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La marca de la horca

Western Oklahoma, 1889. Unos hombres acusan injustamente a Jed Cooper (Clint Eastwood) de haber robado ganado y no dudan en ahorcarlo. En el último instante, lo salva un comisario que trabaja a las órdenes del juez Fentom. Aclarados los hechos y demostrada su inocencia, el juez aconseja a Cooper que olvide lo ocurrido y le ofrece un puesto como comisario. Su misión será capturar vivos a los que intentaron lincharlo para que sean juzgados por el juez. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
13 de julio de 2013
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
... pero evidentemente no lo es. Para ser exactos, es en el potente principio cuando más se nota la influencia del director italiano. Luego aparecen los créditos y la música Dominic Frontieree, que por su parte imita al inigualable Enio Morricone, y tenemos la sensación de estar viendo un verdadero Spaghetti Western. Desgraciadamente a medida que pasan los minutos la película pierde fuelle alcanzando momentos si no anodinos sí con poco nervio. Lo bueno de "Cometieron dos errores" es que ofrece una reflexión sobre la justicia, el perdón o la responsabilidad bastante profunda. Nótese que tampoco hay villanos clásicos de esos maniqueos. Lo malo es que la historia se pierde en una serie de subtramas, ya judiciales, ya románticas que restan intensidad a la propuesta inicial de por sí lo suficientemente potente como sostener toda la película.

Más cosas. Primero, en la Oklahoma de 1889 el robo de ganados, o sea, el simple robo, se castigaba con la pena de muerte. Segundo, me sorprende que haya gente que vea en la película una apología de la pena capital. Con esta forma tan torpe de leer una obra, ¿qué valor pueden tener las interpretaciones de estas personas? Es evidente que lo que hay en la película es una crítica a la pena de muerte. Y sí mi opinión no os basta tomad la del propio Clint Eastwood, recogida por Patrick McGilligan, en su biografía del actor, que pensaba del mismo modo. Tercero, la práctica del linchamiento, que costó miles de vidas, se remonta al juez Charles Lynch que durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos se dedicó a colgar de a torys leales a Gran Bretaña. O sea, otra vez los mismos que defendían los derechos naturales y la libertad, dedicados al asesinato.
Reaccionario
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14 de julio de 2013
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí que tiene delito, sí: encontrarse con Clint Eastwood y querer matarlo. Sin preguntar, a saco, sin juicio y sin avisar a nadie. Lo peor de la conquista del oeste se muestra aquí de manera descarnada a través de unos hombres, no necesariamente malvados, que hacen y deshacen a su antojo. El poder absoluto repartido tiene múltiples tentáculos criminales.

Por fortuna, la cuerda de esta soga profética se niega a ahorcar a Eastwood, y así es como empieza «Cometieron dos errores», western con aire europeo y protagonista heroico y siempre de negro. El arranque de la película promete lo que luego no cumplirá, ya que pierde tensión dramática en pro de larguísima crítica social y duro romance; y digo duro porque el pasado de esta chica, Rachel, es crudísimo, otra muestra de lo que significa vivir a merced del más fuerte pero no del más justo.

Y será la justicia el leit motiv de esta historia, aunque parezca que no es así. Lo que empieza como una típica venganza se convierte en un debate sobre la ley y lo justo, haciéndonos comprender que a veces lo legal no tiene nada que ver con la justicia. El juez Fentom, tremendo personaje, renuncia a la abstracción de este concepto y se adhiere al papel, porque es su única forma de mantener cierto orden en un inmenso territorio poblado de indeseables. De ahí que requiera con tanta desesperación la ayuda de hombres honestos y valientes como Jed Cooper, un personaje completito que es, al mismo tiempo, abogado, ranchero, pistolero y sheriff. Normal que a la triste señorita Rachel se le quiten todas las penas en cuanto los ojos de Cooper/Clint se fijan en los suyos.

