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Queimada

Drama William Walker, un agente inglés, es enviado a Queimada, isla imaginaria del Caribe, para fomentar una revuelta contra los portugueses. Sin embargo, el objetivo de esta operación no es apoyar la independencia de los nativos, sino que Inglaterra sustituya a Portugal como potencia colonialista. (FILMAFFINITY)
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2018
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Son los últimos años del Caribe colonial, a mediados del siglo XVIII. A bordo de un velero el agente inglés William Walker (Marlon Brando) llega a la isla de Queimada con la intención de agitar la rebelión de la población esclava contra los dominadores portugueses. ¿Pero a qué conlleva tanto interés a un hombre de otra tierra llevar a cabo una revolución que traerá la independencia de un pueblo sometido a la merced de otros y cuya fuente de recursos importante es la caña de azúcar, un bien muy preciado por aquel entonces? ¿Qué intereses hay detrás de esa otra forma de colonialismo como es el libre comercio?

Tras la libertad de las personas siempre hay un benefactor o interesado. Se impone una ley universal imparable e incuestionable de cualquier país que busca saquear de un modo u otro más o menos comercial para acabar imponiendo sus dogmas por encima de los hombres y a favor de unos pocos privilegiados que apenas visitan esa tierra conquistada a base de tratados comerciales y que viven a miles de quilómetros de allí. Pero para llegar a éste punto basta con manipular al pueblo y erigiéndo a un un líder como José Dolores (Evaristo Márquez) gracias en parte a la estrategia planificada por Sir Walker en una muy buena jugada maestra.

Es evidente que el director italiano Gillo Pontecorvo (La batalla de Argel; Operación Ogro) está con el pueblo, con las masas y por la libertad... Pero siempre bajo un análisis crítico representado por la figura del rebelde pero también manipulable José Dolores en esa imaginaria republica de la isla de Queimada y en que reivindica claramente éste azote contra los tejemanejes de lo que ahora entendemos como Capitalismo, con sus derivados conflictos de intereses en detrimento de las personas comportando el fin de sus claros derechos y libertades.

Una película que ejemplifica perfectamente ese poder y conflicto emanados por la lucha de las clases más bajas instigadas por otras más aburguesadas. Su antocolonialismo es fulgurante pero por otra parte también se ensaña con el modo partidista de crear una revuelta.
Natxo Borràs
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8 de febrero de 2021
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A mediados del siglo XIX, Sir William Walker (Marlon Brando) arriba a la isla portuguesa de Queimada interesado en conectarse con un líder de una insurrección antiesclavista. La película de Gillo Pontecorvo va develando de a poco las intenciones del ambiguo Walker, quien establece un vínculo con José Dolores (el debutante Evaristo Márquez), quien terminará ocupando un rol inesperado y relevante en esta historia.

Queimada es un elocuente tratado histórico y político sobre el modus operandi del colonialismo británico, con sus intrigas para desestabilizar colonias de otras potencias con el objeto de apoderarse de sus recursos naturales, en este caso la caña de azúcar, y la estremecedora pintura del insumo esencial para sostener su explotación en los términos de la época: la esclavitud.

El cinismo mercenario y seductor que despliega el personaje de Brando con los diversos estamentos con los que negocia y a los cuales somete es de una naturalidad inquietante, así como certera es la descripción de todos ellos.
También es muy lúcido su análisis de la maduración, la oportunidad y los costos de los procesos revolucionarios y su reflexión sobre sus legados. Se impone un guion con algunos diálogos brillantes que jamás caen en el panfleto.

La modernidad cinematográfica asombra: el uso de la cámara en mano, el realismo por momentos casi documental de las imágenes… a lo que se suma la inolvidable banda sonora de Ennio Morricone.

