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Scaramouche

Aventuras Scaramouche fue el espadachín más famoso y charlatán del siglo XVIII. Su vida estuvo llena de aventuras y amoríos. Era hijo de un noble francés que tenía motivos para ocultarle su identidad, razón por la cual Scaramouche ignoraba sus orígenes. Su padre adoptivo, muy amigo de su padre biológico, era Philip de Valmorín, a quien tuvo que ayudar a huir de los hombres del Rey que lo acusaban de sedición... (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
7 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Scaramouche" de George Sidney, extraordinario director de la época dorada de Hollywood, autor de obras como "Magnolia", firmó esta auténtica maravilla del cine de aventuras que, junto a "Los tres mosqueteros" y "El conde de Montecristo", es uno de los máximos exponentes del cine de capa y espada.
Dirigida en 1952, es una de las mejores adaptaciones de una novela de aventuras, en este caso de Rafael Sabatini. Cuenta la historia de André (divertidísimo Stewart Granger), mujeriego y alegre petimetre de la época pre-revolucionaria. Cuando su mejor amigo muere a manos del marqués De la Tour (Mel Ferrer en uno de sus más inolvidables papeles), decide vengarse del implacable aristócrata, con el pequeño inconveniente de que su enemigo es un maestro en el arte de la esgrima y él no sabe apenas cómo manejar una espada. La acción está aderezada por amorios varios, todo presentado con un colorido exuberante y una alegría de vivir contagiosa y exultante.
George Sidney, un maestro artesano de la MGM, le imprime un brío narrativo, una fluidez a la acción, que sólo los mejores directores son capaces de mostrar sin ápice de vanidad autoral. Stewart Granger, uno de esos actores ágiles y muy simpáticos, está excelente en el papel de Scaramouche, al igual que Mel ferrer, el marqués De la Tour. Ambos comparten, sin lugar a dudas, uno de los duelos más largos y mejor rodados en la historia del cine, una verdadera gozada acrobática, cumbre de esta obra maestra de aventuras de todos los tiempos.
La fotografía, exuberante en su cromática luminosidad, y la B:S.O , memorable, ponen la guinda a ese magnífico "Scaramouche".
janto
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1 de abril de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero decir que yo no soy, ni pretendo ser, objetivo a la hora de criticar ninguna película. No soy ningún entendido de cine y las críticas objetivas las dejo a los profesionales del medio.
Si escribo en esta página es para, simplemente, compartir y manifestar mis gustos personales y así recomendar o no, el visionado de una película a algún usuario que quizá coincida con mis gustos y poder así darle una alegría si por casualidad le recomiendo una película que no conoce o por el contrario, ahorrarle pérdidas de tiempo con malas cintas.
Por supuesto eso mismo espero yo cuando leo las críticas de esta página. Por eso mismo me llevo muchas alegrías cuando leo críticas de algunos usuarios que empiezo a conocer bien y me encanta cuando hablan más de las impresiones recibidas al ver un film, que de sus perfecciones técnicas o de sus prodigiosas ejecuciones artísticas.
Dicho esto, voy a hablar de Scaramouche.
Adoro esta película. Es una de las emblemáticas de mi infancia. Basada en una de las grandes novelas clásicas juveniles, un prodigio de novela, pertenece a ese selecto grupo de novelas que ha hecho soñar a varias generaciones de niños y adolescentes.
La isla del tesoro, Los tres mosqueteros, Ivanhoe, Los contrabandistas de Moonfleet, Las minas del rey Salomón, Capitanes intrépidos, Los tigres de Mompracen, Colmillo Blanco, El prisionero de Zenda, El corsario negro, La hija del capitán y tantas y tantas otras pertenecientes a una forma de entender la aventura que, desgraciadamente, creo que ha muerto para siempre.
Esta adaptación es pues, una de las que con mayor éxito se ha realizado para el cine. Aún siendo mejor la novela, que duda cabe, ésta derrocha simpatía y diversión a raudales.
Realizada por George Sidney ( autor de la también clásica " Los tres mosqueteros"), me resulta gracioso que en una crítica de esta ficha se le tilde de " artesano nada personal". Señores, dénme a mí estos " artesanos nada personales" y quédense con esos " autores" tan cacareados que, salvo algunas excepciones, tenemos que soportar los sufridos espectadores después de pagar la entrada, cuya pretenciosidad muchas veces, lo único que hace es ocultar una soberbia y un narcisismo desaforado.
Aventuras de capa y espada. En precioso technicolor y cinemascope. Preciosas cabalgadas. Duelos apasionantes ( el último, ha pasado a la Historia del cine por derecho propio), preciosa ambientación de la Francia del siglo XVIII, antes de la Revolución. Una caracterización de los personajes de ensueño. Héroes y villanos. Dos de las mujeres más hermosas de aquella época. La dulce y clásica belleza de Janet Leigh frente a la explosiva y sensual belleza de Eleanor Parker. Y mucho humor...Ese cine que ya no volverá.
Cuando el cine tenía pocas ínfulas de trascendencia y, sin embargo, estaba repleto de profesionales en su campo, quiénes sin pretender otra cosa que hacer soñar al espectador, hacían un trabajo fino y bien hilado que hoy todos los ordenadores del mundo no pueden remedar. ! Viva la artesanía del cine ! si es como ésta.
¿Que George Sidney es un artesano nada personal?. JA, JA y JA.
Izeta
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29 de noviembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las películas de programa doble que los niños nos tragábamos todos los domingos la excelencia de una película de aventuras se medía no por los efectos especiales sino por el esperado duelo final. Las historias de los clásicos del género eran sencillas, para que nadie, ni los niños, se perdieran, pero tenían una solidez y, sobre todo, un entusiasmo y una inventiva visual que tiraban de espaldas. Duelos había para elegir: Errol Flynn y Basil Rathbone en Robin Hood (aunque de entre los muchos duelos de Errol es difícil quedarse con uno) el de Stewart Granger y James Mason en El prisionero de Zenda y hasta el final de Quintin Duward, de la que solo recuerdo una coreográfica secuencia entre campanas. Pero lo de Scaramouche es de verdadero vicio. Quizá Stewart Granger y Mel Ferrer no sean los mejores actores del mundo (aunque aquí están verdaderamente bien)pero su lucha a muerte en un teatro lleno de empelucados espectadores todavía me acongoja, por lo bien rodada. Y luego, como de propina, una melancólica reflexión sobre el mundo de la farándula, el fingimiento y la venganza. Todo eso en hora y media de maravillos colores y con la sedante presencia de Eleanor Parker, verdaderamente maravillosa. Si además te ponían una peli del oeste o de miedo, y todo por quince de las antiguas pesetas, no es extraña la nostalgia que sentimos a veces los que hemos sido niños en los años sesenta.
santiago aragón
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1 de septiembre de 2006
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película clásica de capa y "espadachines" (paradigma en este estilo). Guión magnífico, interpretación de Granger espléndida y además rodeado, no de una, sino de dos, bellezones estrellas del hollywood de la época: ni más ni menos que la, aquí más guapa que nunca (con el pelo teñido de blanco ), Janet Leigh ("Psicosis") y, por si fuera poco, Eleanor Parker.