A pesar de los altibajos, contiene escenas de impacto y una historia de interés. Bien, bien.
Kaori
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28 de agosto de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título español es francamente desafortunado. No tiene nada que ver con el contenido. Tampoco la trama, a la que se ha querido comparar con los westerns italianos, tiene ninguna relación. Aquí hay espacio para los sentimientos, el amor, la amistad y la justicia, aunque sea muchas veces arbitraria y excesivamente dura. El desarrollo es creíble, las escenas de exteriores bellísimas y la música de Dominic Frontiere, de las que se recuerdan. En suma, la película es para ver y revisar, sin que haya perdido vigencia cincuenta años después.
JOSEMIDIAM
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9 de junio de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eastwood sería muy duro, pero en la época de sus “spaghettis-wenstern” no sabía actuar bien. Nunca fue un actor muy bueno, siempre tuvo un número limitado de caras. Eso sí, es capaz de dirigir muy bien y cumple muy bien en papeles de tipo duro. Lo considero un hombre estimable y muy importante en Hollywood. Pero mis consideraciones con el actor no creo que sean de importancia para ti. La película “Cometieron dos errores” suena muy bien, pero no deja de ser un canto de sirena. Te sumerges en el lodazal de un modo progresivo hasta pedir la ayuda de Dios para que te asista para terminarla de ver. Yo la terminé, pero cuesta… Con esto te digo que queda sólo en la promesa de una buena película y que Ted Post no sabe dirigir ni una función escolar navideña. Así tal cual. Cuelgan a un tipo que compró una serie de cabezas de ganado al tipo que previamente mató al dueño de estas haciéndose pasar por el mismo. Saben que el dueño murió y lo consideran culpable y lo cuelgan… Pero no hasta la muerte y ahí, su venganza, es el motor de un film que entretiene a ratos. No quiero alargar mucho la crítica. Sólo diré que rellenan mucho el film con tonterías varias. Tarda mucho en localizar a los justicieros y se convierte en muchas escenas en un folletín de novela rosa.

