Crazy Stupid Love

Es muy difícil escribir una buena comedia, y más si se trata de una 'comedia adulta'. Hay muy pocos que saben hilar un humor elegante, cotidiano y cercano. Así como están las cosas, no es extraño que la categoría de comedia de los Globos de oro se llene cada año de títulos e interpretaciones mediocres que bien merecen una amonestación de sus compañeros en los apartados de drama. Nada evitará que Crazy Stupid Love aspire a ese premio, como nada debería impedir que el galardón vaya para la deliciosa Midnight in Paris del maestro neoyorkino.

Aunque su reparto merece mil y una reverencias, aunque (no vamos a ser tan duros) hay algunos 'golpes buenos' y aunque siempre resulte estimulante ver el rostro llorón de Julianne Moore, la melancolía cómica de Steve Carell, la chulería de Ryan Gosling o (porque es mi debilidad) a Marisa Tomei haciendo de Marisa Tomei, esos tres conceptos de 'estupidez', 'locura' y 'romance' nunca se entremezclan con agilidad. Empieza bien: impecable presentación de personajes. Continúa un tanto peor, pero ahí está Gosling desnudándose para provocar desfallecimientos en la platea. Eso sí: acaba por los suelos, con un parentesco familiar sacado de la chistera de un mago sin recursos y un (esperable, inevitable) reencuentro conflictivo y luego conciliador entre todas las partes implicadas. Francamente, se esperaba mucho más de la que tenía que ser 'la comedia del año'. Reordenemos el título: amor hay, cómo no, pero es más 'stupid' que 'crazy'. Lo que se dice aspirar a la matricula de honor y acabar con un cinco pelado.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities

Interesante propuesta de cine romántico pero fallida en su resolución. Se podría haber resuelto de otra manera, algo más arriesgada después de ver cómo un hombre que en pleno divorcio se deja llevar por un ligón para, con la excusa de pasar página, seducir a las mujeres.

En casi dos horas de película vemos a diferentes personajes, aunque tengo la sensación de que algunos de ellos (Marisa Tomei, Kevin Bacon) están menos de los que se debería.

Con buenas secuencias cómicas y drámaticas, y un giro con un personaje principal que me gustó,la peli pasa rápido pero no me quedé satisfecho por el desenlace, demasiado correcto y optimista.

Lo mejor: el principio y nudo; Marisa Tomei, que roba la escena en cada ocasión que sale.
Lo peor: el final.

Típica comedieta romanticona de moquero donde el amor es el único sentido de la existencia de todos los personajes. No importa si eres un playboy cutre que basas tu sabiduría en saber llevar al huerto a chicas deseosas de sexo; o una adolescente tan "adorable" que no bacila en hacer fotos en pelotas para el hombre del que está enamorada, (más enchochada que un gato en época de celo). ¡El amor el amor...! Uno supera su palurdez en terrenos de caza, se topa con un playboy más bueno que el pan... ¡pero eso no da Amor!, así que como si no existiera. La adolescente en celo podría descubrir que lo que le pasa es eso: que está en celo; ¡pero eso no es amor no sirve de nada! Le pones los cuernos a tu pareja porque te ha dejado de atraer, por algún motivo que se pierde en la película... ¡pues llega el "amor" con sus palabrejas mágicas y sentimentaloides y lo cambia todoooo!

A veces, no me sorprende que el mundo esté tan mal, que el universo esté lleno de vacíos, ¡porque hay mucho espacio entre estrella y estrella! Y esque seguimos empecinados en que el amor lo cubre todo, hasta el entendimiento. Con tanto amor no me extraña que los personajes de esta bazofia resonantemente hueca sigan en su eterna adolescencia por siempre jamás. Y esque no hay ni un solo papel con el que te puedas identificar, son más petardos que cualquier petardo que te encuentres por la calle, y eso es deprimente; el único que se salva (y en parte porque soy mujer) es el playboy por lo inverosimil y esperpéntico, ¡un playboy-hada madrina!, hay que joderse...

