La Quietud

Nos llega la última película de Pablo Trapero y otra vez vuelve a hablarnos de la familia, como en sus anteriores trabajos “Familia Rodante” y “El Clan”. El Director se ha implicado como acostumbra en sus películas, ha sido director, guionista y productor y se ha ocupado del montaje junto con Alejandro Brodersohn. La cinta fue presentada en el Festival de cine de Venecia fuera de concurso y también estuvo en la sección oficial del Festival de cine de Valladolid.

La historia en esta ocasión pone el foco en lado femenino de las relaciones humanas, dos hermanas y su madre, en plena convalecencia del padre, se reencuentran en la casa familiar, donde una de ellas aun vive con sus padres. A partir de ese momento saldrán a la luz los secretos del pasado y del presente y los traumas afectivos.

La película se divide en dos partes muy diferenciadas, la primera en la que vamos conociendo a los personajes, más comedida y plácida, pero en la cual ya nos van dando muchos detalles, tenemos desde infidelidades, rencores, odio y hasta momentos de incesto entre las dos hermanas. La segunda parte ya explota todo y salen a la luz el genio de cada una, los gritos, las lágrimas y el veneno que cada una lleva dentro.

Otro aspecto que toca la cinta de fondo, pero que es igual de importante es la dictadura militar y como muchas personas se enriquecían durante esos años. El trabajo de las tres actrices protagonistas es sublime, el parecido entre las dos jóvenes es tan evidente que en muchas escenas cuesta diferenciarlas. Muy recomendable

Lo mejor: Las actuaciones del trió femenino
Lo peor: Cuesta un poco entrar en la historia.

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Bien, poniéndonos en situación, la película me resulto bastante perturbadora si se le puede decir así. La historia se centra en la familia compuesta por Berenice Bejo, Graciela Borges y Martina Guzmán que tendrán que afrontar la situación "delicada" del padre y estarán mas unidas que nunca. A partir de ahí, comenzamos a conocer de una manera bastante extensa un poco del pasado y del presente de estas 3 actrices. Es como si esta cinta estuviera contada desde el punto de vista de las mujeres, cosa que me resulto fantástico.

Tenemos un elenco bastante bueno y no decepciona. En mi opinión la mejor es Graciela Borges, haciendo de una mamá que por momentos es incomprendida pero que dentro de los límites, cualquier mujer de su edad puede sentirse identificada con ella. A Berenice Bejo no la había visto antes y me resulto fascinante su actuación, y obviamente también destacar a Martina Guzmán.

Aunque como mencioné antes, a medida que se va desarrollando la historia y vamos conociendo más a fondo a los personajes, eso también nos lleva a presenciar como espectadores ciertos conflictos "menores" en relación al principal que no están mal ni se sienten fuera de lugar, sino que se terminan resolviendo de una manera "rapida" o simple, como si el conflicto tuviera que terminar justo ahí para pasar a otra cosa. Aún así la película es interesante ya que mientras ocurren todos estos sucesos, en el medio se mencionan y se exploran de una manera corta pero lo necesaria para que el espectador pueda entender, por ejemplo un tema tan debatido como lo es el aborto hoy en día.

En cuanto a los aspectos técnicos, por un lado tenemos una banda sonora llamativa que aparece en los momentos para acompañar al actor o actriz generalmente en una situación delicada. Tenemos una muy buena escenografía y ambientación montada al momento de mostrarnos lo que es "La Quietud" donde se trabajo en una instancia en Luján.

En resumen, "La Quietud" es un drama familiar interesante que explora la situación delicada de una familia compuesta por mujeres donde habrá revelaciones y escenas impactantes que sorprenderán al espectador.

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El argumento no es como para "lanzar cohetes", dejándole a uno como hecho una porquería.
Claro, decir eso es una falta grave de humanidad frente a como lo pasaron tantas personas en esa malhadada época...
"La quietud" encierra hondos sentidos, más allá del nombre de la hacienda. Para ir creando el clima, que se va mostrando tenebroso cada vez más, el director utiliza un lento crescendo que a veces se me hizo lento, premioso...
La cinematografía, decorados, ambientación es soberbia, y ello contribuye a la sensación de incredulidad frente a lo que se va mostrando..
La actuación de las dos actrices, gotas de agua...muy lograda ( y cierto que se parecen.. :-) , habríá que investigar algo más ahí a ver si descubrimos MÄS )..
Sólo queda desear que esas dos generaciones ( de hecho, tres, incluyendo los bebés...!) puedan convivir con ese pasado y llevar al país adelante. Claro, terreno abonado para los abundantes psiquiatras...

Augusto Montemayor, un notario ya jubilado, anciano, sufre un accidente cerebrovascular cuando se encuentra declarando por un grave asunto en la sede de la Fiscalía, donde había acudido acompañado de su hija Mía.

Pablo Trapero, director y coguionista, junto a Alberto Rojas Apel, de esta película, nos expone un enorme drama familiar, con connotaciones políticas y criminales, que deriva hacia lo folletinesco, acompañado de hechos bastante sórdidos.

A pesar de ser una familia de pocos miembros, el ya mencionado Augusto, que queda en coma tras su desvanecimiento, su también anciana mujer, Esmeralda, y sus dos hijas, Mía y Eugenia, esta última residente en París de donde regresa de inmediato ante la gravedad de su padre (al cuadro se unirá un poco más tarde Vincent, el compañero sentimental de Eugenia); los sucesos que se producen desde el primer momento pueden dejar perplejo al espectador no avisado por la maldad de éstos, por escabrosos y por el odio y ruindad que destilan... Odio de la madre hacia su hija Mía, hacia su marido, hermanas que comparten hombre y entre ellas un amor que va más allá de lo fraterno, Eugenia manteniendo mientras tanto relaciones sodomitas con un amigo de la familia..., y todo ello aderezado con el criminal asunto que llevó al padre a la Fiscalía, del cual emana la riqueza de los Montemayor. Demasiada miseria junta, tanta que hace pensar que llega a haber algo personal entre el creador de esta obra y la clase social a la que ataca, no ya por ser alta, sino por venir de las mismas entrañas de la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983. Por su puesto que Trapero es muy libre de criticar aquello que crea conveniente, pero tanta saña, al tiempo que llega a caer en el folletín, puede resultar caricaturesca, algo que él no creo que quisiera que su trabajo lo pareciera.

No obstante los excesos del guion la dirección es buena, meritoria la composición escénica y tratando muy bien los tamaños de campo, ya sea el primer plano, el medio o el general, así como las eficaces tomas con la steadicam siguiendo al personaje de Mía.

La interpretaciones de Martina Gusman y Bérénice Bejo son notables; buena la de Graciela Borges, si bien histriónica.

Una película muy interesante de un director que ya dejó en su magnífica EL CLAN la huella de un creador comprometido. Aquí, aunque prima por encima de todo la tormentosa relación entre las mujeres de una familia acomodada y con un pasado enredado en la dictadura militar que asoló Argentina en los setenta, también busca el lado político para explicarse.
Las tres actrices, la magnífica Bérénice Bejo, la no menos espectacular Gusman y una excelsa, como casi siempre, Graciela Borges, asientan un argumento que cae muy a menudo en el folletín, en el melodrama, salpicado, eso sí, con escenas incómodas de sexo, en las que prima la elegancia por cómo están solucionadas y la sorpresa del espectador por el viraje que va pegando el guión.
Una película que se ve con mucho agrado y que quizás adolece de una mezcla de situaciones que a veces no acaban de conjugar del todo.