Amor a la inglesa

Me divertí como todos con “La fiesta inolvidable”, y también con algunos pasajes de las distintas entregas de “La pantera Rosa” (cuya calidad siempre me pareció bastante desigual). Pero este film y “Desde el Jardin” son la cumbre de la comicidad de Peter Sellers.
Hoffman es un pequeño jerarca de una empresa distribuidora, que, a sabiendas de los robos de uno de los empleados, amenza a la novia de este, también empleada de la empresa (la señorita Smith), con dar parte a la policía, si no pasa una semana con él, en su apartamento. La señorita Smith, aterrada, con tal de salvar a su novio, por amor, accede. La película comienza con el cambio de trenes de la señorita Smith, quien tras despedirse de su amado (que supone que ella irá a visitar a la abuela) se dirige a la morada de Hoffman con el corazón encogido, cómo la víctima de un voraz Drácula, que se ofrece voluntariamente al sacrificio.

El señor Hoffman es un hombre de edad madura solitario, amargado y resentido con las mujeres desde que su esposa le abandonó. Ama en silencio a su joven secretaria, cuyas piernas largas y bien torneadas agitan su libido. Al descubrir que el novio estafa a la empresa, la chantajea para que pase un fin de semana en su casa, so pena de denunciar al novio a la policía.
Lo que sucede a continuación ya lo veréis si tenéis ganas y la ocasión. Es una historia de amor que se desarrolla casi siempre en el interior del piso, salvo esporádicas salidas. La vida tiene una forma extraña de juntar y separar a las personas, nos dice la cinta, y en ocasiones especiales es cuando la gente expresa lo peor (o lo mejor) de sí misma. Sellers aporta una excelente interpretación, muy matizada, del señor Hoffman, y Sinead Cusack, muy mona y comestible ella, le da la réplica con serenidad y simpatía. Empero, un poco larga, ya que la situación se estira como un chicle de manera innecesaria. Veinte minutos menos la habrían mejorado sustancialmente. El título español es una estupidez, así de claro.

Con parsimonia pero con talante certero, la trama permite que P. Sellers desempeñe su papel protagonista con el aplomo de un excelente actor que saber ofrecer una enorme gama de matices.
Íntimo y perverso, individual pero también social, profundo y descarnado, incómodo y virulento, el guión se debe a E. Gebler que también es el autor del relato.
El director, A. Rakoff, traslada a la pantalla un episodio de chantaje y dominación con envidiable factura cinematográfica en el que se combinan con armonía la sencillez formal y la complejidad conceptual.
La película acompasa su ritmo a las exigencia de una narración inexorable pero tiene tiempo para desplegar las alas de un sentido del humor sutil para suavizar la tensión acumulada.

A decir verdad, se llega a hacerse un poco pesada en ocasiones, los largos monólogos existencialistas del señor Sellers atragantan un poco y una situación como la que se cuenta en esta película hoy en día resultaría impensable, hoy en día las jovencitas son menos ingenuas. Por otro lado reconozco, que Peter Sellers me gusta más en papeles cómicos de verdad, aquí más que cómico es patético, la historia está demasiado alargada y resulta artificiosa, la verdad, me esperaba más. Quiere ser un poco escandalosa y picante y no lo consigue en absoluto.

Benjamin Hoffman es jerárquico de una distribuidora de cigarrillos donde trabajan también Janet Smith y su novio Tom. Janet, bajo extorsión, se ve obligada a pasar una estancia de una semana en casa de su jefe, Hoffman. Hoffman es realmente un perdedor en la vida, y ha hallado aquí la ocasión de un gran desquite. "Sin compasión", se dice a sí mismo mientras está recibiendo a la bella Janet en su casa solitaria. "La revolución de los hombres insatisfechos está justo sobre usted", le espeta a la aterrada muchacha. Así comienza lo que se presenta como una historia de secuestro y abuso deshonesto. Sin embargo, Hoffman tiene mucho para decirle a "Miss Smith" -como invariablemente la llama. Su afán se revela más bien, con el paso del tiempo y los días, por el lado de la comunicación y la revelación. La vida lo ha decepcionado, pero es el precio que tuvo que pagar para comprender algunas verdades. Y la Srta. Smith se convertirá, mal que le pese, en su obligada confidente; su secreto trabajo será conocer el alma de Benjamin Hoffman.

Concebida inicialmente como obra de teatro da una muy buena película, desastrosamente vendida sin embargo cual comedia ligera del tipo que nos tenía acostumbrado el actor. Pero se trata de una gran historia para reflexionar. Habremos de contemplar a un Peter Sellers singular, sombrío, sutil, desplegando una brillante vena dramática con registros que nos harán virar desde el recelo por el personaje siniestro que encarna inicialmente hacia la simpatía por un perdedor de la vida entrañable en busca de una revancha. Me quedó cierta pena de que este film constituya el único retrato que el actor nos ha dejado de esa faceta tan interesante, y en este sentido se convierte en una pieza imperdible.

Sinead Cusack le acompaña de manera magnífica con su cándida belleza y graciosa gestualidad. Nos terminamos enamorando de la pareja. Todo esto junto al notable guión de Ernest Gebler colman sobradamente las moderadas expectativas que puede generar esta obra olvidada pero que está ahí para ser redescubierta.