Días de radio. Segundos fuera.
Un mamporrero, un manufacturador o empaquetador, el chico de los recados perfecto, el que representa como ninguno mejor que nadie la maquinaria avariciosa ciega (kitsch, maqueadora, expurgadora, espigadora, limpiadora, negadora) de Jólivud, esa trituradora abrumadora de la realidad convertida en mentira quincalla purrela ablandabrevas analgésica antibiótica sonajera que blanquea papilla empastilla cualquier cosa que se precie o toca para todos y todas, y aquí no es menos, cada plano o decisión de guion está calculada, sopesada y formulada para que dentro de ella no quede nada de vida o solo como burda y amañada apariencia, sensiblera falsa carcasa, de hecho, la película dura más de dos horas y en esos largos minutos es imposible encontrar algún claroscuro, ni una minucia o resquicio, blindada, de hormigón armado, la jeta, no entran ni las moscas, es decir, humanidad, en cualquiera de los protagonistas, santos, ángeles caídos del cielo, perfectos, impolutos, inmaculados los tres, robots, esta película la hace una inteligencia artificial y no notaríamos la diferencia, y hasta la parte social que queda como planteada de fondo o pasada o contexto es resuelta de la más vergonzosa de las maneras, cuando dice que es un país maravilloso para vivir, faltaría menos, arriesgando, vivimos como creadores a lo loco, sin frenos ni miedo, pasa la mopa, que ayuda a la gente más necesitada o cuando más lo necesita esta, manda cojones y narices que lo suelte con lo que acababan de pasar y cuando previamente habían medio señalado o sugerido que aquello era el patio de Monipodio y después de que su amigo del alma hubiera muerto en extrañas circunstancias por todo ello, plastifica, amansa, doma, domestica, traga, maravilla, sublima, viva la máquina, ole los tornillos, dios salve el engranaje y la sagrada bomba atómica.
Los niños, la mujer, el cura, la miseria, todo sea para glorificar al héroe, de baratillo baratija épica, el enemigo (nada, o poco, que ver, nos lo quieren presentar como una mezcla del M.A. aka Clubber Lang de Rocky III y el Ivan Drago de Rocky IV y Max era lo contrario o ni muchísimos menos así) arranca cabezas y comecerebros y follahembras y tan chulesco mostrenco memo, todo sea para dejar claro a todo el personal quién es el bueno y quién es el malo, a quién hay que animar y a quién no que estas cosas las carga el diablo, no vaya a ser que nos confundamos o liemos la manta a la cabeza o perdamos en selva intrincada enmarañada confusa oscura, mira, majos, potencial público, os voy a hacer un esquema que sé de buena fe que sois gente despierta, despejada, espabilada, con ritmo y mecanismo, con alegría y cosa buena.
Con lo interesante que podría haber sido esta misma historia con un mínimo de ecuanimidad y hondura o verdad y esas cosas tan innecesarias, pringosas y asquerosas y desagradables, no manches.
Con el boxeo todo vale o cabe, cualquier mamarrachada o falsedad, aunque hay que decir en honro a la verdad o a maracuyá que los combates son entretenidos y eso, pero lo ya comentado, cualquier parecido con la realidad es un equívoco espejismo yerro, pedimos perdón, no lo hicimos a propósito, en el corazón y el alma lo sentimos, no volverá a pasar, jamás.

La cultura nos hará libres (y buenos). Lee y no te volverás nazi, despierta.
La primera parte es una fantasía sexual clásica, masculina, para variar, de andar por casa, en este caso chico con milf que se diría ahora, categoría taxonomía pajillera, la segunda, porno duro drama juicio alemán en el que se plantean montones ingentes de cuestiones de alto copete la mar de interesantes y sesudas de la forma más superficial, sensacionalista, burda y torpe, esas miradas que se echan las malosas, esa acusación de golpe al galope de todas contra la otra, la enamorada de estudios abogada compañera..., la tercera es bellísima con las infinitas rimas y la coda o ristra de sucesivos epílogos es un rizar el rizo hasta el infinito, se pasan, un poco, mucho, no puedo, me muero.
