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Amor

Drama Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
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Críticas 299
Críticas ordenadas por utilidad
5 de diciembre de 2012
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su primera película para cine, "Der siebente Kontinent" (The 7th Continent) Haneke ya definía las reglas de lo que sería su cine posterior. En aquella obra de 1989, que en mi opinión sigue siendo su mejor trabajo, veíamos la rutina de una familia que decidía cometer un suicidio llegado a cierto punto. En "Amour" (2012) vemos una primera secuencia en la que un grupo de policías entran en una casa. Hacen ver que algo huele mal, que todo lleva tiempo abandonado, y cuando consiguen entrar en una habitación encuentran el cuerpo de una anciana, que yace en la cama. Está muerta, como es evidente. Lo que sigue a continuación es todo lo que precede a esa secuencia: la vida, encaminada hacia ese destino, de la mujer y su marido. Casi dos horas en las que acompañamos a una pareja de octogenarios, ambos profesores de música, que tras cierto problema médico ven cómo su vida cambia, pero no los sentimientos que sienten entre sí.

Haneke muestra la degradación física de ella, y la elevada moral de él. La lucha de ambos por seguir adelante. Para forzar las situaciones introduce algún personaje extra (una hija que sólo piensa en si misma, un ex-alumno, una cuidadora) y así va haciendo avanzar una "trama" de forma lenta, pausada. Haneke es quien es, y pese a que se muestra más 'amable', aparentemente, más humanista, en "Amour" vuelven a reflejarse algunas de sus obsesiones, esa crítica a la sociedad aquí un poco más obvia al utilizar a personajes concretos para dinamitarla, y no a hechos naturales. Notablemente interpretada, con un inmenso Jean-Louis Trintignant y una sólida Emmanuelle Riva (aunque su papel pueda llamar más la atención, me quedo con la contención del marido), es en la dirección donde le veo más pegas. Pocas por que Haneke es cojonudo a nivel de planificación y medición de los tiempos, pero hay algo que me inquieta y son los primeros planos grotescos, innecesarios, que están ahí exclusivamente para forzar situaciones. Son cosas que ni siquiera Ron Howard permitiría que se mantuvieran en sus películas: caras sufrientes, algún planos-contraplano que clama al cielo... son minutos, nada más. Pero viniendo de quien vienen, sorprenden -para mal-. Perdonándole esa forzada fealdad (moral) "Amour" es una buena película: ni la mejor de Haneke ni la mejor de 2012. Pero qué importa: rara vez una historia de amor se ha sentido tan sincera como la aquí presente, aunque sea por hechos cotidianos y no tanto por muestras de afecto de novela de Nicholas Sparks.
Caith_Sith
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4 de enero de 2013
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se recuerda más Edipo Rey que El asno de oro, aunque siempre haya un Decamerón por cada Dante cartografiando su Infierno, o un tartazo de Linder junto al desierto de Stroheim.

Aunque el hilo de Ariadna esté hecho con fibras trágicas, alguno de sus trenzados no dejan de tener cierta gracia (maldita la gracia). La vida nunca se me antojó como pura tragedia, más bien, amarga broma. Sin embargo, hay muchos aplauden con ímpetu las representaciones artísticas de la vida entendida como tal. La gente parece preferir el victimismo. Claro, mejor verse como la víctima inocente antes de como la víctima de algún tipo de inocentada.

Alguien dijo una vez que por suerte sólo hay un Haneke y no puedo estar más de acuerdo. Me basta con uno. Haneke no es nada complaciente con el espectador, casi se le podría considerar un sádico. Pero contra más "víctima" te sientas, más te gustarán sus películas; irónicamente, su falta de complacencia complacerá a tu sentimiento trágico.
Me asombró la extrema gelided y su representación visual de la muerte en El vídeo de Benny, acepté con reservas el juego planteado en Funny Games, levanté una ceja en Caché, me aburrí en La cinta blanca y terminé cabreado con Amor. Haneke me recuerda a Cioran; en pequeñas dosis enriquece, pero un exceso de cualquiera de los dos nos desvela con claridad su pose impostada e hipócrita, su tremendismo maquillado y, en el caso de Haneke, ese amor de la tragedia y la frialdad por la tragedia y la frialdad en sí mismas, que tantos parecen aplaudir.

Tenemos bastante reciente otra aproximación a la dependencia diametralmente opuesta en forma y fondo: Intocable. Pues bien, Amor me parece tan poco honesta como su reverso galo. Una es un cuadro de El bosco; la otra, representa la tetraplejía en tonos naíf. Es la baza buenrollista vs. el pesimismo más tremebundo. Querer reventar taquillas vs. buscar el aplauso de la crítica de siempre. Esa crítica que antepone ante todo lo trágico y-barra-o apocalíptico, la que confunde el cripticismo con la hondura intelectual e interpreta cualquier maraña como una muestra de complejidad. Esa crítica que acepta sin reservas a cualquier Lynch o se masturba durante las proyecciones de Béla Tarr. Expertos en algo que nunca se han molestado en hacer y que en el fondo parecen despreciar.

