Insidious: Capítulo 2

Continuación de Insidious que coge la película en el punto donde quedó aquella y que continua con amenazas de ultratumba para sufrimiento de la familia. Es de agradecer que su director ponga unos sustos, algunos predecibles aunque igualmente efectivos, y sobre todo unas dosis de terror del bueno. Terror que por lo menos al que escribe se lo hizo pasar muy mal. El problema que le veo es cuando tratan de darle una explicación a lo ocurrido ya que la película se relaja demasiado pese a seguir habiendo la misma cantidad o más de apariciones fantasmales.
También es una pena que la tercera parte o capítulo como aquí le llaman ya no sea dirigido por James Wan, ya que es capaz de crear tensión del hecho más insignificante. Aunque visto el final ,que para mí queda perfectamente cerrado, otra continuación no tiene sentido, a pesar del final después del final al que vi más como introducción a una nueva serie que ser la base por donde irán los tiros de ese tercer capítulo.
Agradecer a James Wan que sepa asustar tan bien y que consiga que siga creyendo en el cine de terror. Y también agradecer a algún crítico que me fastidiase una de las sorpresas de la película.

En un mismo año, 2013, James Wan ha tratado en dos ocasiones el horror. Y las dos veces con resultados más que satisfactorios. Nos referimos, claro está, a The Conjuring: Expediente Warren y a la segunda parte de Insidious, que retoma la trama donde aquella primera entrega quedó anclada. No sabemos muy bien por donde va a ir la carrera de Wan (curioso cuanto menos que vaya a firmar la séptima entrega de A Todo gas), pero puede convertirse perfectamente en el substituto de los antiguos maestros del terror. Y es que otra cosa no, pero el lenguaje y el género lo domina el director a la perfección.

La película podría pasar perfectamente como una versión actualizada de la primera parte. Como una revisión del sistema 2.0, y es que Insidious 2 recoge el testigo principal para elaborar una película que comparte el mismo espíritu de la primera, así como muchos recursos. Sin embargo también encontramos diferencias, especialmente en el ritmo desenfrenado de esta segunda parte y en algún que otro toque de humor que habría resultado imposible de hallar en la primera película.


El hecho que más choca es el montaje realmente trepidante del que goza la película. Precisamente, una de las claves del éxito de la primera entrega era el lento tiempo de cocción en el que se preparaba el terror. Una película que precisamente sorprendió porque recogía elementos estructurales de las antiguas películas de fantasmas, donde la apariencia de calma se imponía en la primera parte del metraje. Sin embargo, Insidious 2 va al grano desde el primer momento de la película y desde ahí no decae la angustia, pues el director dinamita constantemente al espectador con apariciones, sustos y otros trucos de ilusionista. No trata de sorprendernos argumentalmente, porque el espectador más avispado sabe desde el primer momento donde está el origen del mal (y habría sido absurdo realizar una nueva versión de la primera película) sino que Wan, al igual que realizó en The Conjuring, depura las formas y los tópicos del terror para elaborar una originalísima película, que a pese a las influencias, tiene pocos precedentes.

La película formalmente tiene el sello Wan, desde esa primera secuencia en la que observamos el pasado de nuestro protagonista. Ya el director nos muestra como maneja el tiempo (preparando efectivamente el golpe certero, sin prisa pero sin pausa) y especialmente el tempo del film. Por otra parte el abigarramiento de las formas se apodera totalmente de la película, con un manierismo absoluto. Planos secuencias típicos de Wan, que ya perfeccionó en The conjuring y que aquí nos vuelve a presentar, en dichas secuencias en las que nuestros personajes en un plano más cercano al espectador se ponen a perseguir a un ente de fondo sin que la cámara corte la secuencia en diversos planos, consiguiendo aumentar la tensión de la escena. Juegos de fuera y dentro de campo que el director ya avisa que va a introducir, pues alerta al espectador mediante la música, pero que siguen impresionando por la técnica con la que lo emplea. Personajes espectrales realizados como si fueran figuras de cera (parecen personajes sacados de un cuadro de Georges de la Tour) que consiguen asustar al espectador.