En resumen o verdad, es una película de una increíble densidad en cuanto a la inmensa cantidad de ideas, sentimientos y emociones que expone o muestra maneja en casi todas las variaciones o grados, anonada, fascina, goza, asombra, pero, la pena es que la mayoría de las veces está todo resuelto o mirado por esa visión jolivudense de las cosas que sacrifica en el altar de lo espectacular o explícito obvio o más llamativo lo que podría ser su mayor baza en cuanto a profundización o capacidad de sutileza, nadie es perfecto, ni siquiera del/en el Norte de América.
(Spoiler aquí mismo por falta de espacio más abajo)
La ceremonia, aquella peli de Chabrol. Empiezas por no saber leer y acabas asesinado a ciento y diestro siniestro en cualquier de concentración campo. El analfabetismo es malo.
El retrato de ella es muy rico y valioso, que no es nada, Lacombe Lucien, tabula rasa, ni mala ni buena, se adapta a su tara, huye, sigue, y de esa mala manera acaba cometiendo aberraciones sin cuento, un ser amoral, desconoce ese aspecto, como un animal, sin civilizar, acultural, buen salvaje, sin domesticar, embrutecida, pero, esa es la cosa, humana, demasiado humana, sensible, con anhelo, con ansia viva de belleza y trascendencia, El perfume, de cultura, de grandeza.
Y ella sirve como reflejo exacto del absurdo de todo ya que acaba perpetrando los mayores crímenes por cumplir su cometido y ser eficiente y responsable y lógica y hacer las cosas como dios o el diablo mandan, con criterio, como toca, por ser honesta, es la única de hecho, esa es la paradoja o jodienda, pagan (no) justas por (sí) pecadoras, ella se lleva la mayor condena y es la única que dice la verdad, que no es mentirosa, a lo que hay que añadir que igualmente se desvalora y ridiculiza la relación entre ellos al quedar claro que ella elegía a chicas jovencitas para que la leyeran, por lo tanto, él pasa a ser uno más, otro eslabón de la cadena, pierde sentido como individuo y se convierte en masa, amorosa, lectora, uno más en la lista, suma y sigue, indistinguible, por lo que ella es un monstruo y, a la vez, todo lo contrario, y, además, se ve cómo al final lo que le lleva a la perdición no es su maldad intrínseca, sino su incapacidad para asumir lo que es, su condición, que en este caso lo reducen, y eso no está bien, es una limitación, madre del cordero, corazón delator, a su analfabetismo, prefiere ocultar ese hecho antes que salvar el pellejo o quitar la vida a quién o cuántos sean, en la desproporción disparatada entre el origen del conflicto y su resolución se plasma el sinsentido de todo, la complejidad delirante y ridícula de la conducta humana que muchas tantas veces actúa irracionalmente, por motivos enrarecidamente grotescos a la par que primitivos, vergüenza por ejemplo.
La idea o planteamiento, como decíamos, merece la pena como apuesta, otra cosa es que tal como está, queda coja, no acaban de casar o fundirse los dos extremos, peca de cierta frivolidad, de una querencia o ramalazo de derribo pulp psicotrónico sublimado limado perfumado con aire de superventas para emocionar a toda la platea y llevarse todos los premios de la academia, rimbombancia nucleica. De acuerdo.

Yo te quiero.
La primera, tanto ha llovido, diluvio, la recuerdo maravillosa, la segunda absolutamente espantosa, y esta, desgraciadamente, tercera es más segundona que primeriza, sí, una puta mierda, de hecho, le sobra una hora, la final, el comienzo es divertido y macarra bizarro de cómic, lo que falta es una suma abstrusa obtusa pesadísima de transiciones diálogos sin sentido ninguno, fábula, por llamarla de alguna manera, política grotesca y delirantes sucedidos sin pies ni cabeza con fotografía calcinada horrorosa e idiotez a espuertas y banda sonora fallida ¿étnica?, un jodido engendro, en definitiva, que como corto o mediometraje hubiese valido algo la pena, pero que no le da ni mucho menos como historia completa, hace agua por todos lados o partes, adolece de indigencia intelectual y artística a casi todos los niveles y su posible humilde gracia o salero se estropean o descojonan por las ínfulas psicotrónicas de gran entretenimiento masivo que perdidamente la dejan o arruinan como propuesta fresca o desinhibida paródica simpática, acaba siendo o resultando aparatosa, fofa y aburrida, lamentable, infinita.
Ni las tetas de entrambas la salvan, ni los pelos de los dos, ni las poses o gestos de Juanito o Antoñito, nada, ni Edipo, ni los muertos tan metálicos o de plástico pueden con ello.
