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La piel que habito

Thriller. Drama Desde que su mujer sufrió quemaduras en todo el cuerpo a raíz de un accidente de coche, el doctor Robert Ledgard, eminente cirujano plástico, ha dedicado años de estudio y experimentación a la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla; se trata de una piel sensible a las caricias, pero que funciona como una auténtica coraza contra toda clase de agresiones, tanto externas como internas. Para poner en práctica este ... [+]
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Críticas 450
Críticas ordenadas por utilidad
22 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La piel que habito” es, en mi opinión, de las pocas películas de Almodovar en las que el cineasta manchego logra contar una historia. Irreal, bastante hortera, muy irregular y absolutamente rocambolesca, pero una historia al fin y cabo, con algo parecido a una introducción, algo parecido a uno o varios nudos y lo que podría pasar por un desenlace. Y es que no se puede negar que Almodóvar dispone de esa sensibilidad artísitica para reconocer la belleza de un plano, el potencial de un recuerdo o el valor emocional de un momento y la competencia para plasmarlo en pantalla o el talento para juntarse de gente capaz de hacerlo. Lo que sí se puede negar, o cuando menos discutir, es la consistencia de películas que ha hecho en torno a uno o varios de los elementos anteriores, de modo que es fácil reconocer inmediatamente su firma en escenas de muchas de sus películas que han pasado a la memoria del cine español, pero que luego resulte la película es un gigantesco pufo sin sustancia construido alrededor de escenas de ese tipo.

A “La piel que habito” le pasa un poco lo contrario. Salvo la imagen del cartel promocional con Elena Amaya y su máscara ortopédica, la película carece de esas escenas icónicas que le caracterizan y todas sus cosas positiva y negativas hay que referenciarlas a la película en sí. En lo positivo, la historia es un completo delirio que se pasea permanentemente en la frontera entre el atrevimiento y el ridículo, entre la sana curiosidad y el morbo, a menudo saltando de uno a otro lado, pero en general, queda un regusto interesante de que te han contado, sorpresa tras sorpresa, algo que no has visto antes. También cumplen sin más elementos técnicos como la fotografía, el sonido o el montaje que, en otras películas de Almodóvar, jugaban papeles destacados.

En lo negativo, desgraciadamente, todo lo demás. Elementos técnicos como fotografía, sonido o montaje que en otras películas de Almodóvar han jugado papeles destacados, aquí cumplen sin más. Las interpretaciones son desastrosas, totalmente perdidas y a remolque de una historia que ni Banderas, ni Paredes, ni Amaya parecen entender o que sólo entienden a ratos, por lo que alternan momentos de consistencia cuando se enganchan a la historia con escenas de confusión cuando se pierden en algún giro. Amaya lo lleva mejor, porque su papel es menos exigente en lo gestual, pero Paredes y Banderas sufren de lo lindo y, ante la duda, terminan haciendo lo que mejor se les da: ella de Rottenmeyer amargada y él de señorito andaluz. Roberto Álamo y Jan Cornet están especialmente espantosos, el primero por una trama sin sentido incrustada como un pegote que le obliga a hacer cosas raras y el segundo por limitaciones personales. El resto del reparto tiene nombres conocidos como Barbara Lennie o Eduard Fernández y ni fú ni fá.

Pero sin duda lo peor es que, si bien la historia tiene su miga, la forma de contarla es un desastre. El cine de Almodóvar nunca se había caracterizado por su regularidad y sustancia, antes bien, solía haber una idea central, unas cuantas escenas trabajadas y todo el esfuerzo radicaba luego en buscar la forma de rellenar el tiempo para ir de un punto a otro y en confiar en que una crítica rendida a sus pies sólo tuviese palabras para lo bueno y obviase lo malo. Pues “La piel que habito” pertenece a ese momento de su carrera de Almodóvar en la que estaba de uñas con el establishment del cine español (porque se negaban a darle un Goya a todas sus películas, sólo se lo daban de vez en cuando) y, además de no ir a las galas, se dedicó a hacer películas de autohomenaje articuladas en torno a un plano especialmente bello o una frase especialmente afortunada que le terminaron alejando de su público. “La piel que habito” se basa en cuatro giros de argumento y las escenas que hay entre ellos son inconexas con transiciones atroces. Además, sólo hay diálogos (no especialmente memorables) para esos momentos álgidos y el resto de la obra está plagado de silencios incómodos

