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Margin Call

Drama Crónica de la vida de ocho trabajadores de un poderoso banco de inversión durante las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Cuando Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista principiante, revela datos que podrían conducir la empresa a la ruina, se desencadena una catarata de decisiones tanto morales como financieras que producen un terremoto en la vida de los implicados en el inminente desastre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 119
Críticas ordenadas por utilidad
22 de octubre de 2011
197 de 209 usuarios han encontrado esta crítica útil
Margin Call, que además es la ópera prima de un prometedor J.C Chandor, es una estupenda película que se parece bastante a la gran película de David Mamet, aunque ésta la supera en todos los niveles. Una especie de hermana pequeña, sería.

Destacan el reparto y el guión y quizás la gran pega sea la bajada del ritmo en el tramo final. Cierto, no es el paradigma de la tensión. De hecho el río tras la parte media vuelve mansamente a su cauce ante el estupor del espectador, que se preguntará cuándo demonios le va a dar un ataque de heroísmo americano a alguno de los personajes. Porque eso es lo que pasa en las películas, ¿no? Que suena la musiquilla y tal...

Pues ahí precisamente está lo que me ha fascinado de esta película. Más que llamarlo atmósfera, lo llamaría sensación. Ese algo que está permanentemente flotando en la historia y que hace que no se te quite de la cabeza que si tan sólo uno de ellos levantase la voz, si tan sólo uno de ellos dijera que NO está dispuesto, si tan sólo uno de ellos tirase de la manta en vez de coger su parte por cerrar el pico... (sigue en el spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Herr Jasper
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22 de octubre de 2011
128 de 150 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer entender al espectador la jerarquía de personajes en una película es generalmente una labor difícil que suele costar metraje y, muchas veces, naturalidad en los diálogos. Por ejemplo, en Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto, para que sepamos que Andy García es el puto amo, se necesitaron no sólo minutos y minutos de diálogo explicando cuán gran tipo era, sino que incluso hubo que crear personajes exclusivamente para esa función, es decir, personajes de una línea de diálogo: “Jimmy… el gran Jimmy el Santo”. Evidentemente la cara de pazguato y las hombreras tipo David Byrne del feo de Andy complicaron las cosas.
La ventaja de partida de las películas que transcurren en oficinas es que esto no se necesita forzar ni una vez para mostrar la posición de los personajes: está el que se levanta a por un café y está al que se lo trae la secretaria. Y en el simple saludo al ascensorista se puede distinguir al inocente del cabrón.

Otro aspecto a favor de las películas de oficinas es la fotografía, porque el encuadre se pone al servicio de la escena, ya que hay poco margen para virguerías, regresándose así otra vez a la naturalidad, gran cualidad, ¡y muy apreciada! tal vez porque es de las pocas cosas que actualmente no se pueden aprender ni comprar. La película que nos ocupa, transcurre sobre todo de noche, y con las lucecitas de la ciudad, tras una cristalera, basta.

Los diálogos son el gran escollo de muchos guiones. Numerosas películas de época, de raperos, de juicios, de médicos, de ciencia ficción, etc., han caído en el mayor de los ridículos por no alcanzar el mínimo de naturalidad exigido. Piensen en esas películas españolas tipo Juana la Loca y me darán la razón. O en alguna de ciencia ficción con Wesley Snipes de prota. En las pelis de oficinas, los diálogos surgen espontáneamente y casi siempre quedan bien, ya saben por qué.

