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La Quietud

Drama Dos hermanas se reencuentran después de mucho tiempo separadas. Una regresa por el delicado estado de salud de su padre, mientras que la otra pretende que nada ha cambiado. Junto a la madre, las tres se verán obligadas a reconstruir el pasado y a enfrentar los desafíos que aparecen en el presente. (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
5 de julio de 2020
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En La quietud (2018) el director Pablo Trapero explora el terreno del drama y le imprime la velocidad e impacto del policial o el thriller a una serie de relaciones que se dan al interior de una familia.

Por Nicolás Bianchi

Sobre los paisajes que rodean a la estancia La quietud, presumiblemente en algún lugar del interior bonaerense, suena la estridente voz de la cantante chilena Mon Laferte: “amor inquieto, amor drogado, amor completo”. Cae el atardecer, el horizonte está envuelto en una calma naranja, unas garzas se pasean por un arroyo.

Eso es todo lo que está tranquilo en la película de Trapero. El paisaje y el nombre de la casa de campo. El resto comienza a moverse y convulsionar dramáticamente. La quietud es una película de sorpresas y revelaciones. Comienza en los pasillos de un juzgado donde Augusto Montemayor (Isidoro Tolcachir), el padre, va a declarar acompañado por una de sus hijas, Mia (Martina Gusmán), en una causa que investiga la propiedad de los terrenos donde se erige la estancia. No sabemos mucho más porque el hombre, ya anciano, sufre un ACV a minutos de comenzar su exposición.

Así avanza el film. Una revelación o un suceso y preguntas que se abren. Por lo sucedido con su padre regresa de París la otra hermana, Eugenia (Bérénice Bejo), para instalarse junto con Mia y su madre Esmeralda (Graciela Borges), en la casona que le da título a la película. A la noche las hermanas Eugenia y Mia comienzan a rememorar, juntas en una cama, anécdotas de sus primeras experiencias sexuales. Se excitan, se rozan. ¿Qué pasa entre las dos hermanas?

La película se centra en el triángulo compuesto por las dos hermanas y su madre, con trabajos formidables de Gusmán y Borges, a quien interpretar a una señora de clase alta que vive una estancia y tiene muchos problemas personales le sienta a la perfección. Al elenco lo completan Joaquín Furriel como Esteban López Falbo, un abogado amigo de la familia que, no tan desinteresadamente, las ayuda, y el mexicano Edgar Ramírez como Vincent, el marido de Eugenia. De todas maneras, las luces están puestas sobre el trío femenino, ellas son las protagonistas.

Lo que en principio parece un melodrama o drama familiar va a atravesar distintos tonos con algunos momentos destacables. Hay una escena en un velatorio en el que el punto de vista cambia entre distintos personajes con un ritmo narrativo formidable. En seguida, una cena familiar parece extraída de una comedia negra, con líneas de diálogo que están al borde de lo hilarante y lo patético. La historia y la película soportan los cambios. Quizás al final se pueda tener una leve sensación de que lo que se vio es algo demasiado cargado de secretos, revelaciones e impactos. La película de Trapero es atrapante, incómoda y desconcertante, de tal forma que es necesario saber qué va a ocurrir a continuación.

Hay, además, un cuidado por los detalles que suman al clima de incomodidad en las relaciones tirantes que viven los personajes. Y muchos de ellos se van a ir develando para sostener las acciones que suceden.
Luego de La quietud Trapero produjo y dirijo algunos capítulos de la serie ZeroZeroZero, emitida por el servicio de streaming de Amazon. Además está anunciada su participación en una película episódica, Rotterdam, I love you compuesta por distintas historias de amor que se dan en la ciudad holandesa.
El Golo Cine
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22 de noviembre de 2022
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La quietud es una película que aborda el típico drama argentino, la trama va de un conflicto familiar que envuelve a todos los integrantes de la familia, el guion y la dirección son adecuados, la historia es sencilla…pero interesante; las actuaciones son buenas (sobre todo la de la experimentada actriz argentina Graciela Borges y la actuación especial del talentoso venezolano Édgar Ramírez).

Sin duda alguna La quietud es un filme interesante que nos muestra: los secretos, los pecados, los delitos, los amores y los sentimientos de una típica familia argentina. Pero aclaro esa premisa no solo se desarrolla en Argentina, los problemas y disfunciones familiares son tan universales como la vida misma.
Jesús
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29 de abril de 2024
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Historia, sobre dos hermanas, que se reencuentran, luego de muchos años, con su padre que padeció un acv, y éste será, el punto de partida...para comenzar a remover el pasado, sacar los trapos sucios, dentro del núcleo familiar, y lidiar con distintos conflictos, en el vínculo distante, que tienen con su rígida madre, que destapará un suceso clave de su pasado, y que dará un inesperado giro en sus vidas.
Como también, otros secretos, relacionados a las vidas íntimas de estas mujeres.
Un drama visceral e intimista, que te atrapará desde su segundo acto, donde saldrán a relucir varias verdades hirientes, y provocarán tension y conflicto, en la vida de sus protagonistas, y un par de secuencias INTENSAS de estas tres actrices, que se sacarán chispas, en unas escenas tajantes, angustiantes y conmovedoras. Gusmán/Bejo, y sobre todo la extraordinaria actuación de la Borges, te dejarán enganchado, en ésta historia dramática y de suspense, con un tercer acto sorpresivo, amargo y revelador.
Una peli cruda, que logra transmitirnos, la enrarecida y agobiante atmósfera, dentro de esa estancia, y que vale la pena descubrir.
Del mismo realizador de "Leonera" "El Clan" "Carancho" "El Bonaerense" entre otras...

Twitter: @alucard8791
Youtube: retrofilms 2018
Contemplando cine
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27 de marzo de 2019
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El deceso o enfermedad terminal de un familiar suele ser el pretexto para analizar determinadas relaciones que unen o separan a las familias. Lo hemos visto repetido en varias ocasiones durante los últimos tiempos, y en La Quietud, nombre de una hacienda en la que transcurre casi toda la acción, vuelve a suceder. Tras el ictus del padre, una hija vuelve a Argentina desde París. Allí se reencuentra con su hermana, con quien comparte una complicidad casi incestuosa, y su madre. La convivencia descubrirá facetas desconocidas de sus padres, de ellas mismas, y de sus relaciones con otras personas, hasta que asoma la sombra de la dictadura militar, tema que no podía faltar en una película argentina.
Interesa la trama de las dos hermanas, tan parecidas físicamente, tan diferentes y, sin embargo, tan compenetradas, hasta el punto de compartir el mismo hombre. No parece su fuerte la madurez psíquica, y se intuye que la historia familiar, con esa madre tan reacia a abordar determinados temas y ese padre ausente forzosamente, oculta secretos tan dolorosos que más vale la pena sepultar en el olvido. La espléndida interpretación de Bérénice Bejo y Martina Gusman proporciona solidez a la historia, y ese asombroso parecido físico podría habernos acercado al tema del doble, pero Trapero prefiere ceñirse a un estricto realismo y no acercarse a tentaciones borgianas. Pero la irrupción del pasado manchado por la complicidad con los militares golpistas estropea un poco el conjunto del relato, aunque sirve para revelar los secretos que atormentan a los personajes (muy bien la veterana Graciela Borges en el papel de la madre).
En resumen, La Quietud es una película no bien resuelta del todo, pero muy interesante por esa inmersión en las zonas abisales de los sentimientos reprimidos.
Eduardo
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