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Calabuch

Comedia. Drama En plena Guerra Fría, el profesor Hamilton, un sabio ingenuo que creía en las bondades de la energía nuclear, al darse cuenta de su error, huye y se lleva consigo todos sus secretos. Encuentra refugio en Calabuch, un pueblo mediterráneo que a él le parece maravilloso porque la gente se limita a vivir y conserva el sentido del humor y de la amistad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
7 de mayo de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
47/12(25/03/14) Entrañable y a ratos conmovedor film de carácter humanista realizado por José Luis García Berlanga, tierna oda antibélica, fábula que enaltece la vida sencilla en contra de la agitada modernidad que pare guerras y armas. Berlanga hace un fresco dulce, idealizado y condescendiente de un pueblo mediterráneo que nos hace recordar el Innisfree de “El Hombre tranquilo”, salvando las distancias.

La historia se desarrolla como bien dice la voz en off <El año en que Rusia firmó el Concordato y los Estados Unidos dejaron de proteger a Europa>, hay un noticiario en el que se informa que el prestigioso científico nuclear Jorge Serra Hamilton (buen Edmund Gwenn) ha desaparecido sin dejar rastro, su búsqueda es mundial. El científico aparece en una playa de un tranquilo pueblo costero español, Calabuch (Peñiscola en realidad, a la que volvería Berlanga para “París, Tumbuctú”) de 928 habitantes, allí pasa desapercibido entre sus simpáticos y afables lugareños, siendo allí el tío Jorge, trabando amistad con ellos, entre los que está Langosta (buen Franco Brazzi), un traficante de tabaco local que vive en el calabozo del cuartelillo, dirigido por Matias (buen Juan Calvo), Langosta es también trompetista y proyeccionista en el cine del pueblo. Jorge solo anhela escapar de un mundo enfermo por las ansias de rearmarse cuanto más mejor.

Fue la cuarta realización del director valenciano José Luis García Berlanga, tercera en solitario, trabajó sobre un argumento de Leonardo Martín (“La Vida Sigue Igual”), único film en la filmografía berlanguiana que no partió de una idea original del director, guionizaron también Florentino Soria (“La Vida Alrededor”) y Ennio Flaianno (habitual de Fellini “Fellini 8 y medio”, “Los Inútiles” o “La Strada”), siendo una coproducción hispano-italiana de ahí los transalpinos que trabajaron en la cinta. El propio Berlanga tiempo después de realizarla afirmó que pecaba de ternura propia de Hollywood, demasiado edulcorada para su gusto, apostillando que “Calabuch” si pudiera la volvería a rehacer por completo, potenciando a los lugareños. Y es que la cinta peca de quimérica, de exceso de idealizada, le falta mala leche, más mordacidad y hondura, quedándose algo liviana en su mensaje. Aún así se notan bastantes de sus marcas, como la coralidad de personajes, los planos secuencias, o humor crítico con las fuerzas vivas del régimen franquista.

La cinta hace hincapié en los males que trae el Mundo Moderno, vanagloria el pacifismo, la vida tranquila, es una celebración de la vida, al minimalismo de los pueblos pequeños, en este caso el ficticio Calabuch, que viene a ser para Berlanga una piel de toro, en la que proyecta un microcosmos de nuestra patria, pasado por un filtro demasiado benevolente para lo que en él ha sido habitual, tocando temas como el antimilitarismo, la amistad, la solidaridad, lo imposible de escapar al destino, la alegría de vivir. La historia se sustenta un humor cuasi-surrealista, con momentos hilarantes, criticando de modo sibilino al franquismo y a la Iglesia. Berlanga construye su utopía reflejando el modo de vida en un pueblo pesquero, retrato costumbrista, en el que tienen cabida la guardia civil, el cura, la profesora, el farero, un rotulista que dibuja el nombre de una barca, el contrabandista de buen corazón, y más pintorescos personajes que se van entrecruzando, en sus ordinarios días de cine, bodas, fiestas, toros, concursos pirotécnicos, y más se dan cita en este microcosmos. Satirizando con mucho humor a la religión, la educación, la feria taurina, la guardia civil y al militarismo.

