Nacer para morir

Los que ponen los títulos de las películas cambiando los originales se llevarian el oscar de la originalidad, si existiera esa clase de oscar.
No hay ninguna relación especial o significativa entre el título y el argumento de la película, o si no, que alguien me lo explique, igual soy muy torpe...
La peor película con diferencia de Jet Li. No te tomas en serio ninguno de sus fotogramas, no hay garra ni alma ni fuerza en esta historia mediocre de ladrones y de locos por armamentos nucleares.
Lo peor es la manía de incluir a raperos de protas o secundarios, por el único hecho del posible tirón en taquilla gracias a sus fans. Buena manera de hundir el cine de calidad.
Le pongo 4 estrellas por la inversión de dinero y de buenos cuerpos femeninos, y porque las he visto mucho peores... Prescindible.

No nos engañemos. "Nacer para morir" es una película flojita, con un argumento irrelevante y poco creíble, con dos protagonistas, Jet Li y DMX que apenas se dirigen la palabra, unos secundarios que restan más que otra cosa y unas secuencias que no se entienden. Alguna pelea interesante las hay, sobre todo al final, pero por el resto, poca cosa. Es cierto que al inexpresivo Jet Li no le vamos a pedir que recite Hamlet y lo que importa es que reparta castañas. Lo malo es que no da muchas. En cambio yo a DMX no lo veo tan mal como algunos plantean. Diría incluso que su historia con la hija es lo mejor de la película. Aunque a las que veo bien son a una atractiva Kelly Hu, la china malita, y a Grabrielle Union, que puede que no sea tan guapa como la otra pero al menos se marca un baile sreaptease interesante.

Como apunto en el título, el planteamiento, y sobre todo, la combinación oriental-negro, no deja de recordarte a "Hora Punta", mucho mejor que la que estamos comentando. Sin embargo si ésta se decanta por el humor a troche y moche en "Nacer para morir" no hay momentos para risas pese al desesperado esfuerzo de Anthony Anderson (éste siempre hace del mismo personaje) y Tom Arnold (éste diría que también) por provocarlas. Dicho lo cual, no deja de ser un entretenimiento aceptable sobre todo para aquellos que gusten de las películas de artes marciales, salpicadas de persecuciones y algún que otro tiroteo. No hay buenas actuaciones, ni diálogos, ni una trama consiste, ni grandes peleas, ni secuencias de acción llamativas, incluso el personaje de Jet Li casi sobra, pero si te da igual esto, se puede ver.

Coges a un negro rapero tó chulo, al chino de las hostias, a dos cómicos famosetes y dos buenorras y haces una película pensando que nada puede salir mal. Y resulta: Que el rapero,por mucho que te guste el rap te la suda porque no canta, el chino, de tantas hostias que ves, te harta, los dos cómicos no tienen ni puñetera gracia y las dos tías, bueno, están buenas, eso sí. Y todo porque el guión y el director son una verdadera m mayúscula. Me parece una verdadera pena que se gaste dinero en esto.

Las películas de acción tienen una cosa muy buena: que las exigencias son mínimas. Esto quiere decir que no se les piden grandes interpretaciones ni grandes guiones, ni realismo psicológico, ni una dirección brillante para que se consideren pasables. En realidad, se espera de ellas que los actores den las patadas que tienen que dar y las escenas de acción sean potentes; del resto se puede prescindir a poco que mantenga cierta coherencia, cierto encanto, cierta simpatía y, desde luego, su necesaria dosis de carisma.

A «Nacer para morir» le falta casi de todo, así que no llega al mínimo. Jet Li no es precisamente un luchador que encandile y a mi sus golpes no me despiertan mucho interés. Será que no distingo la ficción de la realidad, y de ahí que no sepa cuán sincero es al dar el salto y hacer la contorsión. Sigo esperando que las peleas se hagan con menos disparates y más concisión. El talento no requiere de escapismos, sino de la claridad de quien domina la lucha. Para colmo de males, su personaje del agente Su es una completa tomadura de pelo, siempre con la mano metida en el bolsillo. De entre todo el reparto, me quedo con Mark Dacascos, quien demuestra en un par de movimientos que es todo un profesional y encima es el más guapo.

Sin embargo, lo que quisiera resaltar de la película es la escena inicial del robo y la táctica de despiste que utilizan con el guardia de seguridad homosexual, escena que me ha dejado muy impactada. Vamos a ver. Presenciar la pluma fingida de Anthony Anderson y el otro sonriendo encantado de la vida es, a parte de inverosímil y falso, patético. Lo que habría que haber hecho es una secuencia homoerótica en condiciones, con dos guaperas flirteando con disimulo y a media voz, sin aceitosa parodia y sin un tipo de tan escasísimo atractivo como el simpático de Anderson. Evidentemente, de haber sido así, la película hubiera merecido la calificación, no sólo para mayores de dieciocho años, sino de X y con dos rombos. Algo incendiario, completamente vicioso (en el mejor sentido de la palabra) y erótico, demasiado fuerte, quizá, para una «Nacer para morir» de bajo interés.

Tras un título completamente absurdo tanto en su versión original como en la traducción, lo único que tenemos es una película de acción estándar para puro lucimiento de Jet Li y sus artes marciales.
El asiático comparte protagonismo con un grupo de ladrones, que tienen como antagonistas a otro especialista en repartir “sagradas formas”, como es Mark Dacascos.
Con tanta gente, una duración escasa, y una trama de robos, con secuestro de niña incluido, e incluso escenas de humor, no queda demasiado tiempo para que las secuencias de peleas lleguen a satisfacer. Son bastante buenas, pero breves y escasas.
Al ser una producción de estas características, el argumento importa poco. Aquí solo hay entretenimiento y sucesiones de escenas de acción, no excesivamente espectaculares pero sí suficientemente divertidas y bien hechas.
Como digo, también queda hueco para el humor, y la verdad es que no solo no es malo, sino que sorprendentemente me ha hecho reír. Tiene su punto de gracia el personaje de Tom Arnold y la parte del vigilante de seguridad gay.
Las coreografías de lucha están muy bien. Como he dicho antes me han sabido a poco porque duran lo justo, pero ver el enfrentamiento entre Li y Dacascos es un lujo.
Con todo lo dicho, queda claro que me ha gustado, pero tampoco es la película de acción de la historia.
Está bastante mejor que las otras del director (las que nombran al final, “Herida abierta” y “Romeo debe morir” eran bastante malas), que tampoco es decir mucho. Pero no deja de ser una de acción del montón, que es bastante fácil de olvidar.
A la que es más difícil de olvidar es a Gabrielle Union, ¡ay, madre!