La vida podrá ser trágica, absurda y descorazonadora, pero no lo es todo el tiempo. No hay mal que cien años dure ni cabrón que los aguante. Así que, entre dos mentiras, me alegra ver cómo la taquilla se decanta por Intocable. Le dejaremos a Amor el aplauso de esa crítica sadomaso que se pone erecta cada vez que lo pasa mal en un cine. Sí, es imposible obviar que, en términos puramente cinematográficos, Amor es superior a Intocable. Pero ambas son igual de deshonestas. Omitir el accidente o cualquier momento de tragedia pura (amén de otros sonrojantes mensajes que Intocable emite y que aquí omitiré) es una vergüenza, no lo niego, pero hacer lo mismo pero en sentido contrario aún me parece más execrable. La falta de honestidad de Intocable busca la sonrisa a la salida del cine a toda costa; Haneke recurre a ella para que te sientas hecho una puta mierda.

La principal baza del director austriaco es que sabe que la vida nos deparará "momentos Haneke". Eso es algo tan inevitable como la muerte ("momento Haneke" supremo). Pero la vida también es (de hecho, lo es casi todo el tiempo) eso que sucede entre los "momentos Haneke". Eso de lo que Haneke nunca habla. Justo lo que consigue hacernos creer que merece la pena ser vivida.

Intocable y Amor, a su manera, son tan reduccionistas como una porno. El sexo no es (por suerte) lo que Nacho Vidal nos cuenta. Y se olvidan siempre del amor. Así como Amor se olvida de las cosas buenas, e Intocable de las malas. La vida no es champán y mujeres, pero tampoco es la mierda que algunos quieren vendernos. Al menos no todo el tiempo. Sí, estoy muy harto de hanekes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tylercito
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29 de enero de 2013
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amor, como la mayoría de los conceptos elevados no tiene una definición concreta y, caso de haberla, con seguridad no se acerca lo más mínimo a una descripción real de lo que supone. No puede encerrarse su significado entre palabras, porque la palabra no alcanza para tanto y ello implicaría condenar a prisión lo extraordinario sólo porque tenemos la irremediable necesidad de dar una respuesta particular a todo aquello que se nos escapa, por incompleta que ésta sea. Si aceptamos el hecho como tal, nos queda la posibilidad - más que digna, por honesta y humilde - de evocarlo a través del arte. Evocarlo, no capturarlo. Todo intento más allá de este supuesto resulta a menudo arrogante y pretencioso.
"Amor" (Michael Haneke, 2012) es un ejemplo de virtud en este sentido, pues abandona conscientemente ese propósito sugiriendo itinerarios alternativos para despertar la sensibilidad del espectador, renunciando a los atajos que la herramienta cinematográfica nos brinda, tan manidos a lo largo del tiempo que devienen en ineficaces para una propuesta realista.

"Amor" es el relato de una pareja de ancianos, Anne y Georges, antiguos profesores de música que ven cómo su mundo se da la vuelta - en el ocaso de una feliz vida común - a causa de la enfermedad y el sufrimiento. Magistralmente interpretada por dos actores descomunales - Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva - la cinta bucea en las profundidades morales del afecto, la dignidad, la compasión y la muerte. Nos enfrenta a preguntas esenciales sobre el valor de la identidad, su fragilidad y su pérdida. Ella está adorable y desgarradora, pero él soporta todo el peso del drama en un papel quizá de menor lucimiento pero más complejo si cabe, repleto de matices.
Haneke opta por distanciar la cámara de la historia, arrancar la predilección del drama por el primer plano. Testimonia pero no acentúa. De hecho, la sobriedad en la dirección permite eliminar intermediarios entre el espectador y la historia. Al modo clásico, Haneke apenas mueve la cámara cimentando el grueso de la narración en una fabulosa caligrafía de encuadres fijos. Asimismo, el director austríaco mantiene - como siempre - ese respeto por su público y sus personajes, dejando libertad de juicio al que mira. El director vuelve a atraparte en lo sensitivo y a liberarte en lo intelectual, logrando esa especie de esclavitud sin grilletes que define su relación con el auditorio.

"El cine más interesante de hoy día viene del tercer mundo, porque esa gente tiene algo por lo que luchar. Nosotros no hacemos más que describir permanentemente el asco que sentimos de nosotros mismos" - M. Haneke -

La filmografía de este autor imprescindible parece huir vigorosamente de esa afirmación proponiéndonos aceptar el drama como algo inexorablemente humano, como un patrimonio despreciado que obviamos por doloroso. Rechaza la mirada amable y somnífera que satisface a la audiencia ante el espejo. Haneke tiene la intención de recuperar ese territorio que hemos condenado al ostracismo y reivindicarlo como nuestro. Es su cine, en consecuencia, un canto a un humanismo visceral del que "Amor" es probablemente su máximo exponente.
Es, en opinión de un servidor, el único autor que nos conecta con ese vacío que nos pertenece y nos da forma, y del que apenas llegamos a intuir su inmensidad. Por eso su obra nos resulta tan turbadora.