En Calabuch el contrabandista está encarcelado y tiene las llaves, le deja ir a proyectar una película al cine, le amenaza con que si no vuelve a su hora dormirá fuera, esto es Berlanga burlándose de la Guardia Civil, el contrabando como algo necesario para subsistir, visto con ojos indulgentes, esto es berlanga atizando a la precaria situación económica, un niño orina sobre un cañón militar, esto es Berlanga burlándose de las armas, “Langosta” comenta a Jorge que el No-Do es un noticiario donde solo hay procesiones, bicicletas, nada de lo que ocurre en el mundo, y vemos en pantalla “Vida Nacional” y “Ceremonia Nacional”, esto es berlanga burlándose del aparato propagandístico franquista, un lugareño analfabeto en la escuela hace cuentas con los dedos antes que el científico con complicadas operaciones, esto es Berlanga burlándose de la educación elitista, un torero (gran José Luis Ozores) que adora a su vaquilla y no puede verla sufrir, este es Berlanga burlándose de la Fiesta Nacional (años después lo haría en “La Vaquilla”), el farero (gran Pepe Isbert) y el cura (gran Félix Fernández) mantienen una partida de ajedrez por teléfono y el sacerdote hace trampa, el cura aspira a que el alumbrado de la Iglesia en las fiestas sea más radiante que el del faro, esto es Berlanga burlándose de los curas, aunque la crítica más subliminal a la Iglesia viene dada cuando durante la celebración de una boda el cura se dispone a bautizar la barca que con tanto esmero el rotulista ha puesto nombre, le ha costado mucho poner la S, el sacerdote lanza una botella contra el bote, se rompe y el líquido emborrona el nombre, que no es otro que “ESPERANZA”, metáfora soterrada para los censores de cómo los curas destrozaron la esperanza, un científico nuclear inventando un cohete de fiestas que proyecta una espectacular palabra en el cielo, esto es Berlanga burlándose de las bombas, una camarera local ente la inminente llegada de la Armada USA ensaya un <Welcome boys!> , esto es berlanga burlándose del turismo (turismo que en la década posterior puso en el mapa a España), ... (continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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22 de febrero de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mágica, como todas las películas de la primera mitad de la filmografía de Berlanga. Calabuch es ese universo mágico que este genio de nuestro cine sabe recrear como nadie. Con unos actores que ya los quisiera el panorama del cine actual y que logran ablandar hasta el mas duro de los corazones.

La cámara de Berlanga es la cámara inexistente, logras olvidarte de todo y de todos, incluso de que estás viendo una película.

Sus figurantes pasarán a la historia del cine mundial como los actores no profesionales con mejores actuaciones de la historia.

La historia es sencilla y limpia, y eso es lo que le da la clave para sumado a la candidez que todos y cada uno de los momentos del reparto aportan, hagan de esta cinta... todo corazón.

La actuación de Gwenn es muy respetable, haciéndose querer a cada minuto que pasa en la cinta.

Una joya de nuestro cine.
fuertepedo
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27 de septiembre de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y qué emociones despierta en mí esta película, me resulta maravillosa. Qué sencillo es ser feliz: un pequeño pueblo, el mar, un cura, el farero, el misterio del forastero. Esta película, que vi la primera vez por casulidad, ha despertado en mí sentimientos fuertes y los sigue despertando. Todavía hoy me asoma una pequeña lagrimilla cuando pienso en ella, ¿será por los personajes?, ¿por lo entrañable de todas las escenas?, ¿porque yo también soy de un pequeño pueblo cercano al mar? o ¿será porque LG Berlanga es un maestro?

Me importa un bledo por lo que sea, el caso es que, para mí, esta es una de las películas que más me ha hecho sentir en toda mi vida y, por ello, no me queda más remedio que valorarla al máximo.

