El último día de los Smiths

Intento de reconstruir los 80, con mirada de 2020 ...
El director no reconstruye nada, un baile de malos disfraces.
No hay guión alguno, los actores deambulan a lo ancho de los “35 milímetros” escena tras escena sin intención alguna, el orden de éstas podría haber sido cualquier otro.
Eso sí, unos pretendidos 80 con los corsés, los encofrados, los hormigonados modos sociales y morales de los tiempos que corren. Correctísima, con las cuotas adecuadas, casi formuladas químicamente...
Si dedica los noventa minutos a escuchar a los Smiths, disfrutará mucho más de los 80...

El guion es débil y exagerado, demasiado sobrecargado de detalles fanáticos, pero así es el fanatismo en la adolescencia. Esta película es un goce para los fans de los Smiths, tiene momentos preciosos y otros que dan un poco de verguenza, es una carta de amor a todas las canciones que nos salvaron la vida. Alimenta el mito de ese fan que se tomó una radio el día que se separó la banda. No tiene desperdicio verla, le faltó elegancia al guion, pero visualmente es hermosa, y cuenta con la música original de los Smiths, un lujo.

Los Smiths eligieron ese nombre para el grupo porque era un apellido común y corriente, de hecho como sabemos en todas las carátulas de sus discos no aparecen jamás en la portada, y eso se debe a que ellos decidieron que querían identificarse con lo anodino, lo vulgar, lo normal... Afortunadamente su música carecía absolutamente de ello y sirvió como base del indie actual. Pues bien, a mi juicio la película sí que adolece de todo lo anodino que puedas imaginar, es pesada, le falta guión y lo único que apetece es escuchar los discos de esos genios.

Creo que es un desperdicio y el director podía haber hecho un homenaje al grupo muchísimo mejor. No soy ninguna adolescente de los 80 pero francamente no me imagino tremenda estupidez y tomadura de pelo, porque los personajes no me dicen nada, son planos absolutamente.

Le pongo un 5 por la BSO.

*Simpático homenaje para los fans

El Último Día de los Smiths cuenta dos historias simultáneas, en cuatro actos que hacen alusión a los cuatro álbumes de estudio publicados por la banda. Ambas historias están conectadas, y no solo por la obsesión de sus protagonistas con la separación de sus ídolos. Se encuentran perdidos, sin rumbo y furiosos. No es un buen día, desde luego. Y mientras unos deciden emborracharse hasta caer, otros prefieren liarla aún más parda.

En una de esas historias de El Último Día de los Smiths, nos presenta a cuatro amigos: Cleo, Sheila, Billy y Patrick; cuatro adolescentes que no saben que narices hacer con su vida. Solo tienen una cosa clara, que adoran a Los Smiths. Pero una fatídica mañana, escuchan la terrible noticia sobre la separación de su querido grupo, ¿Y qué es lo mejor que se puede hacer en estos casos? Pues cogerse un buen pedo.

La segunda trama trata de Dean, un joven algo tímido y trastornado, que trabaja como dependiente de una tienda de discos. Dean está coladito por Cleo, pero no es muy sociable, y tras la noticia no le da por emborracharse con los demás, porque su idea es secuestrar a punta de pistola al locutor de una emisora de radio. Su objetivo está claro, y es que esa noche solo se escuchen canciones de los Smiths en la emisora; y ya de paso, si impresiona a la chica de sus sueños, pues mejor. Al pobre locutor se le va a hacer muy largo este programa.

Ambas historias quieren expresar los sentimientos de los adolescentes perdidos en los ochenta, aquellos jóvenes que no tenían más que su música para escapar de un mundo que les asustaba. Para estos chicos y chicas extraviados, eran Los Smiths. Sus canciones se escuchan durante El Último Día de los Smiths, en un simpático homenaje a la banda que gustará a sus mayores fans. Algunos seguro que incluso sueltan alguna lagrimilla llegando al final.

*Pero si no eres fan...

