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La religiosa

Drama Siglo XVIII. Suzanne, una chica de 16 años, es forzada por su familia a entrar en una orden religiosa, aunque ella aspiraba a vivir en "el mundo". En el convento, se enfrenta a la arbitraria autoridad de la madre superiora. Gracias a su pasión y a su fuerza resistirá el rigor de la disciplina religiosa, pero no dejará de luchar para recuperar la ansiada libertad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
25 de diciembre de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo en pantalla a la actriz Isabelle Huppert haciendo inéditamente de Madre Superiora de convento, papel que, sin embargo, no está lejos de los que ha asumido en su carrera actoral por lo que toca a la obnubilación del deseo, me viene al recuerdo el estilo cinematográfico de Michael Haneke que la dirigió más de una vez y lo que podría haber hecho el austríaco con la historia original del enciclopedista Denis Diderot. Porque el principal problema de “La religiosa” es su apego a la letra que se suma a un convencional tratamiento narrativo y al irregular tono actoral de sus personajes secundarios, a excepción, por supuesto, de la Huppert. En el caso del personaje principal interpretado por Pauline Etienne, si bien registra la intensidad requerida, se advierte una indefinición entre el perfil de la monja de clausura sin vocación, Sophie Scholl y Juana de Arco, sensación alimentada por una fotografía de contrastes entre la turbidez macilenta o la ocre oscuridad de los ambientes mundanos y la luminosidad de los conventos, incluso en un mismo plano, lo que le da, no obstante, un tono irónicamente logrado al conjunto.
Por otro lado, hay otro contraste destacable que ocurre en la historia misma entre el sucesivo retrato de poder femenino representado por la institución de las Madres Superioras, más enfocado al debate moderno, y el de la vida común que registra los muy conservadores valores de la época que es el mundo al cual la protagonista, paradójicamente, quiere regresar; todo lo cual merecía una visión mucho más audaz y desatada que el que nos ofrece la película. Sin embargo, se la puede seguir con interés.
GUSTAVO
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29 de noviembre de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Didier Diderot escribió en el siglo XVIII La religiosa, inspirándose en personajes reales para realizar la novela. Simonin está basado en Marguerite Delamarre, una joven que fue enviada a un convento a la edad de tres años. Tras muchos intentos desesperados de abandonar esa vida, y a pesar de recurrir a todas las instancias civiles y eclesiásticas, murió sin conocer la libertad. Este caso afectó profundamente al escritor, ya que fue el marqués de Croismare, amigo suyo, el que estuvo ayudando a la monja. La novela está narrada en primera persona y cuenta el calvario que vivió Suzanne Simonin en los distintos monasterios en los que estuvo recluida. Diderot no llegó a ver la obra publicada, que causó mucha controversia, al morir casi diez años antes de su salida comercial. En 1966, Jacques Rivette llevó al cine la historia con la cara más visible de la Nouvelle Vague, Anna Karina, como protagonista. El film compitió por la Palma de Oro en Cannes ese año pero no consiguió ningún premio.

Contada a modo de flashblack, la película comienza con un diálogo entre el Marqués de Croismare, barón de Lasson, y su hijo Nicolás, que acaba de volver de viaje. Tras unas escenas, donde se muestra la salud debilitada del padre, Nicolás descubre un manuscrito llamado “MEMORIAS DE SUZANNE SIMONIN”. Intrigado, se pone a leerlo dando paso al comienzo de la historia. La joven Suzanne vive aparentemente en una familia acomodada, que se mueve en círculos aristocráticos. Siendo la menor de las hermanas, vive obedeciendo a todos lo miembros y haciendo lo que le piden, pero no puede frenar lo que otros sienten por ella. Y es que un joven se ha enamorado de Suzanne, haciendo que una de sus hermanas se encierre en su cuarto llena de tristeza. Tras una charla con su madre, Simonin confiesa que no tiene ningún interés en él y que su único amor es Jesús. Como relata la Voz en off que nos acompaña durante todo el viaje, y que pertenece a la protagonista, este diálogo pudo suponer la “nota equivocada que selló mi destino”; pues cayó en su propia trampa al afirmar ser devota de Dios. Llevada a un monasterio del mismo modo que un niño hoy es llevado a un internado, tiene la esperanza que la saquen de allí una vez que sus hermanas se hayan casado. Lamentablemente esto solo supondrá el inicio de una pesadilla que tuvo que vivir. A pesar de que la Madre Superiora inicial la cuida y la hace ver el lado bueno de la vida monacal; la muerte de esta y la entrada en escena de la nueva jefa, será la que convierta un tranquilo convento en un infierno. En ese momento es cuando Suzanne decide rechazar los votos y vivir en una cárcel mientras sus “hermanas” la castigan y maltratan psicológicamente a la espera que desde Roma acepten su liberación.