¡Muchísimas gracias Berlanga!
Trofnom
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27 de octubre de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado 13 de noviembre, el cine español vistió de nuevo su traje negro, había fallecido Luis García Berlanga, sin duda uno de los mejores directores del cine español de todos los tiempos. Afortunadamente nos ha dejado grandes obras, muchas de ellas muy conocidas como “Bienvenido Mr Marshall, 1952” o “El Verdugo, 1963”, otras no han sido tan célebres pero se han dado a conocer, al igual que algunos grandes artistas, al cabo de mucho tiempo, como es el caso de “Plácido, 1961” que se ha hecho muy popular gracias a Alex de la Iglesia. Nosotros, humildemente, y sin el poder mediático que puede tener éste director, también hemos querido brindar un pequeño homenaje a Berlanga trayendo a esta sección una de sus mejores películas y, por qué no, una de las mejores cintas del cine español.
El film se estrenó en 1956, el régimen franquista censuraba de una forma absurda todo lo que se salía de su estrecho filtro, por eso sorprende que esta cinta saliese adelante con la profunda crítica religioso-política que lleva implícita. Esto solo se podría explicar por la sutileza con la que Berlanga ocultó a la perfección esta sátira y la disfrazó de tal forma que pasara inadvertida a los censores de la época, consiguiendo incluso momentos entrañables con personajes avariciosos, tramposos o embusteros que, como el cura, llegan a caer bien, aun habiendo quitado la esperanza al pueblo. Después de lo que le había costado al joven Manuel Alexandre pintar esas letras en la barca…
La trama está basada en las aventuras de un físico que se fuga a este lugar remoto del planeta al darse cuenta de que los inventos por los que tanto había luchado serán utilizados como elementos de destrucción. No tardará en hacerse con el cariño de todos sus nuevos vecinos, quienes le aceptarán y defenderán hasta el final. Al fin podrá llevar a cabo sus inventos para cometidos más agradables.
Como datos negativos hay que resaltar el pésimo doblaje, no sólo han doblado a los actores extranjeros, sino también a los nacionales y un pésimo montaje de sonido que ayudó a que esta película quedara infravalorada. Una cosa es segura, si esta cinta, tal y como está, respetando plano por plano, palabra por palabra, llevase el nombre de un director de fama internacional (Frank Capra, por poner un ejemplo) ahora mismo estaríamos hablando de una de las películas mejor valoradas del cine mundial.
Peaky Boy
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10 de mayo de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berlanga utiliza en Calabuch, uno de sus primeros trabajos en solitario, las maneras que han de encumbrarle posteriormente en trabajos como El verdugo: un estupendo ritmo, una aguda crítica social y moral, y un humor al alcance de todos, caricaturizando los personajes a su antojo para mostrarnos su lado más cómico, sin alejarlos del drama que los rodea.

El personaje, a través del cuál nos cuenta esta historia medio fantástica, medio utópica, llega a un pequeño pueblecito marinero mediterráneo huyendo de la desenfrenada vida en la moderna civilización y del belicismo nuclear que rodea sus proyectos profesionales. Aquí encontrará valores que creía perdidos como la amistad, la confianza en el vecino, la nobleza y el respeto de la buena gente, en definitiva, junto con la paz y tranquilidad que ya de por sí ofrece la vida rural, más aún a la vera de la mar. Cierto es que quien vive rodeado de todo esto echa de menos un poco de acción, y así nos lo refleja también. Unas pequeñas vacaciones pues, que nos sirven para reflexionar sobre el voraz avance de los "tiempos modernos" que nos ha pillado a todos como un tsunami y no da tregua (a ver quién se baja de la moto ahora). Una España analfabeta y aislada del resto del mundo, en claro subdesarrollo, en la que los tentáculos del poder, como la Guardia Civil o la propia Iglesia, no llegan a imperar, sino que forman parte alzada de la rebelión cuando el pueblo lo requiere. Todo un ejercicio, como digo, de fantasía, utopía y acidez humorística, también llamada retranca, como la de Rocco.

Quiero destacar a la autoridad, ese 'peaso de guardia sivil', que me ha hecho reír a carcajadas. Y la belleza DéboraKerriana de la maestra de escuela, estrabismo incluido.

La pena de la cinta son algunos de los grotescos errores de montaje de sonido, doblaje y demás. Trompetas que suenan a destiempo etc. Pero lo más grave es lo del doblaje, no puede ser más cutre, es imposible.
SBarrettt
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