En cierto modo, “La piel que habito” es muy representativa del cine de Almodóvar de los años 2009-2013 hasta su refundación en 2016, con películas irregulares y poco trabajadas que lo apuestan todo a la impunidad de su apellido y a ciertas escenas puntuales. Es una buena idea que podría haber generado un mejor resultado de haber sido desarrollada por un equipo de trabajo como Dios manda, que puliese los defectos y rellenase los huecos con cosas sustanciosas. En lugar de eso es una cosa rara en la que se percibe a ratos la creatividad argumental.
OsitoF
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3 de septiembre de 2011
15 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La piel que habito es la película más arriesgada de su autor. Incluso su final llega a conquistar un punto grotesco, entre dramático y cómico, que el manchego nunca había conseguido hasta la fecha. Una historia que se asienta sobre el cine negro, pero que en verdad es ‘puro teatro’, todo drama. Si algunos pasajes de La piel que habito resultan cómicos es porque el espectador no accedió a la grave estupidez del director: hay que recordar que en Kika habían minutos de delirio y risas en torno a una violación; la historia de amor más potente de la casa, ¡Átame!, es estrictamente la crónica de un secuestro; en Todo sobre mi madre, el recuerdo del padre se transformaba en la evocación de otra mujer, el travesti que interpretaba Toni Cantó; y paradójicamente el personaje más cándido de toda la filmografía del manchego, el Benigno de Hable con ella, consumaba uno de los actos más crueles, aunque Almodóvar prefiriese explicarnos ese punto de la historia con el poético Amante Menguante. La piel que habito no elude nada: nos dice que los personajes de Almodóvar, incluso en sus bajezas, son pasionales; ‘la ley del deseo’, pero en su vertiente más terrorífica.

Hay evolución, eso es evidente. Metamorfosis incluso. Aunque La piel que habito no es una película redonda. No lo es por decisión personal del director: sus relatos ya casi nunca discurren en línea recta y se abigarran y aligeran en un barroquismo muy particular (eso sí, la película abre menos frentes narrativos que el mosaico de Los abrazos rotos). Y no lo es porque no debe serlo: La piel que habito es también un experimento, una alteración de ese ‘estilo Almodóvar’ que todos conocemos. El film en sí mismo encarna la paradoja de esa Venus en busca de la belleza suprema. Y no puede discutirse el hecho de que La piel que habito hubiera podido estar dispuesta de otra manera. De momento poco importa el orden del relato: La piel que habito tiene fuerza suficiente para dejarnos noqueados varios días.

La esencia de Almodóvar alterada con una probeta. El reflejo que devuelve un Almodóvar sometido al cristal de la lupa. No gustará a todos, seguramente generará más malestar que adhesiones claras. Algo inevitable, necesario. Habitaremos sus laberintos durante mucho tiempo. Es imposible no olvidarla. De lo mejor de este 2011.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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5 de septiembre de 2011
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se resistía Almodóvar la otra noche con Carlos del Amor a reconocer que La piel que habito ha supuesto un giro radical en su carrera. Los periodistas andan estos días desorientados, divididos entre los que aseguran haber visto en su último filme territorios jamás explorados, alcanzando así una supuesta madurez, y los que por el contrario se muestran convencidos de que la obra reúne todos los rasgos y manías que han hecho único al director manchego. En la entrevista con el seductor representante cultural de TVE no sacó de dudas a nadie: “La piel que habito no podría haber sido posible sin ninguna de mis anteriores películas”.

Almodóvar no se moja y toca sacar conclusiones propias. Aseguraban que nuestro ochentero más internacional exploraba por primera vez el género de terror, territorios y atmósferas oscuras para un director con tendencia al color. En efecto, La piel que habito resulta más inquietante que sus anteriores propuestas, aunque secuestros y violaciones no sean una novedad en su filmografía. El director busca un tono sombrío pero termina añadiendo también alguna dosis, aunque pequeña, de su humor más campechano.

Tampoco renuncia a su búsqueda incesante de la belleza formal, algunas veces con fortuna, otras de forma impostada. La secuencia de la aspiradora y los retazos de un vestido son el ejemplo de lo primero. Las estupideces que la protagonista va escribiendo en la pared son la cruz del Almodóvar más pretencioso, el que sacrifica la frescura de los diálogos por el cálculo y la grandilocuencia. Aún así, esos arrebatos de genio que transformaron Los abrazos rotos en un ejercicio desbordante de pedantería son anecdóticos aquí.

Hay más claves para intentar determinar si Almodóvar ha dado una zancada sin retorno en su carrera. Sigue haciendo hueco con calzador a un número musical, esta vez protagonizado por la genial Buika. Sigue contando con Alberto Iglesias para la banda sonora, sólo que en esta ocasión la música alcanza toda la notoriedad posible, convirtiéndose en lo más destacable del filme. Renuncia, por el contrario, al costumbrismo que ha caracterizado a la mayoría de sus películas.

Imposible, por tanto, certificar un nuevo rumbo del director. Pero existe una prueba determinante que avala su ruptura con el pasado, que arrojará luz a los que todavía no se han posicionado al respecto. Y es que un eterno secundario de sus filmes, como Agustín Almodóvar o los travestis, ha dejado súbitamente de aparecer en pantalla. El devastador efecto Boyero ha desterrado a El País como diario de cabecera del artista, lugar que ahora ocupa La Vanguardia. Aparece como quien no quiere la cosa en manos de Eduard Fernández, pero está claro que no es un detalle inocente. Hasta futuras propuestas no sabremos si La piel que habito ha supuesto un antes y un después en la carrera del manchego. Lo que hoy ya podemos determinar a ciencia cierta es que ha roto con Prisa. Y ya sabemos lo indulgente que es Almodóvar con la prensa.
polvidal
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8 de septiembre de 2011
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más Pedro Almodóvar ha demostrado porque es merecedor de ser etiquetado como uno de los mejores directores de la historia del cine español. Su nueva muestra nos llega a través de una película cuya inquietud te logra paralizar debido a la locura en estado puro del protagonista, lo que hace generar un ambiente de suspense en muchos momentos. La película al mismo tiempo nos recuerda que el más absoluto kaos puede generarse a partir de una equivocación.

