Los falsificadores

De producción austríaca, Stefan Ruzowitzky, y basada en hechos reales, el film se inicia después de la guerra y vemos a Salomon Sorowitsch (Karl Markovics) en Argentina, llevando un tren de vida algo más que elevado. Tras los minutos iniciales, el film da un salto (en un flashback donde se utiliza la música de un tango como raccord) a 1936 en Alemania momento en que Sorowitsch es detenido por ser un conocido falsificador.
El director dedica unos diez minutos para ver el periplo de Sorowitsch intentando mantenerse con vida, hasta que es llevado a un campo de concentración con mayores comodidades de la que estaba acostumbrado. Allí se reencontrará con el policía que le detuvo y que le ha llevado allí para servirse de sus habilidades como falsificador, junto con impresores, banqueros, etc, para conseguir falsificar libras esterlinas y dólares a gran escala (hecho real conocido como “Operación Bernhard”). El director se vale de cierto suspense, y del dilema moral que supone por un lado estar en un campo de concentración pero con ciertas comodidades, mientras al otro lado de la valla otros estan siendo sistemáticamente exterminados. El director coloca una valla de madera para que no veamos en ningún momento lo que pasa al otro lado, aunque en determinados momentos podemos escuchar disparos, gritos, golpes, e incluso alguna bala atravesando la valla, situando a los protagonistas en la parte amable pero sin dejar de ser nunca conscientes que al otro lado las cosas siguen igual.
Al mismo tiempo, el grupo de falsificadores, son conscientes que si tienen éxito podrían inclinar la balanza del lado alemán, pero sin no lo tienen, les matarán. En sí, el director no lima en absoluto la brutalidad de los alemanes, presentándose con un bloque homogéneo de maldad. De hecho es un film que nos habla de supervivientes, o de cómo sobrevivir, el personaje principal, Sorowitsch, es presentado como un tipo amoral, dispuesto a lo que sea por dinero, y posteriormente simplemente dispuesto a todo por sobrevivir. Por ello no se plantea ningún dilema a la hora de prestarse a falsificar. Aunque el director lima ciertas asperezas que podamos sentir hacia la ambiguedad del personaje (de vez en cuando se descuelga con algún gesto hacia algún compañero).
De todas formas el personaje más amoral es el del oficial alemán, quien pasa de policía a militar comprometido con la causa, aunque en realidad sólo busca su própio beneficio. El film avanza gracias sobretodo al recurso a cierta intriga, y al excelente trabajo con los personajes (en especial el triángulo entre el oficial alemán Herzog, la postura idealista de Burger y entre ellos Sorowitsch que intenta equilibrar ambas posturas) que hace que el film acabe funcionando correctamente, sin estridencias ni artificios innecesarios (más allá de la intriga introducida por el director), pese a ser un film pequeño.

Interesante filme, que aborda uno de los episodios menos conocidos de un tema ya tan tratado en el cine como es el exterminio judio durante la II Guerra Mundial: el de un grupo de prisioneros de un campo de concentración que trabajó para los nazis falsificando dinero aliado. La película plantea el dilema de si es lícito colaborar con quien está exterminando a tu propio pueblo para mantener unos privilegios que te permitan sobrevivir al holocausto que te rodea, mirando hacia otro lado mientras intentas mantenerte con vida, aún sabiendo que tu labor está haciendo más fuerte al enemigo. Valor frente a instinto de supervivencia, rebelión frente a sumisión, ambos planteamientos se nos presentan como comprensibles en una situación límite, ante la que es fácil juzgar desde la comodidad de una butaca de cine.

Precisamente intentando ser objetivo, el director y guionista nos presenta la cuestión con un distanciamiento que, a la larga, afecta al resultado final desfavorablemente, consiguiendo que no nos impliquemos en lo que se nos narra de forma tan fría y desapasionada. Y es que, aunque sea de agradecer que no se nos pretenda convencer con descaradas artimañas sensibleras (qué se yo, mediante una niña con un vestido rojo en una película en blanco y negro, por poner un ejemplo), la gelidez que desprende esta cinta logra que nos desvinculemos y asistamos impasibles a unos hechos que deberían conmovernos e impactarnos.

Pese a todo, es recomendable.

Película austriaca perteneciente al "subgénero" campo de concentración nazi. Cuenta la historia basada en un hecho real de un grupo de judíos obligados a falsificar billetes en gran cantidad de los principales países enemigos (Reino Unido y Estados Unidos) con el fin de hundir, o por lo menos dañar, sus economías.
Una película correcta de un tema un tanto sobre explotado pero que, al contar un suceso histórico de la guerra poco conocido (tomándose las inevitables licencias, claro), resulta bastante interesante.
No vemos en la película muchas escenas "duras" como suelen verse en las de este tema, ya que los protagonistas, el grupo de judíos falsificadores, viven en mejores condiciones que los otros prisioneros y casi toda la película se desarrolla el recinto exclusivo para ellos, pero el argumento se sigue con interés hasta el final.
No es una película para darle el Oscar a la mejor película extranjera, pero películas peores se lo han llevado en esa farsa del cine americano que son los Oscar....

Muy buena película. Interesante historia. Muy bien interpretada. Aun mostrando la crueldad del momento, peca, como muchas películas de esta temática últimamente, de ambientar los campos de concentración de un modo demasiado..."dulcificado", bastante alejada de lo que conocemos de la época. Echo de menos la crudeza, suciedad, el trato, la suciedad, los sudores, la palidez...que verdaderamente ocurrieron.

Correcta y entretenida, aunque como la mayoría de la gente pienso que le falta esencia, carisma y brío en un tema que aunque novedoso, no deja de ser el del machacadísimo holocausto judío.
Me entretuvo pero no me divirtió, me pareció una historia interesante pero no me importó en demasía la suerte de los personajes, que quizá, apartando a un lado el papel de Karl Markovics que me fue convincente, me parecieron en su mayoría bucles de otros ya vistos antes, unos con harapos y otros con cazadoras de cuero, esa era la mayor diferencia.
Por lo demás aunque me parece una película sin espectaculares momentos, la historia se deja llevar y aunque los saltos en el tiempo (Pues un día están en una cosa y la imagen siguiente ya pasaron tres meses, y sin explicarlo), puede que me desconcertaran un poco, debo admitir que no me levanté ni una sola vez mientras esta no acabó, ni siquiera para ir al baño.