En cuanto a los actores, tres cuartos de lo mismo. Basta con tener tablas. Y de eso, Spacey, Irons, Demi o el mentalista van sobrados.
Y es más que evidente lo sencillo y agradecido que resulta el trabajo de vestuario, por no hablar de la casi total ausencia de efectos especiales y escenas de acción.
En total, que hacer pelis de oficinas está chupao y sale muy rentable (artísticamente al menos) ¿o acaso conocen alguna película realmente desastrosa del género? Todo el mundo conoce perfectamente el tejemaneje de los despachos, incluida la gente de la farándula. Y es que hasta los más bohemios directores de cine trabajan parte del año en oficinas. Así que, es pan comido. La única dificultad de este mini género estriba un poco en elegir una buena música y un mucho en crear una trama con ritmo. ¿Se consigue en Margin Call? Yo creo que sí, al menos en estos tiempos de crisis que vivimos.
¿Y el mensaje de la peli? Pues no sé si tendrá mensaje, pero yo he llegado a una profunda reflexión retórica:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sines Crúpulos
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13 de octubre de 2011
71 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son tiempos duros y desesperados. La crisis financiera en la que nos encontramos actualmente inmersos es como un mar de desesperanzas e indecisión, que amenaza con arrastrarnos hasta sus más profundas y frías profundidades. Nos ahogamos. Europa se ahoga. Y esto es, pura y simplemente, un hecho. Y como todas las situaciones tiene un origen.

"Margin Call", cuya traducción sería "Margen de Riesgo", es un fascinante, desgarrador y asfixiante thriller que nos devuelve al 2008 en los rascacielos de Wall Street, 24 horas antes de que comenzara el colapso financiero que hizo temblar los mercados mundiales. En esta ficticia crónica, J.C. Chandor nos arrastra con un gran pulso y una inmejorable atmósfera hasta un territorio desconocido y vedado a los simples mortales: el corazón de un gigante financiero de Wall Street, donde la ética y la moral se rinden ante el egoísmo y la avaricia de los tiburones financieros.

Narrada como relato coral de ocho personajes muy diferentes entre si, apoyada en un sólido guion y un reparto extraordinario, esta película es es el emocionante y crudo retrato de las horas desesperadas que viven unos lobos que se descubren asustados e indefensos en la noche más larga y oscura de sus vidas, en las que están al borde de un precipicio que ellos mismos han urdido. Tienen dos opciones y unas pocas horas para decidirse: Hundirse o sobrevivir. Pero el sacrificio será de proporciones inimaginables... Estos banqueros, agentes de Bolsa y analistas serán esa noche del 2008 los únicos testigos del fin de una era.

Lo mejor de "Margin Call" es que retrata a los banqueros y agentes de bolsa no como tiburones cínicos y especuladores sino como figuras impotentes y ligeramente trágicas, seres con alma, cercanos y creíbles. Esta película es sin duda una crítica dura al sistema capitalista, donde el dinero es un juguete y solo sobrevive el más fuerte, el que está dispuesto a engañar, traicionar, mentir y actuar contra toda ética y moral, caiga quien caiga.

El único pero que le encuentro a la película de J.C. Chandor es que da vueltas muchas veces sobre el mismo eje, subrayando las mismas ideas en demasía. Por el contrario el vertiginoso ritmo del film compensa con creces esos momentos repetitivos del metraje. Además roza lo trágico sin llegar a histrionismos melodramáticos, lo que se agradece.
Meroe
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1 de noviembre de 2011
59 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la historia que nos cuenta este filme, sus personajes principales son profesionales financieros, de los que visten modélicamente y son peritos en el “dar gato por liebre”, "yuppies" que ganan sueldos elevados por “comprar y vender humo”, por mentir como ladrones de cuello blanco, tipos que han hecho del servicio a los dioses “Mammon y Mentira” su diaconado existencial. Entre ellos hay niveles y jerarquías, desde el que llega al edificio en helicóptero porque es el mandamás de la torre de cristal, hasta el simple empleado doctor en física o ingeniería que ha preferido trabajar ahí haciendo de contable de números o revisor de estadísticas, atraído por los altos sueldos que ofrecen estas empresas “vendehúmos” a quienes ingresan y sirven a su negocio “sectario-mammónico”.