Fantástica dirección de Pedro Almodóvar, una verdadera lástima que su guión sea tan innecesariamente rocambolesco, hasta el punto de que si no sigues el argumento milímetro a milímetro puedes despistarte y de que tal vez sea la causa de que esta película no logre una nota aun más alta. La Banda Sonora contribuye de maravilla a generar la dosis necesaria de suspense.

En lo que respecta al reparto: Antonio Banderas y Elena Anaya realizan un trabajo extraordinario, de lo mejor que han interpretado nunca en el Cine, ambos están muy bien secundados por Marisa Paredes, Jan Cornet cumple muy bien y personalmente me hubiese gustado que el papel de Blanca Suárez, la joven actriz de moda, fuese algo más largo.
Los otros actores y las otras actrices que completan el elenco están correctos y correctas.

Conclusión: La piel que habito es la enésima demostración de que Pedro Almodóvar continua dejando su sello como director de manera indiscutible. Su suspense y elenco son otros dos grandes factores a su favor. De no haber sido por su guión quien sabe si podríamos estar hablando de una película excelente, no obstante ni tan siquiera dicho detalle le impide conseguir una nota más que digna, al menos a juicio de un servidor. 8 sobre 10. Un saludo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Aguasnegras
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9 de septiembre de 2011
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de Ver "La Piel Que Habito" y mi amigo y yo hemos esbozado la esperada sonrisa de satisfacción.
Está muy claro y de sobra tu publico a captado cada una de (Para tus detractores) sobradas o incrédulas secuencias, derroteros y demás tics Almodovarianos, que ellos ni huelen o no les hace gracia y a nosotros nos fascina y al verlos miramos al otro con complicidad, para disfrutar plenamente "La Piel Que Habito", hace falta visionar tu obra, es una exquisita evolución minimalista de la misma, GRACIAS.

Gracias porque ultimamente me tenias muy preocupado, sabes que te adoro, pero me temía que tu ultimo cine tirase por el camino de "Los Abrazos Rotos" es decir, refinada y deliciosa técnica pero realmente fallida historia.
Hoy he ido con mucha ilusión al cine, esperaba con ansia que esta vez, si me volvieras a sorprender y joder si lo has echo, A tus pies, Maestro.

Relato vigoroso, oscuro y sin concesiones sobre los rincones negros y también los rojos del alma humana, La historia aunque a priori carezca de verosimilitud se cuela veloz ante tus ojos y te introduces en ella sin casi parpadear, hasta el cortante pero soberbio final que se funde a negro en el punto exacto.
Y lo de dejar "La sorpresa" para el ecuador de la cinta me a parecido un golpe de efecto perfecto, si la historia hubiese estado contada de forma lineal no hubiese sido tan turbadora y si la hubieses dejado para el final habría sido obvia.
Genial el tiempo narrativo, que te gusta a ti un Flashback.

Banderas me a encantado, sobrio y muy contenido sacando adelante la nada fácil piel del Doctor Ledgard, El no tiene que emocionar, ni le tienes que coger cariño, es un personaje frío y Antonio lo recrea a la perfección.
Punto y aparte Elena Anaya absoluta dueña y señora de la cinta que ademas se la come a bocados, vamos, una joya, firme y segura y a la vez tan emotiva, Te esperamos para la siguiente Elenita.
Marisa Paredes genial y mega Lorquiana, La gente no comprende que es totalmente necesaria para comprender el gélido carácter de Robert, la piel de gallina con su mirada al relatar el pasado de su familia junto a Vera con el fuego resplandeciendo en su rostro amargo.
Muy Correctos Cornet y Suarez, Cachondísimo "El tigre" que es una especie de segunda parte de el violador de "Kika" con chacha atada y amordazada en la cocina de nuevo, que risas nos hemos echado mi amigo y yo, estupendo Álamo, la mayoría de la peña lo verá como una mamarrachada de las tuyas pero para nosotros es totalmente vital en tu cine.
Ademas de (casi sin querer) esos mil y un guiños de similitudes con otras de tus obras.

Hay que dejarla en la cabeza, posarla, ya estoy deseando volver a verla, lo tiene todo y está marcado a fuego la identidad de Pedro en cada fotograma del tremendo film, en cada decorado, en cada interpretación.... Un (No nuevo, mejorado) Almodóvar sofisticado, y sin limites.

Carlos Boyero esta vez ni de coña......
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kun Piedras
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