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Cazador del espacio: Aventuras en la zona prohibida

Ciencia ficción. Aventuras El piloto de una nave interestelar acude a un planeta poblado por monstruos y mutantes para rescatar a las astronautas supervivientes de una expedición, ahora en poder del belicoso tirano que domina la zona.
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
4 de marzo de 2012
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo es que soy el primero en subir una crítica sobre esta película? De acuerdo que no es de lo más, pero es un film, cuando menos, entrañable y agradable de ver. Es una peli de aventuras con algo de space-opera. Naturalmente, de la época dorada de los videoclubs. Y sale Peter Strauss nada menos, y con Michael Ironside como antagonista. Tiene cosas interesantes, como el tren, y no deja de tener cierto parecido, salvando las distancias, con Mad Max 2. Es mejor, por decir algo, que Piratas del Espacio, esa con la Angelica Houston. Tiene algunas escenas para el 3D de la época, como la escena del principio, pero vamos, que se puede ver plana sin ningún problema.
Yo desde aquí, animo a todos los seguidores de la Ci-Fi que, al menos por curiosidad, le den una oportunidad.
Lux aeterna
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13 de julio de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto esta película hace un par de meses, al igual que "Los siete magníficos del espacio", otra peli de ciencia ficción de los 80, recomendada por un blog. Las dos me han dejado buen sabor de boca. Serie B de los 80, etiqueta que convive tan bien con el género de la ciencia-ficción. Así que estamos hablando de un film de bajo presupuesto, y por ende, limitados recursos técnicos. La historia es simple : cowboy/antihéroe solitario (Peter Strauss) que viaja en su nave espacial acompañado de una androide se ve inmerso en una aventura en un planeta yermo y perdido para rescatar a unas bellas astronautas secuestradas por un tirano con los modales de un malo (Michael Ironside) de "Mad Max" o "Waterworld". Película sin ninguna pretensión, salvo la de entretener con cuatro duros, pero que es honesta y conserva el aroma de lo añejo. Entretenida historia arquetípica con personajes arquetípicos.
neuromante
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22 de agosto de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El éxito de "La guerra de las galaxias" (1977) tuvo efectos colaterales. Uno de ellos fue la recuperación del cine de ciencia ficción. En consecuencia, las producciones de este tipo surgieron como hongos. No obstante, semejante resurgir no siempre implicó dignidad, por lo que los subproductos volvieron a ser la norma.

"SpaceHunter" fue una de esas cintas que nacieron y se estrenaron al calor de la lumbre de George Lucas. Un pastiche de calidad ínfima en donde se mezclaron naves espaciales con la estética chatarrera de "Mad Max 2" y la influencia de los seriales al estilo de Buck Rogers. Eso sí, ahora aliñada con el 3D mareante (el de las gafas azules y rojas), que volvió a estar en boga por entonces.

El argumento era un delirio pulp: una nave de turismo espacial sufre un terrible accidente que mata a todos sus tripulantes excepto a tres hembras buenorras que escapan en una cápsula de escape. Ésta aterriza a salvo en un planeta cercano, emitiendo una señal de auxilio. La noticia de las náufragas corre por el, llamémoslo, Internet de las galaxias, llegando a oídos de un basurero espacial, Wolf, quien se lanza al rescate atraído por la generosa recompensa que las autoridades ofrecen. Sin embargo, lo que no sabe es que las pivas han caído presas de un cacique local. Un tipo que, en el pasado, fue miembro de un equipo médico enviado al planeta para combatir una plaga y que acabó montando una república bananera.

Como ve, a la historia le corre prisa por insertar toda clase de ideas que, o no se explican, o se introducen con desinterés. Poco importa, porque al espectador se le pide que lo acepte todo sin chistar. Una mera excusa para acabar embarcando al protagonista en una operación de rescate en un planeta extraterrestre lleno de peligros. A partir de ahí, la película va ofreciendo una lista de seres que, sin apenas trasfondo, habitan un planeta desértico, forzando al protagonista a vivir aventuras mortales a un ritmo trepidante, pues apenas sale de una para meterse en otra. Cualitativamente es un bodrio, aun cuando sus más de $14 millones de presupuesto debieron haber dado para más. Será cine de serie B, pero más por el mal hacer que por la falta de pecunio.

La estética que ofrece es, por otro lado, sucia, herrumbrosa, con un planeta lleno de chatarra y vehículos tuneados donde pillar el tétanos en cualquier parte, tal cantidad de objetos cortantes los conforman. Un estilo definido genéricamente como de "guerrero de la carrretera" en referencia, no solo a "Mad Max", sino a sus infumables clones baratos. Además, abundan las estructuras industriales abandonadas dentro de montañas o túmulos, de tal forma que, bajo una superficie estéril, yacen los restos olvidados de viejos edificios poblados por criaturas aberrantes. Lo curioso es que esta estética, por momentos, recuerda brevemente a las portadas de los relatos de ciencia ficción pulp. No es exagerado afirmar que su aspecto pudo haber servido de base para juegos de corte post-apocalíptico, caso de las sagas "Fallout" y "Bordelands".

En cuanto a los actores, tenemos a Peter Strauss, un nombre que suena a eco de otro tiempo, y que aquí interpreta a un sucedáneo de Kevin Sorbo (aspecto) o Nathan Fillion en "Firefly" (personalidad). Un antihéroe que solo se ha metido en el follón por dinero pero que, en el fondo, es un cacho pan. Arquetípico hasta la médula.