"Creer que un cielo en un infierno cabe...esto es Haneke, quien lo probó lo sabe."
Josey Wales
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10 de febrero de 2013
28 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y si encima es en una casa enorme decorada como los años 40, hueca y triste, en formato obra de teatro y con eternos planos fijos de cámara, mejor ya definitivamente nos pegamos un tiro los espectadores y nos ahorramos el visionado completo.

Aquí todo el mundo parte de la premisa que muerto un ser amado el otro tambien debe escoger la muerte. Y que la vejez y la enfermedad es la ocasión para rendirse a la muerte y perder todas las ganas de vivir. Pues muchas gracias por la lección, Señor Haneke.

Aquí un servidor experimentó la larga enfermedad crónica de sus dos progenitores, en condiciones peores de las que narra el film, y puedo decir que el amor sostiene el cuidado de tus seres queridos, pero cuando te das cuenta de que no puede ser sin ayuda, es de sabios el buscar su ingreso en un centro que pueda hacer ese atendimiento, porque hay un límite mental y humano a lo que se puede hacer por los demás, sin caer uno mismo en las garras de la enfermedad, o la depresión.

Por tanto, MAL, el viejo, que estaba muy entero y fuerte para atacar el problema, o eso parecía, pero se cerraba a la ayuda externa porque en su egoísmo, su ser querido no admitía que extraños la atendieran, y él había hecho una promesa de que no sería fuera de su casa.

O sea, el director ha tendido la RED, disfrazándola de AMOR INCONDICIONAL, creando esta situación asfixiante, y todos los capullos pececitos de la crítica y del público han caído como toletes en la trampa.

Yo prefiero las películas que me hablen de cómo llevar con buen humor y optimismo ( en lo posible ), los graves inconvenientes que nos ponga la vida ( como por ejemplo, la genial INTOCABLE ), y no un panfleto teatral acerca de cómo mueren dos viejos cabezones, entrando en la agonía espectadores e intérpretes, todos al mismo tiempo.

Y lo más que me duele es que todos han tragado el anzuelo de este listillo de director sin pararse a pensarlo, ni un segundo, pero aguantando dos horas de tortura. INCREÍBLE.
Flaterik
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24 de diciembre de 2012
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrita y dirigida por Michael Haneke, bajo una coproducción entre Francia, Alemania y Austria, con un presupuesto estimado de 7,29 M euros. Obtuvo la Palma de Oro en la 65ª edición del Festival de Cannes y cuatro galardones en la 25ª edición de los Premios del Cine Europeo, incluyendo mejor película y mejor director. Se estrena en Francia el 20-5-2012 (Cannes).

El drama tiene lugar en un cómodo apartamento en París. A sus 80 años Georges (Jean-Louis Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva) son una pareja culta y educada, en su hogar abundan los libros y las pinturas. Ambos, profesores de música clásica retirados, tienen una hija (Isabelle Huppert), también música, que vive en el extranjero con su familia. Un día Anne queda paralizada de medio cuerpo. A partir de este momento se pondrá a prueba el amor que siente el uno por el otro.

Las interpretaciones son realmente impresionantes, no pueden existir dos actores que se comprometan más con sus personajes. Hay que tener en cuenta que toda la película recae sobre los hombros de los dos protagonistas y lograr eso no es fácil. Emmanuelle Riva retrata su enfermedad con una precisión inquietante, mientras Jean-Louis Trintignant caracteriza magistralmente a ese hombre enamorado que reacciona y lucha valientemente para aferrarse al amor de su vida. Pocos actores han capturado con tanta precisión la agonía de ver a un ser querido que se desvanece en la enfermedad y la decadencia.

El film explora los temas de vejez, enfermedad, discapacidad, decadencia, pero sobre todo amor, ese amor verdadero, incondicional.

En cuanto a la música, abundan los silencios pero también se aprecian obras románticas, clásicas y barrocas tales como "Impromptu, Opus 90 - No. 1 y No. 3" de Franz Schubert, "Bagatelle, Opus 126 - No. 2" de Ludwig Van Beethoven y "Ich ruf' zu dir, Herr Jesu Christ" de Johann Sebastian Bach respectivamente. La fotografía de Darius Khondji ("Midnight in Paris", 2011) demuestra un estilo visual sombrío, siempre acompañado de lentos movimientos de cámara que logran captar la tristeza.

Haneke logra narrar de forma inteligente una historia que es triste, íntima y desgarradora, demostrando maestría en los aspectos técnicos de la disciplina cinematográfica y en el manejo de actores. Muchos directores hacen películas sobre el amor, pero por lo general tratan el concepto de manera simple. Haneke, sin embargo, retrata una historia sobre el amor en su forma más terrible y difícil. Es una obra poderosa y desafiante, dolorosa de ver, pero también una de las películas más honestas y conmovedoras de los últimos años. Ser testigo de esa tensión y ese sufrimiento te abruma, te conmociona, te desgarra por dentro, te retuerce las entrañas. Esto es cine, provocar sentimientos, emociones.

No sólo es una de las mejores películas del año, es una de las mejores de la última década, y quizás el mejor drama romántico y sobre la vejez jamás filmado. Obra maestra absoluta.

Nota: 10/10
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Matia
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