Azumi

Excelente filme de aventuras en el Japón de la época. Me ha parecido un argumento realmente atrayente así como una escenografía de lo más elaborada. No llega al nivel de obras a mi parecer maestras como pueden ser "Hero" o la reciente "la casa de las dagas voladoras", pero está casi a la par. Me considero seguidor de este tipo de filmes y abogo por que lleguen a nuestras carteleras en más cantidad.
En conjunto he disfrutado mucho viéndola, y tan solo espero sucesivas secuelas, pues creo que el personaje puede dar mucho jugo.
Vuelvo a repetir, excelente.

Me la habían recomendado bastante..pero no fue lo que creí..
El guión es pésimo, la dirección horrible, las actuaciones nefastas, personajes sacados de un animé que no existe, música desatinada, efectos especiales de vergüenza ajena...a pesar de todo..algo tiene..no sé lo que es, pero creo que goza de cierto ritmo en lo que pretende ser...una cinta de acción. Porque sinceramente si viene el director de la película y me dice que le quiso dar cierta profundidad a la historia, es mentira. La historia es simple, absurda, pero admitámoslo, no aburre del todo.

Me llamó la atención (entre muchas otras cosas), la descuidada fotografía en comparación a la mayoría de las cintas japonesas que he visto, un detalle que no pasa desapercibido en las películas realizadas en el país del sol naciente. También me llamó la atención lo estúpido de los diálogos, sobre todo por parte de la protagonista, que como actriz es nula.

Como ya dije, "Azumi" es sólo recomendable para aquellos que gozan de las cintas de espada y acción, porque de eso tiene mucho, pero aquellos que busquen un film de calidad abstenerse de verla.

El león Kitamura y su loco loco mundo. Ya me rallé lo suyo con Sky High, que era una marcianada sobre vengazas ultraterrenas y amores escatológicos absolutamente demencial, y vuelvo a rallarme, aunque en menor medida, con este tajante film de artes marciales que adapta un cómic de nosequién sobre unos chavales educados como máquinas de matar, con la monísima Aya Ueto a la cabeza. En el fondo es lo mismo de siempre, pero condimentado con el excesivo lenguaje cinematográfico de Kitamura y con innumerables detalles freaks que: a) estimulan y divierten, o b) irritan y desconciertan.

Reconozco que es una película aborrecible en muchísimos aspectos, con un exceso de cámara lenta y de verborrea rimbonante y/o tronada, pero también es un cine atravesado por la locura de quien se siente libre de crear lo que le sale de los mísmisimos, algo que sin duda proporciona instantes de puro genio que refulgen aún más si cabe entre la alegre vulgaridad que define el conjunto. Ocasionalmente discutible desde un punto de vista estético, hay que reconocerle también soluciones visuales brillantes, corroborando a su autor como uno de los nombres del cine de acción más imaginativos (e irresponsables) de su generación.

Azumi no es, vayamos resumiendo, una película para todos los gustos, pero si uno sabe bucear entre sus defectos, o hurgar con la uña entre su textura de desnortada serie B, podrá encontrar energía, nervio, agilidad y, sobre todo, la impresión de que nadie de los que están implicados en el proyecto se tome demasiado en serio el asunto. Porque, pese a la aparente gravedad de algunos diálogos y varios momentos de una crueldad emocional considerable, la sensación que finalmente permanece es liviana, como de tebeo gore poblado de bichos raros y manchado de un aura mitológica que anuncia secuela, incluso saga. Curiosa.

Lo mejor: sus instantes de delirio, la brillantez de algunos combates, el gran trabajo de montaje.
Lo peor: cuando se pone cursi y hortera te saca los colores.

En Azumi puedes encontrar exactamente todo lo que buscas de una película de este género, desde su argumento tostado y revisto en millones de películas similares hasta ese toque cercano al spaghetti western con todos sus ingredientes: venganzas, pueblos asolados y una banda sonora épica que acompaña por igual matanzas que escenas de corte más dramático. Por si esto fuera poco, encontramos hasta clichés del cine más comercial americano, desde el malo malisimo estridente loco y demente hasta los conflictos morales de mitad de película.

Aparte de lo común que puede llegar a ser esta película, tiene momentos memorables o como mínimo destacables a lo largo de la película, pero que tampoco llegan a convertirla en algo sumamente especial. Destaca la personalidad de los enemigos, incluso de los más secundarios, por encima incluso de la actuación de los principales.

El personaje e interpretación de Aya Ueto no acaba de convencer, no solo por el hecho de que jamás llegaré a entender como solo una persona, por muy buena que sea con las espadas, es capaz de eliminar a un pueblo entero (y encima armados con rifles), es además porque no acabo de creerme el personaje, ya que todos y cada uno de los espadachines que desfilan por la pantalla parecen tener mayor virtuosismo con la espada que ella. No llega a esa categoría de ser un mero rostro bonito que se dedica a mover la espada sin ton ni son, pero tampoco es que deslumbre por sus coreografías con la misma.

Una mención aparte merecen los efectos especiales, que son directamente muy malos. No suelo darle especial importancia a los efectos en una película cuando su base no es netamente visual, pero en Azumi los efectos son más que mejorables, dando a la película un tufo telefilmesco que no le hace ningún favor.

En definitiva, una película que ofrece lo que se espera de ella, pero que no le hubiera venido mal un poco más de originalidad, valentía, y mejores efectos especiales que acompañen a una película con algún que otro buen combate y algún que otro momento de profundidad de sus personajes. Recomendable para los que gusten del género y olvidable para los que no tienen predilección por las espadas, la sangre y demás topicos propios de este tipo de cine.

En la ficha de FA de esta película no aparece reflejado el guionista. Es un tal Yamamoto, pero podría llamarse perfectamente Nintendo.

Básicamente “Azumi” trata sobre un grupo de adolescentes que van haciendo cabriolas y repartiendo estopa por el Japón de Tokugawa, demostrando que el país hace tiempo que está en crisis cultural. Tanto como desde que es una colonia.

Si la primera parte de la película merecería un cinco, a medida que pasan los minutos la trama va decayendo hasta ese final de videojuego. Puede que algunos se consuelen viendo a la protagonista Aya Ueto, vestida de guarrilla colegial matando a todo bicho viviente con su espada de acero inoxidable.

No me extraña en absoluto que la denominada Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón (el nombre que recibe su ejército), tenga cada vez menos de autodefensa y más de expansionista. A los chavales les han comido el coco con el Manga, y viendo los graves problemas energéticos que existen entre China y Japón por el petróleo y el gas siberiano, no hace falta ser muy listo para ver en el horizonte un conflicto muy jodido.

Lo peor es que no irán tías vestidas con kimonos cortos ni flipadillos armados con katanas. Al tiempo.