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El arte de pasar de todo

Romance. Comedia George (Freddie Highmore), un adolescente inteligente pero solitario y escéptico, cambia de actitud cuando entabla amistad con la bella Sally (Emma Roberts), una joven de su clase que le gusta desde hacía tiempo y que oculta su melancolía protegiéndose detrás de su máscara de "la chica más popular del instituto". (FILMAFFINITY)
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
29 de enero de 2012
28 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me enteré de la existencia de esta cinta pensé, otro sucedáneo de la obra de Salinger, y si bien no iba mal encaminado, ya que el protagonista podría ser perfectamente Holden Caulfield, la cinta pierde el rumbo en su recta final, y acaba siendo una cinta tópica como las demás. La cinta nos cuenta como un chico de 17 años que no tiene ninguna ilusión en la vida conoce a una chica que poco a poco le irá cambiando. La cinta tiene buenos momentos, y conversaciones interesantes entre los dos chicos (ya que los secundarios, padres aparte, no es que aporten mucho a la historia).

Lo mejor de la cinta es la performance de Freddie Highmore, aquel niño visto en 'Finding Neverland', y que ahora ya mucho más crecidito muestra que las maneras que apuntaba en dicha peli eran ciertas, y que puede convertirse en un gran actor, al igual que la bellísima Emma Roberts, que desprende calidez, serenidad y sensualidad en cada peli que hace. Me gustaría saber quién es el listo que nunca se ha enamorado de una chica como la Roberts.

En definitiva, una cinta interesante y con cierto encanto, pero que podría haber dado mucho más de sí. Aún estamos esperando la cinta que haga justicia a Salinger y a Caulfield.

Lo mejor: Los chicos, sensacionales los dos.
Lo peor: Su pérdida de gancho a medida que avanza.

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Chackson5
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10 de octubre de 2011
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que visto con algo de perspectiva resulta difícil saber a quién le importa menos la situación que se ha creado, si al protagonista o a su entorno. La melancolía que inunda la pantalla desde sus escenas iniciales es tratada con total normalidad, como se la infección de la desgana ya no tuviera cura.

Esa melancolía está realmente escenificada por Highmore. En su mirada, en su vestimenta, en su peinado. Él es la melancolía en persona, y deambula por la ciudad, por el instituto como alma en pena. Solamente un punto de inflexión puede sacarle de la depresión en la que anda sumido.

Y este punto de inflexión se convierte en nexo entre los protagonistas, tan necesitados de ser salvados como de ser queridos. Son cabos sueltos en busca de una identidad perdida que expresan sus sentimientos a través de los silencios, las miradas, la complicidad. Ambos actores están realmente bien, y no será complicado verles en productos de calidad en el futuro. Su sincronización es perfecta y no necesitan decir mucho para expresarlo todo.

Realmente la historia no tiene demasiados recovecos, con un guión simple y personajes (sobre todo los secundarios) no excesivamente trabajados y pulidos. Echamos en falta tambíen una banda sonora más potente, con canciones que guiasen al espectador por el camino de las emociones que quiere transmitir.

Producto inteligente que juega con las pausas y que hay que leer entre líneas para sacarle su jugo. Sin duda algo diferente para poder destacar en la jungla que constituyen las películas teenagers que dejan mucho para la vista y poco para la imaginación.
Moody
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20 de junio de 2013
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo con la fórmula facilona de mostrarnos a un adolescente genio e incomprendido (eso al menos es lo que él se piensa) y cómo atrae a las mentes más maravillosas con loas que se va encontrando. Ya cansa. Muy repetido desde aquél chico con la cámara en "American beauty". Aquí incluso se le llega a comparar con el Holden Caulfield de Salinger (¡qué atrevimiento!). Yo solo he visto a un pedante y arrogante jovencillo que va por la vida con el papel de ya saberlo todo sobre ella y no tener ganas de nada. Un personaje plano y que no dice nada, que no transmite nada, que no aporta absolutamente nada. Tal vez su look de moderno pseudobohemio del siglo XXI nos remita al Justin Bieber de turno. O tal vez pasemos de él a las mínimas de cambio.
Yo mismo (o no)
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3 de diciembre de 2011
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El subtitulo (Homework) que se ha zampado la titulación nacional, acota más lo que realmente es esta comedia adolescente de reminiscencias Salingerianas (que mal suena esto) salvando las inmensas distancias, sobre el desconcierto vital de la entrada en la adolescencia. La verdad es que Freddie Highmore podría ser un excelente protagonista de El guardián entre el centeno.

Gavin Wiesen se inicia en el largo con un guión propio que se va desinflando a medida que pasan los minutos, pasando de una más que interesante propuesta inicial radical y valiente a dejarse llevar por los cánones de la comedia romantica al uso por mucho que intente disimularlo con un final "diferente". El pilar que sostiene todo el metraje es Freddie Highmore que pasa de ser un excelente actor infantil a una solida promesa juvenil. Posee el don de ser amado por la cámara y es capaz de arañar matices y sentimientos reales a un personaje cuyo guionista y director no ha sabido sacarlo del primer esbozo. Freddie se zampa a su partenaire (la sobrinísima Roberts) y al resto del escaso reparto.
ELZIETE
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19 de diciembre de 2011
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de terminar de ver "The art of getting by". La sensación que deja es la de aquellos pequeños proyectos que partiendo de unas ideas humildes, claras y bien definidas acerca de lo que pretenden conseguir y contar lo hacen de una manera tan transparente, limpia, fiel y llana, que el resultado es simplemente intachable.

Es la esencia en sí, el oro puro extraido de entre la morralla. Es lo que se quería contar y transmitir desde el principio, sin ningún añadido, salvo una brillante fotografía llena de colorido, enfoques, desenfoques, planos en profundidad, a la vez que un aroma a arte y a pintura que transmite a la perfección la sensación que siente un artista en su corazón cuando vislumbra esa obra de sus sueños (en este caso el protagonista observa a Sally dormida cuando por fín se da cuenta de lo que tiene que pintar), ese momento de lucidez en el que percibes cómo quieres que sea el cuadro que necesitas pintar porque no puedes tenerlo más tiempo dentro de tí, y el tipo de amor que pones en cada trazo de su cara sobre el lienzo.

Y todo esto es posible también gracias a un guión impecable, al igual que sus dos actuaciones principales.

Es cierto que está cargada de tópicos, pero, ¿acaso no vivimos en nuestras vidas diariamente una contínua sucesión de tópicos, y además vulgares y vacíos?. Aquí por lo menos tienen sentimientos implícitos en ellos.

P.D: Por cierto, dudo mucho que se pueda apreciar y captar toda la esencia de ésta película con el doblaje al Español, es preciso verla con las voces originales, al igual que la mayoría de películas.
Juanfe
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