La ley del deseo

Valiente, rompedora, inteligente, poderosa, polémica, intensa, llamativa, elegante, cuidada, interesante, intrigante, magnética, bella, peculiar, enigmática, misteriosa y sorprendente producción escrita y dirigida por Pedro Almodóvar, desarrollando una trama de pasiones, engaños, misterios, traiciones y cambios en la vida de las personas.
Almodóvar, consigue presentar y desarrollar una historia de misterios y enigmas del pasado, abriendo una temática que en otro tiempo pudo estar mal vista o prohibida, como el mundo de la homosexualidad y el de los travestís.
Valiente el director y todos los intérpretes del reparto, destacando la labor y presencia de un joven, Antonio Banderas y de un estupendo , Eusebio Poncela, dándolo todo en su personaje.
Gran tratamiento de la imagen y el color, acompañado de una selección musical elegante y ajustada al dramatismo de un relato de pasiones con intriga y suspense que logra mantener el interés en todo momento.
La ley del deseo, queda como todo un descubrimiento y una forma de romper barreras e irrumpir en el mundo del cine Español, con un producto atrevido y rompedor.

Almodóvar revisitado por este que escribe.

A raíz de un libro, excelente, de Gloria Camarero sobre la relación del director manchego con Madrid, con sus escenarios, lugares, inmuebles, barrios, bares, lugares, vuelvo a ver esta película con mucho temor. El tiempo, décadas cambiantes, puede devastar cualquier película y son pocas las que aguantan, aún menos las que se elevan y cogen vuelo, como los buenos vinos.

En este caso me alegra decir que la película aguanta bastante bien el retrato de un Madrid que ya no existe, un Madrid ochentero, de Movida y libertad, sin complejos. La pregunta es si sería capaz alguien de filmar una película tan provocadora, una historia de un triángulo homosexual, con sexo sugerido y explícito en estos pacatos años que vivimos.

Si bien la producción es bastante pobre todavía, Almodóvar retrata colores, sabores, ambientes de la época con mucha claridad, un Madrid almodovariano, con un Eusebio Poncela y una Carmen Maura excelentes, rodeados de secundarios que en su día eran lo más, como Miguel Molina y Antonio Banderas, ambos a muy buen nivel.

Si bien la historia cojea algo en su parte de suspense, todo se perdona en una historia de deseo, de sexo, de amor, que supone un paso más en en universo cinematográfico del manchego, que poco a poco perfeccionará película a película.

Para los anales del cine español queda la escena del baño de manguera en la madrugada de Carmen Maura con su vestido rojizo ceñido en el calor estival nocturno de las tapias de Conde Duque.

Almodóvar fue un momento y aunque perdura en otras películas, este es el momento más estelar.

La verdad es que me daba pánico meterle mano a esta película, curioseando como estoy en los comienzos como cineasta del ahora aclamado internacionalmente director Pedro Almodóvar y esto se debe, sencillamente, a que me dejó muy mal cuerpo y mucha decepción "¿Qué he hecho yo para merecer esto?", la cual no me gustó nada.

Por otro lado, el manchego me había sorprendido gratamente en "¡Átame!" y en "Mujeres al borde de un ataque de nervios", así que me encontraba entre la espada y la pared a la hora de disponerme a verla. Finalmente lo he hecho y tengo que admitir que "La ley del deseo" me ha gustado mucho.

Me ha parecido transgresora, muy valiente y con una fuerza impresionante. La forma en la que Almodóvar planta cara a la pacata sociedad española de los 80, machista, retrógrada, en la que la homosexualidad y el travestismo era la peor desgracia que le podía pasar a alguien, me ha conquistado. Tengo que reconocerle que los tiene cuadrados y la forma en la que se puede ver cómo se desarrolla una relación sentimental y sexual gay me ha impresionado, sin tapujos, con unos actores entregándose hasta no poder más, con un Eusebio Poncela maravilloso al que es imposible no querer, con un Antonio Banderas en su plenitud física, joven y guapo, comiéndose la pantalla cada vez que sale, una auténtica fiera, sin rubor ninguno, interpretando junto a Poncela escenas de sexo sin dobles, en las que parecen no estar actuando sino, simplemente, viviendo esa vida que les otorga el director en las páginas de su guion.