Sé qué hay debajo una sección para describir partes del argumento, ese no es mi propósito, pero me gustaría destacar dos o tres escenas de la película que para mí representan lo que es este film (puede leerse sin ningún problema que el posterior visionado de la película no correrá ningún peligro). El diálogo mantenido entre Janet Leigh y Stewart Granger en dos ocasiones. Al principio de la película, cuando Granger se encuentra con el carruaje de Leigh y éste se ve deslumbrado por su belleza. Granger comienza a tirarle los tejos a Leigh (típica escena, de este tipo de películas en la época, pero no siempre bien llevada a cabo, en este caso sí). Y, sobre todo, el diálogo que mantienen estos dos actores de nuevo, esta vez, al lado de un estanque: ¡por favor, no os perdáis el que diálogo que mantienen Stewart Granger y Janet Leigh en esta escena, que para mí refleja el nivel y la inteligencia del guión, personificado en la figura de Stewart Granger!

Después, típicas escenas de acción entre espadachines (que alegría ver otra vez a "Erroll Flynn" en acción), una escena también genial, en esta ocasión entre Stewart Granger y Eleanor Parker y, un feliz final de la película (también a destacar las escenas en el parlamento).
The Big Dipper
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30 de julio de 2008
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Sidney fue un director especializado en musicales y comedias, y se nota en la forma que tiene de dirigir a los actores y la historia, siempre con el humor por medio.

Por todo eso creo que hacen a esta película agradable y dulce, además de tener un buen reparto, a Stewart Granger siempre le vinieron estos papeles como anillo al dedo. La cara de Mel Ferrer nunca produjo simpatía y es idóneo en estas películas. Eleanor Parker y Janet Leigh con su belleza ya basta.

Un clásico de aventuras que deja un buen sabor de boca.
Dusty Rivers
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