Queimada es una película que mantiene una absoluta y triste vigencia: lo que muestra no difiere mayormente de la actual injerencia de las potencias neocoloniales en pos de los recursos naturales de los países subdesarrollados.
Daniel B
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19 de junio de 2023
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Pontecorvo sólo hizo 5 películas: Prisioneros del mar (1957), Kapo (1960), La batalla de Argel (1966), Queimada (1969) y Operación Ogro (1979). Prestigioso en su momento gozó de mucha popularidad entre la gente militante de izquierda.
Protagonizada por Marlon Branco y Evaristo Márquez, un auténtico nativo convertido en actor no profesional que no participó en muchas películas, narra un imaginario motín de los negros esclavos de una isla imaginaria en el Caribe dominada por los portugueses. Los británicos mandan un aventurero con el objetivo de entrometerse en la rebelión de los esclavos contra los portugueses para hacer que el equilibrio de poder vire hacia dominio inglés. Las estupendas plantaciones de caña de azúcar.
El control dialéctico que ejerce el protagonista sobre los blancos de la isla que aspiran a convertirse en una nación y el discurso sobre el costo de los esclavos en relación con los asalariados es un ortodoxo discurso marxista.
Cantidad de extras, una música casi sacra, de Ennio Morricone, una interpretación apabullante de Brando, una gran frescura en la de Evaristo y un guión bien diseñado, sobre todo para mostrar la evolución del motín en la persona de José Dolores. Se le facilita primero el enganche emocional del dinero y del robo del banco, luego se le enseña a matar para proteger a los suyos, más tarde se le sitúa como Presidente del país, rigiendo un 'gabinete' de hombre blancos que, en realidad, dominan la isla y sus riquezas. El vacío de poder que experimenta la isla pretende ser ocupado por Inglaterra mediante su ofrecimiento como solución para civilizar y modernizar la isla, el país.
La narración explica cómo el negro erigido en Presidente cesa en su cargo por verse incapaz de llevar a buen puerto el país. Se coloca un preboste blanco pero el espíritu revolucionario de los negros sigue vigente. Pasan diez años y llaman de nuevo al inglés, para, en la medida de lo posible, tratar con José Dolores para aplacar la revuelta. Ahora ya no trabaja para el ejército británico, sino para la Royal Sugar Company. Sus planes se centran en en cómo aplacar la revuelta, no en la razón o el por qué de la revuelta.
La exposición que realiza sobre el valor del guerrillero frente al del soldado profesional es tan real como la vida misma, con una fuerza y una vigencia radical. El plan del inglés para sofocar la revuelta es espantoso: erradicar todas las poblaciones que dan cobijo y cobertura logística a los insurrectos que se esconden en las colinas. La isla vuelve a ser quemada. El elogio del guerrillero, de las insurrecciones civiles y populares es evidente, recodando algo a lo acaecido en la Isla de Cuba (sólo) diez años antes.
Inteligente visión, no excesivamente bondadosa, de la realidad que acontece en los procesos emancipadores de las colonias o urbes. Ya lo analizó en otra película suya La batalla de Argel, y en este insiste.
Hasta donde alcanzo a vislumbrar entiendo que esta película fue un éxito de crítica y público. Una película muy recordada, muy célebre. Me ha gustado mucho, es instructiva. Hay que ver de todo, naturalmente. No es, con todo, mi discurso ideológico.
ÁAD
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20 de agosto de 2023
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Queimada es una película infravalorada y un tanto olvidada, a pesar de contar con Marlon Brandon en el reparto y con la música del mítico Ennio Morricone. Fue todo un fracaso en taquilla; aún así, Brandon en una entrevista señaló que ésta fue su más memorable actuación y no tiene la culpa de que nadie la haya visto.
Marlon Brandon interpreta a William Walker (que además, fue el nombre de un estadounidense que llegó a Nicaragua), un inglés que llega a Queimada, una ficticia isla cercana al continente americano. Dicho territorio es una colonia portuguesa; los ibéricos gobiernan la isla con mano dura, imponiendo un tiránico régimen, especialmente a los esclavos negros. Walker se dedica a fomentar la rebelión de los esclavos, no porque sea un noble idealista o un filántropo, sino que simplemente cumpliendo órdenes del gobierno de su país. Además, promueve la independencia de la isla, todo ello con apoyo del gobierno británico. Cómo es de esperar, los ingleses no lo hacen por ser samaritanos, sino que por sus grandes intereses económicos, especialmente, el control de la caña de azúcar, la mayor riqueza de la isla.
Cuando se lo proponía, Brandon era un gran actor; su actuación en el filme se merece, como mínimo, el calificativo de notable. Sorprendente la actuación del colombiano Evaristo Márquez, por aquel entonces un actor amateur; el interpreta a José Dolores, quien, a pesar de desaparecer un largo momento de pantalla, es el verdadero protagonista de la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Christopher Cusching
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19 de febrero de 2014
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para comenzar con mi critica, esta trama muestra el interés del manejo de poder político en tierra del Caribe, tiempos de esclavitud y batallas contra las misma potencias europeas, una película muy buena que muestra todos los sucesos en las caídas de los gobiernos implicados en la destrucción y traición, es un ejemplo basado en la época colonial de los siglos XVI y XVII, donde transciende a la no autonomía y libertad hacia la represión de un pueblo. Me gusto mucho porque fue muy acertada para mi, parte de eso es emotiva y sentimental con esas personas que vivían parte del racismo.
samir
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