La religiosa se sitúa entre el debate moderno y el retrato de la sociedad del siglo XVIII. Trata temas actuales y que tenemos muy cerca por acontecimientos recientes. Este es el caso del fanatismo religioso, la homosexualidad y el intento de abusos sexuales, que salpican directamente a las altas esferas representadas en este caso por las tres Madres Superiores que encontramos en la película. Así pues, Suzanne es un mero instrumento para reflexionar y denunciar el papel de la mujer de la época, la escasa independencia que gozan, el castigo por culpa de otros, el funcionamiento de la Iglesia como empresa o el inmovilismo de la sociedad. La protagonista es el reflejo de la Juana de Arco interpretada maravillosamente por Renée Jeanne Falconetti, la cual se mostraba fiel ante Dios aunque los propios siervos de él la torturaran por brujería. A Simonin, no la perdonan que haya pedido cancelar sus votos porque no puede vivir lejos de la vida mundana. Pero, ¿son todos así? No, esta película demuestra que su crítica no va hacia la religión en general, pues como se muestra muchas veces, tienen gente de bien dentro de la Iglesia y que no merecen ser metidos en el mismo saco que los otros. Es una denuncia hacia el fanatismo, que se aprovecha de los más débiles para lavarles la cabeza.

Guillaume Nicloux propone un estilo frío, lento y tan macabro que nos hace preguntarnos qué habría pasado si esta historia la hubiera rodado una mente tan perversa como la de Michael Haneke. La morosidad del relato se puede ver como un acercamiento hacia la vida tranquila y silenciosa que tienen las monjas. Pero lamentablemente esto hace que acabe en el aburrimiento en muchas partes de la trama. Una narración demasiado lineal y que abusa de los cortes bruscos y los planos contra planos. El interés de la misma viene sostenido, sin ninguna duda, por la magnífica actuación de Pauline Etienne, que debutaba con este título aunque en España ya la vimos anteriormente en Edén. Es un personaje contenido -nunca explota del todo aunque sí pierde un poco los nervios en más de una ocasión-, y donde de verdad tiene su lucha es en su interior. Acepta los castigos pero se mantiene fiel a sus ideales. Es un alma inquebrantable cuyo único pecado es el de haber sido una hija nacida de una aventura amorosa de su madre con un desconocido. Así, al igual que Jesus, Suzanne es una heroína cuya fuerza radica en su sufrimiento.

Tampoco debemos olvidarnos de Isabelle Huppert, que toma el papel de la tercera Madre Superiora, y que aparece casi en el último tramo de la película. Hace difícil no pensar en el personaje que representaba en La pianista, de Haneke. Al igual que allí, Isabelle es una depravada que se llega a enamorar perdidamente de Suzanne y con la que tiene más de un forcejeo para acercarse carnalmente. El duelo interpretativo llega a ser lo más destacable aunque no se acerca al mismo nivel de dramatismo que las partes de las humillaciones.

Así pues, La religiosa es una obra tan interesante como irregular pero que sirve para poner a descubierto una historia que pueden no conocer los mas jóvenes.

http://www.cineautorweb.com/2015/11/27/la-religiosa/
cinedeautor
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8 de octubre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama de época ambientado en el Siglo XVIII que se desarrolla entre los años de 1763 a 1765, se centra en Suzanne (Pauline Etienne) una chica de 16 años que es obligada por su familia a asistir durante un tiempo a un convento, sin embargo, por problemas de su misma familia deberá quedarse en este lugar y más aún, iniciará un periplo en varios conventos donde sufre humillaciones y violencia.