Uno de estos empleados que trabaja frente a una pantalla de ordenador mirando números, una noche que se queda a trabajar más horas de la cuenta descubre que el gran negocio de la “Mentira y compra-venta de mentiras” a los que se dedica su empresa sin freno de ningún tipo, ha superado todos los límites de sobrevivencia y está a punto de reventar. Cuando informa a su inmediato jefe y éste al que tiene por encima y así hasta llegar la alarma al dueño y Sumo Sacerdote del tinglado estafador, observamos atónitos algo que el guionista y director de este filme, J.C. Chandor, describe a propósito con enorme fidelidad a la realidad: esto es, que los desalmados financieros, exitosos expertos del negocio de estafar a lo grande, cuando de repente rompen su gran saco de tanto llenarlo, se sorprenden como si no supieran la pura y obvia lógica conocida del universo, donde no hay cosa que crezca ilimitadamente sin su correspondiente reventón.

Es decir, es como si los que trabajan en una fábrica de armas, cuando estalla un conflicto bélico en un país donde son vendidas sus piezas, se sorprendieran repentinamente de que la gente esté muriendo en esa guerra con las armas que ellos han fabricado. De igual manera, los más representativos responsables del desbarajuste financiero que cuenta el filme “Margin Call”, se muestran conmocionados, confusos, como si no supieran las consecuencias de los actos que llevan realizando durante años, como si su inmensa cabronada de la que viven y a la que han hecho crecer sin límite de ningún tipo, de repente fuese un acontecimiento que no esperaban. Dan ganas de reír, de un largo ¡ja, ja, ja!, por esta reacción casi de ignorancia de los responsables de la felonía, pero está creiblemente filmado por J.C. Chandor; pues esa clase de individuos viven tan enajenados en su trabajo de mentirosos al servicio de la Mentira, tan cegados en sus propios intereses “mammónicos”, que olvidan la maldad de lo que hacen, su responsabilidad ante el resto de seres humanos, ante su conciencia y ante Dios.

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Fej Delvahe
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25 de octubre de 2011
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
La larga crisis económica actual, además de llevarse por delante los medios de vida de bastantes personas, ha tenido un impacto inmediato en el mundo cinematográfico, como así lo prueba la eclosión de documentales y películas que tratan de explicar orígenes o circunstancias de la misma.

"Margin Call" no aspira a una comprensión global de los acontecimientos económicos actuales, sino que trata de ilustrar una parte de los mismos, concretamente la que concierne a los grandes bancos de inversión; aunque en ningún momento se mencionan nombres, es fácil intuir que las anónimas oficinas en las que transcurre el filme no distan mucho de las que debía emplear Lehman Brothers. La historia que se nos narra es la de una liquidación total; descubierto el agujero contable por parte de un par de "empleados rasos", el argumento se esfuerza en mostrar las distintas actitudes de jefes y ejecutivos, que rápidamente comienzan a maniobrar con el lógico pero poco ético objetivo de "nadar y guardar la ropa". Poco importa si la solución pasa por colocar todos los activos basura en el mercado, intoxicando así todo el sistema, y precipitando el colapso financiero.

El guión resulta especialmente acertado al rehuir un exceso de jerga técnica, optando por reflejar las reacciones y emociones de los personajes, que asumen roles un tanto arquetípicos, pero útiles para el progreso del argumento. Este aspecto emocional está también correctamente sugerido por los abundantes primeros planos, que se centran en los rostros y gestos de los personajes, con adecuado efecto dramático. Rodada casi en su totalidad en interiores de oficina, el realizador enfatiza la contraposición entre ese mundo cerrado, al que sólo acceden unos pocos, y el "mundo exterior", donde habita la "gente normal", ajena al drama que se prepara. Una eficaz banda sonora y unas interpretaciones de altura (es difícil igualar un reparto como éste, con Spacey, Bettany o Irons a la cabeza) redondean esta muy notable opera prima de Chandor.

Aparte de una correcta recreación del colapso de un gigante financiero, el filme plantea varios dilemas éticos a través de las actitudes de los personajes. En este sentido, el más interesante es el que interpreta Spacey, un hombre fiel a la firma durante más de treinta años, y que sabe que la solución propuesta por el mandamás (Irons) supone extender el problema al conjunto de la economía, esto es, a la "gente corriente". Continúa en spoiler sin revelar detalles.
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Quatermain80
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