Y si esto fuera poco viene Carmen Maura y me deja con la boca abierta, con una interpretación apabullante de esa hermana de Poncela transexual. La Maura recuerda ser inmensamente feliz en este rodaje, cuando aún su química con el director era absoluta, disfrutando con dar vida a uno de sus personajes más importantes dentro de su filmografía. Una auténtica delicia.

Junto a ellos un guapísimo y joven Micky Molina que está adorable y una pequeña Manuela Velasco, sobrina de la gran Concha Velasco, en su primer papel frente a las cámaras, sencillamente encantadora.

Ole tu, Pedro por tu valentía.
Un saludo,
Tess

Como todo un realizador clásico y de culto Almodóvar nos entrega esta película sobre un amor loco, un amor toxico y destructivo. Es uno de los trabajos que más me gustan del director ya que trata el tema de la homosexualidad y transexualidad con un respeto y de manera bastante real; todo esto combinado en un contexto de drama y thriller en donde el conflicto principal son los celos y la pasión.

Siempre que me he enamorado ha sido de personas que en un principio me parecieron gilipollas o directamente impresentables. Luego resultó que en realidad ninguna lo era; está claro que mis primeras impresiones valen bastante poco.

Lo que quiero decir es que el amor y el deseo tienen caminos tan o más inescrutables que los del señor. Y en historias que reflejan esos tortuosos caminos Almodóvar es un verdadero maestro. Parece no concebir el amor si no es a través del dolor, la violencia, el miedo o la desesperación.

"La ley del deseo" es buena muestra de este tipo de historias al límite. Y algunos de sus personajes tienen un carisma innegable: la transexual de pasado turbio que interpreta Carmen Maura, maravillosa; Eusebio Poncela, esa mirada, esa presencia...; y hasta el mismísimo Banderas, que no es ni ha sido nunca santo de mi devoción, pese a su juventud e inexperiencia representa su papel de loco enamorado tannnnn bien (creando escuela con ese logradísimo "que estoy muuuuuuu loco").

Y algunas partes del guión son para hacer una antología del amor. Esa carta que Poncela escribe y que empieza tal que así: "Te escribiré la carta que me gustaría recibir de ti, para que la firmes y me la mandes". Hay tanta fuerza en esa frase!!

O la confesión de Carmen Maura en el hospital. Ese momentazo entre los dos hermanos: "No te juzgo, me da igual todo, me alegro de que seas mi hermana".

Y para antología del deseo la escena primera. Ese director dando instrucciones al chico para que se masturbe mientras los dos dobladores hacen como que llegan al orgasmo. Son cosas que de verdad solo se le ocurren a este tío y son un claro ejemplo de que en cuestión de inventiva está muy por encima del común de los mortales, pese a quien pese.

Y sin embargo... no, no es una de las películas de Almodóvar que más me hayan gustado. Pese a que le reconozco esos momentos de genialidad indiscutibles, creo que se le va la mano con el punto trágico un montón, sobre todo al principio.

Y además hay muchos secundarios que no aportan nada y que sin embargo distraen innecesariamente del argumento principal. Esta historia tiene un potencial tan grande per se que todos los aditivos están de más.

Sí, ya sé que Almodóvar es muy de meter a amiguetes a hacer cameos pero es que aquí sobran casi todos. Y ni siquiera resultan graciosos como otras veces, que cumplen una clara función desdramatizadora. Aquí son insustanciales, incluso un poco irritantes: el médico, la niña (joder, qué jartura de niños artistas), la madre de la niña, la madre de Banderas... Almodóvar tiene eso. Hay veces que esos cameos son lo mejor de sus películas, y otras veces, como en este caso, suenan a chascarrillo vacuo y estropean ostensiblemente el resultado final.

Y a pesar de que el desenlace de la película es absolutamente genial (uno de los mejores finales del cine), y da todo el sentido al título porque es donde se ve con toda su fuerza la verdadera ley del deseo, que se tire la mitad de la película gilipolleando con los cameos no se lo perdono. En fin, qué se le va a hacer?