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Visto para sentencia

Drama Un ambicioso abogado trata de convencer a su cliente para que se declare inocente del asesinato de tres personas a las que el acusado consideró culpables de la muerte de su hijo. Sin embargo, su cliente se reconoce autor de los crímenes y quiere asumir las consecuencias de su delito, lo que puede suponer un grave problema para la brillante carrera del abogado y sus ambiciones políticas.
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
3 de marzo de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia interesante y una lección de integridad.
Con actores de la talla de Alec Baldwin o Ben Kingsley, este film de abogados se basa en una historia sentimental con la que nos hará vivir la trama en cada momento.
Este director normalmente se dedica al mundo del teatro y sus film mas conocidos son: The trial, Jacknife o la carta final, entre otras y desde Visto para sentencia no ha vuelto a trabajar como director en el cine.
Quizá un poco lenta pero gusta. Guion original e interpretaciones que no decepcionan.
Lo mejor: Sus momentos emotivos.
Lo peor: Su en ocasiones lentitud.
tony86rc
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23 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco conocido film judicial que, sin ser una obra maestra merece su visión por presenciar la gran evolución del principal personaje de este drama judicial unido a unos actores que cumplen sobradamente con su papel. Aunque el actor Alec Baldwin es el principal protagonista, con una interpretación bastante ajustada y merecedora de un notable, hay que destacar siempre a Ben Kingsley, en un papel que nos recuerda una película memorable de él como fue "Casa de arena y niebla", con la cual tiene alguna conexión dramática este film de referencia.
Es de destacar, también, una vez más, el magnífico trabajo del actor Mario Gas en la versión española del doblaje de este actor Ben Kingsley.
Jose Antonio ZG
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28 de agosto de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todas las cadenas de televisión lo hacen: reservan lo más bodriesco de su filmoteca para julio y agosto, cuando se supone que nadie les presta atención y que los pocos espectadores que se sientan en sus casas a ver una película no son cinéfilos ni les importa apagar el aparato a mitad de la historia. Es así: lo más flojo, lo más aburrido, lo más trillado y lo más fallido.
No tuve la precaución de informarme previamente de cómo era "Visto para sentencia", cuyo título en español ya da pistas de lo poco esmerado del producto. ¿Qué malo tenía el título en inglés, ese que sin ningún problema podía traducirse literalmente como "La confesión"? En fin, que pagué caro ese desliz de no recabar previamente datos en las página especializadas acerca de este bodrio de verano.
Me cuestra llamarlo producto cinematográfico porque, en realidad, tiene hechuras muy fáciles de identificar con el telefilm, desde la realización a un guión que me hizo estallar en mas de una carcajada, aunque el director supongo que pretendía lo contrario. Comienza con el consabido truco de todos los telefilmes de tarde de fin de semana: una exposición rápida y ágil referidas a unas circunstancias extremas, llamativas e intrigantes. Si se cae en la trampa telefilmera de ese primer cuarto de hora, lo más seguro es que se continúe hasta el final para no desperdiciar el tiempo invertido, aunque el desarrollo de la trama se haya vuelto tedioso, lentísimo, previsible hasta más no poder en los diálogos, y camine directo desde el absurdo hasta el más patente ridículo.
¿Pudo funcionar aceptablemente bien la película en 1999? Lo dudo. Yo creo que esta cinta nació ya envejecida, como si ya hubiéramos visto unos centenares de veces, con un guión que parece surgido de la misma mano que nos ha acompañado en la misma somnolencia de tantas sobremesas de sábado y domingo, y con una factura en la producción más propia de la Cannon Group y su famoso par de propietarios judíos (ambos, consumados artífices de bodrios cada vez más deleznables y siempre puestos al servicio de su raza y religión).
La moraleja final a favor de la integridad y de la ética profesional, todo ello encarnado por el personaje que interpreta Alec Baldwin -especializado ya entonces en sumar michelines y reiterar a la menor oportunidad esos morritos apretando los labios-, resultó un alivio porque era señal inequívoca de que el pestiño se acababa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Strénliko
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1 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen film de temática judicial que explora los distintos juicios de valor entre abogado y cliente con un trasfondo donde intervienen el medio ambiente y las guerras de poder entre las élites neoyorquinas.
El peso en escena lo llevan ambos actores. Un abogado (Baldwin), ateo y con aspiraciones políticas, debe atender el caso del Sr. Fertig (Kingsley), un hombre de etnia judía; profundamente religioso y con unas convicciones muy arraigadas acerca del bien y del mal.

Pese a la gran distancia cultural y moral existente entre los dos en un primer momento, ambos comprenden que la fuerza de sus egos les impide doblegarse mutuamente.
Una vez llegados a éste punto, deciden encontrar posturas y poco a poco el primero empieza a defender la postura y el razonamiento del segundo.

Film no muy brillante aunque sí muy recomendable.
tisareus
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22 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama que trata sobre la integridad, sobre distinguir entre bien y mal y actuar en consecuencia. Un tanto moralista, poco creíble, y en ocasiones inverosímil.

Cualquiera puede entender las razones del personaje de Ben Kingsley, así como su fuerte sentido del deber y justicia. Ha hecho algo malo en una venganza justificada y quiere aceptar las consecuencias. Sin embargo ha matado a tres hombres, sabía lo que hacía. ¿También había planificado arrepentirse? Sus principios son admirables a la par que poco creíbles y, si lo piensas en profundidad, no son tan sólidos como la película muestra.

En cuanto a Alec Baldwin, es de prever que su personaje sufrirá una evolución a lo largo de la cinta y terminará redimiéndose. Muy predecible, aunque en estos films de sobremesa tampoco se puede esperar otra cosa. La subtrama con la mujer de su cliente es casi surrealista, tan solo presente para dar más impacto a su transformación. Muy prescindible.

Todo lo demás son tópicos de drama judicial.
Biopunk
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