La religieuse es un film que desilusiona en demasía, la verdad es bastante soporífero, basada en una novela de Didier Diderot que nunca logra transmitir en su guion algún momento de impacto e incluso alguna empatía aunque sea mínima por la protagonista, es un trabajo muy plano.

Puntos a destacar la ambientación, bastante acorde, aunque no hay un apropiamiento máximo de la época en que se basa, la dirección de arte es bastante buena, lo mismo que el elenco, pero donde sobresale Etienne que es la que lleva el peso de la obra y a la única que realmente se le saca el provecho. De ahí en más, nada.
10P24H
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7 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película previsiblemente angustiosa. Correctamente narrada en sus primeros dos tercios, siendo sin embargo una mera exposición del horror, acaso falto de una mayor sutileza, a la vez que una descarada exposición de las virtudes de la desgraciada monja/reclusa Suzanne, un tanto desproporcionada aunque eficaz, puesto que por un lado efectivamente agrava el drama y la angustia del espectador, y del otro, le da un ligero carácter de heroína a la protagonista para perfilar ya en el tramo final el verdadero propósito de la película: recordarnos que solo los valientes que se enfrentan al statu quo consiguen que la sociedad avance para ser más libre y justa. Es pues ésta la historia de una revolucionaria, lo que permite a la película alcanzar ciertas cotas - muy limitadas hay que decir - de atemporalidad, en el tema y en la composición del personaje principal.

Así pues, esto no es una muestra de los horrores de tiempos pasados, de las injusticias provocadas por el fanatismo religioso, del sometimiento de la mujer. El pasado fue un tiempo oscuro visto desde nuestro tiempo. Eso no tiene entidad temática, lo trascendente se halla en la revolución, en los valientes que la ejercen, para sufrir lo indecible en el cometido, pero para conducirnos de la oscuridad a la luz.

Lamentablemente, la película carece de audacia en muchos sentidos para ofrecer un retrato verdaderamente profundo de la psicología de los personajes y de sus convicciones antagónicas, y pierde considerablemente el camino en el tercio final, con un cambio de registro en el que Isabelle Huppert toma las riendas de la historia para desdibujarla en su tono, hasta conducirla casi a la parodia. Le falta unidad al paquete, que mezcla una película de voluntad íntima - sin demasiado acierto por lo superficial del tratamiento general - con otra de tinte casi cómico que más bien podría titularse "Las aventuras y desventuras de la joven monja Suzanne", quien cae de la sartén al fuego.

Solo cuando se nos aparece la revolucionaria, lo cual se nos hace evidente de la mano de un pobre capellán de similar desgracia a la de nuestra heroína, la película logra arrancar algo de emoción y de empatía con el espectador, y apartarse de la anécdota, de la sucesión episódica sin rumbo definido.

Como comentario final e intrascendente a juego con la película: a destacar la bellísima Louise Bourgoin, en el papel de malvadísima madre superiora. La monja más guapa que este usuario a visto. ¡Lástima que no cambiara papeles con Isabelle Huppert!
Uma
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8 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demoledora historia que aunque no asombra impresiona por su crudeza y agónica realidad.
Criada en la indiferencia por culpa de una relación impía y vergonzante, Suzanne se ve abocada a elegir una vida que le vendrá demasiado grande ya que el mundo que ella imagina no está dentro de un convento.
Película lineal, sosa y poco sorprendente desde la narrativa pero muy bien interpretada por la protagonista que sabe transmitir esa insolencia llena de castidad, dolor e ingenuidad.
No obstante lo previsible de la trama, sobretodo en la primera parte de la cinta, la película llega a no defraudar del todo una vez la muchacha cambia de convento.

Es bastante paradójico que adorar a un Dios desde el fanatismo haya implicado e implique en la actualidad y en cualquiera de sus vertientes religiosas, tanta desdicha y crueldad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
maribicho
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