Esto no es México cabrones, es un parque temático infecto, una memez de/con preservativo envasada al vacío.
Ay, Rubén Blades. Dios, Enrique Iglesias.

Dentro de mí. Olor a macho.
Crónica de una idiota, de una oligofrénica que nunca se entera, de la misa la media, repica, ni da una a izquierdas, es tan tonta que además es chula, escopeta de feria, escupidera, lerda, mala, a rabiar, de pura baba, asola.
Denuncia de los terribles peligros que acarrea o provoca el pecado capital de la pereza, femenina para más inri o saña o desgracia, o cuando una no hace nada, tocarse la patata, no da un palo al agua, sopa boba, inútil y mantenida, una caradura y una sinvergüenza sin ningún interés, curiosidad, pasión, cultura, vida o sentido, a la de nada que te/se descuides acabará, por puro aburrimiento, apatía, estupidez o desidia, estulticia o ignorancia supina, follando, es lo que tiene, con cualquier chino mandarín, turco que pasaba por allí, dios no quiera, malayo o punto filipino, seguro, lo juro, cuidado, bro, loco, hermano.
Porno culebrón santa tereso sindiós para amas de casa con ansias vivas (Los puentes de Madison era lo mismo y en cambio esa gusta mucho también a/entre los menopáusicos maromos y, en verdad, el mal gusto no conoce de géneros o sexos o edades o conocimientos o fronteras, ni las ganas de echar un polvo aunque sea ficción mediante, en cuerpo ajeno, virtualmente, como/con lo que sea, sublima, transpira, menos es nada, a todo dios) insatisfechas telarañosas, eufemismo, que se dice o antes se decía, con una vaga coartada cultural, que no, y un turismo de ese que pirra tanto a todo el personal para sellar rematar rellenar la sempiterna, hasta el infinito y más allá, faena fantasía sexual del/con malote exótico y ponme mirando pa Cuenca o la Meca, empótrame, contra la pared, venga, verga, vamos, hermoso, hombre, hazme eso, mujer, libérame, empodérame, por fa, por lo que más quieras que me subo por las paredes, no conozco, por la espuma echo la boca y todo el resto.
Gay, muy gay visión de las mujeres y de los hombres, el objeto de deseo es el hombre, el falo, un pollón enorme, so big, ese es el meollo, corazón delator de este relato, al que ella hace cumplida extasiada referencia repetidas veces, se (le) llena la boca de polla agua, babea, tótem, mito, Dios, se ciega, adora, ofrenda, reza, comulga, transustancia, en la que la mujer se convierte en un ser mononeuronal monolítico licuado derretido que solo desea y no es otra cosa más que eso, un rabo entre sus piernas o metido en sus mientes cabeza, obsesiona, incrustado en su alma, aguas pantanosas, fétidas, vapores, humores, sed, líquido elemento en estado de agitación convulsión constante, mona con mono, ratita de Hamelín, la puta de su chulo, me muero.
Torpeza y cutrez a espuertas que asalta a mala idea a machete a muerte a veces, en todo lo referido por ejemplo a la fertilidad infertilidad de ella o ellos o no o qué cojones, en la pregunta qué es o será lo que tiene el negro versión turco, mamita mía qué será eso, miedo, sí, mira esto, así de gordo, y ancho, y largo, y grande, para que veas, envidia, de pene, todo lo que me entra, tía, en plan.
Y gracia y cachondeo salero jotero potorrero y mala leche lerele y descojono dispara(te) en tu cara, tanto, todo, mancha, humana, la vida, entera, te la di, yo.

Si no te ríes con esto, tierno, curdo, al dente, estás muerto, de veras, con el alma, con los cojones, míratelo, tienes un problemo, gordo, serio. Estás acabado, para el arrastre, escombro.
Fábula, para variar, feminista avant la lettre en la que se habla de la lucha inveterada eterna o guerra de sexos que se traslada más allá de la Tierra pero se reproduce el modelo, infinito, ellos contra ellas y lo que te rondaré morena, no pasarán, o sí, quién ganará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche, de Avignon las señoritas mariliendres, las selenitas felinas o los hombres perro de (tan poco) pelo en pecho mariconsones, hagan apuestas, there will be blood.
Impagable. Necesaria. Esta sí. De verdad. Mejora la sociedad.