Tampoco sería justo olvidar a una adolescente Molly Ringwald, ya a puntito de convertirse en un icono adolescente gracias a "El club de los cinco". Una chica con cara de rebelde y morros perpetuos, aunque de innegable atractivo. Un miembro del apodado "brat pack" que luego se quedó en mucho menos. Molly no pasa de huérfana gritona e ingenua cuya incontenible verborrea contrasta con la sequedad de Strauss.

Junto a ellos, Ernie Hudson, el negro de "Los cazafantasmas" (1984), quien ese mismo año se convertiría en un rostro conocido y que aquí hará de compañero de armas del protagonista.

Y en el papel de villano, y como ejemplo del pastiche actoral que montaron, Michael Ironside, aunque con una presencia más testimonial que útil, dada las escasas y ridículas líneas de guion. Un monstruito de estética recargada y hortera que esconde a un vulgar pervertido sexual sobrado de sadismo. Pero no se haga ilusiones, porque es tan bobo que da risa desde el primer minuto.

Ciertamente, un mejunje extraño, inverosímil, con relaciones entre los personajes forzadas, sin apenas detalle, pues han sido juntados con torpeza para crear una alianza sin lógica. Los guionistas necesitaban formar un equipo de rescate (recuerde: las jamonacas aún requerían ser salvadas) y no les importó aplicar pegamento aquí y allá para unirlo. Nunca les quitó el sueño que los diálogos fuesen vacuos y aburridos, o que la redondez de los protagonistas fuera inexistente, pues todo el 3D se les fue en las imágenes. La estética, por otro lado, es tan barroca, tan llena de prótesis de plástico, de personajes embutidos en trajes de chatarra, cables y harapos, que pareciese una escombrera cinematográfica.

Ahora bien, dentro de la inmundicia, hay que reconocer detalles interesantes, pues crea un microcosmos aberrante. Un inframundo que, en manos de gente más capaz, podría haber dado juego. Así, hay una abundancia de detalles y personajes agrupados en colectivos (amazonas acuáticas, niños mutantes asesinos, "scavengers", tipos con toda clase de implantes, grimosos seres grasientos que recuerdan al muñeco de Michelín, etc.) que contribuyen a crear una especie de ecosistema macabro y enfermizo. Toda una miríada de criaturas surgidas al amparo de una enfermedad de la que apenas se habla, y de un cacique que juega con la genética.

Como anécdota, citar que el protagonista y la chica tienen 36 y 16 años, respectivamente. Aunque no llegan a formar pareja, la tensión sexual es evidente, algo inconcebible hoy día, aun cuando no han pasado ni cuarenta años.
Jose_Lopez_5
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1 de abril de 2022
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Soy cinéfilo y escritor de novelas, las cuales muestran una cierta influencia cinematográfica. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: INTERESANTE.
Para aquellos que vivimos los ochenta es una película entrañable. Pero esto no justifica una buena crítica, amparada en las emociones personales, perdiendo toda objetividad. Dejando al margen el efecto que tuvo en su día, debo ceñirme a día de hoy, cuando este tipo de cine cuenta con unos medios inimaginables por aquel entonces. ¿Significa esto que todo el cine de género que adolece de medios debe ser condenado al ostracismo? Creo que no. Estamos ante un claro producto de serie B, como también lo han sido muchas películas desde los años 50, hoy día consideradas de culto por los aficionados al género y al cine. Está claro que si perteneces a la generación actual, la diferencia es tan notable, que cualquier película anterior a los 90 te va a causar risa.
Centrándome en la presente, es una historia fácil y llena de tópicos. Para la ocasión no hay que rescatar a ninguna princesa, sino a tres desventuradas expedicionarias del futuro perdidas en un inhóspito planeta. Es divertida y entretenida porque apenas da respiro, y cuenta con una ajustada duración. La falta de medios en cuanto a los efectos especiales, es suplida con una gran dosis de imaginación, bonitas maquetas y transparencias y unos encomiables decorados. La fanfarria de Elmer Bernstein es pegadiza y cuenta con la rareza de ver a un Peter Strauss en un papel extraño dentro de su filmografía. Desde mi punto de vista no es una gran película, ni siquiera buena, pero tampoco merece ser denigrada.
Jose Ramon Sales
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24 de diciembre de 2023
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Durante el apogeo de la postmodernidad el filósofo Omar Calabrese presentó un ensayo sobre estética llamado "El Neobarroco". El libro hablaba sobre una época recargada, fragmentada e hiper-saturada. Entre los muchos ejemplos el libro mencionaba la película "Alien, el octavo pasajero".

"Cazador del espacio", con producción de Ivan Reitman, es una clara representante del neobarroco. A medio camino entre Star Wars y Mad Max, la película se hace fuerte en un admirable diseño de producción. Unos decorados abigarrados que por sí mismos llenan la pantalla con su estrafalaria cacharrería.

El argumento ya es otro cantar. La película arranca con el naufragio de un crucero espacial. Una secuencia que debería resultar dramática pero que la película despacha con unos planos de corcho-pan montados deprisa y corriendo. A tenor de este inicio queda claro que la ingenuidad será la constante narrativa.

Una película sin pretensiones y muy entretenida donde la relación entre Peter Strauss y Molly Ringwald bien pudiera recordar el galanteo vacilón entre Han Solo y la Princesa Leia. No hay en "Cazador del espacio" nada original, más bien es la reafirmación de la estética de su tiempo en un subproducto de serie B. El plagio y la repetición seriada también es característica del neobarroco. Reconozcamos, sobre todo, que la ciencia ficción de los años 80 nos transportaba a universos mucho más verdaderos y físicos que lo falsos efectos digitales del cine actual.
Robert Denigro
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