "De óxido y hueso" o " Dheepan" entenderemos mejor el escalofriante y punzante acierto que supone su trabajo. El sorprendente manejo de la elipsis es más que loable y contribuye en gran medida a oxigenar el relato resolviendo de paso de forma eficiente algunas de las dificultades que este exigente guion presentaba.
El huevo de la serpiente se incuba en nuestro propio hogar, ante nuestra distraída y en ocasiones ausente mirada, en los recintos herméticamente blindados a cal y canto que son las habitaciones de nuestros adolescentes, para luego fertilizar en los imbrincados, caóticos y lejanos laberintos donde ya, desgraciadamente tarde, todo está perdido y no nos es posible penetrar.
A ningún espectador, por muy bisoño que sea, le pasará desapercibido el paralelismo existente -no es un plagio sino una genialidad- del guion de Bidegain con el de Ford en "Centauros del desierto" (The Searchers) -otro penoso ejemplo, esto viene de lejos, de tan imaginativos tituladores-, tal vez como un guiño de admiración y reconocimiento al maestro y al que fue, probablemente, su mejor western.
Aquí el tío Ethan se convierte en un convincente Alain (François Damiens) tan impulsivo, obstinado y atormentado como el personaje de Ford y los comanches en escurridizos hiyadistas dueños indiscutibles del territorio que pisan.
La música es poderosa, contundente y empleada con tino en cada escena mientras que, en ocasiones y prudentemente dosificado, el envolvente "Vals de Tennessee" masajea nuestros sentidos para hacernos olvidar por unos instantes el pavoroso drama que nos rodea y la espantosa amenaza que supone una realidad que se ha venido cociendo pacientemente y a fuego lento en las acogedoras parcelas de nuestros patios vecinos.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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24 de julio de 2016
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa película. Trata un problema de mucha actualidad: el atractivo que tiene hoy día el islam y el yihadismo para los jóvenes y especialmente las jóvenes occidentales, pero que tiene sus raíces en un hecho universal: la fragilidad de la mente adolescente, capaz de dejarse abducir por "ideales" que en no pocas ocasiones son pura fantasía y que con el envoltorio de conquistar un próximo futuro paraíso, conducen directamente a un nuevo infierno en los que tantas veces se ha visto envuelta la humanidad. Hoy es el yihadismo y el nacionalismo; ayer fueron el comunismo y el fascismo, en la Edad Media el integrismo religioso cristiano. Mañana...
Quizá la educación que damos a nuestros hijos debería inculcar la visión de que lo realmente revolucionario es mantener la cabeza fría y caminar hacia adelante, mediante una "evolución" inteligente, pisando siempre terreno firme. Con dudosas excepciones, las conocidas como "revoluciones" casi siempre causan problemas más graves que aquellos que supuestamente vienen a solucionar.
Alexis
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17 de julio de 2016
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, ya se ve en la película que un padre y un hermano están preocupados por la desaparición de su hija y hermana, respectivamente, pero en la historia hay bastante más. Así que por qué no dejar el título original, “Les Cowboys”, cargada de significado, en vez de practicar esa ramplonería simplista a la hora de traducir los títulos, y llamarla “Mi hija, mi hermana”, que sólo puede llevar a confusiones y hacer creer a alguien que no sepa inglés, ni esté al tanto de las películas del oeste y que viva de bollicaos y “realitisous” que en francés “mi hija, mi hermana” se dice “les cowboys” y viaje a Francia y el pobre no se aclare. En fin.
Película muy entretenida que nos habla de pérdidas, abandonos y desarraigos, ambientada muy oportunamente entre un grupo de franceses, en la Francia rural, aficionados a la música country americana y a sus bailes.
En este ambiente interfiere como no puede ser de otra manera la actualidad del momento, que pasa, durante el transcurso del film, por el atentado a las torres gemelas de Nueva York, el atentado de Atocha y el ocurrido en Londres.
La tesis de la historia parece ser que si creces desarraigado cualquier ventolera te puede llevar a saber dónde y hoy día es bien claro que sobre las ventoleras variadas la más terrible es la que puede llevar a nuestros jóvenes al fascinante y terrible mundo islamizado de la región que todos sabemos.
El mundo islamizado que parece hipnotizar a algunos de nuestros jóvenes (por ahora sólo a aquellos que, por ascendencia, guardan ciertos lazos familiares con él, esperemos que no se amplié el nicho, nunca mejor dicho, de captación) tiene todos los elementos para hacerlo atractivo a la juventud: Es peligroso, es prohibido y guarda el romanticismo propio de la desesperación y los perdedores. Además las televisiones se encargan de hacerlos famosos. Irresistible.
En este escenario globalizado, la desaparición de una adolescente occidental de ascendencia francesa marca para siempre al resto de componentes familiares, especialmente al padre y al hermano, no tanto a la madre, machismos al canto, que ya nunca verán su vida libre de ese suceso.
El guion, irregular, que brilla en algunos momentos, especialmente en mostrar el desvalimiento de una joven árabe educada en la cultura musulmana cuando es introducida en el mundo occidental, acertada reflexión, o en la escena final, tremenda de emoción, ha resuelto de manera harto expeditiva el transcurso del tiempo y vemos más que una narración continua y con ritmo un grupo de cortos pegados y tejidos por la presencia de los mismos personajes y la misma historia pero sin una trabazón armoniosa que obliga al espectador a tener que poner lo que el director no ha puesto.
Hay películas que triunfan más por el momento de proyección y el tema tratado que por la excelencia propiamente cinematográfica que poseen. Esta es una de ellas. Lo cual no debe desmerecerlas. Pues el cine no deja de ser una de las artes más “aplicada”. Por su alcance y por lo explicito de su fondo.
De lo que no estoy muy seguro es de que la moraleja que se extraiga de la película no sea un tanto reaccionaria: Educar a los jóvenes en libertad y en un escenario globalizado puede llevar a que escojan equivocadamente. Lo que nos puede llevar a preguntarnos: ¿No será mejor educarlos en una cultura más limitada, de costumbres constringentes, en un rincón, para que así no caigan en la tentación?
O sea, lo de siempre. ¿Tanta libertad no es peligrosa?
Eso plantea la historia, no en vano es de producción americana, sobre franceses aficionados a la música más americana que hay, que pierden a sus jóvenes en otro mundo ajeno, el musulmán. Por eso lo de “mi hija, mi hermana” es una simpleza.
¿Qué me ha quedado de la película? Lo indefensas, desvalidas que viven las mujeres musulmanas, eternamente niñas. Morir con ochenta años, habiendo tenido hijos, un marido, llevado una casa, y nunca haber sido adulta. ¿Se puede ser más cruel?
cinefiloman
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