Una cosa es hacer una película que hable sobre el amor y otra muy distinta que ese amor sea el de las tarjetas de San Valentín, los "te quiero" para no desentonar, la vagancia de amar por encima de crecer y aprender a estar solo, etc etc etc. Muchos telefilmes de tarde dicen más que este film que no transmite NADA.

No le pongo peor nota porque tiene algunos gags graciosos y técnicamente no merece una nota más baja.

Sólo para los que están deseosos de contar estrellas para sentirse amorosos, el resto, si se sienten generosos, den el dinero a la beneficiencia, invertirlo en la película es como tirar billetes a los patos.

Cal Weaver (Steve Carell) y Emily Weaver (Julianne Moore) llevan casados 25 años y su matrimonio se ha visto abocado al aburrimiento e, irremediablemente, a su fin. Emily Weaver ha sido infiel y ha decidido poner fin a su duradera relación de manera unilateral.

Cal Weaver es, sin embargo, un estupendo padre, apasionado, que parece haber perdido muchas de las sensaciones de su juventud y no ve salidas factibles para su futuro si el amor de su vida no está a su lado.

Refugiado en un bar cualquiera, detrás de copas de vodka con zumo de arándanos, Cal conoce a un joven guapo, rico y mujeriego (Ryan Gosling) que muestra interés en su historia y decide ayudarle porque le recuerda a alguien de su pasado; seguramente a su propio padre.

A raíz de este encuentro fortuito, Cal experimenta un cambio radical que ejerce de hilo conductor de un filme lleno de buena gente y que, aún siguiendo la estructura típica de las comedias románticas modernas, no ha descuidado para nada el desarrollo de sus personajes. Sin ir más lejos, el hijo de la pareja protagonista, el pequeño Robbie (Jonah Bobo) de 13 años, es un personaje trazado de manera deliciosa e inteligente que actúa como motor motivacional del resto de personajes de la cinta. Robbie también está enamorado y, a pesar de su corta edad, quizás tenga una importante lección que enseñarle a los mayores.

En definitiva, una cinta cargada de gestos extremadamente románticos que no siempre acaban donde los protagonistas desean, pero que, sin duda, llegan al espectador por bonitos y por ocurrentes.

'Crazy, Stupid, Love' no es otra estúpida película americana, pero no tiren sus cohetes aún. Estamos ante una comedia romántica por encima de la media, que parece mejor de lo que es. Los directores John Requa y Glenn Ficarra han querido ofrecer algo distinto y se han quedado a un paso de conseguirlo. Por ello, se les agradece el intento.

En su primera película ('I Love You Philip Morris'), Requa y Ficarra arriesgaban con una historia de amor homosexual entre Ewan McGregor y Jim Carrey. Todo el riesgo que asumieron en su ópera prima, brilla por su ausencia durante el desenlace de 'Crazy, Stupid, Love'. La película se mantiene alejada de los tópicos hasta que reaparecen todos de golpe en un final almibarado, impropio y 100% USA.

Un reparto de lujo da vida a los personajes de 'Crazy, Stupid, Love'. Ante nuestros ojos vemos pasar los rostros de Steve Carell, Ryan Gosling, Julianne Moore, Emma Stone o Kevin Bacon. Mención especial para Marisa Tomei, que en sus escasos minutos en pantalla consigue arrancar las mejores carcajadas. El muy solicitado Gosling comienza su particular maratón con esta película, a la que la seguirán 'Drive' y 'Los Idus de Marzo', con un papel increíble que logra hacer creíble.

Un hombre (Carell), con la autoestima por los suelos tras la petición de divorcio de su mujer (Moore), se deja moldear por un ligón (Gosling), que en un trasunto de Pigmalión le da consejos para recuperar al amor de su vida. Ese es el punto de partida de 'Crazy, Stupid, Love', que desarrolla con acierto otras historias románticas. Desde el primer enamoramiento de un adolescente, hasta los problemas de un matrimonio con muchos años a cuestas, pasando por un noviazgo entre dos almas solitarias.

Lo mejor: Marisa Tomei, la escena de la pelea y el guiño del “cliché”.
Lo peor: Su tramo final, algún giro de guión y la amiga de Emma Stone.