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Secretos de un matrimonio

Drama El matrimonio formado por Johan, profesor de psicología, y Marianne, abogada, recibe una noche en su casa la visita de sus amigos Peter y Katerina. Al poco tiempo, los invitados empiezan una fuerte discusión en la que los anfitriones intentan mediar sin éxito alguno. Cuando se quedan solos, Johan y Marianne empiezan a hablar de su matrimonio y de sus problemas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 58
Críticas ordenadas por utilidad
14 de enero de 2009
29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ingmar Bergman profundiza en este film en algo que el mundo y el cine han mitificado de tal manera que ni hoy en día sabríamos la diferencia entre la verdad y lo que se debe sentir.

En "Secretos de matrimonio" podrás ver, si aún tienes la mente lo suficientemente abierta y creeme que no hay nada de peyorativo en lo contrario, un ejercicio de honestidad que pone patas arriba todo lo que se supone que es el amor y el compromiso. Se podría decir, de primeras, que el matrimonio sería un compendio de las dos cosas antes mencionadas y que "la santa unión" sería el eje central del film pero para mí lo desmerecería completamente.

¿Por que creo esto?

Porque si la película estuviera sólo centrada en el amor y compromiso que unen un matrimonio o pareja, nos estaríamos olvidando de algo que Bergman claramente pretendía, centrarnos en cada uno de los individuos por separado y analizar sus auto estimas, anhelos y pensamientos más profundos con la finalidad de que viéramos a la pareja como lo que es, un conjunto de dos personas, no un ente que piensa y razona a la par.

A quien no haya visto la peli, pensará ¿cómo puede ser posible en una sola película? Pues el maestro Bergman , con un guión simplemente perfecto y casi tres horas de metraje, "ataca" nuestras mentes en 6 actos en la que uno por uno consigue varios efectos en nosotros, que se irán acumulando para la total comprensión del resto de la película.

En el primer acto (INOCENCIA Y PÁNICO) nos muestra lo que se supone que es una pareja perfecta y la contrapone a otra que está ya rota. Sólo para mostrarnos la condescendencia de mucha gente que vive sus relaciones observando a las demás como si la suya fuera especial. Todo, para que lo tengamos presente esa idealidad a la que se aspira.

En el segundo acto (EL ARTE DE ESCONDER BAJO LA ALFOMBRA) nos enseña otra vez a la pareja perfecta, pero ya se ven ciertos problemas que se ignoran por norma. No todo es tan bueno pero se mantienen las formas. Aquí se empieza ver por donde va Bergman. Comienza la dismitificación y los verdaderos pensamientos empiezan a fluir.

En el tercer acto (PAULA): aquí todo sale a la luz, comienza a verse como son realmente cada uno de ellos. Lo que esperaban del matrimonio y lo que no les gustaba. Aquí el mito se ha roto.

En el cuarto (VALLE DE LÁGRIMAS): los personajes luchan por conocerse a sí mismos, la nostalgia los abruma en ocasiones, comienzan a barajar ideas que socialmente están mal aceptadas. Es una total y absoluta profundización de los conyujes pero individualmente. Bergman empieza a cambiar nuestra percepción, pero poco a poco.



(continuo en el spoiler, por falta de espacio, sin desvelar nada).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
capacitivo
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14 de septiembre de 2012
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremenda disección del mundo de la pareja y tremenda declaración de amor de Ingmar Bergman a esa maravilla de actriz que es Liv Ullmann. Esos primeros planos que ensalzan la serena belleza de Ulmann son literalmente una penetración en toda regla.

La verdad es que temía a Bergman; lo prejuzgaba como un director aburrido, espeso, sólo apto para cinéfilos gafapastosos e intelectuales de soporífero verbo. Para nada; empecé a ver la película y ya no pude apartar la vista de la pantalla hasta el final. Y es larguita, eh?

170 minutos de imperfecto amor, de miedos, de celos, de sexo conyugal y de sexo animal, de silencios, de susurros, de deseos ocultos… de la vida misma, vamos. Es casi como mirar por una ventanita a los vecinos y entrar en su intimidad, enterarnos de lo que ocultan tras su apariencia de pareja modélica y curiosear en sus conflictos de cama. Y también a ratos es como verse uno mismo retratado con un realismo y una nitidez que dan miedo.

En definitiva, “Secretos de un matrimonio” no descubre nada que no supiéramos pero sí nos lo suelta a la cara con brutal sinceridad. La rutina mata el amor sí o sí, y el 90% de los conflictos de pareja vienen del sexo; al final todo se reduce a eso, sexo. Uno que quiere, otro que no (generalmente otra), que intenta escaquearse o consiente con desgana, que lo usa como castigo o como premio, que lo dosifica para obtener pequeñas compensaciones… El sexo, todo está en el sexo. No me extraña que Woody Allen sea un gran admirador de Bergman y que beba directamente de sus fuentes en cuanto a su filosofía sobre el amor y el matrimonio.