Le voy a dar de nota un 5. Su primera parte es buena y luego decae tanto que es casi imposible terminarla con ganas. La próxima que vea de Eastwood será una con mejores referencias. Porque me metí en la peli creyendo que este sólo tenia joyas y mira… Menuda cosa me tragué! JAJAJAJA
axlyerin
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13 de noviembre de 2021
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No precisamente dos, tacaño mío, fueron un billón de errores, uno tras otro, hasta el infinito. Lo mataron demasiado poco y demasiadas pocas veces en definitiva, pecaron de pereza y falta de imaginación, rigidez marchita. Tenían que haber probado otros métodos, otras voces y otros ámbitos, en la variedad está el gusto, di no a la monogamia y a la monarquía, sí al poliamor y a la república, a la guarra comuna, los hijos de mis amigos son también los míos, tales como también, por ejemplo, ya lo dijo Krahe en su inmortal canción, ese santo varón, la hoguera muy especialmente por utilizar un elemento primero, el fuego, ese primor rojo, lo mismo, por seguir el camino o recitado negro, que la chic guillotina francesa, el garrote vil español, el fusilamiento al amanecer sin ningún miramiento, lanzamiento al océano desde el aire, al puro vuelo, la silla eléctrica que algo chisporrotea o si no pregúntaselo a Tom en la verde milla, la cámara de gas tan famosa, el gota a gota que agota, el descuartizamiento que acogota, la amputación constante o la mutilación sucesiva son efectivas, a escupitajos, a insultos, a besos de abuela, lo que sea, unas cuantas cosas más con las que tampoco hubiera muerto del todo, eso es cierto por otra parte, de ninguna de las maneras, no nos engañemos ni nos hagamos falsas ilusiones, el cuento de la lechera, este muerto está muy vivo, pero que nadie nos quite esa juerga, el intento, la prueba necesaria de todo lo dado en esta vida nuestra para así poder comparar con criterio y propiedad y posteriormente decidir si no o si sí, si es mejor o peor por ser mayor o menor, burdo rumor, lo mismo que nos pasa, igual proceso deductivo empírico, con la religión, los hombres y las mujeres, el amor y todo eso, el partido político y demás esenciales opiniones/decisiones que deben ser tenidas por lo menos en cuenta en toda vida digna de merecer tan alto nombre, falsadas/sacrificadas en el altar de la ciencia experiencia más regia/recia.
El juez, estupendo Pat Hingle, el mejor de la función con esa intensidad abrumadora que se los come a todos vivos, se atiene al ejemplo y la dureza, la ley con sangre entra, o miedo o caos, en la recta moral; el abogado y comisario apuesta, en cambio, más por la caridad, en determinados casos, no siempre, claro, y la flexibilidad, su ética es más curvilínea, obesa, disfuncional en cuanto a la grasa que sobra, menos fibrosa o tiesa, más flácida o morcillona, menos neurótica, más sana y empática y sostenible; el juez es más ecológico sin embargo, depara estiercol o abono humano para la tierra yerma tan necesitada de carne fresca; Clint, solo y por los pelos cumplidor como actor, es más progre, cree en la reconversión industrial o más bien reinserción de ciertos individuos, esos pobres niños pimpollos rubios bandoleros por mucho ejemplo que a él las tripas le revuelve su posible o seguro próximo y público ajusticiamiento, de ahí su pronto sexo como a la muerte opone con la rebeldía propia de un fausto su contrario más directo, aquí te pillo, aquí te mato, en las segundas oportunidades, en el nuevo amanecer del hombre, en la aurora, boreal si acaso.
Los dos están de acuerdo, con Gustavo Bueno, en que algunos hombres deben pagar con la propia vida sus enormes desafueros, que no tienen posible remedio ni arreglo, que lo que hicieron es incompatible con todo lo vivo, con el resto.
Y el pueblo o cliente que siempre tiene la razón, vivan la democracia ateniense y, ya de paso, la estadounidense, el mejor país realmente existente, como bien el juez nos dice, piensa sobre todo en divertirse un poco, echar ese rato bueno, en el espectáculo inmaculado de la pura muerte, el entretenimiento desnudo, sin coartadas ni bagatelas, al lío, sin grandes afeites, coros y matarile y basta, más que suficiente, tampoco piden tanto, en matar el rato y pasar buenamente el tiempo, la tarde, en la mejor compañía, con el resto de semejantes en paz y armonía, en evadirse de los innumerables problemas cotidianos que tanto te amargan, en descansar la mente, es el cine de terror antes de que se inventara, de mejor calidad que el nuestro, por supuesto, pero siempre de mucho éxito entre el vulgo selecto de vísceras e higadillos sediento, se trata en todos los casos de solazarse un poco sin hacer daño a nadie, mirar y escuchar nada más, ya pasó, ya está.
Inger Stevens, suicidada muy poco después la pobre, previo paso parece, una más, por los amorosos brazos de nuestro héroe, andaba por allí con más pena que gloria, Bruce Dern también y de Hooper qué decir u opinar de semejante hombre o coso; la buena chica violentada en el pasado por unos cuantos malhechores, el sádico hijoputa y el perro loco religioso, más la puta buena en forma de Arlene Golonka, tan bien predispuesta. Nada nos falta ni contigo nos sobra.
La película es muy mala y sucia, estrepitosa y cochambrosa, fuerte, como un whisky infecto a medianoche, como aguardiente del viejo oeste.
Y es por unanimidad total y absolutamente inverosímil, ese guion oligofrénico es la demostración palpable de que nadie está/ba a los mandos, todo vale y está permitido, si eso se hizo/aprobó/rodó, si se dio el visto bueno a ese escrito, cualquier cosa en este mundo (nos) puede pasar, tanta hecatombe, es plausible, vale, no hay límite, dios no existe, se acabó el chiste.
La ecuación de siempre, azar (llega en el momento equivocado al sitio erróneo) más estupidez (la de los linchadores por todo, por tanta chapuza) más maldad (en sí y para sí, porque sí, disfrutar del dolor del otro para que te haga olvidar por un instante el tuyo constante propio, para anestesiar la sensación de nada, de nulidad que te come vivo, te corroe por dentro) igual a cero.
Es fea y grasienta y excesiva y gruesa, es la vena gorda de una polla enferma y vieja esta película.
Es la parodia seria de una mala broma. Es cutre y maloliente. Hay que taparse la nariz y guardarse el alma a buen recaudo antes de que se te contamine y gangrene.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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