Una utilización de la luz absolutamente magistral, que es una de las causantes de la creación de una atmósfera perfecta, que va a tono con cada secuencia. La gama cromática es empleada de una manera perfecta, que demuestra el interés que tiene Wan por aspectos técnicos que otros directores de terror ni siquiera contemplan. Y es que cada secuencia tiene su propia alma, no ya sólo elementos como la puerta roja (con la que Wan simbólicamente separa diferentes mundos) sino secuencias enteras. Fijaos en la secuencia del principio, donde para ambientar y describir el mundo tan particular de la parapsicóloga, el director utiliza una espectro de colores mucho más llamativos y atípicos. Cuando nos presenta el mundo del hospital en ruinas se sirve de tonos mucho más grises y tópicos, mientras que para el mundo ultra terreno el director se ayuda de la máxima oscuridad. Sólo en los pocos momentos en los que encontramos luz (en las secuencias de día) es cuando el espectador puede respirar aliviado.

Pero sin duda alguna, donde mejor ha sabido plasmar todos sus fantasmas Wan (y nunca mejor dicho) es en una secuencia digna de aparecer en una adaptación visual de la divina comedia del magnífico Dante. Y es que en un determinado momento de la película, uno de nuestros protagonistas fallece aparentemente y llega a una especie de más allá. Este mundo, que ya aparecía aunque con menos dedicación (y tiempo) en la primera entrega, es recreado de una manera sublime en esta segunda parte. Mediante la máxima oscuridad, y con algún que otro destello de luz, el director es capaz de crear una atmósfera que se presenta totalmente como la representación más verista de la vida más allá de la muerte que se haya realizado en una pantalla de cine hasta la fecha. Un mundo que parece tan alejado del nuestro, que pone de relieve la inventiva de James Wan.

http://neokunst.wordpress.com/2013/12/11/ciclo-james-wan-insidious-2/

Genial, una película de terror muy intensa que te hace pasar ratos de zozobras de principio a fin, esta secuela incluso es más terrorífica que la primera parte, ambas se articulan a la perfección y supieron darle a la trama unas vueltas de tuerca muy inspiradas como para lo visto anteriormente tenga sentido y lo que propone esta segunda parte profundice y amplíe mejor el argumento.

La verdad que no se entienden las malas críticas de los "opinólogos" de la prensa especializada, una prueba más de que nunca hay que fiarse de las opiniones en cuanto a crítica de cine se refiere, todo es muy subjetivo. Al contrario de la mala crítica que recibió esta secuela yo pienso que se trata de una versión muy lograda que mejora aún más lo visto en la primera entrega, donde los sustos aparecen con más frecuencia, donde no hay respiro en ningún pasaje ya que la cinta ofrece sobresaltos a cada rato, donde se enriquece mucho la trama y se aportan nuevos datos que amplían el marco conceptual de la historia de la primera entrega.

Ni que hablar que los méritos de la versión anterior siguen estando y potenciados aquí en la continuación: gran dirección de actores, inquietante manejo del suspense en cada momento, sustos por doquier, lograda dirección de actores, sugerente puesta en escena, muy conseguido manejo de los tiempos narrativos que hacen un filme intenso de principio a fin, una enervante utilización de los sonidos para asustar a cada momento, una partitura musical de Joseph Bishara acorde que contribuye a generar los climas de tensión ideales para mantener al espectador con los nervios de punta en todo momento, una conseguida ambientación de época característica ya en los filmes de este director, maquillaje y arreglo estético de personajes sobrenaturales muy logrados que consiguen atmósferas escalofriantes...

Como se puede ver, es un filme con méritos suficientes como para merecer un 8.75 de nota, la viví de manera muy intensa, no te despega nunca y no decae jamás de intensidad, un ritmo narrativo muy saludable...

Gran cine de terror moderno, Wan consigue ya mi mayor respeto y será para mí un master of horror más, este tailandés ha logrado ya marcar con su sello el género...

Una notable película, la cual si bien no aporta nada nuevo como para llamarla obra maestra consigue ser lo suficientemente sólida como para asustar. El filme posee muchos sustos para el recuerdo y un argumento bien pulido, donde los viajes al más allá de la muerte y las dimensiones desconocidas atestadas de fantasmas se combina con el típico cine de posesiones, pero con muchos ingredientes novedosos que termina sorprendiendo y dando la sensación de ser un filme muy bien pergeñado y trabajado en el guión.