Una película dura para verla en pareja, tanta honestidad brutal puede ser demoledora. Yo recomendaría verla y disfrutarla en soledad. Y regodearse tanto en los sutiles diálogos como en esos fascinantes primeros planos de Ullmann que Bergman nos regala; la cara de esa mujer es un verdadero espejo del alma.

Y lo mejor, sin duda, el final. No revelaré nada pero creo que sí puedo adelantar que Bergman encuentra otra forma de entender el amor, un amor maravillosamente imperfecto, que a mí personalmente me encantó. Quien quiera enterarse que la vea; son sólo 170 minutos.
Talía666
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8 de diciembre de 2008
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hemos aprendido todo aquello que no nos sirve: los conocimientos equivocados. Por eso asusta escuchar de golpe lo que plantean los personajes de Bergman en esta película. Ellos están hablando de aquello que sólo se piensa, pero que no solemos expresar en voz alta. Están revelando de alguna forma la confusión total, y no precisamente la de ellos, -como expresan en uno de sus diálogos-, sino la de todo el mundo.
Ellos construyen su vida así como quien infla un globo, y Bergman tiene la maestría de dejarlos hacer hasta que el globo revienta y se revela vacío. Por eso es que su felicidad resulta indecente, porque se ha construido dejando de mirar las señales que tenían por doquier, porque han hecho del amor un cálculo equivocado. Y han escondido todo aquello que molestaba debajo de la alfombra, sin preocuparse de nada.
“Me pregunto si habrá algo más terrible que un hombre y una mujer que se detesten” dice un personaje de Bergman citando a Strindberg. Y sí, parece contestarnos la película, lo verdaderamente terrible es un hombre y una mujer que intentan amarse y sólo logran hacerse daño. Como dos seres que intentan abrazarse con muñones. Llenos de náuseas que sólo terminan por arrojar los sentimientos equivocados.
Es por eso que esta película es una obra maestra, porque si bien carece de respuestas, sabe plantear con precisión las preguntas exactas que ha de hacerse toda pareja que quiere llegar, de alguna forma u otra, a amarse verdaderamente. Porque no es sumando las comprensiones como se ama, sino sumando las incomprensiones, como dijo alguna vez Clarice Lispector. Y aquí estas incomprensiones se presentan en su forma más pura, más desgarrada.

Ciertas cosas suelen existir en la oscuridad, fuera de la vista. Pero esta película nos lleva de forma perfecta ese algo hasta los ojos. Y los quema. Y los deja amargos.
rodolfo
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18 de marzo de 2006
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo una especie de Dios puede mostrarnos pasajes de temas tan mediatizados y encorsetados como: el matrimonio, la infidelidad e incluso la violencia de genero y darle otro cariz. Bergman, con su luz magistral, con sus diálogos estudiados al milímetro y con una dirección de actores a la altura del inmenso talento que derrochan estos, es capaz de que nos sacudamos toda la basura que nos ha ido entrando por los ojos y los oidos durante la viida, para acabar entendiendo un poquito mejor lo que es esta en realidad. Increible que este compendio de capítulos estuviera hecho para televisión, no debe tratarse del mismo aparato que la caja tonta de aquí. Si os gusta no olvidais ver: Saraband; una especie de peculiar continuación.
Ashdown
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30 de noviembre de 2014
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Psicoanálisis de casi tres horas. Dos egos hinchados hasta el infinito y explayándose a gusto; revirados y reconcentrados en sus minucias más raquíticas.
Te odio, te amo, te odio, te amo... Te pego, te follo... Eres lo peor, me das asco, eres estupendo, mi salvación...
La revuelta constante, el sí pero no arrebatado y enfermo.
Comienza con una cena estupenda que anuncia la marejada que vendrá. Antes, habíamos visto la foto de la familia perfecta. Después, llegará la caída. El roer y roer la relación hasta pulverizarla. Ya no veremos a nadie más. Serán sus cuitas y delirios; sus dimes y diretes constantes.
Hay inteligencia y se sabe de lo que se habla. Pero cansa, y mucho. Se impone la sensación de futilidad; de convertir cosas comunes en enormidades infladas; de la obsesión por transformar asuntos simples en carroña sobreactuada, en pasto de cliché psiquiátrico. Impostura y esforzada mirada sobre una pareja.
La cosa sería sencilla: matrimonio burgués que lo tiene todo acaba ahogado; tanto compromiso y orden matan el amor. A partir de ahí, irán y vendrán. Vale. Más o menos lo que le pasa a todo el mundo; la diferencia es que la mayoría de la gente tiene menos dinero y tiempo para mirarse al espejo y contemplar extasiada su ombligo.
Bergman aplasta a sus personajes, les somete y encorseta en una especie de obra de teatro más coyuntural de lo que le gustaría; un contenido que opta por lo extremo, que repite sin cesar la misma cantinela y que se agota en su autorreferencia cargante, en su ensimismamiento pedante y endogámico, en un vacío fofo e insufrible.
Mucho primer plano. Todo muy recargado y asfixiante.
Un bluff. Con clase y detenimiento, pero enmarcado en su autobombo de lujo. Capricho prescindible.
Ferdydurke
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