La piel que habito

Almodóvar nunca deja indiferente. Sus muchos seguidores, dirán que es una película muy original, con una gran banda sonora, una fotografía espectacular, y unas interpretaciones logradas.
Sus detractores, menos, opinarán que el argumento es una soberana estupidez y que Banderas está ridículo.
Yo no soy una excepción, a mí tampoco me deja indiferente, el argumento me parece, efectivamente, una soberana estupidez, Banderas creo que ya no está para esto, puede resultar creible como galanzote-maduro-latino en Hollywood, pero de cirujano...
El papel de Marisa Paredes tampoco me convenció, a veces fría y a veces sobreactuada, extraño en ella, una gran actriz.
Sin embargo, la banda sonora, efectivamente, es genial, la fotografía y la ambientación espectaculares.
No me parece, en general, una gran película, Almodóvar hizo cosas mejores y creo que está sobrevalorada, aunque no podemos negarle la originalidad.

Las películas de Almodóvar siempre dan mucho de qué hablar. De ésta se comentaba que no era una adaptación demasiado fiel (a mí no me importaba, puesto que no había leído la novela que sirve como base) y que, además, poco tenía que ver con sus anteriores trabajos (algo que puedo decir desde ya que no es del todo cierto).

De su trama es mejor conocer lo menos posible. Sólo diré que los protagonistas son Robert (Antonio Banderas), un eminente cirujano plástico torturado por un pasado familiar trágico, y Vera (Elena Anaya), una joven a la que éste mantiene retenida y con la que está experimentado un nuevo y revolucionario tejido…

No me cuesta nada reconocer que las últimas películas del director manchego me han gustado mucho. La que nos ocupa no es una excepción. Su trama engancha desde el primer minuto (aunque algunas resoluciones se vean venir), sus actores (incluido Banderas, quien no me suele gustar nada de nada) pueden presumir de haber salido fortalecidos de tan ardua tarea (imagino que no debe haber sido nada fácil ponerse en la piel, nunca mejor dicho, de tan complejos personajes) y la excepcional banda sonora compuesta por el siempre genial Alberto Iglesias funciona como perfectísimo acompañamiento. Almodóvar lo ha vuelto a hacer, La piel que habito es un trabajo fascinante. No perfecto, pero sí atrevido y atractivo.

Tengo que decir que esta no es una de mis películas favoritas de Almodóvar, si bien, como puede alguien decir que donde está la esencia del director. Rezuma Almodóvar por todos sus poros. A nadie mas se le podría ocurrir un guión así, y solo por eso merecen respeto todas sus películas. Originalidad, surrealismo y sacar lo mejor de sus actores es lo que nos ofrece. Que luego te guste o no su universo particular es otra historia. Pero a estas alturas de su carrera no entiendo como alguien se sorprende o espanta ante una de sus películas. Igual que Woody Allen o Tim Burton, por poner unos ejemplos, ya todos sabemos que hay en sus películas, y si no te gusta su estilo no vayas al cine y luego pongas aquí que has tirado el dinero.

Lo mejor: un guión original a la altura de su maestría.
Elena Anaya, estupenda y muy guapa.
Antonio Banderas siempre bordando el papel.

Lo peor: un final decepcionante, predecible y que no está a la altura del film.
La absurda sumisión del protagonista ante lo que le están haciendo.
Marisa Paredes descafeinada, nada que ver con lo que es ella, siempre arrolladora en
sus actuaciones.

Yo tiendo a dudar de que esta historia de don Pedro Almodóvar no caiga en el ridículo y en lo inverosímil en varios pasajes del relato, pero aún así reconozco que con “La piel que habito” el cineasta ha logrado demostrar que tiene capacidad e ingenio para cambiar un poco de registro, salir de las comedias dramáticas con mujeres histéricas de protagonistas, dotar de más mala leche a su película e incursionar en el género del thriller psicológico en forma aceptable.

A esta película yo me animaría a catalogarla como una oferta que combina algo del terror psicológico con personajes aturdidos y acomplejados con otro poco de las típicas situaciones propias del subgénero de doctores locos que traspasan las barreras de la bioética con sus inescrupulosas experimentaciones científicas.

No niego que sea una cinta interesante, con un impactante e inesperado giro sorpresa que se desvela en la mitad del metraje y que luego se va explicando gracias a un extenso flashback. También hay que reconocer que la película posee una atmósfera de intriga permanente, una historia que mantiene el interés del espectador hasta el final, convincentes interpretaciones en los protagónicos y que además posee durante todo el metraje un clima malsano en el cual lo macabro domina la pantalla.

Pero lamentablemente hay pegas, y la más relevante es que a mí esta película en varios pasajes me dio la sensación de que su argumento flojea y presenta algunas situaciones que me resultaron un tanto traída de los pelos. Esas circunstancias narrativas por allí entraron en conflicto con mi sentido común y es por ello que no termino de considerar a esta cinta como algo más que una oferta interesante y digna de ser vista, aunque lejos está de tener virtudes tales que la definan como una obra maestra del género.

Brindo por el cambio de registro de Pedro Almodóvar que se animó al cine de género, felicito el factor sorpresa que se encuentra escondido en el relato, me sentí entusiasmado en varios pasajes gracias al enfermizo y perverso clima que se respiraba en la trama y me resultaron sumamente convincentes las actuaciones del elenco en general.
Ahora bien, hubiese preferido que Almodóvar hubiera pulido mejor el argumento para que la trama no resulte impostada, ilógica y artificiosa en algunos pasajes. Aún así la recomiendo con un 6 bien merecido.

Recomiendo a todo el mundo que vea la película.