Otro tema a comentar, a aquellos que les pareció que el final de la primera parte era precipitado ahora verán que en esta continuación se explica el mismo y se desarrolla de manera muy lúcida, ya que esta secuela es una continuación y prolongación de 105 minutos de ese desenlace inconcluso que nos ofreciera Wan en 2010.

Merecido 8.50

Mala, mala, pero mala de verdad.
El señor Wan se ha aprendido aquello de susto o muerte y de tanto meter lo primero, casi consigue lo segundo. Es una sucesión de ¡¡¡huuu's!!! que cansa, que estomaga. No hay historia, no hay interpretación, no hay técnica, solo oscura y perversa mediocridad. Es acabar la película y darte cuenta de que has perdido el tiempo ignominiosamente. El guión no consigue en ningún momento crear una trama, siquiera una mínima historia que sujete al menos sibarita de los espectadores a la silla; conclusión: el cine se convierte en una sucesión de risitas y conversaciones que no hacen más que acompañar el trepidar de las bolsas de ganchitos y al crujir de las patatas fritas al ser masticadas.
Si lo que queréis es pegaros el lote con vuestra pareja, comer escandalosamente, o ventosearos para ver que pasa: esta bien, pero pagar siete euros con setenta a cambio de ello, lo considero caro... ¿no os parece?; para eso hay otro sitios más aquilatados de precio.

Secuela de una de las películas de terror más taquilleras de los últimos años, que continúa la estela de la original, justamente sigue por donde se quedo Insidious (2010). James Wan (Saw, The Expediente Warren, Silencio desde el mal...) es uno de los directores más reconocidos en la actualidad, amado por los fans del cine de terror por la gran puesta en escena y toque personal que da a sus producciones. Característico por la mezcla de estilos dentro del cine de horror como casas encantadas, fantasmas, sustos, exorcismos y aspectos más originales como viajes astrales. Para ver la segunda parte es de riguroso deber haber visto la primera, ya que ambas películas son necesarias para el círculo de su intrigante historia.


La trama comienza justo donde nos dejó la primera, con Josh y su familia volviendo a su lucha contra las fuerzas del mal que se quieren interponer en sus vidas, sacrificando a todos los componentes de la misma. Mejor no hablar de nada relacionado con los acontecimientos, ya que no quisiera estropear la sorpresa que aguardan ambas películas. El guión es bastante continuísta y poco original, podría haber incluído una dosis mayor de riesgo en sus líneas. No es un aspecto negativo, pero nos deja la sensación de estar viendo más de los mismo que nos contaron en la original, incluso algunas escenas incrustadas en esta son iguales que la de 2010. La ambientación, maquillaje de personajes endemoniados y espectros y la estupenda puesta en escena son lo más destacable de la producción de Wan. Localizaciones, música y aspectos de encuadres de cámara están conseguidos cumpliendo con su cometido, mantener en tensión al espectador. Muy conseguida la maquinación de los personajes, los fantasmas y espectros del más allá son caracterizados de forma soberbia, gran trabajo de casting y realización técnica.


El desarrollo de la cinta es muy parecido a lo que nos tiene acostumbrados este director, y con aspectos muy similares a los vistos en 'The Conjuring: The Expediente Warren', basada en hechos reales. Escenas de tensión, con el típico susto de turno esperado y premeditado, ninguno estaba fuera de lugar, todo bien calculado sin cabida para el asombro y la improvisación. Muchas de las partes de su guión quedan bien hiladas con lo que vimos en la cinta original, en cambio otros detalles no están tan bien explicados y parecen metidos con calzador. El desenlace es el previsible en este tipo de género, tópicos no van a faltar en ella desde el sonido a los efectos especiales pasando por el "susto fácil".


Una entretenida película de terror, con sublime ambientación y puesta en escena aunque poco ariesgada en inclusión de nuevos elementos rompedores en el cine de terror. Continuísta a raíz de la primera parte y con todos los tópicos del género (casas encantadas, fantasmas...) con un guión sólido, que gana en los pequeños detalles y se desmorona en la coherencia de algunas escenas respecto a la historia en su conjunto.