Si no eres fan de la banda, El Último Día de los Smiths te resultará realmente olvidable. Con un argumento que llega a aburrir, e incluso cansar. Basada en hechos reales, pero más exagerada. Desde un punto de vista general, es una más entre el inmenso montón. De vez en cuando resulta agradable y emotiva en cierto sentido, pero en muchas otras ocasiones peca de absurda.

Los personajes de El Último Día de los Smiths tratan de hacernos ver a su particular manera, cómo podía sentirse un adolescente sin rumbo en aquella época. El problema es que nos topamos con algunas escenas que verdaderamente se pasan de ridículas; las cuales si las quitas de trama, la cosa mejoraría. Puedes llegar a empatizar con los protagonistas, y el pobre locutor cañero (Joe Manganiello es lo mejor de la película), porque todos hemos sido adolescentes insoportables y asustados. Pero estos adolescentes no dan tanto juego como para querer saber más de ellos.

Si bien a un fan de Los Smiths, esta película le resultaría al menos entretenida, para cualquier otro espectador podría no serle de agrado. No tiene buen ritmo, se habrían hecho más cortas otras largas noches de fiesta reales, que esta noche de juerga y secuestro de hora y media.

Hay veces que no parece ni avanzar, como si la trama no evolucionara y se hubiera quedado en un bucle de absurdeces e intentos de momentos lacrimógenos que no llegan a calar. Desde luego, si miramos El Último Día de los Smiths como película y no como homenaje al grupo, no vamos a encontrar nada que nos llame realmente la atención como para recordarlo.

*Conclusión

El Último Día de los Smiths (Shoplifters of the World) es una película hecha para los fans. Un simpático homenaje al grupo, pero muy olvidable en planos generales. Su argumento trata de basar hechos reales y mostrar su visión de la adolescencia perdida en los años 80, pero se pasa de absurdo. No tiene buen ritmo, y la trama no parece avanzar en ciertos momentos, por lo que se hace larga e incluso pesada.

Puedes llegar a empatizar con los personajes, pero no dan tanto juego como para querer saber más de ellos. Si eres fan de Los Smiths te entretendrás con esta película, y puede que sueltes alguna lagrimilla llegando al final. Pero si no es el caso, no vas a encontrar nada que te llame realmente la atención como para recordarla.

Escrito por Javi Sardi

The Smiths, ¿son buenos, eh? Pues hay una película en la cual al protagonista no es que le gusten, ese chico les adora. Y los Smiths van y se separan y ahí empieza la película. El chico que no puede dormir porque los Smiths se han separado decide que esa noche le van a oír. Y a fe que le oyen. El chico que llora porque los Smiths ya no existen más que en los discos de vinilo decide secuestrar una emisora de radio que emite música heavy, rock duro y salvaje. El chico que secuestra la radio y la emisión del dj no está dispuesto a que el mundo gire como si no pasara nada. Y le oyen. Más bien oyen al dj de música dura decir que va a poner las canciones de los Smiths porque le apunta un arma. Todo el que escucha esa noche la radio le va a oír hablar a punta de pistola de una música que acaba de morir.

Y si a ti no te gustan los Smiths, tranquilo que no pasa nada. Tampoco pasa nada si no te gusta mucho la película. No es cuestión de gustos, de si te molesta que secuestren la emisión de tu música heavy favorita, como si hubiera sido de música clásica. La cosa es que se han muerto los Smiths musicalmente hablando. Qué harías si los Kiss o Stravisnky dejaran este mundo. Te jodería, ¿no? Y cuando John Lennon o cuando Buddy Holly, o Louis Armstrong. O cuando se muera Ringo. ¿No pasa siempre, no pasó, seguro que pasó, el día en que Amy Winehouse la cagó? Pensándolo bien, no es mala manera de pasar la peor de las noches. Ahora hackearían una radio por internet. O como se diga. Y los Smiths serían emitidos por todos los bites del mundo diciendo que There's a light that never goes out.

J**** ya.